Verdad

Estaba oscuro. El negro se extendía por el inmenso y solitario lugar; en él, en su fondo negro estaba llorando, mi sollozo era lo único que retumbaba en aquel lugar.

Ese lamento provenía de mí, de una pequeña niña. Entre lamentos escuché el sonido de unos tacones acercándoseme. Alcé la mirada llorosa y me encontré con esa mujer de cabello anaranjado… me encontré a mí misma.

— ¿Por qué lloras?— su voz sonaba dulce… o más bien, mi voz sonaba así.

—No lo sé— contesté aun sollozando y volví a agachar la mirada.

— ¿Cómo es que no sabes por qué lloras?

—No lo sé… s-solo sé que… al pensar en algo me dieron ganas de llorar

— ¿Acaso pensabas en él? — esa era mi voz, pero no era yo la que decía aquellas palabras, me asuste bastante y mantuve mi mirada en el suelo negro—. Ya sabes, pensabas en todo lo que te ayudó y en lo que tú puedes hacer por el para pagarle todo lo que ha hecho por ti— esa voz seguía hablando y yo no tenía el valor de alzar la mirada para saber quién lo decía ¿Mi versión adulta? ¿O mi versión infantil? —O ¿Acaso no pensabas en ello? — no sabía que decir, no tenía ni idea a que se refería con esa pregunta —Me equivoco ¿Cierto?, en lo que pensabas era en tu relación con él

Eso fue todo, aquellas palabras taladraban mi mente, ya no tenía miedo… no… un sentimiento de enojo e impotencia apareció en mi pecho. Rápidamente alcé mi mirada para responder, pero tan solo encontré el silencioso negro invadiendo mi mirada.

— ¿Verdad?— escuché, la voz sonaba más aguda de lo que recordaba. Busqué desesperadamente a los alrededores hasta que bajé la mirada y me encontré con mi versión infantil con una expresión muy seria que denotaba el querer que la absoluta verdad saliera de mis labios. Me revisé de arriba abajo y la sorpresa me invadió cuando me di cuenta que era la que antes me interrogaba por mi lamento —Sabes si lo hubiera conocido a esta edad hubiera hecho de él un héroe y para mí sería como un hermano o un padre— mi mirada se serenó y esbocé una sonrisa resignada.

—Claro que no, a pesar de que lo hubieras conocido a esa edad seguramente te habrías enamorado de él— dije algo triste. La infante pareció sorprenderse y confundirse a la vez.

— ¿Eso crees? Y dime ¿Qué es el amor? ¿Qué es enamorarse? ¿Cómo estas segura de que me enamoraría de él a pesar de conocerlo a esta edad?

— ¿Cómo?, debo decirte que ni yo misma lo sé pero tengo la sensación de que él sería igual que ahora… un chico amable, cordial, protector, infantil, terco, inocente y muy alegre y eso me gusta mucho de él, me sentiría protegida, tal vez sí y al principio confunda el cariño que le tengo con el de un padre o un hermano pero… al final me daría cuenta de que no solo quiero ser protegida por él sino que quiero mimarlo, protegerlo y estar a su lado todo el tiempo, que sepa que yo siempre estaré ahí para él, supongo que sería así… igual a como es ahora— dije eso último casi como un susurro y le mostré la mejor de mis sonrisas a la pequeña para que quedara tranquila.

—Sí, tienes razón… me habría enamorado de él sin importar la edad en que lo hubiera conocido… y dime ¿Tú estás enamorada de él? ¿Has descubierto que es el amor?— eso me tomó por sorpresa, no sabía que responder… jamás había dicho la palabra "enamorada" en voz alta, sin quererlo los colores subieron a mi rostro.

– Yo, p-pues yo….— maldición, estaba tartamudeando —De él… e-es-estoy….— desperté en mi cama y terminé la frase de una forma seca que representaba asombro y a la vez… ¿Felicidad? —Estoy enamorada