[VERSIÓN EDITADA Y CORREGIDA]
Un reto que me puso una amiga en la Universidad. Escribir 14 historias de amor para el 14 de Febrero. Y sinceramente, fue lo máximo que he llegado a escribir en mi vida. Más que nada porque me tocó en mitad de los exámebes. Así que mi cabeza acabó hecha puré de patatas x'D
Pues nada, que espero que os guste. Toda esta colección tendrá al principio las siglas RSV (Reto San Valentín)
1 besito muy grande ;D
Ciao~~
P.D: Las palabras clave con las que escribir han sido (elegidas al azar): Discoteca, Azahar (Flor), Pañuelo, Beso Francés
Hacía unas tres horas que había salido del instituto. Estaba en el último año y, después de los exámenes, lo único que quería era despejarme. Aunque pareciera que mi hermano no lo entendiera.
Y he intentado hacérselo saber de varias maneras, pero nunca hay manera de hacerle entrar en razón. Lo único que me había quedado por hacer en esta ocasión es, además de avisarle, no estar en casa cuando sabía que el iría para castigarme o encerrarme. Era realmente, a veces, demasiado sobre protector.
Y ahora estaba allí. En una discoteca del centro en la que habíamos entrado gracias a unos carnets falsos y disfrutando de la música en vivo que estaban poniendo. No sé si había sido la mejor elección el ir allí acompañado de Lily y Johan, que llevaban saliendo unos cuantos meses y estaban celebrando su particular San Valentín. Y, me estaba sintiendo como un sujeta velas de cuidado.
Fruncí el ceño y negué con la cabeza. Realmente solo les había acompañado por la persona que estaría en aquel momento en el local. Xian. Él era un compañero nuestro de clases, dos años mayor por repetir, que estaba trabajando en aquellos mismos instantes.
Tal vez el trabajo de DJ no era algo que cualquiera denominaría trabajo como tal, pero al parecer pagaban bien y él estaba contento con ello. Y nosotros no seríamos quienes le quitáramos esa idea de la cabeza.
Me apoyé en la barra y escuché como la mujer que estaba en aquellos instantes de camarera, me preguntaba que quería. Por encima de la música alta, me giré y pedí un Venus; un cóctel hecho con flores de azahar… A saber cómo estaría, pero todos los ingredientes los conocía. Vodka, zumo de melocotón y de albaricoque, fresas, hielo y flores de azahar…
Lo último me pareció curioso y creo que por eso lo pedí. No sé. Mi mente es un completo desastre, sobre todo después de los exámenes.
La mujer me dio la bebida y comencé a beberla. Estaba rica. Dirigí mi mirada del cóctel a la plataforma en la que se encontraba el DJ y le miré fijamente. ¿Por qué tenía esa sensación de angustia e incertidumbre dentro de mi cuerpo cada vez que le veía? ¿O cada vez que estaba con él? Solo bastaban unas palabras para hacer que todo mi cuerpo sufriera un cortocircuito y no supiera qué decir.
Lo que tampoco entendía era cómo podía llevarme tan bien con alguien como él. Quiero decir, era el chico malo de clase. No aparecía por las mismas, y cuando aparecía, o se quedaba dormido, o hacía cualquier cosa para que le mandasen a dirección. Cómo la última vez en la que quemó la pantalla del proyector con unos petardos.
Aunque esa vez sé que no fue intencionadamente. De hecho, se salieron de control.
Cuando me di cuenta, ya me había bebido el primer vaso y pedí otro, el cual casi se me vuelca encima por un golpe. Giré la cabeza, enfadado, y me encontré a mis dos amigos dándose el lote literalmente sobre la barra.
Bufé molesto. ¿Por qué no se iban a un hotel? Me pregunté dando un pequeño sorbo y continué mirando a Xian. Era castaño, con el pelo corto y dos mechones algo más largos enmarcándole la cara. Además, tenía unas cejas anchas y gruesas y los ojos castaños oscuros también.
De normal, era una persona muy silenciosa y no le gustaba juntarse demasiado con la gente. Igual que yo. Lo raro, era que Lily y Johan se juntasen conmigo, con lo abiertos que son en comparación conmigo. Esbocé una sonrisa amarga, aunque no supe el porqué, y apuré lo que quedaba en el vaso.
Volví a pedir otro y esta vez, sentí como Lily me tocaba el hombro. Al parecer se había separado un poco del ataque de Johan.
-Emil, ¿estás bien? –preguntó un poco preocupada.
-Sí, ¿por? –pregunté sin quitar la mirada del nuevo vaso que me habían dado.
-Porque estás bebiendo demasiado, ¿no crees?
La miré y negué con la cabeza.
-No. Tal vez sí… No lo sé –suspiré y bajé la mirada-. Necesito despejarme, solo eso.
Ella asintió y observó cómo me bebía el resto de la copa, de un solo trago. Dejé el vaso con un golpe sordo y seco sobre la barra y me dirigí hacia la terraza, sin apartar la mirada de Xian. ¿Por qué le miraba tanto? Inspiré profundamente y salí fuera, sintiendo como el frío me daba de lleno en la cara.
Caminé, tambaleándome, hasta la barandilla y comencé a mirar hacia abajo. ¿Habría bebido tanto como Lily había insinuado? Solo habían sido tres vasos, pero es cierto que no estaba acostumbrado a beber. De hecho, esta era la primera vez que lo hacía. Y, además, los vasos eran más grandes que los normales, por el mero hecho de ser cóctel.
Me puse una mano en la cabeza y la apoyé en la barandilla. Sentí el frío del metal calmar, relativamente, el dolor de cabeza que estaba sufriendo en aquellos instantes. Y era irónico puesto que mi cabeza no estaba en contacto con aquella superficie. No me gustaban los antros como este, estaban llenos de humo y de música alta. No entendía cómo la gente podía disfrutar en ellos.
Una mano en mi hombro me hizo girar la cabeza y abrir la boca.
-¿Qué estás haciendo aquí? –pregunté mirando al chico que me había tocado.
Se encogió de hombros y se puso junto a mí, mirando al horizonte, en el cual solo se veían edificios y luces.
-Lo mismo podría preguntarte yo.
-Yo no estoy trabajando, Xian –contesté mirándole fijamente.
-Y yo estoy en mi descanso –dijo con una leve sonrisa.
Miré de nuevo al horizonte y entrecerré los ojos.
-¿Te encuentras mal?
-No me gustan estos sitios –contesté con simpleza.
-¿Entonces para qué has venido?
-Te recuerdo que tú me invitaste.
Xian se encogió de hombros y ladeó la cabeza.
-Podrías haber rechazado la invitación.
-No. No podía.
-¿Y eso por qué? –preguntó extrañado.
Le miré fijamente y me encogí de hombros.
-No lo sé… Yo…
¿En qué demonios estaría pensando? No sé cuando había acortado tanto la distancia entre nosotros, pero ahora mismo, tenía a Xian entre mis brazos, besándole apasionadamente, sin dejarle respirar ni un solo momento. No le dejé separase poniendo una mano detrás de su cabeza, en la nuca, apretándolo más contra mí.
Aproveché el momento ínfimo que abrió los labios para introducir mi lengua explorando cada rincón. Jugué con su lengua, la cual él había comenzado también a mover. Una danza en la que solo nosotros conocíamos los pasos. Sentí como se pegaba más a mí, podía notar la cercanía de su cuerpo y sus caricias, haciendo que mi temperatura corporal subiera más de lo que debiera.
Nos separamos tras unos segundos, lentamente, no sin antes morderme suavemente los labios. Permanecí con los ojos cerrados hasta que me di cuenta de lo que había hecho. ¡Había besado a Xian!
Con un brusco empujón, me separé de él y comencé a caminar hasta el interior de la discoteca, dejando al asiático totalmente solo mientras mi mente era un hervidero de pensamientos y alertas, de pensamientos inconclusos y sinsentido.
-Vaya Emil… Para que me vuelvas a besar así, tendré que traerte más a menudo –murmuró con una mano sobre los labios, acción que vi gracias a girar levemente la cabeza cuando escuché mi nombre salir de sus labios. Estaba sonriendo… ¡Estaba sonriendo! ¡¿Por qué estaba sonriendo?!
Fruncí el ceño y abrí la puerta que daba hacia la discoteca.
-Feliz San Valentín –dijo antes de que cerrara la puerta, completamente sonrojado y tapándome la boca con un pañuelo, parando la pequeña herida que tenía en el labio, cortesía del asiático que seguramente continuara mirando burlonamente la puerta por la que había escapado.
