PRÓLOGO EDITADO, PARA MI GUSTO MUCHO MEJOR, VOLVED A LEER!

SIN MÁS A DISFRUTAR GENTE!

Y cuando el verano más importante de su vida estaba por acabar...

Londres, aquella ciudad de clima un tanto lúgubre, húmedo y que por lo general ocultaba el azul del cielo tras densos nubarrones de distintas tonalidades de gris, había decidido dar un respiro a sus habitantes y regalarles un magnífico día de sol aquella mañana de finales de Agosto.

Los rayos del astro rey llenaban con su claridad y calidez los rincones de la gran ciudad bendiciéndolos con sus tiernas y radiantes caricias.

Bueno no, no todos. En la casa de los Granger todas las persianas permanecían bajadas sumiendo la propiedad en la penumbra. El ambiente falto de vida de la casa reflejaba la situación por la que pasaba su actual única residente.

Hermione Granger llevaba días sin salir de la cama, sin dejar de lamentarse y reprocharse a si misma que las cosas no habían salido como ella esperaba, era demasiado exigente con todo y solía frustrarse si no conseguía lo que esperaba pero sin duda las últimas noticias y acontecimientos la habían hundido a pesar de su fortaleza natural.

Y es que para la morena, el que debería haber sido el mejor verano de su vida,había sido una verdadera pesadilla.

Quien le iba a decir a ella meses atrás ,cuando junto a sus amigos y conocidos, habían acabado con el mago más poderoso de todos los tiempos y sus fuerzas aliadas, jugandose la vida minuto a minuto y segundo a segundo que después de tantos halagos y enhorabuenas.

Después de ser una de las brujas más famosas de los último tiempos se iba a encontrar sola en su casa, con la única compañía de su gato y perdida en la vida. Ella, que siempre tuvo las cosas claras y sus metas y objetivos bien establecidos. Ella que siempre tenía las situaciones bajo control.

Su error fue confiarse. Una vez acabó la guerra, creyó que era feliz. Al fin tenía todo aquello que necesitaba para sentirse completa.

Sentía que la vida le había dado la oportunidad que siempre quiso para disfrutarla, y así fue hasta que el destino decidió jugar con su suerte muy a su pesar.

Días después de la batalla de Hogwarts,las aguas volvieron a su cauce,las cosas parecían retomar el buen ritmo que todos deseaban. Ron le había pedido salir.

Después de aquel beso en la batalla ambos demostraron sus sentimientos no era el lugar para decidir comenzar una relación cuando no sabían a ciencia cierta si iban a sobrevivir a esa noche, pero después de una ardua batalla el amor y la amistad triunfó para nuestros vencedores.

Cuando Ron le propuso formalizar su relación ante la sociedad mágica, ella se había sentido la mujer más dichosa del mundo, incluso se había imaginado siendo la señora de Weasley y caminando hacia el altar para compartir el resto de su ida con él. Lo amaba con todo su corazón. Ron, el que la había dado tantos quebraderos de cabeza pero que con una única sonrisa suya podía alegrarle el día. Hermione estaba muy enamorada de él, sus sentimientos estaban muy claros, no podía dejar de pensar en él a todas horas. Cada vez que estaba con él no podía dejar de sonreír, sacaba lo mejor de ella. No era una chica muy fiestera ni juerguista pero con Ron podía bailar sin parar hasta el amanecer disfrutaba de él, estar con él era lo más parecido a estar en el cielo que había sentido nunca.

Ron era especial, por el estaba dispuesta a darlo todo. Por él, lo había pasado realmente mal cuando su maldito orgullo tomó el control de su amistad mientras el mantenía su noviazgo con Lavender. Sufrió viéndolo en brazos de otra mujer, pero su corazón se desgarró la noche que decidió abandonar la búsqueda de horrocruxes y dejar a Harry y a ella solos.

Agradeció a todas las entidades celestiales que habían vuelto a juntar sus caminos en la búsqueda, desde entonces no se separarían, ahí descubrieron sus sentimientos.

Ron al fin apreció la dedicación y constancia que había tenido la muchacha para con su persona. Sus sentimientos eran mutuos y durante la batalla fortalecieron sus sentimientos y disiparon todas las dudas con aquel romántico beso que removía las mariposas de su estómago cada vez que lo recordaba, aunque ahora lo que removía era las tripas de la angustia.

La relación comenzó poco después de los juicios de guerra. Ron la colmaba de atenciones,pasaban todo el día en amor y compañía, disfrutando de su relación y de su nueva familia, con Harry y Ginny pasaban la mayor parte del tiempo también. Solían ir los cuatro a pasar el día, pero siempre juntos.

Para Ron era su princesa, su bien más preciado, o eso parecía a los ojos de los demás y a los de ella misma.

El ministerio tras una gran ceremonia a los caídos los nombró héroes de guerra, otorgándole a los tres amigos una alta posición social sin contar la cuantiosa cifra que el ministerio les otorgó a cada uno como compensación por su arriesgada tarea.

Esa vida de lujo, fama y buena vida era agradable pero Hermione no estaba hecha para vivir así. Ron estaba muy cómodo con su nueva vida, ella siempre permanecía con él pero muchos días en vez de asistir a las fiestas a las que los invitaban se quedaba en su casa de Londres leyendo un buen libro. La relación funcionaba a pesar de que poco a poco estaban distanciándose,a Ron no le molestaba, la comprendía sabía que los libros eran muy importante para ella, los adoraba.

Él seguia visitándola y tratándola igual, hacían vida de pareja como cuando comenzaron su relación.

Pero poco a poco las fiestas y los nuevos círculos sociales en los que se movía su novio empezaron a pesar demasiado en su vida y ella empezó a pasar a un segundo plano, cosa que empezó a angustiarla demasiado. Veía que la historia se repetía, que volvía a perderle y es que Ron se había vuelto muy popular entre las brujas jóvenes.

A pesar de que su mejor amiga Ginny y su hermano Harry le habían dicho que no tenía que preocuparse por que Ron tuviera un amplio circulo social, que él la amaba mucho, ella lo había pasado realmente mal.

Las noches cada vez eran más frías y solitarias puesto que Ron ya no dormía con ella, a penas la visitaba una noche a la semana como mucho. Hermione veía que su mundo de felicidad y dicha se iba desvaneciendo frente a ella sin que pudiera hacer nada y eso comenzó a frustrarla demasiado, fue apagando el brillo de su mirada y disminuyendo el tamaño de sus sonrisas. Cuando sonreía, que cada vez era menos frecuente.

Ella amaba a Ron pero no compartía el modo de vida que estaba llevando su novio, confiaba que las cosas volvieran a su sitio cuando éste entrara en la academia de aurores, ahí Harry podría controlarlo un poco más.

Hermione estuvo viviendo con esta frustración y angustia hasta que llego el día que ella temía. Y sucedió lo que imaginaba como su peor pesadilla.

Era una noche muy calurosa, Hermione no podía conciliar el sueño. El cabello pegado a su rostro debido al sudor y las perlas mojaban su piel, la humedad del ambiente junto al bochorno provocaban una noche imposible. Escuchó un ruido en el salón. Se levantó poniéndose su bata y tomando su varita por precaución. Caminó con cautela intentando hacer el menor ruido posible mientras cruzaba el pequeño pasillo desde las escaleras hasta el salón, y ahí estaba él.

Se encontró a su novio en el salón, acababa de llegar por la chimenea. Era bastante tarde y por su indumentaria, intuyó que venía de alguna fiesta.

Aún recordaba como si lo tuviera delante, el horrible olor a alcohol de su aliento chocando contra su cara.

-Tenemos que hablar- dijo el pelirrojo.

Hermione estaba asustaba, con movimientos casi automáticos se desplazó hasta el sofá cruzando su bata por delante para cubrirse.

Su mirada mostraba terror, miedo y desesperación entre otras muchas emociones, no quería perderlo. No se imaginaba volver a pasar por aquello.

Al escuchar esas palabras los latidos del corazón de la chica se aceleraron cual bomba a punto de explotar. Estaba muy nerviosa, la respiración comenzó a acelerarse al compás de los latidos.

-Se que estás preocupada por lo nuestro, has estado hablando con Harry y él hablo conmigo.

Hermione escuchaba atentamente las palabras del pelirrojo. Delineando con su mirada cada movimiento de los labios de su novio como si no volviera a verlos.

-Verás yo, es muy difícil para mí decirte esto pero... No funciona Hermione, te quiero mucho, te he querido pero no eres lo que busco, lo que yo necesito ahora. A lo mejor dentro de diez años si que eres lo que busco pero, ahora no quiero ser hombre de una sola mujer y tampoco quiero hacerte daño por eso creo que lo más justo es acabar con esto aquí y ahora-

El pelirrojo no anduvo con rodeos, era un momento difícil para ambos pero no podían seguir manteniendo una relación de la que ninguno disfrutaba.

-Ron a que viene esto de verdad, pensé que estábamos bien, que necesitabas tu espacio y no te quería agobiar, no entiendo porque estas así , que hice Ron, no se .. yo … - Hermione estaba conmocionada por el comportamiento del Weasley.

Las piernas de la morena empezaron a temblar, perdiendo estabilidad. Sus palabras se convirtieron en balbuceos constantes, no era capaz de articular palabra. Sus ojos mantenían una mirada perdida, desconcertada que reflejaba el fuerte Shock que acababa de recibir la joven bruja.

Sentía como si le hubieran quitado la fuerza y de paso le hubieran arrancado las ganas de vivir junto al corazón, que Ron se había encargado de pisar hasta destrozar y trocear para dar de comer a las aves carroñeras.

Ron se inclinó para besarle con brusquedad y profundidad, abriéndose paso mediante la fuerza en la boca de la morena . La besó con violencia , como nunca la había besado.

Sintió el aroma a alcohol proveniente de los labios que ejercían una fuerte presión sobre su boca. Ron depositó cortos pero pasionales besos sobre la boca de su compañera, mordiendo los labios y succionandolos, de golpe se abrió paso a la boca de la conmocionada morena. Con violencia comenzó una danza de lenguas recorriendo su cavidad bucal buscando algo desesperadamente. Algo que no encontró dado que se separó con fuerza

Hermione no sabía que pretendía su novio, llegando ebrio y reaccionando de esa forma tan violenta. Los ojos de Ron mostraban una mirada fuera de sí. "Ese no es él"pensaba la morena.

El pelirrojo tomó aire para comenzar a hablar, sus labios comenzaron a moverse y Hermione vaticinaba que lo peor estaba por llegar.

Sus manos se frotaban inquietas mientras mantenía la cabeza gacha y escuchaba las palabras del que hasta la fecha había sido su pareja.

Las palabras llegaron y la abofetearon con violencia.

-Hermione,no siento nada, no siento nada al besarte, siento cariño,supongo que será porque ya no te amo- bajó la cabeza, era consciente a pesar del alcohol de lo que estaba haciendo y del dolor que estaba causándole a la joven junto a él.

Hermione miraba a su ex pareja incrédula, sus ojos café comenzaban a tener un brillo acuoso, que avisaba de la llegada del torrente salino que pedía permiso para brotar mejilla abajo.

-Estuve pensando si alguna vez te he querido, eras divertida, pero frustrante, me ayudabas con las tareas y me salvaste la vida pero ahora,no eres mi tipo, no volveré este año a Hogwarts y no quiero perder el tiempo con esto, ni que tú lo pierdas. Tu mereces algo que te pueda corresponder con la estabilidad que tu buscas. Yo no soy esa persona.

Hermione sintió cómo mil alfileres atravesaban su cuerpo, el amor dolía demasiado. Ron la acababa de destrozar.

Las lágrimas brotaban con fuerza y abundancia cruzando el rostro de la joven que hizo de tripas corazón para poder dar una respuesta al muchacho que permanecía de pie , frente a ella mirando al suelo, no era capaz de mirar la a la cara. Era demasiado vergonzoso.

-No puedes hablar en serio Ron Weasley! No puedes decirme esto joder, yo te quiero vale?, sabes que daría mi vida por ti! No puedes... ser tan cabrón,no puedes venir a joderme con esto después de todo lo que hice por tí, te gusta romperme el corazón verdad? Lo disfrutas! Eres primitivo Ron Weasley, no eres capaz de apreciar lo que siento por ti solo por ver un par de tetas en todas y cada una de las fiestas por las que vas, eres despreciable, vete...- Hermione lloraba , no podía creer lo que Ron le había dicho, no podía ser verdad, que no la quisiera después de todo, después de los celos que tuvo de Harry, después de todo lo que habían pasado juntos, después de ese beso en la batalla.. su primer beso, después de creer que el era su único y verdadero amor, no podía desvanecerse así sin más. No podía ser cierto, pero ahí estaba ella, la fuerte de los tres, intentando no humillarse más, no delante de ese personaje.

Ron se acercó y con un amago de abrazo del que se arrepintió, con pesar y recriminándose a si mismo lo que estaba haciendo batió su cabeza cerrando con fuerza los ojos y apretando los labios antes de decir las que serían sus últimas palabras a la muchacha.

-Hermione, no puedo, solo no puedo, lo siento, no te quiero como pensaba, espero que puedas entenderlo y seguir adelante con tu curso en Hogwarts- espetó con su voz tambaleante debido al alcohol, sin más se levanto y se dirigió a la puerta, sin mirar atrás dejando a una Hermione totalmente desubicada, que no era consciente de lo que acababa de ocurrir.

Ese fue uno de los acontecimientos que habían hecho de su verano una autentico infierno, después de aquella noche la ruptura de la pareja del año era noticia de primera plana en el profeta y en corazón de Bruja, no había una persona en el mundo mágico que no supiera que la pareja había roto su relación.

Hermione no quería salir de casa, no quería verse acosada por la zorra de Skeeter ni visitar la madriguera, al fin y al cabo era la familia de Ron, su familia también pero, no se sentía cómoda.

Aprovechó para refugiarse en sus libros, ellos nunca la dejarían.

Ginny y Harry la visitaban a menudo, también asistió a alguna que otra fiesta en la casa de la abuela de Neville. Tenía piscina y era bastante divertido, pero Hermione se encontraba apagada, no era la misma.

Neville la tenía mucho más estima que a Ron, y para evitar momentos incómodos y amargar el día a su amiga ni siquiera le invitaba.

Ron desde que dejó a Hermione se había convertido en lo que tanto odiaba y criticaba de la mayoría de los Slytherins.

Con la cuantiosa suma de dinero que le otorgo el ministerio por ser uno de los tres héroes de guerra, se había dedicado a ir de fiesta en fiesta y de guarrilla en guarrilla viviendo por todo lo alto durante su verano libre antes de entrar en la academia de auror con Harry y a ninguno de sus antiguos amigos le agrado ese comportamiento ni las nuevas compañías del pelirrojo. Ginny incluso comento el problema que estaba empezando a tener su hermano con los alucinógenos, la familia Weasley estaba pasándolo mal con el nuevo comportamiento de su hijo y hermano. La muerte de Fred le " había marcado demasiado" decía Molly, pero Ginny estaba convencida que era porque su hermano era un "golfo y una niñato rico gilipollas."

Pero esto no había sido lo peor, a pesar de la ansiedad que sufría por el acoso de la zorra Skeeter y de saber que Ron llevaba mala vida,

Rita Skeeter prácticamente la acosaba, no podía abrir las ventanas, ni mucho menos las cortinas si quería estar tranquila sin la intervención de ninguna curiosa. No podía estar tranquila ni en su propia casa que era lo que más deseaba después de aquél momento.

Las malas noticias no se hicieron esperar, el diagnóstico de sus padres se coronó como la guinda del pastel.

Sus padres estaban internos en San Mungo a la espera de un hechizo para devolverles la memoria. Volver a instaurar sus recuerdos era algo complicado. Habían tardado en localizar a la pareja en Australia. Una vez los encontraron, los internaron en San Mungo bajo cargo del ministerio, él correría con todos los gastos.

Hermione iba a visitarlos cada semana huyendo de los curiosos, veía a sus padres a través de una puerta. Según los medimagos era mejor que no se acercara por que no la conocían y podía ser un choque fuerte para ellos y no reaccionarían bien.

Todas las semanas pasaba varias horas tras aquella puerta, acariciando el cristal recordándo lo mucho que los necesitaba y que los extrañaba.

Mas de una noche se había abrazado a la almohada y había sentido las caricias de su madre en su nuca, vaticinandole que nada saldría mal mientras ella siguiera ahí con su pequeña.

Después de varias semanas tratados con pociones para la memoria los resultados no habían sido satisfactorios. Aún así los medimagos decidieron que podían probar con una visita de su hija para examinar si había algún síntoma de recuperación o de reconocimiento.

Era un martes a mitad de Agosto cuando Hermione recibió el aviso de San Mungo.

Abrió la carta con ansia, necesitaba tener noticias de sus padres. Deslizó su mirada por la elegante caligrafía que plasmaba el pliego de papel que sostenía con fuerza entre sus manos.

Agarró su bolsito de cuentas y tal y como estaba utilizó la red flu para llegar al Hospital de San Mungo.

Sus poros supuraban intranquilidad, estaba inquieta,nerviosa y pensando en lo peor. Hermione Granger no podía dejar de pensar qué podía haber pasado para que recibiera la citación. ¿habrían empeorado o por el contrario iba a recibir buenas noticias?

Tomó aire, cerró sus ojos y convenciéndose a sí misma de que todo iba a salir bien entró al registro del hospital.

-Buenos días- saludó la bruja de la recepción

-Buenos días, ¿la habitación de los Granger? Bueno quizá los registraran como los señores Wilkins..

La bruja del registro agitó su varita un par de veces,miró en la carpeta que había sacado y comprobó el número de habitación.

Hermione no pudo evitar mirar bajo el mostrador del registro, vio una carpeta con un par de fotos de sus padres y algo se removió en su interior.

Su estómago era un gran manojo de nervios, sentía que en cualquier momento iba a explotar y a perder cualquier capacidad de control sobre sí misma, las gotas de sudor resbalaban a traves de la frente de la muchacha que con los labios apretados y el ceño fruncido de la preocupación aguardaba la respuesta que necesitaba.

-Se encuentran en la 215 tome el ascensor de la derecha.

-Gracias- Hermione se giró y se dirigió rápido al ascensor, no podía esperar más necesitaba hablar con los medimagos, necesitaba alguna respuesta.

Los 30 segundos de viaje se le hicieron eternos, contaba las baldosas que pasaban delante de su atenta mirada.

Llegó a su destino y apartó las rejas. Avanzó hasta la puerta tras la que aguardaban sus padres.

Se sentó en las sillas de espera junto a la puerta a que el medimago hiciera su aparición.

Miraba en todas las direcciones caminaba de un lado a otro, estaba muy inquieta. Una voz no tardó mucho en interrumpir los profundos pensamientos de la morena.

-Señorita Granger, ha respondido rápido a nuestra citación.- dijo el hombre. Era alto de unos cincuenta y pico años estimaba la joven. Analizó el canoso pelo del hombre y las facciones serias que preocuparon a Hermione.

-Buenos días, ¿cómo se encuentran? ¿qué ha pasado?- preguntaba con voz entrecortada Hermione, notaba como sus ojos se fueran empañando y las lágrimas amenazaban con salir.

-Verá señorita Granger, hemos estado tratando a sus padres con tódo lo que tenemos en nuestra mano, hechizos, pociones... Aún así no responden de ninguna forma, no recuerdan su identidad como señores Granger, sólo responden a recuerdos de su actual identidad, no hemos conseguido ningún avance con ellos me temo- El diagnóstico del doctor golpeó a Hermione como el arma más contundente. Se sentía sola, nada podía salirle bien. Todos los que quería se iban.

-No podemos volver a tratarlos hasta dentro d días, necesitan descansar, la jornada de ayer fue muy fuerte y aún sufren efectos secundarios de las pociones y los hechizos que han recibido, en cuanto volvamos a tratarlos nos pondremos en contacto con usted- dijo el medimago.

Hermione miró a través de la puerta, parecían sus padren pero no lo eran. Un profundo pesar se adhirió a su corazón negándose a abandonar el pecho de la joven. La mueca de angustia permanente se acentuó en el rostro de la joven que envejecía con cada noticia.

Sin novio, sin familia ella se sentía sola.