TOM RIDDLE Y HERMIONE GRANGER

Entre nosotros

CAPITULO 1

La oscuridad me rodeaba, a donde sea que girara la cabeza no podía ver nada.

Hace apenas unos segundos estaba liberando a uno de los animales mágicos más peligrosos. Un basilisco.

Estaba a punto de librarlo para que se deshaga de todos los magos hijos de muggles, y cumplir uno de los deseos más fervientes de su antecesor, Salazar Slytherin. Pero algo había pasado, algo que no sabe con exactitud, lo único que llegó a ver antes de perderse en la oscuridad absoluta fue a Albus Dumbledore, junto a una mujer desconocida. Ambos apuntándole con las varitas, conjurando un hechizo que no llegó a escuchar.

¿Acaso estaba muerto?

¿Así era la muerte?

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una luz cegadora, demasiado blanca.

Hola ¿Tom, me reconoces? ¿Sabes quién soy? – la voz que le hablaba era tranquila.

Hizo el esfuerzo de abrir sus ojos, y así identificar a la persona que le hacía tantas preguntas.

¿Qué pasa profesor, ya recuperó la conciencia? – otra voz, pero esta parecía más aguda, más joven.

No lo sé. Tom, ¿Me escuchas? – al segundo intento logró abrirlos, con mucho esfuerzo, mirando apenas por una delgada línea, la luz del exterior era demasiado fuerte.

Las…co…cortinas – pidió con la voz cansada, casi inaudible.

Escuchó algo de movimiento, a sus costados, deduciendo que ya habían cumplido con su pedido.

Se levantó de golpe, buscando su varita por todos lados. Estaba seguro que si estaba en algún hospital o algo por el estilo, le habían quitado la varita por seguridad.

Las personas que lo rodeaban estaban apuntándole con la varita. Eran 6 personas, cinco eran adultos, y un anciano. No estaba en un hospital, estaba en una casa. Un anciano bajó lentamente la varita, eh intentó acercársele con cautela, pidiendo a los demás que se retiraran y lo esperaran afuera.

Tom ¿Me reconoces? – al principio no se había dado cuenta, pero el anciano era su profesor de transformaciones, con la única diferencia que ahora tenía más arrugas y la barba al igual que el cabello eran grises y largos.

Profesor Dumbledore, ¿Qué pasó? – el chico estaba totalmente desconcertado, no sabía que pasaba, pero no se mostraba preocupado, o siquiera nervioso.

Eso mismo quiero saber yo. Pero según deducciones que hemos armado con las personas que están del otro lado de la puerta, solamente tenemos una teoría. Tom, viajaste el tiempo, hacía el futuro para ser precisos.

Usted, y esa mujer, me trajeron acá – Dumbledore, frunció el ceño confundido.

¿De qué estás hablando Tom? – Ninguno dijo nada más, permanecieron en completo silencio, tal vez esperando que la respuesta a sus preguntes abra la puerta, pero era claro que eso no iba a pasar.