Si buscas malec, no lo encontrarás, ésta es una historia SebastianxAlec


Hard Love

I dont wanna be the first to let it go
But i know i know i know
If you have the last hands that i want to hold
Then i know I've got to let them go…

Maybe in the future you're gonna come back
You're gonna come back to me
You're gonna come back to me

Pero lo sé, lo sé, lo sé
Si tú tienes la última mano que quiero sostener
entonces sé que tengo que dejarlo ir

Tal vez en el futuro vuelvas, vuelvas, vuelvas a mí.
Vuelvas a mí
Vuelvas a mí.

(*)(*)(*)(*)(*)(*)(*)

"Significa te amo, pero eso no cambia nada…"

Palabras, las palabras son sólo viento ¿pero entonces por qué herían tanto a Alec?

Él llevaba ya cinco días encerrado en su habitación en el instituto, pero ni esas cuatro paredes que antes le habían proporcionado seguridad, le ayudaban, todo lo contrario; recordaba cada momento con Magnus, cada vez que el brujo creaba un portal para entrar a su habitación.

"Nada sirve…" Pensaba el ojiazul…

Cinco días le parecía a veces una eternidad, él pensaba que había pasado más tiempo desde aquel día en el que tuvo que sacar sus pertenencias del departamento de Magnus, a pesar de la tormenta.

En ese momento estaba tirado sobre su cama, con su celular a un lado, había intentado llamar a Magnus por trillonésima vez, pero al parecer, el número ya no existía.

"Ya no quiere saber nada de mí… Nada."

Tomó su celular con una mano, y tecleó sin ver ese número que se sabía de memoria.

"El número al que usted llamó, no existe, favor de verificarlo" Anunció una voz de mujer.

-¡Por el ángel! ¡Lo lamento! –se disculpó hacia la nada.

Arrojó su celular hacia la pared, inmediatamente corrió para verificar que no estuviera roto.

-¿Alec? ¿Alec estás ahí? –En la voz de su parabatai se notaba que se estaba conteniendo.

Afuera se escuchó un trueno, y Alec pudo observar el relámpago que anunciaba una tormenta.

-¿Qué? –preguntó secamente, mientras volvía a su cama.

-Ábreme la puerta… -era una orden.

-¿Y si no lo hago?

-Alec… -escuchó como su Jace intentaba calmarse…- abre la puerta.

-Yo…

No puedo terminar su frase, en ese momento su celular sonó.

Era un mensaje de texto, de un número desconocido.

Alec,

Para cuando leas esto será muy tarde, yo ya me habré ido.

No podría soportar herirte, es por eso que prefiero irme, después de que me heriste.

Por favor, deja de buscarme, tal vez en el futuro lejano, nuestros caminos se reencuentren.

Pero no por ahora.

Me voy, Alec, no sé a dónde o por cuanto tiempo.

Lejos estamos mejor.

Aku cinta kamu

Magnus B.

El pelinegro se quedó tieso, no escuchaba las advertencias de Jace e Izzy desde fuera de su habitación, sólo releía una y otra vez ese mensaje… De nuevo, palabras, sólo aire que lo hería en lo más profundo…

"No podría soportar herirte"

-¿Entonces por qué me enviaste esto?

"Me heriste"

-¿Tenías que repetirlo?

"Futuro lejano"

-¡¿Hablas enserio?!

"Lejos estamos mejor"

-¡¿QUÉ?!

Trató de rastrear el número, de llamar a Magnus, pero la respuesta era la misma…

"El número que usted llamó no está disponible…"

-¡Mierda!

Justo en ese momento, la puerta de su habitación se abrió de un portazo, y se escuchó otro trueno; comenzó a llover.

-¡¿Por qué no contestabas?! –Le gritó Jace.

-¿Qué ocurre Alec?- preguntó molesta y preocupada su hermana.

-¿Qué pasa? Pues que yo soy el malo… Siempre lo fui.

-¿Qué?

-¿De qué hablas?

-Magnus tenía razón… Nada cambiará lo que hice…

-¿Qué te pasa?

-¡Deja de hablar así!

Otros dos truenos, afuera la lluvia caía fuertemente.

-¡Iré a buscarlo!- Anunció Alec- ¡tal vez aún no sea tan tarde!

Tomó con rapidez su chaqueta, la cual contenía en un bolsillo un cuchillo serafín.

-¿A dónde crees que vas? –Jace lo tomó con fuerza del brazo.

Alec se tranquilizó un poco, un relámpago le iluminó el rostro.

-Déjame… Haré lo que tengo que hacer, estaré bien.

Se zafó de agarre de Jace y salió de su habitación.

-¡Alec, espera!- Escuchó a lo lejos la voz de Izzy- ¡Tenemos noticias sobre Sebastian! ¡Él está cerca! ¡Se rumora que…

-¡Silencio Izzy! Tengo asuntos más importantes.

Y así, sin escuchar las advertencias de sus hermanos, salió del Instituto.


La palabra "llover" no describiría el clima, en esa noche literalmente estaba diluviando, había unos cuantos mundanos en las calles, todos abrigados y con sus sombrillas fuertemente sujetadas. Todos observaban a Alec cuando éste pasaba corriendo a su lado, no era para menos; era el único que estaba utilizando una simple chaqueta contra el terrible clima.

"Sí, soy raro, más de lo que cualquiera de ustedes sabe…" pensaba con enojo mientras seguía su camino.

Cada poco tiempo tenía que apartarse el cabello empapado de la cara, y su ropa pesaba cada vez más.

Las calles de la ciudad estaban irreconocibles, entre la lluvia, y el reciente apagón, Alec no distinguía nada.

No notó que lo seguían.


-¿Seguro que es él? –Susurró un hombre, cubierto por un hechizo que lo cubría de la lluvia.

-No hay otro nefilim de 18 años con ojos azules y cabello negro ¿o sí? –Le contestó otro, con sarcasmo.

-¡Claro que es él imbécil!- Contestó Sebastian

Tres sujetos, escondidos en la oscuridad de la noche, sin que nadie pudiera verlos. Los tres, uno de cabello blanco casi plateado con ojos negros, otro rubio de ojos verdes y el último castaño, con ojos color miel…

Los tres caminaban detrás del nefilim.

"¿Podría ser más estúpido? ¡Ni siquiera nota que lo seguimos!" Pensaba Sebastian.

-Sigámoslo-ordenó- lo más probable es que se pierda, ahí lo atraparemos.

Y, diciendo esto, los tres continuaron su camino en silencio.


-Magnus yo… Quiero disculparme…

Alec se golpeó la cabeza con sus manos.

-¡Eso ya lo dijiste, imbécil! ¿Qué más puedo decir?

Tan ensimismado estaba en sus pensamientos, que no notó como la lluvia disminuía en fuerza, pero no desaparecía por completo.

Y tampoco notó que tomó el camino equivocado. Estaba perdido.

Giró a la derecha, en un último intento de encontrar el camino, pero era un callejón sin salida.

-¡Excelente Alexander! ¡Ya ni siquiera sabes a dónde vas! ¡Eres un imbécil!

-Y sí que lo eres…

"Esa voz..." Pensó Alec, mientras un escalofrío lo invadía.

Sacó su cuchillo serafín, y giró sobre sus talones para encarar al enemigo.

O mejor dicho, los enemigos, eran tres; dos cazadores de sombras oscuros y Sebastian.

-Sebastian… -Dijo el ojiazul, recalcando lo obvio.

-¿Qué tal Alexander?

-¿Qué haces aquí?

-¿Sabías que sales con un brujo muy poderoso? –Sebastian contestó con otra pregunta- Por ti mismo, no vales nada… Pero tienes influencia sobre otros…

-¿De qué hablas? ¡Explícate! –Alec se puso en guardia, apuntándole a Sebastian con el cuchillo serafín, aunque sabía que no tenía oportunidad.

-¿Arthur? –El cazador rubio de ojos verdes se acercó más a Sebastian- Sean… -el otro, castaño, con ojos color miel, siguió el ejemplo de su compañero.

-¿Tres contra uno? Eso no es jugar limpio Sebastian… -Alec intentaba ganar tiempo.

-Mi nombre, es Jonathan, y yo no juego, yo hablo en serio- Sebastian dio dos pasos hacia Alec- Atrápenlo.

Alec sólo tuvo tiempo de lanzar una estocada con su cuchillo serafín, antes de que alguien lo golpeara en sus muñecas, tirando su única arma.

Los cazadores de sombras, Arthur y Sean, eran en exceso veloces, a pesar de no ser nada viejos, sobrepasaban la fuerza y rapidez de Alec.

Quince segundos después, Alec se encontró tirado en el piso, mientras alguien le mantenía ambas manos en la espalda, con fuerza.

Sebastian y el otro cazador, se burlaban de él.

-¿Lo ves? Yo no juego… -Sebastian se puso en cunclillas.

Tomó un mechón de cabello de Alec y jaló con fuerza, Alec soltó un gruñido.

- Me divertiré mucho contigo…


Primer capítulo de una historia que surgió una noche de copas y de chisme (? entre las Administradoras de la página en Facebook "Fuck yeah Malec"

Historia co-escrita por;

*Alejandra Lovegood

*Mariana Luna

*-Magnificent Carstairs

*Seiko~

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