Era un quirófano, estaba pulcro de limpieza.

Enfermeras, muchas enfermeras y doctores estaban alrededor, y también en la parte de arriba, donde solían haber personas para admirar las cirugías estaba llena.

Un pelirrubio estaba recostado en la camilla, muy nervioso viendo a tanta multitud, y avergonzado por lo que estaban por hacerle. Volteó hacia su doctora y la miró con suplica por que estos se fueran, pero ella solo le miró con un "Lo siento, no puedo." A él y esté recostó su cabeza firmemente, para pasar a cerrar los ojos, mientras le colocaban el anestésico inhalado.

El sueño comenzó a embargarlo, voces lejanas solo alcanzaba a escuchar.

" Entonces, comencemos… Aquí, nuestro voluntario, el Dr. John Watson, ha decidido ayudarnos con este experimento, esto podría revolucionar al planeta. Él estuvo sometido a algunas pruebas durante estos meses, y como dio positivo a todo, entonces procedemos ahora a implantarle…"

Y entonces el sueño lo invadió.


Unas horas después despertaba en la habitación del hospital, sentía un tremendo dolor un poco debajo del ombligo, y levantó la cobija, haciendo después a un lado la bata, tenía una herida, cocida en puntos, seguro, pues estaba cubierta con gasas y una venda. Él sentía tener ya "eso" dentro de sí, por lo cual se pasó la mano por encima, lo cual le hizo un dolor estrepitosamente fuerte.

– Será mejor que no lo toque aún, Dr. Watson. Pasará por algunos cambios estos días, la recuperación estará lista en máximo un mes.

– ¿Pero si no encuentro… quien? Es que, yo no…

– Mire Dr. Watson, usted y yo, sabemos quién estará dispuesto a ser el "donador" para el experimento, y usted quiere mucho esto no?

– Sí, pero…

– Mire, si usted pasa esta última prueba, todos revolucionaremos el mundo de la medicina, y también, alcanzaremos el nivel máximo de transformaciones o implantes. ¿Se imagina a las pobres mujeres que no pueden tener hijos, si les implantamos la "Le matrice"?, o a las parejas Homosexuales, si quieren contraer un hijo, producto de su amor!, Eso es innovación mi querido doctor!

– Está bien, pero por favor, no mencione lo último, no quiero sentirme más incomodo… yo no soy…

– Si, si claro… -Está comentó riendo. – Por cierto, No puede salir del hospital hasta que se recupere completamente.

– ¿¡Que!, pero no le comenté nada a nadie!

– Mycroft Holmes, dijo que mantendría ocupado al Sr. Holmes…


En otra parte de Londres, se encontraba un Sherlock, por demás preocupado y desesperado, Ya llevaba semanas viendo a John bastante despistado, algo distante y ya no frecuentaba en esos días ir a Baker Street. Eso lo tenía loco, No podía estar mucho tiempo lejos de John, No ahora que se habían reencontrado después de Reichenbach Fall.

¿Qué tal que John ya no lo quería?, ¿Ya no lo quería escuchar?, ¿Ya se había conseguido a alguien más…? Una novia, más bonita. Más inteligente, más… con más sentimientos…

Nadie era más guapo, encantador e inteligente que Sherlock Holmes… ¿Pero en cuanto a sentimientos?, ¿Era necesario?, John sabía perfectamente cuanto lo quería y cuanto lo necesitaba… ¿Aún así era necesario decírselo?... Esto le causo un nudo en el estomago, o tal vez mariposas, no supo bien, no conocía ese sentimiento. Pero por John, él lo haría. Se lo diría.

Entonces un hermano muy "querido" suyo, entro cómodamente por la puerta, dejando su paraguas del lado del sofá de John, él que solía usar.

– ¿A qué has venido Mycroft? – Dijo con pesadez.

– A hablar, ¿Qué no es obvio?

– No necesito hablar, ni pienso hacerlo, estoy muy ocupado.

– ¿En serio?, ¿En qué?

– Yo… Lestrade me pidió mi ayuda, solo estoy esperando a que John regrese para…

– No vendrá. – Lo interrumpió, a lo que hizo que Sherlock lo volteará a ver de una forma, asustada. – No me malinterpretes.

– ¿Cómo que no te malinterprete!, Habla ya Mycroft!.

– A John lo han puesto a investigar.. unos casos en el hospital, así que se quedará allí, más o menos un mes.

– ¡¿Qué!, porque tanto…

– Vamos Sherlock, él también tiene sus asuntos. Pero te advierto, o más bien.. Te aconsejo, que cuando regrese, no lo trates mal, y si tienes algo por decirle. Que sé que es así, Díselo.

– ¿A qué te refieres Mycroft?

– Sherlock, Sherlock… – Suspiró y se acerco a su hermano.– Es hora de que dejes de comportarte así, si quieres a alguien, solo díselo.

– … – Se quedó pasmado, jamás en su corta vida, pensó que Mycroft le dijera eso. ¿Qué estaría haciendo John para que le llevara a no tratarlo "mal", él jamás lo había tratado mal!, pensó.

– Bien, me retiro, mis guardaespaldas te subirán muchos caso en los cuales ocuparte. –Salió por la puerta tomando sus cosas, tan tranquilamente y sereno como entro y bajó las escaleras, entonces 3 sujetos comenzaron a subir varias cajas, con casos antiguos y nuevos.

Al pelinegro se le iluminaron los ojos un segundo y comenzó a hurgar los casos, aun que en realidad tenía en la cabeza a un rubio, uno que le concernía mucho y en realidad no podía estar tranquilo hasta saber lo que estuviese haciendo, y con quién.

Saco su celular y lo texteó.

"¿Dónde estás?, ¿Estás con Molly? Porque necesito su ayuda. -SH.".

No hubo respuesta, Supuso que estaría en algún quirófano operando, o en el laboratorio y habría olvidado su celular.

Una hora pasó y volvió a textearlo.

"En serio, necesito unas muestras que le mandé a Molly. -SH".

Otra vez ninguna respuesta, cerró los ojos y respiró hondo, sacando algo de templanza de su ser, para esperar otras dos horas, hasta volverlo a textear.

"Me dijeron que no volverás hasta dentro de un mes… Necesito hablar contigo hasta entonces. -SH."

"Lo siento, Te veré en un mes. -JW" – Fue lo único que le respondió el rubio.

El pelinegro solo repasó una y otra vez aquel mensaje… Lo sentía tan frio, tan distante… Tan y como él era. Y sintió horrible, entonces pensó que John estaría enojado con él, Tenía que volver a disculparse, la primera vez no había sido suficiente, supuso. Así que cuando lo volviera a ver tendría que darle una gran, y sincera disculpa.


Los días pasaban como copos de nieve que caían al suelo y se deshacían para John, mientras que por el contrario, para Sherlock era como aquellas tardes de interminable calor y pesadez.

Estaba en el hospital el rubio, ya se sentía mucho mejor, caminó ya vestido y listo, pero con los nervios destrozados, hacia el espejo. Se levanto la playera y ahí estaba una marca, una pequeña cicatriz en su estomago. No era muy notable, pero supo que si Sherlock la veía preguntaría… Y preguntaría muchas cosas. No es que a él le importara, y en realidad jamás le había visto el torso desnudo, peor por alguna razón tenía el presentimiento, de que él lo vería. Un escalofrió recorrió su espalda mientras sus mejillas se tornaron de un color rojo intenso, al pensar todo eso.

Negó fugazmente con la cabeza y tomo sus cosas, su pequeña maleta que ya le habían traído, con sus pertenencia sy fue a avisarle a la doctora de su partida.

– John, recuerda que debes cuidarte, mucho. Le matrice, ya está en tu sistema y se ha acoplado muy bien, no creo que te cause problemas, será como tener un hígado más o un riñón. – Este solo hizo una mueca de desagrado. – Jamás expirará y si lo deseas, podrás tener…

– No lo digas!, no lo pienses... Por favor, no quiero ni pensar en eso… Ni siquiera sé que pueda hacerlo.

– Lo harás, y cuando lo estés, quiero que vengas aquí. Necesitaré estar en todo el proceso.

– Sí… Gracias. –Comentó para después retirarse de allí, abajo en la salida, ya le estaba esperando un choche negro. Supo inmediatamente quien era, en cuanto le abrieron la puerta.

– ¿Entonces?

– ¿Entonces qué?

– Vamos John, no te comportes como un chiquillo maleducado.

– … - Rodó sus ojos y suspiró, para después mirar a la ventana. – Pues ya, lo hicieron, me dijeron que si… que si yo… Bueno tu sabes!, viniera… Ella cuidaría de mí… Argh! –Se enojó mucho consigo, no le gustaba decir la palabra "embarazado" y menos por ser un hombre, eso era antinatural y ambiguamente tonto, pero… Si eso era posible, todas las personas estarían muy agradecidas que existiera ya una renovación en la medicina.

– Bien, entonces. – Sonrió Mycroft. – Esfuércese, Dr. Watson.

– ¡¿Qué? – La puerta abrió y ya estaban frente a Baker Street.

– Vamos John, compórtate. Él a estado muy loco, más de lo normal, sin ti. Trátalo bien.

– Si, Lo haré…– Este solo contestó un poco hastiado, mientras salía, y ahora se encaminaba adentro de la propiedad.

Mientras veía al auto alejarse, re pensó si debía entrar, y como le explicaría a Sherlock donde había estado, y como lo tomaría él… Seguramente se burlaría de sobremanera, pero bueno, tendría que afrontarlo alguna vez, si es que se presentara la oportunidad. Metió la llave y movió la perilla para entrar, y entonces la cara de Sherlock lo sorprendió, tenía un semblante de duda, y con los ojos medio cerrados, se le acerco al rostro. Lo cual hizo que el rubio cediera un paso totalmente avergonzado, entonces el otro lo notó y se hizo para atrás.

– Hueles a Hospital, entonces no me mintieron. –Se dio media vuelta y subió de dos en dos los escalones, para tirarse al sofá.

– Que demo… - Esté solo soltó al aire al verlo subir, su corazón estaba a punto de explotar al sentirlo tan cerca y su respiración se había entrecortado, parecía que le faltaba un montón el oxigeno. – Idiota… -susurró y pasó, cerrando la puerta detrás suyo, para subir igualmente las escaleras, echarle un vistazo al cuerpo de Sherlock tirado en el sofá, leyendo quien sabe qué y subió a su cuarto a desempacar. Soltando un suspiro como de resignación, mientras sacaba toda su ropa de una en una.

– Te extrañe… -Una voz detrás de él se escuchó, a lo que el rubio volteó y miró al pelinegro recargado en el marco.

– ¿Qué?, pero si yo te dije que volvería, no seas infantil Holmes.

– Pero todo era tremendamente Tranquilo, y aburrido! –se tiró en la cama de John, desacomodando la ropa que él rubio ya había puesto.

– Pues… Hubieras salido con alguien, Con Lestrade, con Molly, Llamado a Irene… -Propuso con un todo de celos en la voz.

– No!, ellos no son como tú… -Dijo mientras miraba hacia el techo. – Irene es interesante, pero no es tú.

– Cállate Sherlock, en serio, necesito desempacar y tú…

– Lo siento… – Su semblante había cambiado, ahora los caireles negros que le cubrían la frente, le cubrían hasta los ojos, y con la voz un poco apagada volvió a repetir. – Lo siento mucho, en serio. Ya te di muchas explicaciones, verdades y no sé por qué aun no me perdonas…

– De que estas…– entonces supo de que hablaba, tiro con delicadeza la maleta al suelo, sentándose a su lado, dedicándole la más tierna y comprensiva mirada al otro, después posaba su diestra en su frente, ocultándole más los ojos que ahora se encontraban cerrados. – Ya te perdone… Idiota, el motivo de que no estuviera fue porque… – Entonces las palabras no quisieron salir, la verdad… No quería ni por un segundo salírsele de la boca al doctor. – Estuve trabajando, Un experimento con la doctora que conocimos la vez de "H.O.U.N.D" así que….

– ¿Fuiste hasta allá! – Salto rápidamente para sentarse en la cama, mirándolo a los ojos seriamente – Sin mi…

– No, no!, ella trabaja en el hospital, aquí… Solo que, me necesitó, para investigaciones.

– Yo también te necesitaba…

– Sherlock no empieces, soy tu amigo, y como amigo, también debes de entender que tengo otras prioridades.

– Ya veo. – Se levanto de la cama, se sentía herido. – Está bien.

– ¿Sherlock?

– Está bien John, la próxima prometo no molestarte.

– ¿A dónde vas?

– Con Lestrade, tengo muchos casos ya resueltos…

– Espera

– No

– En serio, espera. –Le tomo de la mano, sintió una pesada carga pero decidió liberarla. – Sherlock… El experimento..

– Si?

– El experimento… – suspiró rindiéndose. – Era yo.

– ¿Qué?...

– Te explicaré, pero siéntate.

– Está bien.

– Mira, – Viéndolo sentarse a su lado, esté se llevo una mano detrás del cuello nervioso, y eligiendo correctamente las palabras. – Ella estaba investigando, sobre la clonación, pero cuando la despidieron, comenzó una nueva investigación, ya que su sobrina, la mayor, es infértil, lo cual la hizo sentirse tremendamente triste, porque pensó que eso podría pasarle a su hija. Así que comenzó a fabricar una "matriz" sustituta, ella y unos colegas, en Francia. Pero ninguna mujer puede implantárselo aún, así que… -Suspiró.

– ¿Te ofresis… te?

– Sí.

– Ósea que… – Esté volteó a ver hacia el vientre de John, curiosamente, y delicadamente levantándole la playera, viéndole la cicatriz, El rubio se sonrojó, sintiendo las pálidas manos del pelinegro tocando su cuerpo. – Vaya… Es pequeña, y casi invisible, hicieron un gran trabajo… ¿Entonces John, puedes… embarazarte?

– Eso creo… No lo e intentado… - Dijo con algo de vergüenza.

– Mmh…– Asintió en silencio, para después, y a sorpresa de el rubio, Sherlock acerco su rostro al del rubio, tomándola con las manos. – Pensé que era mi culpa, que te fueras. En serio lo creí, ¿Me perdonas?

– S-Sherlock.. Yo.. eh, si, n-no te preocupes…

– Gracias… -Sonrió mientras acercaba lentamente su rostro, pegando sus labios a los del otro, Este los abrió totalmente, y su rostro se encendió de un color rojo e intento quitarse, pero su deseo y sentir la boca de Sherlock intentando entrar, lo hizo ceder, provocando que ahora, ambas lenguas chocaran y juguetearan entre sí.

Poco a poco el pelinegro comenzó a recostar el rubio, el cuan cedió ante sus impulsos y se dejó recostar, se separaron unos momentos, mientras Sherlock se levantaba de la cama, e iba hacia la puerta, el rubio se quedo helado, mirando sus paso, pero el otro solo iba a cerrar la puerta, poniendo el seguro en esta, para después volver frente a John, el mencionado se hacía un poco hacia atrás, quedando en medio de la cama, mientras ahora, Sherlock lo abordaba colocando una pierna entre las rodillas de John, y la otra sobre la cama, besándolo nuevamente, recostado encima de él.

La playera de Watson, comenzó a ceder hacia arriba de su cabeza, puesto a que Sherlock comenzaba retirársela lentamente, dejándole el torso desnudo, y comenzaba a darle pequeños y húmedos besos al mismo, John, a causa de tanto deseo y demás, sentía como su respiración comenzaba a entre cortarse, dejando salir gemidos al sentir tanto contacto con su desnuda piel, Al volver el pelinegro a la boca del rubio, esté le quitó igualmente la playera, en cuanto Sherlock, vorazmente comenzó a bajarle los pantalones.
Por un segundo de inmenso placer, John olvido lo que ya traía en su interior, pero en el segundo que lo recordó se hizo a un lado, horrorizado por lo que estaban a punto de hacer.

– ¿Te lastime? ¿Aún te duele la herida?

– No, no es eso… Es que si tú…. Yo podría quedar…

– ¿Es eso malo?

– ¿Qué?

– ¿Qué tengamos un bebé… Esta mal?

– No he dicho eso, es solo que…

– John, Te amo… Mucho, y si no quieres un bebé, yo lo entiendo, solo que…

– ¿Solo qué?

– No tengo.. un condón –Balbuceó con vergüenza Holmes.

– No me importaría tener un bebé, y menos de ti… – Rió Watson al sentir al pobre de Sherlock tan avergonzado, así que lo jaló hasta él, quitándole por completo los pantalones y los suyos.

Entonces, ahí en la cama de John, yacían mirándose el uno al otro, investigando cada parte de su ya activo cuerpo, ambos se les notaba que estaban ansiosos por sentirse, por lo que tomando la iniciativa, el rubio colocó ahora a Sherlock recostado en la cama, boca arriba, y él hizo lo suyo, sentándose lentamente en la ya erecta intimidad de Sherlock, Lo cual hizo que ambos, gritarán de placer, ambos vírgenes, ambos sintiendo placer.

Las manos de Sherlock Buscaron las caderas de John, moviéndolo incesablemente de arriba abajo, para que él pudiera adentrarse cada vez más en su interior. John había colocado las manos en el respaldo de la cama, con los ojos cerrados y la boca entre abierta, dejando salir gemidos, gemidos de locura y de pasión, como nunca lo había sentido.

Sudor y liquido seminal se entrelazaban en ambos cuerpos, en ambos abdómenes, mientras Sherlock con su mano masturbaba la erección notable de John, Ambos sentían que el momento clave en su manto de placer estaba por llegar. Y así fue, Holmes, se vino dentro de John, y el ultimo lo hizo sobre el abdomen se Sherlock, ambos gritando el nombre del otro al viento. Dejando allí claro, cuanto se amaban… Y más.


Unos mese habían pasado, Habían ido a varios casos, pero Sherlock, ya había sacado aquel lado sobreprotector que jamás había mostrado y que su madre le había proporcionado desde el día que nació. Cada que John se sentía mareado, o con mucha Hambre, Sherlock dejaba absolutamente todo lo que estaba haciendo e iba a cuidar a John, Fuese en donde estuviesen, él lo ayudaba. E iban regularmente al doctor, como la mujer les había pedido.

En el último mes, El pequeño se había adelantado, así que se encontraban en la habitación del rubio, y entro la doctora, ya preparada para la cirugía.

– ¿Listo John?

– S-Sí…

– Haga lo mejor de sí, si no… – Dijo un Sherlock realmente preocupado, tomándole de la mano al amor de su vida, que residía en la cama, con inmensos dolores.

– Claro, joven, tendremos que aplicarle una cesárea. Puede que tenga una matriz joven John, pero si es parto natural, no creo que lo soporte, así que… Manos a la obra – sonrió mientras se llevaban en una camilla al joven preocupado y dejando a otro aun más en la habitación.

Horas, Horas pasaban, Sherlock ahora en vez de estar en su casa como la primera vez, rondando de un lado a otro preocupado y desesperado, ahora estaba en la habitación de hospital, lleno de duda y de incertidumbre, preocupado ya por las dos personas que ahora amaría durante toda su vida. Entonces la doctora entró.

– Lo estuve buscando Sr Holmes.

– ¿Sí? –se paró en seco, tratando de leer la conducta de la doctora, pero la preocupación le nubabla la mente y sus deducciones.

– Todo salió bien, es una hermosa niña… -sonrió y le hizo señas para que la acompañara. – Se parece mucho a ambos, pero necesitaría crecer más para agarrar más facciones. –Lo llevó hasta los cuneros. – Está allá.

– Que, pequeña… -miró por el ventanal a la pequeña criatura, Era extremadamente bonita, de una piel blanca como la de Sherlock, y el cabello rubio cenizo, combinación del rubio de Watson y el Negro de Sherlock. Los pequeños ojos que se abrían por primera vez a la luz, eran de un color azul extremadamente hermoso, lo cual hizo sonreír de una manera especial al detective. - ¿John? Quiero verlo… - Volteo a ver a la doctora y está sonrío para guiarlo hasta John. Esté estaba dormido profundamente, entonces, Sherlock se acerco lentamente sin hacer ruido, y le tomó de la mano, para mirarlo unos minutos, después sentarse junto a él, y darle un beso en la frente.- John, No sabes cuánto te extrañe….

–Hamish Holmes-Watson...

– Eh? – Dijó con curiosidad, al ver que el rubio comenzaba a despertarse.

– Así se va a llamar... – Ambos se miraron, y comenzaron a reír.


Fin...? XD

Ahhhhh me dieron ganas de escribir este fic, XD estaba delirando ayer entre dormirme y mi insomnio, y mi mente comenzo a imaginar esto... XD extraño pero tierno al mismo tiempo... Un watson embarazado, que bonito~

XD bueno, espero les guste n/n Gracias por leer! y por los revews (si es que me dejan, de antemano se los agradezco muchísimo 3)

Pd: El nombre de la Bebé, Es el mismo que Dijo John en el Episodio de "A Scandal in Belgravia" cuando están discutiendo Irene y sherlock, que John les dice "John Hamish Watson, por si estan buscando nombres de bebés"... XD que celoso~