Disclaimer: Nada me pertenece, excepto esta seductora manera de escribir
Disclaimer: Nada me pertenece, excepto esta seductora manera de escribir. XD
Advertencia: Lemon y mi vulgar caló mexicano.
Sugerencia: Leerlo con detenimiento, con tranquilidad y una colección de música sucia, industrial y oscura... La intención es que durara horas, al escribirlo sí me lleve ese tiempo pero para leerlo solo me tomaron unos minutos. U.U Duhh...
Dedicatoria: Para todas y todos los enfermos que no querían pensar que Matt y Mello serían una excelente pareja Yaoi, pero, al leer o ver involuntariamente las cochinadas que hacemos, se convencieron de que había algo más... No quiero hacer mucha flatulencia en esto, pero, dedicado a todos mis amigos que lean esta 'tontería', porque, si no, sí me llevaría una súper lista, compréndanme... Sólo mencionare a tres o cuatro... (o cinco ¬-¬').
A yami no hime, mi única princesa, tengo que admitir que te amo, pero, claro, no quiero ser acosadora... para ti, por dejarte pervertir con el Yaoi...
A Nath, por prestarme todos los tomos de Death Note y apoyarme en todo lo que necesité... Te quiero mucho... ¿Te gustaría ser mi Matt?...
A toda la banda (Alex B, Ana, Bibi, Gian, Gonzo, Homie... Humie -pronúnciese 'Jomi'- o como se escriba... Jaken, Mr. X, Sharon, la Gran Auto nombrada Emperatriz Yoyas, Zazil, etc...), por enseñarme a buscar mi propia felicidad...
Ahora sí, el fic...
Escrito bajo la influencia del cacao y las sucias letras del Industrial de mi lista de reproducción en mi Winamp :D.
5 de la mañana, un estrepitoso ruido agudo me despertó, vi la luz y la televisión encendida, olvidé apagarlas, me levanté del colchón que está en el piso, mareado, me incorporé y trato de alejar mi somnolencia, ahí, en la cocina, sujetándose de la mesa, esta él, ese muchacho demasiado extraño y atractivo para las personas comunes, demasiado ocupado y enojado para pensar adecuadamente, él intentaba integrar el chocolate en polvo en la leche con los violentos movimientos de su cuchara, parecía que no quería escuchar las voces en la televisión, parecía que no quería escuchar sus propios pensamientos... Lanzó el cubierto al lavabo, cualquiera de las escandalosas acciones hubiesen despertado al edificio entero.
Volteó, me miró fríamente, dejó escapar un suspiro bastante agudo, como furioso, temía que me golpeará, haga o no haga, cualquier cosa que le moleste, casi siempre era pretexto para que actuara rudo conmigo, y es porque sólo soy útil cuando quiere realizar sus objetivos, disfrazándolos de conjunción para vengar a L, pero, puedo ver sus verdaderas intenciones con todo lo que hace, él no miente, él no puede mentir.
-¿Qué miras?.- Dijo con un tono fatigado y molesto.
-Deberías descansar.
-Tengo que seguir investigando, no puedo descansar.
Se retiró de la cocina, que se sentía fresca por el foco de luz fría, sentí mi cabeza más ligera, desperté un poco más.
Se metió a la sala, donde yo dormía, con la luz y la televisión encendida. Pasó encima de mi colchón con sus viejas y sucias botas, me sentí el pisoteado; él tiene su cuarto y su cama, intacta porque siempre duerme en la sala, en el sillón, como si hubiese adoptado una manía para cualquier emergencia, yo no puedo dormir en su alcoba, pero me permite dormir en él sofá cuando no esta en él, o en el colchón o el suelo.
Se sentó en una de las sillas para los escritorios, tomó rápidamente su bebida fría, lamió sus labios mojados de leche. Tomó el control del televisor y cambiaba apresuradamente los canales, en ocasiones, tomaba pausas para tallarse los ojos o bostezar.
-Deberías dormir...
-No quiero.
-Se te nota que no has dormido, si quieres yo me encargo de investigar.
-No.
-Estúpido necio.
Apagó el televisor, y sí, obtuve una mirada asesina, pero, estaba tan exhausto que solo recibí una ofensa.
-Vete al carajo...
-Haz lo que quieras...- Dije antes de lanzarme a mi colchón y darle un fuerte apretón a mi almohada, sentía otra vez el sueño, pero, tan delicioso con el calor que seguía en las sábanas, sentía que perdería el conocimiento rápidamente, y que podría descansar como nunca antes...
-Párate de ahí, te tengo un trabajo...
No lo dude, sabía que era para fastidiarme.
-No, ahora no quiero. – Le contesté.
-Te di una orden, levántate.
De verdad, no entiendo cuál fue el momento en que dejé de ser su compañero y me volví en su esclavo.
No me moví, de hecho, me acomodé entre mis cobijas, entonces, escuché como se levantaba de la silla, volteé, quería saber cada uno de sus movimientos, es un impredecible y un maldito.
Sus gestos eran furiosos, pero, reveladores de su estado desvelado.
-Vamos, intenta dormir...- Le sugerí.
-No voy a dormir ahí contigo...- Dijo como si se le hubiese ofendido
-Nunca dije que fuese aquí, conmigo.
-¡No lo digas como si fuéramos a hacer algo!
-¡Él qué esta insinuando cosas, eres tú!
-¡Yo no insinúo nada!
-¡Claro que sí! ¡Tienes cama, sofá o suelo para dormir y donde creíste ser invitado, es en mi cama!
-¡Yo no creí nada, maldito bastado!
-¡No es mi culpa si ya no te sirve sustituir chocolate por sexo!
¡Ouch! Toqué un tema muy delicado, combine dos palabras muy serias en una sola frase.
-Bien... -Dijo extrañamente tranquilo.- Si crees que de verdad necesito sustituir un placer con otro, te reto a que sustituyas a mi chocolate.
-No digas pendejadas.- Solté tratando de digerir la escena.
-Me crees frígido, sustancialmente incómodo y odioso, pues, inténtalo. Te aseguro que no logras ni calentarme.
-No te atrevas...
-Puedo asegurarte que tú tampoco te has divertido mucho, ¿o qué?- se acercó a tocar mi cabello como a un pequeño animal- lo sustituyes con cigarros, cerveza, drogas...
Me abalancé sobre él, intentando darle un puñetazo, pero, su curiosa sonrisa malévola, me detuvo en mi frenético ataque, pero, tengo que aceptarlo, no quería golpearlo, y para aceptar el reto, se necesitaba otra forma de atacar.
-Vamos, te reto, intenta derretirme...-Se burló.
-¿Crees que no puedo hacerlo, crees que sigo siendo ingenuo? ¿Infantil?
-Te la vives en tus videojuegos, ¿qué puedo pensar yo de ello?
-Piensa, entonces, que yo, sí sé divertirme, y tú, gruñón y estúpido muchacho, sólo sabe insultar por envidiar la felicidad que no tienes, ¡el único orgasmo que tendrías sería atrapar al asesino, venciendo a Near, auto-proclamándote rey número uno de tu cagado juego de detectives, que, por supuesto, nunca lo tendrás!
¡Vaya realidad!
Sí, sí le afecto, hizo una mueca, y sus ojos me despreciaban más que nunca.
-El desafío sigue pie.
-¡Pues, acepto!
Aún con su mirada de poco amigos, enroscó sus brazos en mis hombros. Sinceramente no sabía que hacer... ¡Estaba muy nervioso, había esperado éste momento tanto tiempo! Opté por deshacerme de su chamarra, no hubo resistencia, y volvía a sujetarse en mis hombros, besé su mejilla y después abrí más mis labios para dar una ligerísima chupada en el mismo lugar, y luego succionar su piel, estaba fría, a pesar de estar dentro del departamento, hacer rabietas y enfurecerse, no había recuperado el calor que el ambiente le había arrebatado.
Lamí su cuello, sentí temblar su cuello, pero, cuando miraba a su rostro, seguía gélido y enojado, no sabe mentir, pero, sí contener miradas ardientes.
Descubrí su herida de su cabello, rozaba gentilmente la cicatriz con mis yemas, que temblaban y se agitaban, intenté abrir su chaleco-blusa(no sé, sinceramente, nada de ropa), pero, mi excitación y torpeza, le dieron a favor una sonrisilla en la comisura izquierda de su boca, con sus ceñidos guantes deslizó sus dedos sobre el cierre y lo abrió. Me estremecí. Toqué fugazmente su pecho blanco, delicado y suave. Me acerqué a su rostro y besé sus labios, tan húmedos y resbalosos, paulatinamente abría mi boca, esperando su lengua, intenté forzar mi entrada con la lengua, deslizándome sobre sus labios, no sé si se negaba o jugaba, pero, después de diversos intentos, aproveché uno de sus gemidos que prolongado, adentré para tocar sus dientes, y por fin, esa lengua, caliente y mojada, el contacto resbaladizo, era una sensación tan excitante, su boca sabor chocolate, sus rítmicos movimiento intentando tocar algo más allá de nuestra ropa, tan desenfrenado...
Entonces, bajé a su pecho, aprovechando sus ojos cerrados por la excitación, pero, su boca simulando seriedad, recorrí lentamente su pecho con lamidas furtivas, ahí, arqueaba su cuerpo a mi rostro, llegué al cierre de su pantalón, escuchar el metálico sonido me inquietó.
-Sólo conseguiste entusiasmarme.- Se burló.
Sí, claro, tentativa para amedrentarme con su quebrada voz.
Debajo del cierre de su pantalón, había algo que esperaba por mí, y su rostro me lo decía, ojos semicerrados, labios semiabiertos, su cuerpo me lo pedía, torso contorsionándose hacía mí, manos buscando y apretando cobijas, y ahí, entre sus piernas, el mayor trofeo, esperando salir, erecto y bombardeado de sangre...
Después de liberarlo, creo, que en blanco me quedé, no sabía satisfacerlo, lo he hecho con chicas, pero, ¿qué hacer con un chico?, ¿Esperaba inconscientemente que Mello fuese la chica que parece?.
-Creo que haces algo mal.- Me reprendió.
Me empujó con su mano hacía atrás. Su mirada que se asomaba entre mis piernas era terriblemente fogosa, pervertida, con ojos siniestros, emergiendo de entre mis piernas, como el paso sigiloso de un felino, aproximándose a mi rostro, no para besarme, sólo para soplar entre mis labios, en mi barbilla y mi cuello, como una incitación, una marca de su invitación, una prueba de lo que podría suceder. No sólo suspiraba, también reía, imaginaba su cruel sonrisa debajo de mi cuello, evitando roce o contacto, quería encender la mecha en el momento adecuado, en donde explotará nuestra pasión.
Se quitó el guante de su mano derecha sujetando entre sus dientes la punta de su dedo índice, a mí me cedió el privilegio de su mano izquierda.
No sé porque me sorprende ver sus uñas largas y pintadas en negro, pero, como nunca se quita los guantes... y no sólo les usa para evitar darle pistas a quien llegase encontrar una marca digital, no, el mayor secreto de usar guantes, es su ansiedad cuando se mancha las manos: aceite, polvo, lodo, jabón, dulce, salsa, o cualquier cosa que le ensucie las manos inmediatamente talla furtivamente contra sus yemas, tratando de eliminar cualquier inmundicia, la frota contra cualquier papel absorbente, toalla, franela o chamarra que encuentre... Sólo le perdona la profanación a su amado chocolate, porque lame constantemente sus dedos para que ningún gramo de chocolate se haya desperdiciado... ¿Le perdonaría a mis fluidos deshonrar sus manos?.
Sus manos jugaban con mi pecho, no acariciando, sino, lastimando mi piel, enterrando esas depravadas garras en mis costillas, mis piernas se agitaban constantemente, yo, recargando la espalda en la pared, sólo podía echar mi cabeza hacía atrás, como respuesta al estimulo que hacía con su boca y manos en mi cuerpo.
La mejor parte llegó al soltar mi excitación, abrió mi pantalón y con sus manos bastante ágiles, prácticamente me tenía a su merced. Sus intrépidos dedos hacían la mayor parte del trabajo, bajando y subiendo, sujetando con firmeza, cada movimiento era tan perturbador, oscuramente malicioso; cuando más lo disfrutaba, sentí una calidez bastante sugestiva, cuando esta calidez, se volvió húmeda y adquirió movimiento, fue necesario soltar unos gemidos ahogados en la garganta, no tiene caso contenerlos u omitirlos, lo sientes, pero, tan exquisito, que debes desplazar el egocentrismo y orgullo por felicidad y placer.
Buscaba de donde sujetarme, sentía que me tiraban con fuerza, había una agudeza de placer cercana e inevitable, en ese momento, se detuvo.
No recuperaba el aliento y hasta ese momento percibí mis palpitaciones aceleradas, él levantó su rostro y descubrió su sonrojado gesto, del cabello que se pegaba por el sudor; la seña más provocadora: cuando limpiaba su boca con el dorso de su mano.
Sugestiva seña que olvidé preguntarle el porqué de su interrupción, cuando por presumir de lo que carezco (sobre todo verme estúpido), le dije:
-¡Vaya corrección! No eres primerizo.
-Para llegar alto en la mafia se necesita más que poder y talento.
Sí, mi ignorancia no pudo ser tan obvia, no sólo su inteligencia, violencia y determinación lo habían llevado tan alto con los 'chicos malos', aunque claro, hubo muchas personas, dominantes o sumisas antes que esto, y que yo.
N. A.: porqué el cursor me espera con el filo de su desprecio? ¬¬'
Un incómodo silencio, reflejado por su mirada inquisidora me quitaba la diversión.
-Bien, bien, ya entendí... Dime la verdad, esto acabará bien, ¿No?.
Se recostó sobre una de las almohadas (¡¿Cielos, como alguien tan sádico y enfermo, puede verse tan dulce y enternecedor?!), recostó su rostro y después dijo:
-Ya aprendiste algo, inténtalo...
Otra vez, besar su cuello y girarlo completamente hacia mí, calentarlo otra vez... Podía sentir sus manos empujando hacia abajo, guiándome al éxtasis, sujetándome dulcemente.
Lo había logrado, escuchaba sus gemidos y suspiros escapar de sus labios, moviéndose instintivamente hacia mí, incluso sus piernas estaban fuera de control.
A pesar de mucho placer, necesitaba algo más... Minutos después lo había descubierto, dejé de jugar con mi lengua e intenté tenerlo en mis brazos, entre sus piernas pretendí quedarme, rodeando mi cintura con sus muslos, pero, antes de cualquier cosa, me sujetó en el cuello...
-¿Qué haces? –Preguntó tranquilamente (mientras tranquilamente me asfixiaba).
-Ahg...
Me soltó, esperaba que mi circulación regresara a la normalidad.
-Intentaba... argh... hacerlo... un poco más...
-¿Egoísta?
-¡No! Interesante.
-Nada interesante, hasta no haber terminado.
-Pero, seguramente a ti te agradará.
-Como mi pie en tu trasero.
-¡Alguien tiene que ceder!
Strike Three! Veamos, ¿Qué será menos doloroso, una golpiza o someterme?
-Él que tiene que ceder, eres tú.
Intentó ponerse sobre mis caderas, pero, estaba convencido de que yo debía ser quien mandaba... Fue así como comenzó una batalla por la dominación.
-Podría ser yo el uke, -dijo- pero, haciendo lo que yo digo.
Encendió mi rostro, pero, yo insistía en hacer, no obedecer.
-Tú me retaste, no dejaré que juegues conmigo...
La discusión se volvió resistencia, sus manos estaban sujetando mis muñecas, yo trataba de empujar, aprovechando que no estaba totalmente inmovilizado, y en algún momento sostener sus brazos, entre la riña y el placer, no nos importó dejar a un lado el gratificante avance y contacto con nuestra estúpida pelea por el poder (o simulábamos para adquirir más satisfacción; You know, like a depravity...)
El forcejeo se convirtió en movimientos sin congruencia, e inmediatamente volvíamos a donde nos habíamos quedado, y sin notarlo, mis manos sujetaban, ahora, sus muñecas; sobre mis caderas, encima de mi miembro, retorciéndose, moviéndose, diría, casi sin control, o coreográfico faje; veía extasiado su imagen, como un masoquista sujeto por grilletes y suplicando por más, tan dulcemente perfecto o perfectamente dulce...
Lo sentí, nos acercábamos, sugería su rostro ansioso, su inevitable final, tan lento, sugestivo y pornográfico, escuchaba notas que nunca creí recordar, conjunción limitada de roce, contacto pleno, relación ficticia, se arqueaba más, y su ritmo incrementaba...
Por mi parte, cada movimiento era más sádico, tenía una escala de máxima presión, pero, en su pausada danzada, perdía un poco de emoción, pero, regresaba dolorosamente cada vez más fuerte.
Lo escuché, su grito ahogado y revelador, lo percibí en mi pecho, goteando cálidamente, lo vi, encorvándose y temblando, tratando de mantenerse en esa posición con sus brazos que flaqueaban por los impulsos y el placer. Lo logré, expulsando todo lo que él deseaba, encorvándome hacia su pecho, mis manos no apretaban sus brazos pero unimos nuestras manos y después lo jale a mi pecho, lo deseaba abrazar, como si no quisiera desaprovechar toda la satisfacción, antes de perder el conocimiento...
-¿Lo logré? –Le pregunté cínicamente.
-Después veremos...
Se sentó nuevamente, era una imagen santificada, su inmoral cara, lamiendo sus sucios dedos, oscurecido retrato, con un brillante fondo iluminado... Sólo caí, como inconsciente, mirando hacía arriba, la ventana me ofrecía un despliegue de hermosos colores fríos y aterciopelados, el limpio amanecer.
Desperté a las 10 de la mañana, el sol pasaba las persianas tan artificialmente, que me asqueé, quería unas románticas cortinas de tela, como en mi infancia...
Miré a mi lado, dormido, tranquilamente, sobre la almohada, tal dulce y maligno, tan indefenso y temible, su cabello rubio brillaba como hilos dorados, suaves y lacios, me sorprendió su movimiento, intentaba alcanzar una almohada para abrazar y estrujar, pero, tomó mi brazo encajándome las uñas y jalándome hasta su cuerpo, se recostó sobre mi pecho, no podía moverme, me quedé atrapado, como un tonto insecto en la telaraña...
Me resigné sonriendo, y escuché:
-Toca mi cabeza.
No entendía la orden, intenté acariciarla, pero, él la sujetó y movió encima de su cabello, como adular a un animal.
-Estúpido chocolate blanco.
Sí, me resigné sonriendo, durmiendo otras horas, hasta que él descansara.
Ahí esta, primer capítulo, espero que le haya gustado, a mí sí, porque, planeo muchos cuentos, pero, me salen mejor improvisados...
Los veo en el siguiente capítulo, narrado en primera persona por Mello, Muahahaha! Los sucios pensamientos detrás de su enferma mente muahahaha!! Bueno... ya. ¬¬' Nos vemos.
