Ladybug ya se estaba poniendo incomoda, Chat Noir estaba pestañeando demasiado en su dirección. Así que no aguantó:

—¿Tienes algo en el ojo? —preguntó. No lo había visto fregárselos, pero...—¿O tienes un tic?

Quizás era eso, pero después de un tiempo en su compañía, esta seria la primera vez que lo notaba. Chat Noir se extrañó ¿Es que no se daba cuenta? ¿O no quería darse cuenta? Sip, demasiado encanto para ella.

—Te estoy guiñando —le hizo saber.

—¿Qué?

La heroína estaba muy segura que lo había visto pestañear ¿Tal vez no podía guiñar? Pero, ¿Qué decía? Este gatito descarado, le guiñaba en cada oportunidad, pero ahora le estaba pestañeando.

Efectivamente, Ladybug no notaba su intento de coqueteo. Él lo volvió a hacer para remarcar su punto.

—¿Por qué pestañeas?

—¿De qué hablas? Te estoy guiñando con los dos ojos.

Al bichito se le fue toda la expresión. ¿¡Que!? ¿Qué cosa estaba diciendo?

—Eso es pestañear —aseguró, su cara lucia seria.

Chat Noir hizo una expresión confusa.

—¡Momento! —exclamó como percatándose de lo que realmente sucedía.

La joven no sabía con qué iba a venir ahora el gatito.

—¿Cerrar los dos ojos a la misma vez, es pestañear? —preguntó incrédulo.

La muchacha estaba estupefacta. El minino no necesito respuesta.

—¡Yo pensé que tenía doble efecto en coqueteo!—pronunciando de forma agónica— ¿Por qué nadie me lo dijo? —cuestionó recriminatoriamente hacia Bugaboo.

Ella ya creía que tenía un problema grave en el cerebro.

—¡Debo haber parecido un idiota! —Sus manos las llevó en su cara, cubriéndola por la vergüenza.

Ladybug estaba boquiabierta por lo que oía. Efectivamente, Chat Noir era un tonto.