Con el término de mis clases (que debo aclarar que este año ha sido el más difícil de toda mi carrera) he retomado la escritura. Lamento profundamente no haber aparecido antes, o más bien haber desaparecido sin dar señal. Se que algunos (as) me extrañaron, pero aquí estoy de vuelta. Con muchas ganas de escribir de nuevo. Sólo puedo decir que me hacía muchísima falta, y que los extrañé a todos.
Aquí les tengo la historia de por qué dos hermanos decidieron entregarse en las garras de un perverso científico, y perderse en una vida llena de entrenamientos, dolor y maldad.
Recuerden, los pensamientos de los personajes están entre comillas.
Cualquier sugerencia, duda o reclamo por desaparición, pueden escribirme a mi mail, o dejarme simplemente un review...
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Reflexiones de Dos Androides Capítulo 1: El EmbarazoNunca pensé que mi mayor temor se hiciera realidad aquellos eternos meses en que en mi vientre llevaba el fruto de mi amor con ese enano calvo. Nunca me gustó admitir que un robot como yo, aquel ser humano destruido en las manos de tan despreciable científico, tendría la capacidad de tener hijos, y no me di cuenta de eso hasta el día mismo en que sentí crecer un bulto dentro de mi. Y más aún, nunca se me pasó por la mente que alguien como yo tendría la capacidad de amar con tanta intensidad. Mi vida había sido un desastre siempre, desde que tengo memoria; pero cambió más aquel día en que entregué lo que me restaba de libertad al doctor Gero; sin duda eso terminó de destruirme por completo.
Si no hubiera sido por Krillin, yo no seguiría con vida. Fue el único que creyó en mi desde siempre, que me miro con esos ojos enamorados que terminaron derritiéndome. Era la primera vez que alguien no me juzgaba por mi aspecto, que se quedó conmigo sin ser mi familia. A pesar de mi coraza y mi carácter supo encontrar al alma que se encontraba muy escondida, que nadie había descubierto.
Quien me imaginaría años después, conviviendo con los que alguna vez fueron mis enemigos. Yo tenía una misión programada en mi sistema: destruir a quien había devastado el sueño de crear el mejor imperio de todos los tiempos. Sin embargo, terminé riendo, compartiendo y hasta confesándole mis secretos al grupo de amigos de mi esposo.
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Recuerdo aquella ocasión en que algo extraño se produjo en mis circuitos. Años atrás me las hubiera arreglado sola, pero ahora tenía a Bulma para cualquier duda tecnológica que se me presentara. Con mucha vergüenza volé hasta su mansión en la Capital del Oeste. Nunca había hablado con ella, pero necesitaba con urgencia a alguien que supiera de robótica y averiguara la causa de mis malestares.
Llevaba algunos meses viviendo con Krillin en Kame-House, y habían sido los mejores de mi vida. Había descubierto que tenía corazón y a pesar de que mi hombre no era el más atractivo del planeta, me sentía completa a su lado.
Toqué a la puerta con temor, hasta que un pequeño de unos cuatro años me abrió la puerta.
-Si? ¿Qué desea?- me preguntó mientras me observaba con desconfianza.
-Hola- dije –estará en casa la señora Bulma Briefs-
-Sí, está en casa. Adelante, espere en el recibidor mientras la llamo- el pequeño se alejó gritando por su madre. Luego, se devolvió hasta donde yo estaba.
-¿Por qué no tiene Ki?- me preguntó con sus ojos color de cielo –Mi papá me dijo que todas las personas, por muy débiles que fueran, tenían que tener un Ki- no quise responder a sus inquietudes y me quedé en silencio hasta que se marchó.
Recuerdo que la primera mirada que me dio aquella mujer fue de espanto. Luego, se quedó helada sin saber que hacer o responder. Supe de inmediato que mi presencia no le alegró en lo absoluto; el daño que había causado en el pasado le hacía pensar que venía por su esposo, por su familia o por su propia vida. Rápidamente me adelanté en hablar.
-Necesito tu ayuda porque no se a quien más recurrir- de inmediato su semblante cambió. Comprendió de inmediato que era la única persona en la tierra que podía ayudarme, aunque primero me dio una advertencia:
-Si quieres mi ayuda para destruir este planeta no cuentes conmigo- sus palabras hicieron que salieran ironías de mi boca.
-No me hagas reír. Si quisiera eso ya lo habría logrado-
-Y entonces, ¿qué quieres?- me preguntó con una pose muy parecida a cierto guerrero saiyajin. Antes de formular cualquier respuesta vi que todo se ponía en negro y caí desmayada al suelo.
Horas más tarde desperté en una camilla. El lugar parecía un laboratorio, el cual me trajo pésimos recuerdos. En un banquillo estaba la mujer que leía unos libros y apuntes. Al verme despertar me dijo:
-Se que no tienes malas intenciones y te ayudaré. Pero no quiero que Vegeta se entere de esto. Por suerte no tienes Ki!- decía mientras me sonreía. Que confiada era; podría haberla engañado perfectamente, pero supo adivinar que realmente la necesitaba.
Los días anteriores una gran cantidad de malestares me atacaban como vengándose de mi falta de humanidad. Pero claro, ser robot tenía sus ventajas. Había dejado de tener los típicos problemas de mujer, como mi sistema reproductivo, al menos eso pensaba yo al no tener las mensualidades al que las mujeres corrientes estaban acostumbradas. La verdad, había vivido por años sin preocuparme por esas pequeñeces, claro que hacía un tiempo me estaba arrepintiendo de ser un robot. Muy dentro de mi quería darle al hombre de mi vida lo que deseaba, lo que su mejor amigo había podido tener: una familia. Pero creo que desde un principio sabía que conmigo eso no sería posible.
Bulma me hizo pruebas y exámenes durante más de un mes, sin encontrar las razones de mis problemas. Por supuesto, estaba buscando en los lugares equivocados, y no la culpo.
En una oportunidad en que estaba llegando a la corporación mi peor temor me divisó aterrizando en la parte de atrás de la casa.
-Chatarra!- gritó un sudado hombre que salía de una extraña cápsula en la mitad del patio –¿Me estás buscando para que te de una paliza?-
-¿No serás tú el que quieres una?- respondí enfadada
-Eres tú la que ha invadido mis dominios pedazo de hojalata- me dijo en su pose de superioridad.
-No vengo a verte a ti, así que no me hagas perder el tiempo-
-Te daré una paliza por venir a provocarme- Ya me había puesto en aprietos. Si Bulma no llegaba pronto, Vegeta cumpliría su promesa. Había aumentado sus poderes desde que lo enfrenté por primera vez; pero no podía evitar querer darle una lección de todos modos.
-Llegaste más temprano!- dijo Bulma mientras salía al patio
–"Justo a tiempo"- pensé, mientras Vegeta hacía caso omiso y aumentaba su Ki con desesperación.
-¡Que diablos te sucede mujer!- dijo con enfado –Vete de aquí con el mocoso inmediatamente!!-
-Ah?- la peliazul se negaba a darle explicaciones, y eso se notaba a kilómetros.
-O me das una buena razón para que este pedazo de chatarra vieja esté aquí, y la hago pedazos!!-
-Tranquilo Vegeta- decía la chica con la mayor con tranquilidad -N°18 no podría hacerte daño, has entrenado mucho!- le decía al tiempo que me guiñaba –Vamos al laboratorio-
-No irán a ninguna parte a parlotear, esa basura no es una de tus amiguitas que yo sepa-
-Bueno, pues ahora lo sabes- decía mientras me arrastraba a una de las habitaciones.
En el camino no dije nada, pero agradecía la intervención de Bulma ante el testarudo de ese saiyajin. A pesar de tener un gran carácter, el príncipe era dominado por su mujer; lo que me había salvado la vida.
Ya estaba cansada de todas las pruebas, y eso ambas lo sabíamos. Incluso me había rendido a saber la razón de tantas molestias, las que aumentaban cada día. Krillin también se estaba preocupando, y en más de una ocasión me preguntó si era posible que estuviera embarazada, lo que negaba rotundamente.
Bulma no sabía de mi relación sentimental con su amigo de la infancia, seguramente pensaba que vagaba por la tierra o algo por el estilo. Por el momento sólo lo sabía el maestro tortuga, ese viejo pervertido que siempre se asomaba por mi ventana cuando me estaba cambiando de ropas. Más de alguna vez lo golpeé, pero nunca aprendía la lección. A pesar de la incomodidad, me acostumbré poco a poco al estilo de vida pacífico. A las olas que azotaban a la isla todas las mañanas, y a la suave brisa que surcaba mis rubios cabellos en las tardes. Por primera vez en mi vida era feliz, con un hombre a mi lado. Pero no era suficiente, sentía que si no le daba a Krillin lo que ambos deseábamos, nuestra relación acabaría por marchitarse. Al menos así era mi pensamiento; y como no sería capaz de darle un hijo un día aún no estipulado me marcharía sin dar explicaciones. No quería hacer sufrir a más gente por mi culpa, eso ya me tenía cansada, ya que había sido mi cruz toda mi vida. Tampoco pensaba en luchar por la justicia, jajaja, sólo quería tener una vida pacífica y vivir en paz sin molestar a nadie... Como cambia la vida!
Las pruebas seguían y seguían sin resultado, lo que estaba comenzando a fastidiarme. Ir a casa de los Briefs ya era todo un sacrificio. En primer lugar, me costaba mucho entablar conversación con la soberana, especialmente con Vegeta rondando en los pasillos. Me miraba con esa neutralidad conocida por todos, pero sabía perfectamente que su orgullo se destruía cada vez que recordaba la forma tan humillante en que había sido derrotado por mi; o los extraños personajes que cada vez que iban me ofrecían gentilmente pastelillos o cualquier forma de comida dulce. O el pequeño mocoso que aumentaba sus dudas con respecto a mi ki:
-¿Realmente eres una chatarra?- preguntó un día el pequeño mientras comía una de sus porquerías en mi presencia
-Trunks! Qué tonterías dices!!-
-Pero mamá! Papá dijo que quien no tuviera Ki era una chatarra de hojalata!-
-Papá es un tonto! No debes escuchar todo lo que dice!-
-Mamá...-
-Si Trunks-
-¿Puedo ir a casa de Goten?-
-Claro hijo, pero tendrás que esperar a que termine de hablar con N°18-
-Pero me puedo ir volando, papá ya me enseñó! Mira!- Trunks se elevó por los cielos enseñándole a su madre e invitada lo que era capaz de hacer a tan corta edad.
-Vaya hijo! Eres inteligente y hábil como tus padres!- dijo al tiempo que miraba a la invitada, que cada día se fastidiaba más de ir a la corporación –De acuerdo Trunks, puedes ir a casa de Goten-
-Gracias mamá!!!-
-Y sabes como llegar a las montañas?-
-Es fácil, puedo seguir el Ki de Goten!- en esos instantes el pequeño de apenas cuatro años salió volando sin dejar rastro. Bulma debía conversar seriamente con su paciente:
-Te he revisado de todas las formas posibles- hizo una pausa –revisé tus circuitos, tu memoria aérea, tu transformador, y cada una de las partes de androide, y definitivamente podría asegurar que no tienes nada- esa respuesta me decepcionó totalmente. La gran Bulma Briefs me había fallado –Sin embargo- continuó –me falta lo último. Y te prometo que sólo me tomará unos 10 minutos- No sabía a que se refería...
Se trataba de dejar una muestra de sangre para comprobar si habían enfermedades que me estuvieran afectando no eran robóticas, lo cual encontré una pérdida de tiempo, pero no tenía nada que perder; el viaje y las molestias me las había tomado ya. Ahí fue cuando la inteligente peliazul quedó pálida al ver los resultados que la computadora había arrojado...
-No es posible!- dijo mientras mis sospechas apuntaban a una autodestrucción inminente. Sin que me diera cuenta, metió el resultado a otra máquina. Mi enojo fue evidente cuando en la segunda máquina apareció en grande la cabeza calva de Krillin. Bulma cayó al suelo, incrédula de lo que estaba viendo... Y a mi se me agotó la paciencia!
-Ya dime que sucede demonios!- la científica se me acercó y me dio un gran abrazo.
-Es primera vez que diré esto!! Que emoción- Evidentemente mi doctora había perdido la cordura por completo.
-Ya dime de una vez!-
-Felicidades N°18, serás mamá- me quedé ahí mismo, como si las palabras jamás hubieran llegado a mis oidos -¿No me escuchaste?- me preguntó -¡¡Estás embarazada!!-
-¡¡Eso es imposiblee!! Tienes algo mal en tu máquina. Yo fui diseñada para no poder reproducirme-
-No lo se... ¡Pero es verdad!-
Me quedé ahí mismo, sin saber que responder, decir o pensar. Salí volando en dirección a ninguna parte, necesitaba reflexionar lo que me acababan de decir...
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Se que quedó algo cortito el capítulo, pero es lo que hay después de tanto tiempo de no escribir nadita de nada!
Espero sus reviews!
Besos!
Bulnatt!
