El Potterverso pertenece a J.K. Rowling. Moi escribe por simple pasatiempo.
Este fic participa en el minirreto de octubre para "La Copa de las Casas 2015-16" del foro La Noble y Ancestral Casa los Black.
Criatura: Duendecillos de Cornualles.
Inesperado
Por:
PukitChan
¡Pum, pum, pum!
Tres golpes.
¡Pum, pum, pum!
Otros tres más.
Pum.
El último fue más suave y vacilante que los anteriores, porque ya no quería continuar. Encerrado en la Sala de los Menesteres, Draco ya no recordaba cuántas horas de su vida había perdido estando allí, intentando arreglar, sin ayuda y sin grandes conocimientos, un estúpido armario que en realidad podría no funcionar.
Estaba cansado, asustado y quería rendirse, porque eso era más fácil que enfrentar el asesinato. Además, como nunca antes, se sentía solo. Ni siquiera Crabbe y Goyle, que estaban afuera transformados en chicas para vigilar que nadie interfiriera en sus planes, le ofrecían un mísero consuelo. Por primera vez en su vida, Draco tenía que hacer las cosas por su propia cuenta, aunque no sentía que fuera a triunfar.
¡Pum, pum, pum!
Y entonces…
¡Splash!
Ocurrió inesperadamente: un chorro de agua cayó sobre él, empapándolo de pies a cabeza, pero alejándolo de sus dramáticos pensamientos. De inmediato levantó su varita y se puso en guardia, listo para lanzar hechizos a la cabeza, no solo de su contrincante, sino también a sus amigos por ese absurdo descuido.
Sin embargo, lo que encontró no resultó ser ningún enemigo.
Retorciéndose por la risa, una criaturita azul volaba frente a él; un duendecillo de Cornualles para ser más exactos. El duendecillo, con su maliciosa sonrisa y su vocecilla chillona e incomprensible, se burló de la apariencia de Draco, quien por un momento, y gracias a lo absurdo de la situación, recordó su segundo año y a Lockhart pretendiendo controlar algo que evidentemente no podía. Así de ridículo se sentía él también.
Gruñendo, le lanzó al duendecillo un hechizo no tan fuerte para matarlo, pero sí para espantarlo. La criatura se fue jurando venganza, pero Draco le restó importancia. Después de todo, ya estaba mojado y por ese día ya no quería continuar.
¡Pum, pum!
Los golpes continuaron un día después.
¡Pum, pum, pum!
Cada vez más fuertes.
Y entonces…
¡CRASH!
Muchos frascos de cristal se destrozaron a su alrededor, seguidos de las misma risita del día anterior. Draco entornó sus ojos y lanzó otro hechizo, esta vez más fuerte, pero que el duendecillo esquivó.
Maldita criatura.
La detestaba.
Pero bien mirado, dicen que la Sala de los Menestres solo se presenta ante alguien con una necesidad real.
La necesidad de que alguien le dijera que lo que hacía estaba mal.
