1-. Decisiones apresuradas.

- Pero... ¿Por qué?... no lo entiendo...

El día era hermoso, frescas brisas daban paso a la primavera, las flores brotaban y los pájaros revoloteaban de aquí y allá.

- Porque solo somos amigos… te pido perdón si hice algo para confundir tus sentimientos, nunca quise lastimarte, Marron.

Su sonrisa forzada fue en vano tratando de ocultar las lágrimas que caían de sus ojos

- Por favor no llores, sabes que eso me desagrada.

- Perdón... no puedo evitarlo... -se resfregaba el rostro con ambas palmas de la mano, lo hacia de manera rápida demostrando lo desesperada que estaba. El tomo sus manos.

- Basta, será mejor que me valla, por hoy no creo que podamos hablar más...

- Quédate... se que es egoísta de mi parte, pero lo necesito -ni ella misma podía creer lo que había pedido.

- Si me quedo será más difícil para ti que para mí... -le soltó las manos, dio un abrazo apretado y la dejo sin más.

- Trunks... -dijo en un susurro inaudible mientras se tapaba el rostro con ambas manos.

Pasaron minutos desde que quedo sola en la cafetería que habían pactado para esa tarde. Largos recuerdos vinieron a su mente esos que traían más dolor del que ya tenia.

Se recordó corriendo por la montaña Paoz. Jugaban a las escondidas mientras los adultos tenían una pequeña junta al aire libre. Era uno de sus juegos favoritos sin embargo, jugarlo con todos los semi-saiyas era suicidio. Sabia que no podía ganarles, pero sus amigos eran condescendientes con ella, prometían no ocupar sus poderes y generalmente la dejaban ganar, sin que ella lo supiera, claro esta. Corría por entre los árboles escapando de la cuenta regresiva que Bra hacia lejos de allí. Encontró una roca gigante y se recostó entre la larga hierba.

- ¡Psstt Marron! -salía un leve murmullo en el otro lado de la roca.

- ¡Trunks!

- ¡Calla, que nos encuentran por tu culpa! - se acerco gateando donde ella estaba y le tomo la mano- Ven, se de otro lugar al que Bra jamás entraría.

Corrieron tomados de la mano adentrándose en el bosque. Llegaron a una cueva pequeña y entraron ahí.

- Cuando la veamos pasar tu solo corre a la base, yo me encargo de lo demás -le guiño el ojo y provoco una risotada de parte de la rubia- ¿que pasa? - dijo incrédulo con un rubor en sus mejillas.

- Tienes la cara toda sucia -reía apuntándolo.

- Silencio... -se refrego la cara manchándose por todos lados. Marron seguía sin parar de reír - Bien, ríete si quieres...no te daré el regalo que te tenia en mi bolsillo... -miro hacia otro lado haciéndose el importante.

- ¿Que regalo? -Marron lo sacudió- No seas malo, ya dámelo, prometo no reír mas -lo abrazo cariñosamente por el cuello, sabia que ese gesto le daba ventajas en muchas cosas.

- Ya, ya -dijo quitándosela - Dame tus manos -ella las extendió y el muchacho dejo caer una linda cadena con un corazón de plata como colgante. La miro con una sonrisa en su rostro.

- ¿Y esto, de donde lo sacaste? - miraba la cadena sorprendida.

- La encontré por aquí cerca, ¿te gusta?

- ¡Que linda!... me ayudas a ponerla - se giro y el pelilila se la abrocho alrededor del cuello - ¿Como me queda? -le dijo volteándose.

- Es hermosa... - estaba sonrojado, sabia que le quedaría bien, porque para el, Marron era el ángel mas lindo de la tierra.

- ¿Yo o la cadena? -dijo riendo, notando el sonrojo de su amigo.

- Las dos... -le tomo una mano- Te queda muy linda -ahora ella enrojeció.

- Me estas avergonzando... ahora tienes que prometerme algo...

- ¿Prometer? ¿Que cosa?

- Pfff que poco romántico Trunks... no se, cualquier cosa que quieras, después de todo, le estas dando una joya a una chica.

- Bien, entonces te prometo... -lo pensó unos momentos sin soltar su mano- Mi compañía.

- ¿Para siempre?

- Para siempre...

Lloro. Se levanto de la mesa y camino por las calles Perdóname Trunks, creo que ya no podremos cumplir esa a un parque y se sentó en una banca de madera. Los recuerdos la atacaron nuevamente.

Estaba en los jardines de Corporación Capsula. Sus amigos y familia estaban ahí esperándola.

Se acomodo en un piano un poco viejo y miro a todos lados:

- ¿Donde esta Trunks?

- Ya viene cariño, fue a buscar su guitarra - Bulma la tranquilizaba desde una de las mesas.

- Acá estoy -venia corriendo con el instrumento de cuerdas en las manos.

Tocaron esas canciones bien practicadas. Ahora que eran mas grandes se habían interesado bastante en la música, Marron, amaba cantar desde siempre, pero acompañada de Trunks la música recobraba otro sentimiento en ella. Ya se había hecho costumbre tener un show preparado para la familia, a todos les encantaba escucharlos. Pan, Goten, Oob y Bra no quedaban atrás, bailaban como locos por todos lados, sacaban a bailar a sus familias y así pasaban las tardes.

La música. Esa que calo hondo en el corazón de Marron. Esa misma que ella quería hacer de su vida. Años ejercitando piano con buenas clases pagadas por sus padres. Años estudiando canto en un instituto de artes después de la escuela.

Se vio potenciada por su amigo que en un intento de "compañía " como le había prometido años atrás, aprendió a tocar la guitarra. Se entretenían en sacar canciones ya conocidas, pero para Marron no era suficiente, quería mas, quería poder escribir e interpretar sus propias canciones, escribir sus letras, con sentimientos propios, ya no quería cantar solo para su familia, quería presentarse en grandes lugares y mostrarle a todo el mundo lo buena que era en eso. Lamentablemente para ella su amigo ya no parecía tan interesado en la música. Con los años Trunks empezó a internarse en el mundo de las finanzas y la administración, llegando a tomar clases extra-escolares. Con tan solo 14 años el ya tenia responsabilidades, mas que cualquier otro chico. Su personalidad muto frente a sus amigos, ya no era el chico de los juegos y el corretaje, ahora se preocupaba de vestir bien y encerrarse largas horas en el laboratorio con su madre, ya no jugaba cuando los hijos de los guerreros Z hacían pillamadas en su casa. Se volvió una persona lejana y fría.

Seria el vicepresidente de Corporación Capsula sin pedirlo, su camino ya estaba trazado sin mala intención, porque la culpa fue de él, no tubo el coraje para decirle a su madre que la administración no era lo suyo, que el quera conocer el mundo y diseñar sus propios inventos, pero no sentarse detrás de un escritorio toda su vida, sin saberlo corto sus pequeñas alas, hasta ese entonces, sin quererlo, y cuando lo entendió ya era tarde,

el rencor hacia el mismo, se volvió mas grande, y así, como el rencor, su alma comenzó en picada.

Y fue así en ese entonces, como Marron con 14 años, seguía siendo la eterna enamorada y él con 16, se convirtió en un príncipe de hielo.

No creía que por fin, después de años de ocultarlo, se había declarado a su buen amigo, pero lamentablemente, esto había salido todo mal, por lo menos para ella. Tomo el móvil y marco un numero en un acto innato.

- ¡Marron! Esperaba tu llamado, ¿pudiste hacerlo?

- Goten... él... - su voz quebrada estallo en llanto.

- Entiendo -la dejo llorar al teléfono un par de minutos, cuando escucho que esta ya se tranquilizaba, pregunto - ¿donde estas ahora?

- ... En la avenida 16, frente del parque Castelar... ¿podrías venir a buscarme?, si no te molesta... por favor -su llanto ahora eran solo sollozos.

- Claro, linda, quédate ahí y espérame.

- Gracias -lo dijo en un llanto ahogado.

No sabia cuantos minutos, horas o segundos habían pasado desde que se sentó ahí, no movió un solo músculo, solo dejo que el viento la traspasara, sentía que así se limpiaba de lo malo y lograba tranquilizarse. Tenia mucho en que pensar. Lo que había pasado en esa tarde seria un pluss para tomar una difícil decisión, sabia que costaría convencer a sus padres pero se jugaría el todo esa noche.

- Marron -suspiro Goten viéndola desde lejos, se acerco y tomo asiento a su lado, ella parecía no haberse percatado de su presencia - Eh, ¿como estas?...

- Goten... -lo miro débilmente con lágrimas en los ojos.

- Veo que no muy bien -suspiro cansado - ¿Que vas hacer ahora? -miro hacia el frente apoyando los codos en sus rodillas.

- Continuare con mi plan -apretó los puños sin dejar de mirar el suelo. Goten cerro con fuerza sus ojos.

- ¿Estas segura?

- Mas que nunca...

- Eres extremista, Marron.

- Lo soy, si...

- Me dejaras con una gran carga aquí... tendré que hacerme cargo de todas las preguntas...

- Lo se, y te pido perdón desde ya -miraba el atardecer- Pero es que no me sale hacerlo por mi misma... creo que soy muy cobarde aun... nunca fui como ustedes, después de todo, desistí hasta de los entrenamientos -soltó una risa triste.

- ¿Porque no lo piensas bien ...?

- Ya lo hice, esto es lo que quiero ahora.

- Estas arrancando, Marron.

- No puedo evitarlo...

- Si puedes... no quieres, que es diferente...

- Es mejor así...

- ¿Para ti o para el?

- Para ambos, seria fastidioso tener que vernos de aquí en mas.

- ¿Porque no se lo dices...?

- No quiero volver hablar con el, ya cause bastante daño a nuestra relación de amistad.

- Eran tus sentimientos…

- Los que nunca debieron salir a flote...

- Pero ya esta, ya lo hicieron...

No hablaron en la próxima hora, solo se tomaron de la mano viendo el atardecer mientras todo oscurecía. Cuando se encontraban en el muelle, bien conocido por el Son, se miraron eternos minutos, ella le sonrío y se lanzo a sus brazos.

- Te quiero Goten, no me olvides en todo este tiempo -río abrazando al chico- Será un tiempo corto, lo prometo.

- No te olvides de nosotros, llámame cuando quieras -la apretó a su cuerpo - Y perdona por no dejarte en tu casa, es que prefiero que sea así, de un solo golpe.

- No te preocupes, es mejor así... -Marron se subió a su bote y se despidió con la mano.

- ¡Adiós Son Goten!

- ¡Hasta luego Marron!

El Saint Andrews era un instituto de artes y música, que quedaba al otro extremo del mundo. El proceso de selección de los alumnos era bastante riguroso, a través de pruebas enviadas por correo y videos en lo que el futuro alumnado tenia que mandar por Internet demostrando sus talentos "únicos e innatos", hacia que el ingreso fuera bastante difícil, tras medio año de insistir, Marron, por fin había logrado un cupo de prueba que duraría solo 12 meses, según su esfuerzo y talento se seguirían sumando años en su estancia. Este instituto contaba con un gran internado para poder albergar futuros prodigios de todos los lugares del mundo.

Sus padres no tomaron bien la noticia, después de todo, ella sabia que había quedado seleccionada hace casi mes y medio y no había mencionado nada, por lo que fue un balde de agua fría para sus progenitores. Tras intensas conversaciones los siguientes días logro convencerlos de dejarla ir. Pidió que todo se hiciera en silencio, sin comidas familiares y tampoco reuniones incesarías anunciando su partida, pidió también no decir su ubicación para solo centrarse en sus estudios.

Les prometió que si encontraba que ya no tenía fuerzas para seguir, regresaría.

Fue así como en solo cuatro días, Marron de 16 años, logro tomar el primer vuelo a su futuro dejando todo atrás.