Holis! Hace mucho quería pulicar este fanfiction, pero como no lo había escrito aún, pues ni modo. Supongo que al final del capítulo se darán cuenta (o al menos tendrán un ligera idea) sobre lo que quiero hacer con este fic. Espero que les guste y me dejen muchos comentarios!
Lazos de sangre
1
Prólogo
¿Por qué no lo había hecho?, ¿Por qué un había sido capaz de matar a esa niña, su hija?
Todo había sido culpa de Sarah, no se dio nunca cuenta en qué momento llegó a amar tanto a esa mujer. Un futuro lord oscuro no podía permitirse esos lujos, pero aquella muchacha de rojos cabellos y preciosos ojos verdes lo había cautivado desde el mismo instante en que la vio por primera vez...
Todo habría salido bien si le hubiera dado un varón como hijo, un digno heredero de sus poderes como descendiente de Slyterin, pero no, tenía que salir una niña. Hubiera matado a su bebé aquella misma noche en que nació, pero su esposa Sarah, lo había convencido de no hacerlo, con lágrimas en los ojos, de rodillas y con tan profunda angustia que casi rayaba en la desesperación, le había implorado que no lo hiciera, que no matara a su hija, pues era sangre de su sangre, tentando aún más su suerte, trató de convencerlo de que se quedaran con ella y la cuidaran, le dijo que sin duda alguna llegaría a ser la heredera que tanto esperaba; pero no, Lord Voldemort jamás aceptaría que una mujer fuera su heredera, no, ese tenía que ser un hombre, como él; aún así, aceptó que Sarah se quedara con la niña después de que ésta le prometió que su próximo hijo sí sería un varón.
Había pasado un año desde el nacimiento de su primer hijo, o mejor dicho, hija. Otra vez se encontraba embarazada y a punto de dar a luz. Su vida no era fácil. Por esa época su esposo comenzaba su ascenso al poder, todavía no era muy conocido, pero ya tenía unos cuantos seguidores a quienes enseñaba sin mucha paciencia, un poco de lo mucho que había aprendido sobre artes oscuras a lo largo de su vida. Tom esperaba afuera, impaciente a que la partera le llevara al fin al heredero que tanto había esperado.
Después de unas cuantas horas su bebé nació, luego de haberlo bañado, la partera se lo entregó diciéndole tiernas palabras, que a los oídos de la pelirroja mujer sonaron como una sentencia de muerte:
-Es una niña, señora-
Entonces Sarah supo que estaba perdida, y no solo ella, sus hijas también. Su esposo Tom no le daría una tercera portunidad para darle un hijo varón, de eso estaba segura. Debía hacer algo pronto, algo que salvara a sus hijas. Se encontraba muy débil como para usar la varita que se hallaba en la mesita de noche junto a la cama; la tomó y la metió en el único bolsillo que tenía la bata de maternidad que traía puesta. La partera no se había dado cuenta de los movimientos de Sarah, pues estaba muy ocupada limpiando los instrumentos que había usado para atender el parto. Cuando se disponía a salir del cuarto, muy seguramente para contarle al señor Tom, que tenía una niña más, sintió un fuerte golpe en la cabeza antes de caer inconsciente. Sarah había agarrado la lamparita que se encontraba junto a su varita, y con todas sus fuerzas había golpeado a la mujer que la atendió en el parto.
Aprovechando que la ventana estaba abierta, y que se encontraba en un primer piso, Sarah salió corriendo, vistiendo una ensangrentada bata y llevando en brazos a sus dos pequeñas niñas, una pelirroja como ella, y la otra con un rubio cabello. Caminó varias cuadras, tratando de llegar lo más lejos posible de la casa en donde su esposo debiera estar montando en cólera por saberse defraudado por segunda vez.
Estaba en una calle muggle y un amable taxista se detuvo al ver el lamentable estado en que se encontraba, la montó junto a sus bebes en su taxi, y se dispuso a llevarla a un hospital, pero Sarah consciente de que no le quedaba mucho tiempo en este mundo, le dijo que eso sería una perdida de tiempo, y en medio de su agonía, le hizo prometer a ese hombre, Mark Evans, que cuidaría de sus hijas y encontraría un buen hogar para ambas en donde crecieran juntas y felices.
Esta petición, en medio de tan terrible tragedia, le cayó a Mark Evans como un regalo del cielo, ya que su esposa era estéril, y desde hace mucho tiempo deseaban tener hijos. Después de dejar las niñas en su casa y explicarle a medias la situación a su esposa, el taxista llevó el cuerpo inerme de Sarah al hospital más cercano, y contó a las respectivas autoridades todo lo sucedido, quienes después de hacer todas las investigaciones del caso, le permitieron a Mark Evans adoptar a los dos niñas, las cuales desde el momento en que se legalizó su adopción, pasaron a llamarse Lilian Jane y Petunia Arlien Evans Mcnougan.
¿Y? , ¿les gustó?, ¿quieren otro capi? En un fic leí sobre una relación directamente proporcional entre los reviews y la rapidez con que se actualiza la historia, y la verdad me parece un gran idea aplicarla. Así, que si les gusta la historia y quieren que actualice rápido, manden REVIEWS! (Je je je...soy un poco chantajista ¿no?)
Saludos!
Nos vemos pronto! (Bueno, nos escribimos)
