Pelinegro, alto, musculoso, ojos verde azul, sonrisa de medio lado usual para castigar a sus fans, carácter de luchador renovado, piel perfecta como producto de un balance entre rosa y blanco, características sin fin que demostraban que estaba listo para la vida y aunque no lo estuviera la actitud de ese joven siempre era tan meticulosa que casi nunca dejaba mostrar sus verdaderas emociones. Sin embargo hoy su rostro ostentaba unas impresionantes ojeras, un ceño totalmente fruncido, acompañado de una actitud que a simple vista podría calificarse como "esta ido".
¿Cuándo fue la última vez que Rin miró a su amigo así de preocupado? Porque eso era lo que había en su rostro "preocupación" o quizás algo peor "miedo". ¿Sera que se le había desahuciado totalmente de ser un nadador? Mirándole confuso el peliguinda esperaba que el chico de la cama de arriba emitiera algún sonido. Y pasaron varios minutos en lo que la gente común conoce como "silencio incomodo".
-¡Joder Sousuke! ¿Qué demonios te pasa?— Harto del silencio el peliguinda gritó esperando una respuesta. El pelinegro siguió callado sin pronunciar palabra, es más, ni siquiera le miro. —Me preocupas— Rin miró a su amigo fijamente, si Sousuke tenía un punto débil eran esas dos palabras dichas por un Rin con ojos medio llorosos (como si Rin no llorara por todo).
El pelinegro se bajo de la litera de la que había estado sentado por más de tres horas desde la hora de levantarse como si del borde de un abismo se tratara y con la expresión más seria que él hubiera usado jamás, al fin hablo. — ¡Nanase es un demonio!—
-¿Qué?-
-Nanase es un demonio— Sousuke tomó los hombros de Rin con sus manos y le miró más de cerca para demostrarle que habla en serio.
-¡Maldita sea Sousuke!— Rin le empujó —Pensé que tú y Haruka ya habían arreglado sus diferencias. ¿Qué le hiciste esta vez? ¿Te atreviste a amenazarlo de nuevo?-
-¿Por qué crees que yo le hice algo?-
-Vamos Sousuke, yo sé cómo te las gastas-
-¡Nanase no es como todos creen!-
Rin se llevó las manos al rostro. ¿Cuántas veces habían tenido conversaciones similares? "Aléjate de Nanase concluía en un grito Sousuke". "Jamás" respondía Rin. "¿No ves que solo te está retrasando en tus objetivos?" Volvía a gritar Sousuke. "Haruka es mi inspiración" y Rin salía huyendo del cuarto azotando la puerta.
-¡No volveré a tratar este asunto contigo Sousuke! No importa lo que digas nada arruinará mi amistad con Haru-
Sousuke le miró. De nada servía tener un amigo que no creía en tus palabras, suspiró y esta vez fue él quien salió del cuarto después de azotar la puerta y "con rumbo fijo".
¡TSKS! Sousuke siseaba la lengua terriblemente molesto en los pasillos de Samekuza. — ¡Nanase no es el chico bien portado que todos creen!— Gritó a mitad del pasillo y algunos nadadores le miraron confusos. Sousuke siguió caminando ahora más que nunca su cabeza le gritaba que era necesario demostrarle en la cara a Rin que él estaba equivocado. Ya disfrutaría de la cara de arrepentimiento del peliguinda cuando probara a Rin y al mundo quién era realmente Haruka Nanase. Pero primero encararía a Nanase una vez más antes de desenmascararlo. ¿O será que quería encararlo solo para estar en calma consigo mismo? Sousuke no estaba seguro, solo sabía que debía hacerlo después de lo que paso. Debía hacerlo o pasaría más noches sin dormir… "Recordando".
El baño nunca antes le había parecido tan incomodo a Haruka, quién miraba a tres rostros suplicantes ante él. No podía negar que a veces disfrutaba la compañía de esos tres, pero otras veces estos chicos sobrepasan los límites de la amistad invadiendo sus momentos más íntimos.
-¡Haru-chan! ¡Haru-chan! ¡Tienes que ir con nosotros!— Nagisa brincoteaba alrededor de la bañera en su usual actitud infantil.
-No quiero— Respondió Haruka en su usual tono estándar diferente al que usaba con Rin y Makoto.
Rei y Makoto miraban a un costado de la bañera como Nagisa hacia un puchero tras la negativa del delfín, entonces el rubiecillo miró a Makoto suplicante pues sabía que solo él podía convencer a Haru.
-Vamos Haru, ven con nosotros, te prometemos que te dejaremos estar en a la piscina todo el tiempo que quieras-
-No quiero-
La frialdad en las palabras de Haruka dejo muda a la mamá orca quien le miraba con el seño fruncido sin su habitual y gentil sonrisa, en lugar de eso mantenía la boca abierta visiblemente afligida como si su pequeño retoño la desobedeciera por primera vez. ¿Desde cuándo Haruka rechazaba una piscina? Simplemente no podía creerlo.
-Pero Sempai, no será lo mismo sin ti. "No hay belleza en ver nadar a Rin si no compite contigo", Ustedes son un Binomio perfecto, siempre que nadan parecen dos fuerzas incansables luchando en una contienda sin fin-
-No quiero-
-¡Por favor Haru-chan!-
¡HARU-CHAN, HARU-CHAN, HARU-CHAN!
Las palabras de Nagisa retumbaron en la cabeza de Haru un momento, luego los tres se miraron entre sí como si se comunicaran telepáticamente, en segundos, después de un par de parpadeos un plan siniestro surgió en sus sonrisas, cosa que el delfín notó con agudeza.
-No quiero— Soltó Haru apresurándose antes de que a ese trió se le ocurriera algo que le resultara incomodo.
-¡A él!— Gritó Nagisa.
La pelea en el baño fue épica, tan épica que bien podría ser un digno cuadro de Da Vinci. Imagina esto: Un chico en traje de baño, lo que significa que su torso estaba totalmente descubierto, húmedo y con gotas de agua resbalando por su piel blanca. Tres fieras salvajes arrastrándole fuera del agua, las tres fieras usan short y playeras delgadas muy al estilo veraniego. Los dedos del joven aferrándose a la baranda de metal resbalosa (Si de esas que hay a un lado de las bañeras hechas para aumentar el riesgo de desnucamiento en la misma). Una fiera rubia haciéndole cosquillas en las axilas. Una fiera azul abrazándole la parte inferior del torso y halando con fuerza. La ultima fiera, la más fuerte, halando de los pies. El nadador medio cuerpo fuera de su preciosa bañera. Las tres fieras mojadas por el pataleo del anterior y aumentándole el hecho de que sus playeras ya se transparentaban por la humedad dejando entrever los músculos de sus cuerpos. ¿Un hermoso cuadro no? Yo diría "MAGNIFICO".
-¡Ríndete Haru! Te tenemos en nuestras manos-
El joven intentó responder a Makoto pero de su garganta solo salían sonoras carcajadas. Mientras luchaba con todas sus fuerzas por evitar que le alejaran del agua.
-¡tiren más fuerte chicos!— Grito Nagisa mientras intentaba en vano zafar los dedos de Haru de la baranda. Una mano intentando levantar los dedos para abrir la mano, otra mano profundizando la terapia de cosquillas.
-¡Sempai deja de resistirte!— Rei apretó con más fuerza, mucha más fuerza y…
¡PAMM!
Un silencio profundo se hizo presente entre los cuatro jóvenes. El valiente tritón había caído de la bañera. Ahora estaba frente a sus amigos desnudo, con las piernas semi-abiertas frente a ellos, el cuerpo adolorido, el rostro sonrojado y sus cabellos mojados cubriendo sus ojos. Una marca rojiza y horizontal atravesaba su espalda debido a que al caer se golpeo con la orilla de la bañera.
-¡Lo siento sempai!- Exclamo medio asustado Rei y se levanto de encima de Makoto aún con el traje de baño en las manos.
Rei estaba terriblemente avergonzado había usado demasiada fuerza y le había sacado el traje a Haruka pero al igual que Makoto y Nagisa no podía evitar el deleitar su vista con el delicioso joven. Rei nunca había visto tanta belleza junta. En tanto Haruka no pronunciaba palabra, ni siquiera intentaba cubrirse. La humedad aun seguía en su piel y la luz que se colaba por la ventana lo hacia una digna estrella del show.
-¿Esto es lo que querían?— Musitó bajito el desnudo joven mientras su piel se erizaba por el viento de esa genial ventana.
Los chicos no sabían que responder. Ellos solo querían que el joven los acompañara a Samekuza pero no podían negar que lo que miraban les resultaba provocador. Los cuatro se miraron varios minutos en silencio. No hubo más movimiento, no hubo más palabras, vergüenza, incomodidad, culpa y algunos vestigios de lujuria se sentían en el aire.
-¡Haru-chan eres muy lindo!— Nagisa no se pudo contener las ganas de estrechar ese cuerpo tan indefenso entre sus brazos y tomó a Haru por la espalda abrazándolo fuertemente. —Tu cuello huele delicioso Haru-Chan— Acto seguido el pequeño rubio olisqueo el cuello del pelinegro más cerca, aspiro tan fuerte como si quisiera embriagarse con el aroma de Haru.
Haru se sonrojó aún más y las narices de Makoto y Rei estuvieron a punto de estallar. Las manos inquietas de Nagisa comenzaron a delinear los pectorales de Haru, despacio, muy despacio y Haru agacho aún más la cabeza visiblemente más avergonzado si es que eso se podía (si amigos, les hablo del legendario rojo tomate que se ve en un rostro cada mil años). Entonces los chicos escucharon el sonido más hermoso que hayan escuchado jamás.
-Nagisa… mis pezones no, por favor, son muy sensibles-
Y justo en ese momento fue cuando Makoto y Rei no pudieron contenerse más. No era justo que solo Nagisa disfrutara de Haruka.
-¿Qué hacen? — preguntó Haruka entre excitado y temeroso al ver que Makoto y Rei separaban sus piernas.
-Te haremos sentir bien- Respondió Makoto mientras besaba desde la punta del pie suavemente la pierna izquierda de Haru. Su suave boca besaba la fina pierna y su mano la delineaba. Piernas delgadas, finas pero marcadas por la natación, de consistencia media, simplemente "perfectas". Su lengua se humectaba con el agua de la pierna de Haru y la pierna de Haru se humedecía aún más con esa lengua.
Nagisa seguía disfrutando a tacto del torso de Haru, primero sus dedos delineaban los pectorales y seguían el descenso del musculo hasta el abdomen, donde los dedos medios del rubiecillo cachondo se introducían en el ombligo de Haru haciendo tiritar.
-¡Deténganse!— Suplicó Haru cuando Rei comenzó a masturbar lentamente su miembro. Arriba, abajo, presionar, presionar, dedos dejando marcas blancas sobre la piel roja del miembro. Arriba, abajo, deslizar, deslizar, ríos blancos y delgados escapando del miembro. Arriba, abajo, acercarse, acercarse, una boca ansiosa de probar el sabor. —No lo ha… — intentó defenderse en palabras pero la boca perversa de Rei sorbía la punta de su pene. Arriba, abajo, sorber, sorber, una lengua envolviendo un glande hinchado. Arriba, abajo, lamer, lamer, un miembro caliente y palpitante pidiendo más.
-Ah ah Aaaahh— Nagisa presionó con fuerza los suaves pezones y Haruka se sintió a la deriva. Presionar, presionar, pezones rojos, erectos, rodear, rodear, pulgares ansiosos disfrutando de la textura de la piel. — Bas… — Intentó en vano hablar el chico, justo después de sentir el filo de los dientes de Rei encajarse despacio en el espacio entre el glande y el tronco de su pene.
Makoto para terminar el magnífico trabajo que hacía en las piernas, fue subiendo, subiendo y ahora lamia el interior de los muslos con dificultad pues de vez en vez su cabeza chocaba con la de Rei. Pero no se rendiría estaba empeñado en lamer aquel orificio tentador que palpitaba despacio retándolo. Rojo, rosa, efectos de sombra y un solo punto fijo, un solo misterio. "Debo llegar", "debo llegar", la conciencia decidida de Makoto quería hacer algo más que solo llegar. Mientras intentaba alcanzarle al menos con la punta de la lengua este evitaba dejarse llevar por su tacto y tocar sin más demora, la pelea con sus instintos Makoto la llevaba perdida pues pensaba a solo escasos minutos de haber subido hasta los muslos en la deliciosa sensación que podría sentir al estar dentro de ese palpitante orificio que pedía a gritos ser llenado.
-Parece estrecho— Las palabras de Makoto se escaparon pero nadie les prestó atención. "Se ve tan pequeño", sus pensamientos solo eran de él. "Deseo entrar pero no quiero romperlo", la tentación le picaba y removía en su entre pierna. No me importa romperlo "lo necesito", el deseo controlaba la mente del castaño quien rozaba su erección con el pie de Haru.
-¡Sempai Tócame!— Rogo Rugazaki interrumpiendo el oral mientras guiaba la mano de Haru al interior de la cómoda bermuda. —¡Duele mucho! Solo tú puedes ayudarme— Musitó el peliazul eléctrico para que Haruka no se quedara quieto y le masturbara. Cuando la mano empezó a moverse temblorosa Rugazaki agradeció el gesto chupando con más fuerza el miembro de Haru.
Nagisa mordisqueaba el cuello de Haru y de vez en vez le lamia tras las orejas ocasionando que el joven pelinegro temblara aun más. — ¿Por qué no te corres Haru-chan?— Dijo el rubio mientras frotaba su erección contra la espalda de Haru. —Necesitamos de tu líquido para prepararte— Agregó mientras su saliva se derramaba sobre el cuello de Haru.
Los ojos de Haru se abrieron como platos. — ¿Prepararme? ¿Para qué?— Alcanzó a decir antes de correrse en la boca de Rei irremediablemente.
-En un momento lo sabrás—Dijo un Nagisa risueño mientras Rugazaki tragaba aquel liquido viscoso.
-¡no puedo más!—Gritó Makoto empujando a Rugazaki a un lado y hundió su cabeza en búsqueda de ese orificio tentador.
-AggGG— Haruka se mordió la lengua sin quererlo al sentir la gruesa lengua de Makoto pelear por entrar en él.
-¿Prefieres que lo hagamos por turnos o quieres sentir dos a la vez, sempai?— Preguntó Rei intentando limpiar de su barbilla el elixir bendito de Haru. Acto seguido se apodero de los labios del pelinegro, ahogando con su boca los gemidos que el beso negro de Makoto provocaba a Haruka.
-¿Te gusta esto Haru?— Makoto masajeaba los testículos despacio, como si quisiera grabarse en las manos la textura de esa piel, de vez en vez acercaba su nariz y olisqueaba la zona, el castaño se relamía los labios como si algún elixir poderoso emanara de la piel de Haru. Luego como si de un objeto de veneración se tratara besaba despacio ese orificio tentador, desesperado metía la lengua como si el entrar en tan diminuto espacio significara conseguir su más grande meta, cuando el orificio se contraía sobre su lengua intentaba forzarlo metiendo uno de sus dedos a lo que Haru respondía con un temblor por todo su cuerpo. El dedo de Makoto hurgaba en el interior en la búsqueda de un tesoro oculto y de un momento a otro lo encontró cuando Haru comenzó a mover sus caderas atrayéndose así mismo a ese dedo que lo estaba enloqueciendo.
En tanto las manos traviesas de Nagisa seguían haciendo de las suyas sacudiendo con fuerza el miembro. Reanimándolo con vigor después de tremenda corrida, prensando con lujuria el pezón a bastante estropeado después de tanto pellizco y por si fuera poco besaba despacio a Haru entre el cuello y el hombro.
Haru podía sentir la erección de Nagisa contra su espalda esta se sentía caliente a pesar de la ropa húmeda, "quizás deba ayudarlo" alcanzó a pensar un momento tras caer en cuanta de que al único que satisfacía era a Rugazaki pero después el placer le volvió a corroer la mente y su cuerpo solo se concentro en disfrutar y respirar si es que Rugazaki y su demoledora lengua se lo permitían.
-¿Te gusta así de rápido Haru-chan?— Haru no respondió, no podía, la lengua de Rei se enredaba con la suya haciéndole imposible hablar. —Eso no es justo Rei-chan, yo también quiero un beso de Haru— Nagisa hizo un puchero y en revancha por ser ignorado presiono con fuerza el glande de Haru, a lo que el húmedo miembro respondió dejando escapar un poco del liquido preseminal.
-Yo quiero ir primero— Exigió Makoto quién después de su ardua tarea estaba vuelto loco y presurosamente se quitaba la horrible y molesta ropa. Primero la camisa impresionando a todos con sus grandes pectorales que para aumentar el calor del momento estaban sudados reflejando la calentura interna del castaño. Luego se deslizó los bóxer y la bermuda a la par, demostrando con su gigantesca verga quién era el más seme del grupo.
-Lamento contradecirte sempai pero yo también quiero probarlo— Replicó Rei aún con saliva escurriendo por su barbilla (como si no hubiera sido el primero en probar de Nanase) mientras intentaba regularizar su respiración y no perderse en la mano celestial de Haru.
-Si lo abren lo suficiente podrán entrar los dos, pero yo pido la boca— Sugirió Nagisa antes de tomar prisioneros los labios de Haru en un beso que había deseado desde que volvió a verle en el instituto.
Rei y Makoto se miraron un momento, la idea de Nagisa era demasiado tentadora como para dejarla pasar, Rei estuvo a punto de hablar cuando sintió apretarse terriblemente la mano de Haru dejándolo al borde se correrse.
-Ahh, ah, aún no sempai— Se alejó de la blanca mano. — Yo quiero correrme dentro de ti— Agregó con la respiración bastante acelerada.
Nagisa libero los labios cuyas comisuras escurrían un poco de sangre debido a que el rubio insaciable los había mordido con una desesperación digna de algún animal en celo.
Makoto se sentó junto a Haru y le miró dulcemente. —¡Ven!— Makoto lo tomó del brazo y lo acercó a su cuerpo, Nagisa por un momento se reusó a soltarlo pero luego lo hizo. Makoto se recostó en el suelo sin soltar a Haru. —Sube sobre mí, no tengas miedo, lo haremos a tu ritmo— Sonrió amablemente y remató… — ¡Cabálgame!-
Haru se quedó inmóvil un momento, todo era demasiado repentino para él, ellos eran sus amigos, ¿Lo eran? ¿Aún lo eran? ¿Entonces porque le habían hecho cosas tan indecentes? Pero lo más importante aún. ¿Por qué él se dejaba? ¿Sera qué siempre había soñado con ese momento? Con total vergüenza Haru intentaba acomodarse de piernas abiertas sobre Makoto pero el torso de este era muy grande y se le dificultaba.
-No Haru, lo estás haciendo mal, el lugar para sentarte es este— Dijo señalando su miembro totalmente erecto, duro, hinchado y grande.
-Sempai, no es por interrumpir pero… creo que debemos dilatarlo aún más, Haru sempai aún no está listo para recibir eso— Como siempre las palabras sabías de Rei llegaron en el momento adecuado, sin embargo este las decía con una mezcla entre envidia y vergüenza porque su erección no era tan prominente.
Nagisa aprovecho la confusión para abrir paso a su desnudez "parece un shota" pensaron los otros chicos tras darse cuenta de la acción del rubiecito cachondo, quién a pesar de ser tan pequeño estaba mejor armado que Rei.
-Vamos Rei-chan ayudemos a Haru a enfrentarse a esa cosa— Dijo el rubiecito señalando la "Makotonga" a la par que tomaba la mano al pelizul eléctrico cuyas mejillas casi semejaban al tomate legendario.
"¿Por qué lo tengo tan pequeño?" pensó Rei quién junto a Nagisa se hincaron a cada lado de Makoto justo detrás de Haruka.
-¡Hey Haru-chan! ¿Por qué no le das un abrazo a Makoto?-
Makoto entendió la indirecta y halado del los brazos de Haru este cayó sobre su cuerpo logrando exactamente lo que Nagisa quería "una verdadera vista jamás contemplada". El trasero firme, suave y tembloroso de Haru se hallaba levantado a consecuencia de la caída mientras los penes de Haru y Makoto se abrazaban entre los dos cuerpos. Makoto sostenía con cada mano fuertemente las muñecas de Haru de tal suerte que sus rostros se juntaban.
-¡Sostenlo fuerte Mako-chan!- Nagisa se acerco al hermoso trasero y le dio un mordisco como si de un suave durazno se tratase.
-¡AAAAA!— gritó Haru.
-Eso te dolió menos de lo que te espera— Agregó Nagisa
Haru tragó saliva. ¿Qué le quiso decir Nagisa? ¿A caso eso fue una advertencia? O tal vez… "Una amenaza"
-Acércate Rei-chan, Haru va a necesitar mucha de nuestra saliva— Dijo Nagisa mientras se lamia los dedos.
Rugazaki obedeció y se unió a la tarea que Nagisa había empezado al introducir su dedo índice dentro de Haru introduciendo Rei el suyo también.
-Es cálido— Soltó bajito Rugazaki avergonzado porque nunca se había imaginado capaz de hacer algo así.
Los dedos jugueteaban al interior de Haru enloqueciéndole cada vez que estos chocaban y giraban dentro suyo. Cada vez esos dedos juguetones se movían Haru sentía como su cuerpo lejos de pertenecerle en cada movimiento se perdía. Poco a poco los dedos se multiplicaban y pasaban de se moviéndose en su interior como si de dos pares de tijeras se tratasen haciendo todo por dilatarlo lo más posible.
Makoto besaba los labios de Haru robándole hasta la última gota de saliva, se alimentaba despacio del líquido viscoso jugando con este en su lengua para conocer todos los sabores que Haru ocultaba en su boca. Sorpresivamente no sabía a caballa.
Rei y Nagisa continuaban su ardua faena, de vez en vez escupiendo sobre la entrada de Haru un poco para lubricarle lo suficiente, cuando Haru al fin estuvo listo Nagisa busco entre los cuerpos el miembro de Makoto, en tanto Rei empujo el trasero de Haru hacia delante la gran verga se libero detrás del trasero de Haru, Nagisa pícaro y curioso por saber la reacción que tendría Haru empujo el miembro de Makoto cerca de la entrada de Haru, rosando la punta con el orificio palpitante.
-¡AHG!— Dejo escapar Haru y Nagisa empujó el miembro al interior, hasta que la cabeza del miembro se perdió en el interior de Haru.
-¿Cómo se sintió ese Haru-chan? Dime… ¿La quieres más adentro?— La pregunta de Nagisa dicha al oído de Haru como un susurro diabólico que te invita a pecar, retumbo por un momento en la cabeza de Haru, hasta que su boca se atrevió a expiar sus instintos.
-La quiero toda dentro-
Nagisa sonrió malicioso y sin previo aviso jalo las caderas de Haru y el miembro le entro de un solo golpe. Rei miraba la escena sin saber exactamente qué hacer, al parecer Nagisa y Makoto tenían todo bajo control.
-¡Haru chan! Demuéstrale a Makoto que te gusta sentirlo, ¡vamos! ¡Muévete! Enséñale tu ritmo-
Haru obedeció y comenzó con el vaivén de sus caderas sintiendo que a cada movimiento su interior se calentaba, cada vez más, "MÁS", "MÁS" hasta el punto que el dejar de moverse le parecía un castigo.
-¡Vas a tener que esperar por tu turno Rei-chan! Debemos dejar que Haru se acostumbre— Nagisa se acerco a donde la boca de Haru y Makoto se devoraban y separó las cabezas de ambos de golpe, produciendo sorpresa en el castaño y un poco de alivio en el pelinegro que intentaba recuperar el aire, pero todo se quedo en un intentó, porque en segundos la verga de Nagisa le penetraba hasta la garganta.
-Vas a ahogar a Haru si lo haces tragársela tan bruscamente-
-Mako-chan, no te preocupes por Haru-chan, el que no abra tan seguido la boca para hablar no significa que la tenga pequeña-
Nagisa despreocupado pegaba su torso lo más posible hacia el rostro de Haru, si dependiera de Nagisa Haru se hubiera tragado hasta sus testículos. Rei miraba la escena deslumbrado, nunca pensó que la boca de Haru pudiera servir para algo más que repetir una y otra vez "Yo solo nado al estilo libre". Adentro, afuera, el miembro de Nagisa se mecía parsimonioso en la cavidad, los hilos de baba que Haru dejaban lubricando el miembro y humedecían el rubio vello púbico. Adentro, afuera la punta que de vez en vez lograba escapar relucía en un rosa intenso como si estuviera a punto de estallar.
Nagisa en el colmo de la perversión las pocas veces que dejo a Haru retomar el aire se dedico a restregarle la verga por la cara, por lo que Haru pudo aprenderse de memoria el olor de Nagisa y embriagado por el mismo movía su rostro en busca de la punta, sabor, olor y textura. Haru hasta ese momento desconocía las sensaciones que el sexo con un hombre provocaba pero ahora que lo vivía lo disfrutaba ansioso y con el corazón en vilo. La nariz de Haru recorría la longitud de miembro, grabándose incluso con la piel de la nariz esa sensación viscosa y fría que en segundos se volvía caliente. Luego alternando todos sus sentidos su lengua libidinosa humectaba el miembro y de vez en vez mordisqueaba un poco para sentir entre sus dientes el grueso del escroto.
Por su parte Makoto se había descontrolado y Haru rebotaba una y otra vez sobre su torso, entraba y salía un poco de él, pero regresaba arremetiendo con más fuerza para llegar más al fondo. Si de Makoto dependiera le llegaría al estomago, violentas estocadas, una tras otra sin control, una tras otra abriéndose paso en el delgado cuerpo, una tras otra llenándole el vientre, sanando los vacios que antaño el joven de ojos azules sentía.
Sus manos sujetas con fuerza, una a cada extremo lejos de hacerlo sentir indefenso, le hacían sentir aun mas excitado. "Dominación" Haru si que disfrutaba de ser dominado. "Sin voluntad alguna" Haru si que disfrutaba que lo guiaran en el placer del sexo entre hombres. "Sin pensamientos" ninguna sombra más le llenaría el alma, para el sexo no necesitaba la cabeza, solo debía sumergirse en la piscina del placer nadando con todos sus sentidos.
Vista, ojos mirando el miembro que tenia de frente, analizándolo a detalle, asimilando su belleza, deslumbrándose por los bellos adornos que significaban los pelillos rubios rodeándole como si fuera el más inmenso de los tesoros. Ojos, de vez en cuando encontrando otros pares de ojos. Arriba unos ojos rojos le miraban como una puta y Haru disfrutaba serlo, dar placer sin límites no era un crimen, al contrario era una bendición. Abajo unos ojos verdes se grababan cada expresión que su rostro hacia y en respuesta les dedicaba suspiros, gemidos, muecas, sonrojos y todo el material de seducción que el deseo le confería.
Tacto, la piel frotándose le sumergía en un pantano irresistible en el que no podía nadar, fango profundo entre pieles las hacia pegarse y los cuerpos deseosos de sentir aun más luchaban por separase para después disfrutar de ese momento de unión que era un toque eléctrico, con chispa de lujuria y el calor del averno.
Gusto, labios y lenguas repartidos a momentos entre el goce de una mamada y el deleite de un beso. Agrio, dulce, espeso y transparente, ese elixir vital le hacía sorber con fuerza, como si cada trago le diera un segundo más de regodeo. Mordidas, los dientes se unían a la tarea del gusto y le traían sangre de labios ajenos. Lenguas, lenguas enredándose sin coordinación alguna como si una batalla por aprenderse el sabor del otro se desatara y atara hasta que el respirar se hiciera necesario.
Oído, gemido tras gemido, ronco o agudo, símbolos de climax, expresiones sublimes de la perdición. Aaaaaa, la primera letra del alfabeto explotándose una y otra vez, embestida tras embestida. Haaaa, la letra muda brindando el aire necesario para continuar la contienda. Aaaagh, la g dejando escapar desde el fondo de las entrañas el sonido del encuentro entre un cuerpo y otro.
Olfato, esencias fuertes aferradas de hormonas, corrientes de aire invitando a pecar, respiros vanos pues recuperar el aire no implicaba recuperar el alma. Perfumes exquisitos jamás sentidos dejan como regalo una exhalación cálida a cambio de las tenues fragancias.
Montar un hombre, es un arte, se necesita de fuerza en las caderas, se necesita de los músculos del cuerpo dispuestos a aferrarse con fuerza al miembro, de complacerlo, complacerlo es todo lo que se debe hacer, estrecharte sobre el falo hirviente, llevarlo a lo más profundo de tu ser y luego rechazarlo una y otra vez, hasta que la lucha te de la recompensa cálida, liquida, deslizándose, dentro y fuera de ti. Montar a un hombre es un acto que Haru aprendía en cada sentón desesperado, montar un hombre es lo que Makoto le enseñaba en cada embestida, montar un hombre y llegar al climax es lo que Haru sintió cuando ese líquido le lleno el culo y se escapo despacio sobre sus piernas.
Correspondiendo amablemente a Makoto Haru también le regalo su semilla, la cual se disperso sobre el abdomen perfecto y bien delineado del castaño. A la par que la semilla de Nagisa escurría sobre la cara de Haru, mientras este intentaba con su lengua acercarla a su boca y beber un poco más ese veneno.
Cuando Haru recupero un poco de vitalidad recordó que aún le quedaba una esencia que descubrir, una semilla que probar y entonces llamo al último invitado a la cena de su cuerpo. —Vamos Rei, sigues tú— La voz erótica de Haru lo llamo, pero como si la misma medusa le hubiera mirado Rei se quedo de piedra, duro en todo el cuerpo pero más duro en el miembro.
Rei parecía no escuchar pues estaba en un trance insólito, él pensaba que ver nadar a Rin y a Haru era bello pero ver a Haru enfrentándose a una enorme verga mientras devoraba otra le trepanó los sentidos. Definitivamente todo el sentido que alguna vez había encontrado en la palabra belleza ahora tenía una nueva forma, con pieles desnudas, completamente sudadas a la vista, olor a semen por todos lados, sonidos de cuerpos chocando abruptamente y calor como las llamas del infierno. Un calor terrible y suculento, palpitante e indeciso. No, definitivamente nunca más vería la belleza de la misma forma, pero eso poco le importaba, porque el momento valía cada segundo y sacrificio que hubiera pensado.
-Vamos— Le invitó Makoto quién salió un poco de Haru para hacerle espacio a Rei en la recién desvirtuada cavidad.
Rei se acercó despacio e hincándose sobre el suelo quedo a la altura perfecta para hacer el trasero de Haru suyo, un reto se abría frente a Rei, uno más grande que aprender a nadar, uno tan majestuoso como las mariposas… "Complacer esa cavidad".
Abrirse paso le fue más difícil que flotar, tenía que ser cuidadoso, una entrada imperfecta rasgaría la palpitante entrada y eso era de mucha mala educación, más si el dueño de la entrada te invitaba a pasar. Con mucha lentitud la cabeza de su miembro presiono contra la entrada, despacio lubricada por el semen depositado con anterioridad, se hundió encontrándose con el miembro de Makoto.
Haruka temblaba, de pies a cabeza, la presión en su interior se hizo más intensa al grado que pensó que iba a explotar, los hombres comenzaron la tarea y poco a poco se adentraron más y más hasta llegar a sus respectivos topes. Para ese entonces Haru se mordía los labios y respiraba entre cortado. Recuperado tras la pausa agónica Makoto comenzó sus embestidas provocando en Haru un grito bien aprovechado por Nagisa. Oh sí, no había mejor forma de ir más adentro que cuando Haru gritaba.
Rei para no quedarse atrás comenzó también a moverse, tras unos minutos Haru se corrió irremediablemente preso de una mezcla de dolor y calor, no obstante en segundos se puso duro de nuevo pues los varones que le llenaban aún no estaban satisfechos.
El lugar en minutos pasó a ser una pelea por las caderas de Haru, Makoto le jalaba hacia abajo mientras que Rei tiraba de ella hacia atrás. El frote entre los dos miembros los impulsaban más a batallar, la regla era simple, el que se corriera primero perdería ¿O no? Por qué aun quedaba la posibilidad de la recuperación inmediata entonces el que estuviera más cansado seria el perdedor. Pero los hombres al interior de Haru se perdieron de la meta principal "satisfacer al uke" aunque quién recordaría esa meta después de que Haru se corriera por segunda vez.
Tres ritmos diferentes constituían la melodía del celo. Tres caderas eran olas en el mar de la excitación, el golpeteo del tsunami contra la costa mecía el agua al interior de Haru y por si fuera poco una cuarta corriente desembocaba su rio sobre este mar.
La frente de Rei estaba sudorosa y sus mejillas coloradas, estaba a punto de perder, quería correrse dentro de su sempai pronto, era lo que más deseaba desde que esa mano blanca le había masturbado, pero eso significaba dejar que Makoto sempai ganara y no, el no podía fallarle a Haru debía soportar un poco más, no debía caer ni ante la presión de la cavidad sobre su miembro, ni ante su piel frotándose con la piel de otro pene. Debía soportar pero su cuerpo le venció y Haru dio un brinco tras sentir como su interior se calentaba y comenzaba pesarle. ¿Haru tenía un límite de cuando semen podía recibir? Ni él mismo lo sabía pero de tener otras tres o cuatro corridas más pronto el semen de los tres caballeros que le llenaban se encontrarían en su estomago.
La respiración de Rei se torno errática después de haberse venido, cansado se aparto de tajo del lugar exquisito que le regalaba cobijo y se sentó en el suelo, tanta estimulación en el momento le había agotado las fuerzas, pero debía demostrar que él podía más, por lo que masturbándose aprisa luchó por volver a entumecer el sable, cosa que consiguió y justo cuando se disponía a navegar en Haru de nuevo, este hablo.
-¿Podríamos parar un momento? Creo que no puedo más-
Haru intentó apartarse de Makoto y de Nagisa pero estos se negaron, porque aún ellos no conseguían su siguiente orgasmo.
-Si quieres podemos cambiar de posición para que estés más cómodo— Ofreció Makoto mientras Nagisa caminaba hacia el trasero de Haru.
- Lo siento, ya no puedo más-
-Tú puedes sempai— intentó motivarlo Rei pero Haru se levanto un poco, sin embargo las manos rudas de Nagisa lo obligaron a aterrizar sobre Makoto.
-No te muevas Haru-chan, aún falto yo Haru-chan— Dijo Nagisa mientras movía su mano masturbándose frente a Haru. —Te gustará mucho Haru-chan, donde caben dos, estoy seguro que entran tres Haru-chan, solo necesitas resistir un poco más, te juro que te mostraremos una nueva vista Haru-chan…
¡HARU-CHAN, HARU-CHAN, HARU-CHAN!
-¡HARU-CHAN! No nos ignores, aún seguimos aquí-
La voz chillona de Nagisa lo trajo a la realidad, otra vez estaba soñando despierto. La maldita sequía anal le traía loco. Suspiro un momento y luego sumergió la cabeza. ¿Cuándo fue la última vez que sintió un pene dentro? En secundaria, el primer año, un evento que por amor propio y estabilidad mental intentaba olvidar. "Los amigos no son comida" se repitió una y otra vez en la mente. "Los amigos no son comida" se repitió una vez más antes de caer en cuenta que ya antes había fantaseado así con sus amigos pero hoy especialmente le pareció tan real. Quizás era el influjo de cierto mensaje que le había alegrado la mañana, quizás eran sus ganas consumiéndole. "Los amigos no son comida" después de usar la frase como mantra al fin logró calmarse un poco y salió a la superficie a dar una respuesta.
-No me siento bien, prefiero estar en casa-
-Si quieres puedo quedarme— Replicó mamá orca.
-Quiero estar solo-
Y Haruka no dijo más. Los chicos le miraron sumergir el rostro en el agua de nuevo y pese a que no querían no les quedo más opción que irse sin Haruka pues sabían que molestar al delfín de más no era una muy buena idea.
"Los amigos no son comida". Se repitió mentalmente Haru bajo el agua, intentando envolverse en la sensación del agua que le cubría y evitando pensar a toda costa en la erección que aquella fantasía le había producido. Una vez en calma sonrió…"pero Yamazaki no es mi amigo".
Yamazaki caminaba a prisa, paso a paso, pudo tomar el tren pero le pareció incomodo, pudo tomar la bicicleta de Nitori pero no quería hablar más con nadie, no desperdiciaría sus palabras, no, no lo haría, quería guardarlas todas y no quedarse estático de nuevo.
-¡Estúpido Nanase!-
La brisa le parecía molesta, hasta los trinares de los pájaros, todo parecía molestarle, gritaba una y otra vez insultos contra Nanase pero nadie le oía porque con su sentido de la orientación ya se había perdido en medio de los campos de arroz
Llevaba tres días auto-torturándose, o quizás mintiéndose, no, Sousuke no sería capaz de repetir lo que hizo, no él quería convencerse de que lo que hizo en aquella noche fue por influjo de alguna especie de ser maligno, ósea Nanase, sí eso debía ser, fue Nanase porque Sousuke de otra manera nunca haría algo como lo que hizo…
TRES NOCHES ANTES
-¡Quita esa cara Sousuke! Espantarás a mis amigos-
Mire a Rin de reojo. ¿Qué demonios se creía? En primera yo había dicho expresamente que no quería acompañarlo pero valiéndole un cacahuate me había traído aquí. —No me interesa, mejor que se asusten a si no se me acercaran tanto-
-No seas amargado Sousuke, la fiesta va estar bien, me gustaría que fueras amigo de mis amigos-
Volví a mirarlo sin decir nada, de pronto la puerta se abrió.
-¡Chicos! Me alegra mucho que llegaran-
El rubiecillo enano que más detestaba se me colgó del cuello y me beso las mejillas, tuve que aguantarme el asco, el tipito apestaba a alcohol. Claro que estaba alegre de vernos, cualquiera en bajo los efectos del alcohol diría eso. Después de soltarme se colgó sobre Rin y también le beso las mejillas.
-Hey! Nagisa así que ya estas a tono. ¡Qué injustos son debieron esperarnos!-
-Pero Rin-chan ustedes tardaron demasiado prometimos vernos a las 5 y ya son las 8-
-Lo sé agradéceselo a Sousuke cabeza dura que no quería venir-
-¿Y por qué no querías venir "Sou-chan"?-
Lo que me faltaba "gracias Rin", ahora seguro el tipito ebrio este estaría sobre mi toda la noche. Mire a Rin molesto y me contesto guiñándome el ojo. De verdad que no lo entiendo ¿Por qué el empeño en meterme a la fuerza a sus amigos? ¿A caso yo le hago lo mismo? Bueno, no puedo, pero no es porque no tenga amigos es porque en Iwatobi Rin es mi único amigo. Pero si tengo amigos, de hecho soy muy sociable.
-¿No me vás a responder Sou-chan?-
¡Carajo deja de decirme Sou-chan! Suspiré sin decir nada, definitivamente esta noche sería larga y tortuosa. Como salvado por la campana apareció Tachibana quitándome al rubiecito de encima.
-¡Vamos Nagisa déjalos entrar!-
-Está bien pero solo porque es tu cumpleaños-
Miré a Rin, él nunca me dijo que era una de esas fiestas bobas.
-No te preocupes Sousuke, Makoto no pide regalos-
Dicho lo último me tomo del brazo y caminamos hacia el interior de la casa. El interior era una digna escena de una película de terror, por un lado los hermanos Mikoshiba cantaban una canción en el improvisado karaoke que se habían montado. Frente a ellos Kisumi les aplaudía como si no tuviera sentido del oído, porque si de verdad lo tuviera hubiera encontrado la manera de callarlos. En tanto el rubiecillo molesto se colgaba de Nitori para hacerle alguna especie de cosquillas, aunque en mi opinión solo lo estaba manoseando, a la par que Rugazaki intentaba hacer que Nagisa se separara de Nitori, me alegré de saber que al menos había alguien cuerdo. Para entonces Rin ya me había abandonado a mi suerte pues ahora estaba en un bla bla bla interminable con Tachibana en la cocina. Todo ese infierno se mostraba ante mis ojos y o lo contemplaba de pie, no sé si por la falta de lugar para sentarme o porque no quería mezclarme con gente así, de pronto encontré un lugar "casi" perfecto para acomodarme en medio de ese desastre "las benditas escaleras" y digo casi porque allí estaba Nanase sentado mirando todo el caos.
-¡Quítate!-
-Es mi casa no puedes darme ordenes aquí Yamazaki, si quieres siéntate a lado-
Fruncí el ceño pero acepté, cualquier cosa era mejor que unirme a ese desastre, hasta Nanase era una mejor opción.
-¿Yamazaki? ¡Qué rápido cambias de opinión Nanase! En el festival ya me decías Sousuke-
-Me incomoda llamarte por tu nombre-
-Te entiendo-
Y no hubo más palabras, nos quedamos en silencio un largo rato ignorando la compañía del otro. En tanto las cosas en la fiesta se ponían peor, al rubiecillo camicace se le había ocurrió un concurso de shots. Kisumi aguanto cinco seguidos antes de decir que no podía más, Seijuro aguanto 7 y su hermano apenas 3, por supuesto que el ganador fue el rubiecillo camicace por mucho con 11 shots obteniendo el titulo del tremendo alcohólico, mientras que el pobre Nitori y Rugazaki solo habían tomado la primera tanda y ya estaban acostados en el suelo hablando de sus complicaciones mentales.
-¿Es legal que ellos tomen?-
-Probablemente no-
Mire por un momento a Nanase, al parecer me había respondido una pregunta que solo solté al aire.
-¿Por qué no te les unes Nanase? Seguro que sería divertido verte ebrio en el primer sorbo— Intenté molestar a Nanase un poco puesto que estaba aburrido.
-No. Ésta Kisumi, Makoto se empeño en invitarlo-
-Te entiendo, a mi tampoco me agrada-
Y de nuevo guardamos silencio. Durante un rato me recrimine a mi mismo el no ser capaz de seguir molestando a Nanase pero después de analizarlo a detalle caí en cuenta de que si alguien sabía que yo quería huir de allí ese era Nanase porque él sentía exactamente lo mismo. Los hermanos Mikoshiba cada vez más ambientados por el alcohol destruían algunas de las canciones más sonadas en el país. Hasta que llegaron a una canción de nombre Futari no Ame (Lluvia de dos personas).
-¡Haz que se callen Yamazaki!-
-Hazlo tú, para eso eres el anfitrión-
-Por ser el anfitrión te estoy mandando a ti. No dejes que destruyan esa canción, es mi favorita-
-También la mía-
Por un momento nos miramos sorprendidos, los Mikoshiba aún no se decidían a quién haría que parte. Pensé quizás que Nanase y yo deberíamos cantarla juntos. Pero borré esa idea de mi cabeza y mire hacia otro lado. Al final de cuentas ninguno de los dos hizo nada y así la canción más genial del mundo fue destruida ante nuestros oídos.
Conforme el tiempo pasaba la noche iba empeorando, los efectos del concurso de shots se hacían cada vez más visibles. Por un lado los hermanos Mikoshiba gritaban incoherencias como si los vecinos fueran sordos, Gou-san esto, Gou-san aquello, Gou-san no nos nota, ¿Por qué a Gou-san no le interesamos? La respuesta a la pregunta de los ebrios en mi mente era clara "es lencha" "le gustan las tijeras" o que otra explicación podía tener el hecho de que conviviera con cuatro chicos todo el tiempo y aún no se tirará a alguno. A menos que los cuatro chicos fueran los homo y por eso Gou no pudiera tirar con ellos. ¡No lo sé!
Por otro lado el rubiecillo odioso tenía a Nitori acorralado contra una de las paredes mientras le mordía el cuello y soltaba de vez en vez un ricita estúpida como si su travesura diera gracia, aclaro que a mí no me daba nada de gracia, en cambio Kisumi los miraba lascivamente mientras se mordía el labio inferior. Debo decir que la expresión de Kisumi más que darme miedo, me daba asco.
La única persona que creía cuerda en ese grupito de ebrios ahora estaba recostado sobre los muslos de Kisumi filosofando sobre la belleza, envuelto en frases como; "el rosa es mi color favortito" "Sempai debe tener suerte de ser tan hermoso", hasta sus ojos son rosas como el algodón de azúcar, si pudiera arrancárselos lo haría sin pensarlo y me los comería. Después de escuchar a Rugazaki me dieron calosfríos y solo atine a mirar a lado mío para ver si Nanase sentía la misma repulsión que yo.
Cuando volteé ¡OH SORPRESA! Nanase no estaba. Dichoso él que puede ir a refugiarse a su habitación. Si las cosas parecían desastrosas todo comenzó a ser peor cuando Nagisa le quitó la camisa a Nitori y se puso a succionarle los pezones sin pena y frente a todos. Para mi sorpresa los demás ebrios dejaron sus cosas de ebrios y los contemplaban embelesados y babeando como si verlos fuera un espectáculo grato. A mi parecer poco les faltó para unirse a ellos, justo cuando vi a los hermanos Mikoshiba acercarse para ver mejor supe que debía largarme de ahí sin esperar más y sin importarme la mierda que pensara Rin. Aguantarme las quejas de Rin después serían algo más grato que el show homo que esos tipos estaban dando.
Me levanté y casi corrí hasta la cocina. —¡Yo me largo de aquí Rin! ¡Te veo mañana en Samekuza!-
-¿Y en qué demonios piensas irte Baka? El tren deja de salir a las 12 y ya son las 2-
Me lleve las manos a la cara un momento. Debí irme en cuanto entramos, estaba atrapado allí, o casi atrapado, tenía dos posibilidades irme en medio de la madrugada y perderme, porque siendo justos si de día era pésimo guiándome de noche quizás terminaría en Tokio sin darme cuenta. O quedarme en un lugar seguro, un lugar como la cocina. No lo pensé dos veces me senté en el suelo de la cocina junto a Rin quién no dejo su blablab blablá con Makoto ni por caridad para incluirme en su conversación. ¡Eres el mejor amigo de todos en el puto mundo Rin! Pensé pero no dije nada y me distraje un momento viendo el techo.
-Nitori-san, ¡Por favor no me toque allí!-
Para mi mala suerte ni en la cocina me escapaba de los sonidos de los ebrios degenerados. Me paré de allí en seguida, no importaba si terminaba muerto en medio del rio o si llegaba caminado a la mismísima China, saldría de ese lugar sin importar nada. Me levanté del suelo totalmente ofuscado y me dirigí a la puerta, que para mi mala suerte estaba obstruida por el rubiecillo degenerado y el debilucho de Nitori, sin pensarlo dos veces di la vuelta para no ver más y subí corriendo las escaleras. Seguro en el piso de arriba habría un cuarto donde refugiarme de los sonidos y personas desagradables.
Una vez arriba sin pensarlo abrí la primera puerta que encontré y entré en ese cuarto cerrando la puerta como intentando protegerme de algún monstro. Pero seguro ustedes ya saben que tengo mala suerte…. Mucha… SÍ, EL CUARTO QUE ESCOGÍ ERA EL DE NANASE. SÍ, OLVIDE LA REGLA DE ORO RESPECTO A TOCAR LA PUERTA. SÍ, ME ENCONTRÉ A NANASE DENTRO. Pero nunca imagine encontrarlo de la forma en la que lo encontré…
