Mis oídos percibían ciertos ruidos, intente abrir los ojos pero un deslumbrante resplandor hizo que los cerrara de inmediato, trate de mover inútilmente mis manos y mis piernas. Mis pupilas lentamente se fueron acostumbrado a aquella enceguecedora luz que fastidiaban mi visión.

Frente a mi pude ver una muchedumbre algo alborotada, ¿Dónde estaba?, tenia nauseas, mi cabeza reventaba como si me hubieran golpeado fuertemente, sin entender absolutamente nada de lo que estaba pasando empecé a desesperarme, ni una sola palabra salía de mis temblantes labios, aquellas personas de las cuales tenían unas extrañas miradas parecían estar entretenidos con algo, ese algo era yo.

Me percate con horror que mis ropas se me habían sido despojadas, mire a todo los rincones esperanzada en pedir ayuda a alguien, sin embargo apareció un hombre detrás mió, sujetándome de la barbilla me obligo a que levantara el rostro, trate de oponerme, no obstante mi cuerpo estaba demasiado débil.

"Empecemos con la subasta" Lo escuche anunciar y mis ojos se abrieron por completo. "Precio de apertura por esta hermosa chica, 20 millones" Quise gritar, pero nada salía de mis petrificados labios. Me apretaron el hombro al notar mis intenciones, lastimándome.

"20 millones" Ofreció un hombre mayor, su rostro tenia una retorcida sonrisa y me miraba con lujuria, evadí su mirada, me daba asco.

25 millones, 28 millones, 32 millones, la suma iba incrementando rápidamente, aquellos nauseabundos hombres intentaban comprar mi cuerpo como si de un juguete se tratase. Mi cuerpo temblaba, mis ojos ya humedecidos empezaban a derramar lágrimas, no quería que nadie me tocara.

Los sujetos acalorados por la gran batalla de precios gritaban sus ofertas, la suma ya sobrepasaba los 100 millones hasta que una oferta moustrosamente grande fue anunciada, todos los presentes guardaron silencio. Incluso yo quien me dedicaba a apartar la mirada fui tentada a observarla.

"200 millones, en efectivo" Anuncio de nuevo poniéndose de pie y acercándose al estrado. Mi visión se empezó a desvanecer poco a poco teniendo como último panorama aquella misteriosa joven rubia frente a mí.


"Por que me perteneces"

Capitulo I

"Corrupción"

Por: Kaon-Sama


Desperté y trate de levantarme, pero un fuerte dolor sacudió mi cuerpo, sin poder siquiera evitarlo me fui obligada a tumbarme de nuevo en aquella cama, mis ojos se abrieron rápidamente y quede observando aquel desconocido techo mientras mis manos inspeccionaban mi alrededor, efectivamente estaba en un dormitorio, sobre una gigantesca cama.

Débilmente recordé lo que había pasado y me pase la mano por la cara tratando de convencerme a mi misma que todo había sido una pesadilla. La puerta se abrió y como autodefensa mi cuerpo trato de alejarse de aquella persona.

"Veo que despertaste"

"¿Quién diablos eres tu? ¿Qué estoy haciendo aquí?" Ella cruzo la habitación quitándose el saco que tenia puesto sin darle mucha importancia a mis preguntas.

"En verdad eres una chica bastante desafortunada" Anuncio como si se tratase de un chiste. "Desconozco como llegaste a ese lugar pero tu cuerpo estaba siendo subastado"

"¿Mi cuerpo…subastado?" Empecé a recordar un poco mas, el momento en que estaba caminando hacia mi casa y sentí de repente a alguien agarrarme del brazo y ponerme algún tipo de pañuelo en el rostro.

"Creo que empiezas a entender" Se acerco mas a mi y me sujeto del rostro "Deberías darme las gracias, fui amable y te compre" Asevero con sorna.

"¡Déjate de estupideces!" Aparte su mano de golpe "¡Yo no le pertenezco a nadie, déjame ir!"

"¿Qué te deje ir?" Observe como una burlona sonrisa se formaba en sus labios. "Esta bien, si puedes devolverme el dinero que gaste en ti te dejare ir con gusto" Se sentó en la cama y cruzo las piernas con seguridad.

"¿De…deuda?"

"200 millones fue lo que gaste, ¿tienes tanto dinero?" Pregunto con ironía.

"Es…esto es ridículo, secuestrar y vender personas es ilegal y…"

"Tu eres la ridícula" Aseguro seria y poniéndose a mi altura "En este mundo no existe la justicia, solo el deseo y la voluntad de las personas que tienen poder en el" Mis mejillas fueron bañadas por lagrimas de frustración, pues sabia que lo que me pasara de ahora en adelante dependía de la persona que estaba frente a mi.

El rostro de ella se suavizo "¿Tu nombre?"

"Ta…Takamashi Nano...ha" Pronuncie con dificultad aguantándome las ganas de llorar.

"Uhm…Na-no-ha, bonito nombre" Aparto mis lagrimas gentilmente y me miro seductoramente, mi cuerpo se estremeció pero no se movió. "Mi nombre es Alicia Testarossa, puedes llamarme simplemente por mi nombre" Propuso abrazándome con afecto, por unos segundo la mire despistada por no saber con claridad sus intenciones. "¿Cuántos años tienes?" Pregunto suavemente en mi oreja.

"di…diecinueve años" La rubia se aparto de mí y me quedo mirando sorprendida.

"Tenemos la misma edad" Sonrió alegre pero a mi realmente no me importaba eso, lo único que quería era escapar de ese sitio "resulta que hoy es mi cumpleaños…el mió y el de mi hermana gemela" Paso su dedo índice por los labios pensativa. "¡Ya lo se!, te daré como regalo de cumpleaños"

"¡No tomes decisiones por tu cuenta, no me trates como si fuera una especie de juguete!" Me aleje nuevamente de ella pero esta agarro mi brazo con agresividad, parecía como si lo que acabase de decir le hubiera causado gracia.

"Claro que eres un juguete" Sentí como mi cuerpo nuevamente era arrojado en aquella enorme cama, cerré los ojos por la impresión y al abrirlos lo primero que vi fue unos desafiantes ojos color carmesí. "Recuerda que me perteneces, si no puedes pagar lo que me debes, tan solo te queda acatar lo que yo te diga"

Trague saliva totalmente intimidada.

"Haré lo que quieras, pero…por favor…déjame ir" Suplique, ella se mostró bastante complacida y se aparto de mi. Ella jugaba con su cabello arreglándoselo por el repentino forcejeo de hace unos segundos, espere angustiada su respuesta.

"En verdad soy una persona ruin" Declaro echando una carcajada "No me importa jugar con las personas de esta manera por que esta es mi diversión, supongo que esto ya es un hobby mió" Siguió jugando con sus dorados cabellos.

"Me enfermas" Dije completamente molesta.

"No te culpo, tengo bastante poder a pesar de mi edad y cantidades inimaginables de dinero, puedo obtener lo que quiera y no me importa divertirme con el cuerpo de las personas a quienes 'adquiero'" La observe directamente a los ojos y aunque ella no me estuviese mirando note una cierta melancolía en sus palabras.

"¿Piensas que puedes ser feliz así?"

"Me da igual" Contesto "¿Sabes? Mi hermana menor es muy densa, completamente distinta a mi, a pesar de que seamos gemelas así que te pediré que la diviertas un poco"

"¿Que…que la…di…divierta?" Pregunte confundida.

"En otras palabras" Sus ojos color sangre me miraron penetrantemente dándome a entender que no estaba jugando "Quiero que tengas sexo con ella, ya sabes, entretenla"

"¿¡estas demente!? ¡No pienso hacer eso!" Exclame sintiéndome insultada.

"Si haces eso daré por saldada tu deuda" Quede muda analizando en la posición en que me encontraba, apreté los puños con furia al igual que mi mandíbula. "Eso lo has de decidir tu, de cualquier forma piénsalo, en verdad es una oferta bastante generosa"

"En verdad eres de lo peor"

"Gracias" Agradeció sin ofenderse.

La perilla se giro y nuestros rostros voltearon a ver a la nueva figura que entraba a la habitación, me sorprendí un poco, en verdad era exactamente igual a ella, como si de una copia se tratase, ella avanzo mirándome de reojo y yo desconfiadamente retrocedí unos pasos evitando su mirada.

"¿Quién es ella?" Te escuche preguntar fríamente mientras te sacabas la chaqueta que llevabas puesta de la misma manera que tu hermana lo había echo antes. "En verdad no me interesa con quien te acuestes pero no lo hagas en mi habitación por favor"

¿Su…habitación? Me tome la molestia de mirar a mi alrededor y me di cuenta de la cantidad de espacio que tenia aquel cuarto, pensé que fácilmente aquella habitación podría compararse con los metros cuadrados de mi casa., todo estaba bastante ordenado y había un gran ventanal con balcón al lado izquierdo de la gigantesca cama.

Todo en aquel espacio era enorme, hasta el tremendo escritorio frente a mí, siendo adornado por una exorbitante variedad de libros. El piso estaba cubierto por una suave alfombra del mismo color de sus ojos, en realidad no parecía una habitación normal de una joven de diecinueve años.

"No es para mi, es para ti"

"¿Perdón?" Cuestionaste incrédula.

"Que es para ti" Repetiste apoyando tu mano en aquel escritorio, la otra me miro desconfiada de pies a cabeza, su rostro carecía de toda emoción pero sentí una penetrante mirada que no pude rechazar observar.

"No la quiero" Dijiste finalmente volteando el rostro.

"Pero si Nanoha es muy linda" Ya me estaba acostumbrado a su tono burlón "En fin…ella no puede salir de aquí, así que puedes hacer con ella lo que mas te apetezca"

"¡O…oye!" Me queje nuevamente.

"Tengo mejores cosas que hacer" Suspiro "a demás nunca he tenido tus gustos"

"¿Hablas de las chicas?" Interpelaste tratando de aparentar inocencia "Mis muñecas son encantadoras y entretenidas, un buen pasatiempo antes del matrimonio, deberías intentarlo" Sugeriste embelesada por tus mismas palabras haciendo un ademán con la mano y dirigiéndote hacia la puerta ¿Acaso pensabas dejarme aquí?

"¡Es…espera!" Reaccione nerviosa he intente alcanzarla pero esta solamente volteo sonriente y cerrando la puerta me advirtió.

"Reacuerda lo que hablamos"

Alicia Testarrona cerró la puerta.

"No se lo que te dijo ella pero no me interesa, tan solo has como que no existes y no me estorbes" Mis manos aun apoyadas en aquella puerta de madera se apretaron al escuchar aquellas insolente palabras, voltee con odio, ella ni siquiera me miraba tan solo se dispuso a observar algunos papeles en su escritorio.

"¡¡Fui secuestrada y vendida como si de un objeto se tratase, en tan poco tiempo nunca había sufrido tantas humillaciones y ¿ahora me hablas como si no tuvieras nada que ver en esto? Me dan asco todos ustedes, te odio a ti y a toda tu familia!!"

Me deje caer en la puerta cubriendo mi rostro con ambas manos, no quería que me viese llorar pero era una situación insoportable para mi, estaba asustada, confundida y en pánico. Tenia una familia y amigos que seguramente se estarían preguntando donde estaba, tan solo pensar en mis padres preocupados me partía el corazón.

Escuchaba los pasos repentinos de la rubia y una puerta cerrarse, el sonido del agua cayendo me hizo reponerme, quizás se había cansado de verme y se había metido a tomar un baño pero yo no me iba a mover de esa puerta, a pesar de su indiferencia iba a hacer que aquella persona me escuchase y me dejara ir.

Me acurruque, puse mi rostro en mis piernas y espere pacientemente a que saliera, mi mente y mi cuerpo estaban agotados y mi cuerpo aun sentía levemente la droga que me había hecho ingerir.

En verdad estaba muy cansada…


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El irritante sonido del celular no dejaba de sonar, mi cuerpo adormilado giraba de un lado para otro hasta decidí sacar un brazo por el cobertor y empezar a buscar el dichoso aparato por todo el piso, al encontrarlo apague la alarma.

Al levantarme me refregué los ojos y mire ambas manos. Estaba en mi casa, en mi habitación, en mi propia cama. ¿Todo había sido un mal sueño? Escuche pisadas subiendo por las escaleras, mi cuerpo se tenso y desee escuchar aquellas palabras que en lo profundo de mi corazón añoraban.

"¿Nanoha?"

"¿Ma…mamá?" Pregunte temerosa.

"Veo que ya estas despierta, el desayuno ya esta listo, cariño" Me emocione al escuchar su gentil voz maternal y de un salto Salí de la cama, deseaba tanto verla y abrazarla que corrí rápidamente a la puerta.

Al abrirla una destellante luz me cegó, me tape el rostro y un olor extraño mezcla de tabaco y alcohol invadió mis fosas nasales. Mi cuerpo se puso pesado, con pánico mire intentando reconocer aquel lugar que se me hacia bastante familiar, la oscuridad invadió el salón pero podía ver aquellos ojos lascivos observándome.

Intente gritar.

Ordene a mis piernas moverse.

Quise pedir ayuda.

Pero sabía que nadie vendría, por que aquel mundo era diferente al mió…

"En este mundo no existe la justicia, solo el deseo y la voluntad de las personas que tienen poder en el"

Yo, había sido arrastrada a ese mundo y no podía salir de el.

"Padre…madre…ayúdenme…"


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Cuando me di cuenta ya estaba sentada tome algunos segundos para recuperarme, estaba totalmente oscuro y mi rostro estaba empapado de sudor. Parpadee un par de veces para darme cuenta que me encontraba echada en aquella enorme cama de nuevo.

Maldición.

Maldije una y mil veces no solo me había quedado dormida sino que ella se había dado el lujo de quitarme de la puerta sin que me diera cuenta. Cruce de nuevo la habitación y puse mi mano en la perilla de bronce, dude unos segundos y nerviosa la abrí, todo parecía bastante solitario a fuera, con cautela Salí y me adentre por aquellos largos y oscuros pasillos.

Sin saber a donde dirigirme tan solo camine, no se cuanto tiempo abre estado deambulando por aquella casa pero parecía como si fuera un laberinto, en mi vida había visto tantas habitaciones juntas, antes de voltear por un pasillo escuche algunos murmullos.

Mi cuerpo se congelo y con miedo me metí a la primera habitación que encontré, esta puerta a comparación de las demás era el doble de grande, al cerrarla pegue mi oreja a la fría madera y sin siquiera preocuparme por respirar escuche como los pasos se iban alejando.

Voltee he inhale aire de nuevo, debía salir cuanto antes pero al parecer este lugar no estaba del todo vació, una débil luz capto mi atención, frente a mi había un gran ventana, a paso lento me acerque para averiguar el lugar donde me encontraba, apoye mis manos en el vidrio y pegue mi frente para observar a los alrededores.

Era increíble.

Aquella casa, más bien dicho mansión, se encontraba en la parte mas alta de un edificio, ante mis ojos tenía el panorama de una buena parte de la ciudad, mire hacia abajo y hasta el lugar tenia un jardín.

"Es imposible escapar sin que me vean" Me dije a mi misma todavía conmocionada. "Teléfono…" Si encontraba un teléfono y me lograba comunicar con alguien seguro vendrían a ayudarme. Mire por todos lados agobiada pero no encontré nada. "¡Maldición!" Golpee encolerizada el escritorio donde estaba buscando.

"Niña" Mi corazón paro en ese instante, lentamente alce la mirada y vi a una sombría mujer sentada que me miraba fijamente desde el otro lado de la habitación mientras daba un sorbo de aquella copa de licor, ella levanto la mano enseñándome un teléfono y me paralice por completo. "¿Buscas esto?" Pregunto con burla.

"¿Quién eres…?"

"Eres una mocosa muy insolente" Se puso de pie y venia acercándose lentamente, su cabello oscuro brillaba con la luna y le daba un brillo intimidante a sus ojos, era bastante alta por lo menos me llevaba dos cabezas. "Soy Precia Testarossa, señora de esta mansión ¿y tu eres…?"

"Si usted es la dueña le pido que me ayude a salir de aquí" Pedí suplicante agarrándome de su vestimenta.

"Oh, ya entiendo" Razono pasándome el dedo por la mejilla, sin darme cuenta aquella persona me había estado acorralando hasta quedar atrapada entre ella y el gran escritorio, mire atrás y luego volví a verla. "Lo lamento pero no puedo dejarte salir, pero ya que estas aquí intentemos pasarla bien"

"¿Qué?" Trate de alejarla pero sorpresivamente me jalo de la cintura y tomo prisioneros mis labios, abrí los ojos y quede de nuevo inmóvil de la impresión hasta que sentí como bruscamente su lengua abría mis labios invadiendo mi boca. "¡¿Que diablos? suéltame!" Intente empújala en vano y volvió a besarme.

En ese momento cometí el primer error… morderla.

"En verdad…" Dijo quitándose la sangre con el pulgar de la mano derecha que le había quedado en el labio inferior "Eres una mocosa de lo mas atrevida" Termino mirándome con ira.

Sentía sus uñas clavadas en mi piel, di un pequeño gritillo de dolor y de un tirón rompió la blusa que llevaba puesta, lo próximo que sentía era aquellos afilados dientes morderme despiadadamente el cuello, mordía y jalaba de mi piel sin consideración alguna, para ese momento no podía aguantar mas y empecé a llorar de la frustración.

Aquella pálida mujer pasaba y tocaba mi cuerpo como quería, me arañaba la espalda y dejaba cuantas marcas deseaba.

"Por favor…para" Suplique ya casi sin fuerzas.

Pero ella nunca se detuvo, de un rápido movimiento había desabrochado el brassier que levaba puesto y sus mordidas empezaron de descender, dolía demasiado, me sentí ultrajada, aterrada. Mi piel ya estaba enrojecida de tanto maltrato pero lo peor aun no venia.

Sus afiladas garras se pasearon por todo mi cuerpo hasta llegar a mi descubierta pierna, mi mundo paro en ese momento. No se atrevería, ¿verdad? Empuje y moví mis piernas en un desesperado intento de quitármela en encima pero su fría mano corría por mi pierna hasta llegar dentro de mi falda, inspire tanto aire como pide esperando lo que se avecinaba, sus dedos empezaron a jalar el elástico de la prenda intima cuando repentinamente tocaron a la puerta.

Ella paro en seco y se separo de mi, yo caí al suelo y me cubrí con la poca ropa que me quedaba, totalmente avergonzada y asqueada de mi propio cuerpo.

"Kaa-san, debemos hablar" Solo vi dos pares de zapatos cruzar al frente mió.

"Es sobre el negocio con Harlaown" Termino la frase la otra.

Aun con mi mirada baja vi a aquellas hermanas pasar por mi costado, solo una de ellas se digno a darme una ojeada al cruzar, estaba segura que era la mayor, Alicia Testarossa me observaba de vez en cuando mientras revisaba algunos papeles que tenia en las manos, mientras que la otra ni se molesto a apartar los ojos de su enfermiza madre, ella…estaba actuando como si no hubiera pasado absolutamente nada.

Totalmente indignada me levante como pude, mis piernas temblaban aun pero se sostenían lo sufriente para salir rápidamente por aquella puerta, corrí como pude, apretaba los dientes con tanta rabia que logre hacerme una herida en los labios, por primera vez en mi vida pude sentir odio por otra persona, mis lagrimas no dejaban de caer y me refugie en el único lugar que conocía de este espantoso lugar.

Cerré la puerta fuertemente, pero aun sentía el olor de aquella mujer, repugnada pase mi mano por mi cuerpo una y otra vez para quitar la humedad que había dejado en mi piel, sin éxito me adentre al baño y me metí a la ducha, aun con la ropa que tenia, no me importaba nada en esos momentos.

Me rascaba el cuello como si sufriera del escozor producida por una enfermedad de la piel, el agua caliente ardía en mi cuerpo pero en esos momentos ya había perdido cualquier rastro de razonamiento. Todavía me sentía sucia y en mi cabeza aun se repetía la escena una y otra vez.

El agua dejo de caer y mis manos fueron firmemente sujetadas, sus ojos escarlatas me observaban fijamente y de un tiro hizo que me levantara, me sentía como una muñeca sin voluntad, ni siquiera me importo cuando me quito la ropa y me seco con las toallas, ya ni siquiera podía sentir vergüenza.

"Te puse ropa en la cama, cámbiate" Me hizo una seña con la mano indicándome el lugar. "No deberías salir así, la podrías pasar peor"

"¿Peor?" Repetía lentamente lo que apenas escuchaba.

Asentiste sin verme y depositaste una caja en mis manos, no me interesaba mucho lo que tuviese dentro pero la sostuve.

"Cuida de mi hermana cuando regrese" Te mire nuevamente ¿Por qué tendría que hacer algo así por ella? Parecía que captaste el imperceptible mensaje "Ella…después de todo fue culpa tuya" Susurraste y te retiraste por donde habías venido.

No entendí muy bien lo que me decía pero fije mi atención de nuevo en el objeto que tenía en mis manos y lentamente abrí la pequeña caja, no era nada especial, se trataba de medicinas y una que otra bandita. Puse con cuidado la pequeña caja y termine por cambiarme ni no antes pasar nuevamente la yema de mis dedos por mi piel.

Alicia me había dejado un camisón de seda con escote, ¿esto era lo que usaría para dormir? Me abrace a mi misma y cerré los ojos, en estos momentos podría estar durmiendo cómodamente en mi cama abrigada por el calor de mi hogar.

El sonido de los relámpagos azotaban el cielo y de vez en cuando iluminaban la oscura habitación, llovía demasiado como si el mal tiempo reflejara el horrible día que había tenido, me subí a la cama y junte mis piernas para dormir abrazada a ellas, aun sentía dolor en mi piel pero quizás si me imaginaba que esto nunca había pasado el dolor desaparecería.

Pasó bastante tiempo y como me lo supuse, no pude conciliar el sueño.

Mis sentidos se afilaron cuando sentí el rechinido de la puerta abrirse y cerrarse con delicadeza, alce mi cabeza para tener una mejor visión y la vi ahí parada, tanto su rostro como sus ropas estaban totalmente empapadas ¿Habría estado afuera con esta tormenta?

Encendió la luz del baño y se metió lentamente, cautelosamente mis pies tocaron el piso y se acercaron, ya estando al costado escuchaba unos bajos quejidos tratando de ser silenciado pos sus labios, mire el piso y observe gotas color carmín esparcidas, trague saliva pesadamente y me adentre un poco.

"¿Qué quieres?" Me preguntaste distante.

Retrocedí unos cuantos pasos pero recordé el pequeño botiquín que me habían dado y lo puse entre mis manos, ella ni siquiera me miraba pero sabia que estaba fastidiada, volteaba el rostro y apretaba un pañuelo ensangrentado que tenia cubierta su mano derecha.

"¿Qué te paso?"

"No te incumbe, déjame sola" Ordeno alzando un poco la voz.

"No podrás vendarse con una sola mano" Advertí poniendo vendas y medicina en el lavamanos, hiciste un rechinido con los dientes pero obstinadamente quitaste el brazo cuando trate de tocarte. "Testaruda…" Me miraste de reojo un poco sorprendida y aproveche para hacerte sentar en el excusado, diste un pequeño gemido de protesta por la rudeza, pero no me sentí mal por eso, sentía algo de placer ver tu rostro de dolor.

Te observe fijamente, no solo tenias cortadas en la mano sino que también tenías el rostro lastimado, parecía como si alguien te hubiera golpeado con mucha fuerza pues hasta tu labio estaba roto. Baje la mirada y me dispuse a curarte primero las cortaduras que aun sangraban, fruncías el seño por el dolor que producía el alcohol en la herida pero nunca te quejaste, trate de hacerlo mas suavemente y después de vendar perfectamente tu mano y tu muñeca te agarre el rostro para que me dejaras examinarte.

Parecía que no te gustaba el contacto físico pues ni bien te toque inconcientemente te apartaste, suspire cansada de lo difícil que te ponías a pesar de que te estaba haciendo un favor, tu mirada era afilada y amenazadora pero te quedaste quieta esperando a que continuara mi trabajo, unte crema en tu mejilla y pase uno de mis dedos por tus labios para aplicarle alcohol.

Me sorprendí un poco de los extremadamente suave que era su piel, parecía bastante delicada como si se tratase de una pequeña muñeca de porcelana y sus delgados labios color cereza adornaban su rostro haciendo juego con sus ojos color borgoña.

"¿Terminaste?" Sacudí mi cabeza y me miraste impaciente puesto que estabas temblando por el frió y me acorde que todavía seguía toda empapada. Afirme con la cabeza y le di la espalda mientras ella se iba.

"Gracias…" Susurraste al salir y la mire algo extrañada, al menos tenias algo de modales.

"Después de todo fue culpa tuya"

Pensé en eso varias veces ¿Acaso esos golpes fueron por mi culpa? ¿Como alguien podría lastimar a una chica de esa manera? Aparte mis ojos de ella al ver que se desvestía, francamente aquella chica tenia modales pero le faltaba un poco mas de pudor, se caminaba en ropa interior con la toalla en la cabella como si no estuviera ahí, fue hasta la mesa de noche y prendió un cigarro que fue a parar a sus labios.

La mire descontenta, nunca me habían agradado las personas adictas al tabaco y menos tan jóvenes pero no tenia por que preocuparme por ella. Algún día moriría de cáncer a los pulmones y tendríamos un mal innecesario menos en este mundo.

Me quede parada atrás de ella un momento hasta que termino de fumar, despacio lo presiono contra el cigarrero y quedo mirando el vació como si esperase a que dijera algo. Estiro su brazo y apago la tenue luz de la lamparilla que en ese entonces era lo único que iluminaba la habitación.

Otra vez actuaba como si no estuviera, se metió a la cama dándome la espalda. Esa persona era realmente desagradable, así que hice lo que quise y sin recibir algún permiso me metí a la misma cama, ¿no era como si en verdad pensara que dormiría en el suelo, verdad?

"No vuelvas a salir así de la habitación" Te escuche decir.

"¿Cómo?"

"En estos momentos es el lugar mas seguro en donde podrías estar"

Terminaste de decir y te envolviste en las sabanas, no cruzamos palabra en toda la noche. De alguna manera sabia que era cierto lo que me decías.


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-Fin del capitulo I-


Autora: Bueno ahí tienen la razón por la cual no e actualizado "Sweet Home" es extraño, cuando uno empieza con alguna idea o estas en mitad de un trabajo y se te ocurre algo diferente es imposible poder concentrarse completamente en lo que estabas haciendo en un principio, como sea, ahora tendré un poco mas de tiempo para seguir escribiendo "Sweet Home" aunque las neuronas no me den para mas.

AW! Tengo un bloqueo para esa historia desde navidad, cualquier comentario o sugerencia será bien recibido XD. Nos vemos a la próxima.