Continuación de la historia "Una Reina de Guerra"; s/10316333/1/Una-Reina-De-Guerra

Emperatriz Rebelde…

Capítulo 1; El camino…

En una mañana fría típica de la ciudad de Helsinki en Finlandia una pequeña de cabellos violetas salía de su casa después de una pequeña negociación de su padre, un desayuno a cambio de armas para divertirse, quizá no fue mal negocio.

-disfruta tu día de clases- decía un pelirrojo desde la puerta de su casa, su esposa quien tenia unos hermosos cabellos azules había entrado hace poco pensando en cómo castigar a su amado por aquel negocio.

Por otro lado, la joven de 16 años se encaminaba a la escuela, era un frio 20 de agosto del año 2873. Con una bufanda y chaqueta en una esquina de una callejuela yacía otra joven esperando a su prima, se trataba de una joven de cabello negro con las puntas tinturadas de un color rojizo, se traba de Evelyn.

-Perdona, se me hizo tarde…- decía la joven de cabellos violetas a su prima entre risas.

-no importa, ¿trajiste lo que me prometiste? - preguntaba la chica con una mirada curiosa.

-claro que sí, ya sabes cómo es mi padre- respondía la chica mientras caminaban hacia la escuela.

Entre preguntas y respuestas siguieron caminando, de momento hubo una pregunta que cambio el humor de la chica de cabellos teñidos.

-¿y cómo van tus padres?- preguntaba Annie y entonces el ambiente se tornó algo pesado.

-siempre es lo mismo… no quiero hablar de eso- respondía fría Evelyn.

-Bueno, deberías ser mas tolerante, siempre que hablamos de ese tema te enojas, deberías relajarte un poco, hoy iremos a dispararle a un par de latas- bromeaba Annie con la intención de animar un poco a su prima.

-para ti es fácil decirlo, tus padres siempre están contigo. En cambio, a mi Pareciera que no me quisieran- decía algo triste la chica de 15 años.

-Bueno, mi tía Hitomiko esta en Estados Unidos haciendo su trabajo, y mi tío Van trabaja todo el día, quizá debes comprenderlos un poco más- se explicaba Annie.

-créeme, no me importa que trabajen o no estén en casa, lo que me molesta es que jamás me llamen o me escriban, es como sino existiera-

-bueno, ante eso quizá tengas razón- decía Annie comprendiendo el enfado de su prima.

-olvida eso, mejor vamos a divertirnos un poco antes de la escuela- anuncio la joven de cabellos teñidos mientras que de sus botas sacaba partes de un arma y la ensamblándola como toda una profesional.

Su prima la miraba con una cara aburrida, de alguna forma algo la había decepcionado.

-¿Por qué me miras así?- preguntaba Evelyn.

-¿Por qué demonios trajiste un subfusil? Se supone que me pediste municiones para una 9-42- planteaba Annie mostrando su arma que obviamente era más pequeña.

-mis padres también fueron soldados, es obvio que trajera algo así, no eres la única con privilegios- se mofaba de su arma la chica frente a su prima.

-no importa, con esta arma te podría patear el trasero, muévete… se nos va a hacer tarde- apuraba Annie para que fueras a la escuela y posteriormente a un improvisado campo de tiro algo apartado de la pequeña ciudadela.

Las municiones se habían terminado, y la chica de cabellos violetas suspiraba contenta viendo el 98% de las latas en el suelo.

-esto es lo mejor, ¿no crees? - preguntaba Annie a su prima quien estaba sentada sobre un tronco perdida en la neblina helada de las 6 de la tarde.

Al ver a su prima absorta en sus pensamientos decidido darle un pequeño susto con un grito.

-Evelyn, ¡DESPIERTA!, ¿en que estas pensando? – Evelyn se exalto un poco lanzando su mano en señal de reflejo defensivo pero su prima sabia que reaccionaria así y detuvo su mano.

-no hagas eso, casi me da un infarto…- decía la chica de cabellos teñidos algo molesta.

-pues no vuelvas a soñar despierta… vamos a casa es algo tarde- decía Annie y ambas se disponían a volver a casa.

En el camino vieron a tres hombres rodeando a una mujer. Eso era adrenalina para Annie quien no dudo en intervenir. Sin embargo, mientras ella era el "acelerador" su prima era el "freno" por eso se llevaban tan bien.

-Mira, unos maleantes, vamos a darles una lección- decía Annie relamiéndose los labios como si de comida se tratara.

-nop, espera, piensa un poco, planea algo mas elaborado, ¿olvidas que gastaste todas tus municiones con las latas? – decía Evelyn halando a su prima por la bufanda.

-si ya sé, pero no se necesitan balas para que yo sea letal- reprochaba Annie como si estuviesen sosteniendo a un perro de su correa.

-Bien, solo… no los mates o nos meterás en problemas- advertía Evelyn soltando a la fiera y posteriormente preparando su pistola eléctrica por si algo pasaba.

Los tres hombres estaban asechando a un mujer sola y asustada, en eso una voz justiciera rompió el frio de la noche en aquella ciudadela.

-Tres hombres contra una mujer en medio de una calle desolada, ¿de verdad son hombres? Para mí son un trio de niñitas cobardes- decía Annie acercándose con una mirada retadora.

-¿Quién es esta niñita?, vete a tu casa o saldrás lastimada- decía uno de los hombres y al unisonó los demás dieron la vuelta

-pues me parece de cobardes que roben a una mujer entre tres… es todo- se explicaba la chica viendo a los tres hombres.

-mejor, mas dinero esta noche- decía uno de los delincuentes sacando un cuchillo.

-¿un cuchillo?, bah, tenia que ser un hombre- en eso Annie de una de las mangas saco un par de chacos.

Evelyn al ver eso paso su mano por su cara en señal de "ella siempre hace lo mismo y esta armada hasta los dientes"

-es una niñita jugando a ser ninja, yo me encargo de ella- uno de los maleantes se abalanzo sobre ella, pero Annie con habilidad le asesto un golpe con los chacos a su pierna y luego al cuchillo para dejarlo desarmado y una vez estado a su altura un fuerte puño en la mandíbula cerro el primer round dejando inconsciente a aquel hombre.

-bien, uno menos, faltan dos… ¿se animan? – decía la chica de cabellos violetas provocando a sus rivales.

En eso uno de los maleantes estaba por desenfundar su arma de fuego que traía en la cintura de su pantalón, rápidamente Evelyn noto eso y disparo su pistola eléctrica paralizando al hombre, en medio de la confusión Annie arrojo los chacos a la cara del maleante que seguía en pie y posteriormente con una patada lo dejo fuera de si tirándolo al suelo. así concluyo el intento de asalto.

-te dije que debías tener cuidado- decía Evelyn guardando su pistola eléctrica.

-yo también hubiese podido darle con mis chacos, pero igual gracias por robarme un tercio de la diversión- respondía Annie guardando sus chacos en su manga nuevamente.

Después de hablar con la mujer víctima y la policía todo quedo arreglado y las chicas se fueron a casa de Annie.

Abrieron la puerta y desde la cocina salía el pelirroja con un delantal para recibir a las recién llegadas.

-¿papa?, ¿Qué traes puesto?- preguntaba Annie viendo a su padre con una cara de risa.

En ese momento interrumpió la señora de la casa la chica de cabellos azules con una mirada de enfado.

-se llama castigo y eso mismo te toca a ti por haber llevado armas a la escuela- la madre de la chica se paro enfrente de ella y se dispuso a quitarle el arma que llevaba consigo.

-mama… - decía Annie rodando sus ojos como de costumbre frente a los reclamos de su madre.

-entrégamela…- decía la chica peli azul.

la joven saco el arma del pequeño cinturón escondido en su entrepierna y se la dio a su madre.

-Evelyn, tú también, entrégame tu arma…- decía sorpresivamente la madre de Annie. Nada se escapaba de esos ojos azules.

-tía, pero yo no tengo nada…- balbuceaba Evelyn tratando de evitar la mirada asesina de su tía.

-¿a no?, porque no creo que te hayas equivocado de talla de botas, dame ese subfusil, y no los vuelvas a meter allí, si enfrías el engranaje dañaras el repetidor- y así Evelyn se quedo sin haba y sin armas.

Para Annie era su pan de cada día, su madre y su padre conocen cada trampa, arma y método, escapar de ellos era complicado.

-bien chicas laven sus manos, la cena esta lista- decía el pelirrojo volviendo a la cocina.

Suspirando la chica de cabellos violetas se quito los guantes y se dispuso a subir las escaleras, sin embargo, su madre tomo su brazo y regreso la mirada asesina.

-¿¡otra vez con esos malditos chacos!?, Annie, ya lo habíamos hablado, dame esos chacos, no eres un ninja- Decía la peli azul molesta viendo las ampollas en las manos de su hija

Annie con un movimiento rápido soltó su brazo y el numerito de hija buena termino.

-sino puedo tener armas déjame divertirme al menos con mis cosas, a veces eres muy molesta mama- respondió molesta subiendo las escaleras seguida por su prima quien no dijo una palabra.

Mientras tanto en la cocina el pelirrojo se hizo de "oídos sordos" para evitar una charla incomoda con su esposa.

- ¿puedes creerlo Hiroto? - preguntaba la dama de cabellos azules a su esposo quien estaba frente al lavaplatos.

-¿de que hablas?- se hacia el tonto aquel pelirrojo y su amada puso los puntos sobre las íes al notar tal insolencia.

-sabes de que hablo, por favor pon atención o de verdad me voy a enojar Hiroto- decía molesta y entonces el hombre dejo el trapo con el que estaba limpiando y la vio seriamente.

-creo que a veces si exageras Ulvida- respondía el pelirrojo y no le gusto para nada esa respuesta a su esposa.

-¿ahora la defiendes?, ¿entiendes porque quiero alejarla de las armas al menos?- decía casi gritando la chica peli azul.

-no lo entiendo, pero no creo que sea la forma de hablar o tratar con tu hija- decía el pelirrojo colocando sus manos en los hombros de su amada tratando de calmarla.

-yo crecí sin opción a elegir mi vida, siempre fueron armas, balas, ordenes, muertes, tragedia… guerra. Quiero que ella elija una vida, que pueda tener elección- se explicaba la peli azul un poco más tranquila.

-ella elegirá algún día, aún es muy joven, si, le gustan las armas asiáticas, quizá solo sea un pasatiempo o moda, aun así, Tiene buenas notas en la escuela, habla 4 idiomas y lo mejor es que prefiero verte quitarle unos chacos que majea a la perfección y no drogas. créeme que podrá elegir su vida, solo debes ser un poco más "tolerante"- decía el pelirrojo abrasando a su esposa y así transformando la pelea en un momento romántico.

Cuando la cosa se estaba poniendo "buena" sonó el teléfono del pelirrojo y este se extrañó puesto que era muy raro que una llamada le llegara y menos en horas de la noche.

-¿Quién te llama a esta hora Hitoro?, ¿acaso me estas siendo infiel?- inmediatamente las manos de la peli azul que abrasaban el cuello de su amado empezaron a ahorcarlo.

A pesar de que no apretaba con mucha fuera el pelirrojo le hizo gracia la suposición de su esposa y vio quien era el remitente.

-Cálmate, mira es solo Gazelle- decía el pelirrojo mostrándole su teléfono a su esposa a quien le gustaba cambiar de ánimo seguido.

-yo contestarte por ti ¿sí? - decía la peli azul tomando el teléfono para contestar.

-adoro a las mujeres celosas- se burlaba el pelirrojo.

Continuara.