Doctora Swan, el paciente ya está listo – me informo la enfermera weber.

Gracias Ángela – sonreí – como se encuentra? – pregunte.

Bastante delicado – dijo seria.

Gracias… - murmure.

De nada doctora – dijo mientras se alejaba.

Respire profundamente mientras abría la puerta de la habitación 389.

Mi nombre es Isabella Swan y soy la doctora encargada del área de cuidados intensivos del hospital general de Phoenix Arizona.

Amaba atender a los pacientes, poder darles buenas noticias, y decirles que pueden regresar a casa con sus familias.

Desafortunadamente el paciente que se encontraba detrás de esa puerta, no corría con la misma suerte.

Abrí la puerta con delicadeza y pase sin hacer ruido, estaba allí, profundamente dormido, como tantas veces lo había encontrado, tendido sobre la cama en todo su esplendor, era increíble lo guapo que era este hombre, con su piel pálida y tersa, su cabello dorado caía en mechas sobre su frente y se veía demasiado frágil, para ser un hombre de 34 años y un cuerpo musculoso.

Hola preciosa – murmuro débilmente mientras abría los ojos.

Un par de orbes verdes me miraron fijamente – buenos días señor cullen – lo salude.

Frunció el ceño – porque insistes en llamarme señor, según he averiguado, solo te llevo unos cuatro años, así que no soy tan viejo – intento bromear.

Me acerque y comencé a medir su presión – es una formalidad, eres mi paciente – le recordé.

Sonrió – esperaba que fuéramos amigos, después de todo tengo varios meses aquí y hemos pasado mucho tiempo juntos – dijo suavemente.

Edward cullen, un hombre de 34 años, con la apariencia más sana que podría imaginarse, padecía un problema cardiaco que había puesto su vida en peligro, había llegado al hospital en un estado crítico después de sufrir dos infartos, era un milagro que siguiera vivo, pero su estado de salud era crítico.

Somos amigos – acepte.

Gracias doctora Swan, no sabe lo feliz que me hace – dijo como pudo.

No hagas esfuerzo, no debes cansarte – le recordé, mientras escuchaba los latidos de su corazón.

Seguramente notara que mi corazón quiere saltarme del pecho – me miraba fijamente – siempre lo hace cuando esta cerca – continuo.

Un estremecimiento me recorrió el cuerpo, en el fondo sabía que no debía acostumbrarme a sus halagos, ni a sus miradas picaras; pero lo había hecho, odiaba los fines de semana, porque no podía verlo, esperaba con ansias la visita médica para estar con él.

Sabía que era estúpida, que jamás debía relacionarme con ningún paciente, pero ese hombre se había metido en mi corazón, me aterraba la idea de perderlo, odiaba que estuviera solo, que nadie estuviera al pendiente de su estado de salud critico, por eso siempre que podía pasaba tiempo con él, le leía algún libro o simplemente veíamos televisión.

Como estoy doctora – pregunto.

Estas mejorando – mentí.

No eres buena mentirosa, te va a crecer la nariz y no queremos eso linda – dijo sonriente.

Sabes que esas mucho mejor que cuando ingresaste – asegure.

Lo sé, pero sé que no estoy bien – dijo con tristeza.

Edward… - lo regañe.

Sonrió – solo me alegra saber que nadie sufrirá cuando me muera – aseguro.

Sentí un horrible estremecimiento – no digas eso ni en broma – dije sin pensarlo.

Porque?, a ti te importaría? – pregunto.

Claro que si – dije intentando reconfortarlo – eres un hombre que tiene mucho que vivir, no te rindas Edward – suplique.

Sabes que me estas tuteando – dijo divertido.

Lo sé – sonreí – y lo seguiré haciendo si me prometes algo? – le pedí.

Alargo su mano tomando la mía, era increíble lo bien que se sentía su tacto – lo que desees – dijo con seguridad.

Prométeme que no te darás por vencido – le pedí.

Lo prometo, hay algo que tengo que hacer, y luchare por eso hasta que mis fuerzas se extingan – aseguro.

Espero que lo consigas – le desee.

Yo también – deposito un casto beso sobre mi mano y sus ojos verdes me miraron con profundidad.

….

Bella, el doctor gerandi quiere verte – comento Hilary, mi amiga y enfermera.

Está en su oficina – pregunte.

Si, te espera – continuo.

Camine un poco confundida hacia la oficina del director del hospital, tenía entendido estaba de viaje, pero ya había regresado.

Adelante – dijo cuando toque la puerta.

Buenos días doctor gerandi – salude.

Bella, querida adelante – dijo animado.

De dijeron que quería verme – informe.

Si, siéntate, dime como has estado – pregunto.

Bastante bien – respondí.

Bueno, bella, te mande a llamar porque tengo el placer de informarte que serás enviada como representante del hospital, a las cátedras anuales de medicina – me informo.

Vaya, me siento muy alagada – respondí con sinceridad.

Eres una gran doctora y lo mereces, pero, lamento decirte que debes marcharte muy pronto, este año tendrán cede en Italia – me conto.

Italia? – dije sorprendida.

Si, no he podido informarte antes porque estaba fuera del país, pero podemos arreglar todo rápidamente – prosiguió.

Doctor gerandi, me siento muy alagada y le agradezco, pero tengo pacientes a mi cargo, no me gustaría irme así simplemente por tanto tiempo – dije confundida.

Bella, tenemos otros médicos que pueden hacerse cargo de tus pacientes – dijo tranquilo.

Sí, pero, el señor cullen sigue muy delicado y no me gustaría…

He mandado a traer un excelente cardiólogo para que se haga cargo de su caso, así que no tienes nada de qué preocuparte – comento – bella, se que tu familia vive en Canadá y por eso se que nunca te opones a salir de la ciudad, no estás casada y por lo que se no sales con nadie, hay algún otro motivo por el que no quieras ir a ese congreso – pregunto.

Sabía que si existía algo que me retenía en este hospital, pero no podía mencionarlo nunca – no doctor, estoy dispuesta a ir en representación del hospital – acepte al fin.

Perfecto, prepara tus cosas, sales mañana – me informo.

Mañana – repetí confundida.

Toque la puerta de su habitación y me indico que pasara, estaba levemente sentado sobre la cama – hola hermosa, pensé que no vendrías a verme – dijo animado.

Como te sientes – pregunte.

Aunque parezca tonto, me siento mucho mejor ahora que te veo – sonrió de manera sensual.

Suspire profundamente, no quería dejarlo allí, no quería cruzar el mundo sabiendo lo delicado que se encontraba – me alegra que te sientas mejor – dije.

Que sucede preciosa, porque estas triste – pregunto.

Alce la mirada y vi a suya preocupada – no lo estoy – mentí.

No puedes mentirme – intento ponerse de pie y corrí hasta el.

Ten cuidado – dije mientras lo sostenía sobre la cama.

Me hizo un espacio en su cama para que me sentara y así lo hice, seguía mirándome fijamente – cuéntame que sucede – pidió.

Bueno… tengo que asistir a un congreso – comencé.

Eso te pone nerviosa? – pregunto.

No, en realidad, tengo que salir del país – continúe.

Del país – repitió exaltado – pero… cuando, a donde vas? – se apresuro a decir.

A Italia y me voy mañana – la expresión de su rostro cambio.

Porque tan pronto – murmuro.

Me acabo de enterar hace algunos minutos y… quise venir a decírtelo – suspire – no tienes por qué preocuparte, ha venido un cardiólogo, que se hará cargo de tu caso – intente tranquilizarlo.

Por qué crees que me importa eso – dijo molesto.

Creí que te molestaba que abandonara tu caso – dije insegura.

Suspiro y logo sentarse sobre la cama, quedando a mi altura, se acerco lentamente quedando a una corta distancia – no soporto la idea de que te vayas, no soporto estar aquí sin que vengas a verme – dijo con voz torturada.

Mi corazón comenzó a latir agitadamente pero me dije tenía que mantener la compostura.

Edward, por favor, yo soy la doctora…

Lo sé, pero yo he visto más allá de la doctora Swan, he visto a la mujer, te he visto bella – mi nombre salió como una caricia de sus labios.

Esto no está bien – dije asustada, por los sentimientos que estaba experimentando.

Perdóname, no tengo derecho a decirte esto, tan solo soy un enfermo, que podrías ver en alguien como yo – sentí un coraje terrible al escucharlo decir eso, yo solo podía ver a un hombre que me había robado el alma.

Tome su rostro entre mis manos – nunca vuelvas a decir eso, me escuchaste, si vuelves a hablar de ti de esa manera, te juro que nunca volveré a hablarte – dije furiosa.

Bella, porque te importa, estoy enamorado de ti, pero no tengo nada que ofrecerte – dijo con voz torturada.

Estaba enamorado de mí, me amaba tanto como yo lo amaba a él, pero dolía saber que no podíamos estar juntos.

No me vas a responder – dijo suplicante.

Acaricie su rostro pálido – de que serviría que te dijera que estoy enamorada de ti – dije con tristeza.

Sonrió – me devolvería las ganas de vivir, me haría aferrarme a tu amor, lucharía por tenerte e mi lado – dijo ilusionado.

Aunque las cosas no pudieran ser? – sentía las lagrimas a galoparse en mis ojos.

Mientras haya vida, hay esperanza – bromeo.

Edward yo…

Te desagrada mucho que esté enfermo? – pregunto.

No vuelvas con lo mismo, tu enfermedad no tiene nada que ver, por lo menos del modo que tu lo ves – aclare.

Explícame entonces preciosa – suplico.

Yo… soy la doctora encargada de tu caso y eso es éticamente inadecuado, además tu necesitas recuperarte y no traer mas complicaciones a tu vida y… tengo que irme mañana, es un compromiso al que no puedo fallar – explique.

Entonces… no es que no te guste o que no sientas nada por mi? – pregunto.

No Edward, me gustas demasiado y quiero estar contigo, tanto que duele – confesé.

Sonrió ampliamente y acaricio mis mejillas – repítelo, dime que me quieres tanto como yo a ti – murmuro.

Suspire – te quiero, pero esto no puede ser – dije con tristeza.

Su sonrisa no desapareció – no pienses en eso ahora, mañana te marcharas y quiero aprovechar estos momentos, quiero que estemos aquí juntos, sin que importe nada mas – pidió suplicante.

Como podía negarle algo, cuando era tan dulce y hermoso, cuando parecía que cualquier cosa podría alejarlo de mi lado.

Prométeme que estarás bien hasta que regrese – dije insegura.

Te lo prometo, no pienso dejarte tan fácilmente – murmuro.

Me vas a extrañar? – pregunte conmovida.

Muchísimo, no quiero ni pensar en eso, cuánto tiempo estarás fuera? – pregunto triste.

Casi un mes – dije molesta.

No sé cómo le hare para estar sin ti – comento.

Te puedo hablar por teléfono o…

No, eso solo intensificaría la espera, me haría extrañarte mas – explico.

Entonces…

Regálame algo que me recuerde a ti, que me asegure, que cuando regreses estaremos juntos de nuevo – sus ojos tenían un brillo hermoso.

Lo que quieras – accedí.

Se acerco lentamente a mí y sentí el calor de su piel, sus brazos me pegaron contra su pecho y me perdí en su mirada profunda.

He deseado besarte desde el primer día que te vi, creí que había muerto por que tenía un ángel enfrente – murmuro.

Bésame Edward – le pedí con el corazón en la mano.

Sus labios dejaron un camino de besos por mi mandíbula, dejando a su paso un rastro de calor incendiarte, beso mis mejillas y mi frente de manera delicada, enrede mis brazos en su cuello y lo mire fijamente. Miro mis labios y mis ojos de nuevo y sin dudarlo más, me beso… como lo había deseado desde hace mucho tiempo.

En ese momento no era un hombre enfermo o débil, y yo no era la doctora encargada de su caso, simplemente éramos un hombre y una mujer entregados al amor.

Sus labios eran suaves como la seda, se movían acompasados sobre los míos, sin prisas, ni urgencias, su aliento era hipnotizarte y sus brazos apretándome contra su cuerpo me hacían perder la razón completamente.

Me entregue al beso lo mas que pude, probando sus labios y acariciando su suave cabellera dorada, lo desea tanto que me desconocía; su lengua roso mi labio inferior enviando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo y abrí mi boca para recibirla, comenzó a rosarse contra mi lengua y me deje llevar por el maravilloso vaivén que compartíamos, era exquisito.

Nos separamos levemente cuando necesitamos aliento, yo jadeaba audiblemente y Edward también, su mirada me penetraba completamente.

Woh, fue más perfecto de lo que imagine- susurro aun contra mis labios.

Solo pude perderme en su mirada verde, como había podido estar sin esto, era la experiencia más hermosa de mi vida.

Prométeme que estarás bien - dije con angustia

Me cuidare mucho, así cuando regreses me encontraras mejor – dijo con sinceridad.

Acerque mi mano a su mejilla y lo acaricie lentamente, era hermoso y dulce, sus labios buscaron nuevamente los míos y cuando me disponía a besarlo de nuevo mi bíper sonó.

Pueden ser esos aparatos más molestos – gruño.

Revise la pequeña pantalla y supe que tenía que irme pronto, me dolía dejar a Edward aquí – tengo que irme – murmure.

Frunció el ceño – tan pronto – pregunto.

Si, lo siento – me disculpe.

Negó levemente – te voy a extrañar mucho – susurro.

Yo mas – dije mientras lo abrasaba.

Te quiero bella – mi corazón se estrujo.

Yo también Edward cullen – murmure mientras lo besaba suavemente.

Irme de esa habitación me costó muchísimo trabajo, no sabía cómo le haría para soportar pasar tanto tiempo lejos de Edward cullen, ese hombre maravilloso, culto y elegante necesitaba cuidados, cariño y amor, y yo podría darle todo eso, feliz le concedería mi vida completa, porque se había robado mi corazón completamente…


Ola niiñas una nueva locura Qe se me Ocurrio,

espero y les guste mucho y dejen sus reviews°!

les kiero mucho, son dos capitulos!