Nota del autor: este es mi primer fick, así que os ruego que seais tolerantes con los múltiples fallos que pueda contener, así como con los errores a la hora de utilizar el vocabulario propio de la saga Potter. Por lo demás espero que os guste. Se agradecerán todos los comentarios xD.

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Las gotas de lluvia golpeaban con furia infinita las rocas del acantilado mientras el viento arrancaba sordos quejidos de la capa de Draco.

Aquella playa se encontraba en el extremo meridional de una pequeña península de la isla de Kautma. A espaldas del joven se extendía un bosque tropical de dimensiones aparentemente infinitas.

De pronto un mortífago apareció frente a él. Obviamente había estado persiguiéndolo, pues su cara denotaba cansancio y su vestimenta lucía algunos desgarros causados en la lucha.

Aquel hombre hizo desaparecer de su rostro la máscara para mirar fijamente a los ojos de su oponente que se disponía ya a hablar en el tono calmado que lo caracterizaba.

Eres muy insistente Dins. Al parecer el señor tenebroso me tiene en tan baja estima como para mandar a un perro sarnoso como tú para cazarme ¿A cuantos de los tuyos has tenido que vender para que te envíen a esta misión?

La mirada de los ojos negros de Hillaryus habría bastado para atemorizar a cualquier hombre, pero Draco ya no se dejaba intimidar por nadie. Había escapado de ataque del propio Voldemort, y no iba a amilanarse ante un subalterno.

-Me alegra saber que tu inminente muerte no te amarga el humor Malfoy.

El rubio dirigió unos ojos helados hacia su adversario y después habló con la más perfecta indiferencia. Nada en su aspecto o en sus movimientos dejaba traslucir nerviosismo o miedo.

-Me complace saber que el señor tenebroso todavía se acuerda de mí, aunque debería dejar de enviar mortífagos y venir en persona. Me temo que tú y los de tu calaña constituís una diversión un tanto pueril para mí. Apenas se os lanzan un par de maldiciones parecéis quebraros y os deshacéis en suplicas de piedad. – Una leve sonrisa de crueldad se insinuó en su pálido rostro-. No obstante te complacerá saber que en mí generosidad te reservo la muerte que cualquier Slitheryn que se precie desearía –La voz de Draco se tensó en un peligroso siseo de cinismo-. Después de todo nunca te he recompensado el haber matado a mis padres.

Tus padres eran unos bastardos inútiles – vociferó Hillaryus - igual que todos los Malfoy. Doy gracias al señor oscuro por haberme concedido el placer de acabar con sus vidas – Hizo una pausa un tanto forzada para reír. Tras esto añadió con burlona curiosidad-. ¿Y qué muerte es esa que me tienes reservada, oh, poderoso Malfoy?

Pero no llegó a oír la respuesta.

Con un grito desesperado miró hacia su pie derecho.

Una pequeña serpiente de unos treinta centímetros de longitud le había mordido el tobillo desnudo.

Dins intentó huir de ella, pero el veneno ya lo había paralizado. Cayó al suelo boca arriba y escupió un pequeño esputo de sangre. Malfoy se quedó a ver como se ahogaba poco a poco mientras boqueaba e intentaba desesperadamente respirar entre las burbujas borgoña que se formaban en su boca.

A su lado Harry miró con tristeza el cuerpo agonizante.

Sabes que no me gusta atacar de este modo… Prefiero luchar cara a cara.

Draco clavó sus ojos grises en los de Harry.

-El mató a mis padres. Nadie puede censurar que yo quiera verle sufrir.

Se acercó al cuerpo de Dins, y con un elegante toque de varita el cadáver se desintegró en una nube de fuego y ceniza.

Harry volvió a mirar a Draco y sintió que una corriente de comprensión lo unía a él. Si aquel hombre hubiese sido el asesino de sus padres no se habría conformado con el levísimo sufrimiento del veneno.

Potter siseó algo en el idioma de la serpiente, que permaneció atenta a sus instrucciones. Cuando hubo acabado de hablar con el reptil Harry se dirigió hacia la pequeña cabaña de madera que ahora constituía su hogar.

En la cama Draco estaba ya acostado. Grandes lágrimas surcaban sus pálidas mejillas.