Era una tranquila noche en Fillydelphia, todos los ponies dormían pacíficamente en sus hogares. Todos excepto dos ponies, un pegaso y un unicornio, que volaban y corrían respectivamente.
-¿Qué vamos a hacer Firehorn?- Pregunto el pegaso.
-No lo sé Fastflyer, creo que debemos descansar aquí.- Respondió el unicornio.
-Está bien.
Ambos ponies se sentaron en el medio de la plaza central. Exhaustos de haber corrido y volado durante tanto tiempo.
-¿Qué vamos a hacer Firehorn?-Pregunto nuevamente el pegaso blanco de crin y cola gris. Tenía una cutie mark muy peculiar, dos alas de oro unidas por una cadena.
-Ya te dije que no lo sé.- Respondió el unicornio de color naranja, de crin y cola roja. Su cutie mark era una estrella envuelta en llamas.- No puedo dejar de pensar en mi familia, en mi esposa, en mis hijos.
-Tienes razón, yo tampoco puedo dejar de pensar en mi familia. Pero tenemos que hacer algo si no quieres que les hagan daño.
-Lo se Fastflyer pero, ¿Qué podemos hacer?- respondió un poco preocupado el unicornio.
-No tengo idea, pero si no conseguimos esos 100.000 bits esos grifos matarán a nuestras familias- Dijo Fastflyer.
Ambos se observaban fijamente con una mirada pensativa. Pasaron varios minutos hasta que Firehorn levanto la voz.
-¡Tengo una idea Fastflyer!- Grito emocionado el unicornio- ¡Ya sé cómo podemos conseguir los 100.000 bits, incluso podemos conseguir el doble!
-¡¿El doble?!- Pregunto confundido y a la vez emocionado el pegaso- ¿Cuál es tu plan Firehorn?
-Es secreto, debes esperar que lleguemos a Canterlot para saberlo.- Respondió tranquilo el unicornio de crin roja.
-¿Tengo que esperar a llegar a Canterlot para saberlo?
-Sí y ya deja de quejarte como una yegua y vámonos, entre más rápido nos vayamos más rápido llegaremos a Canterlot. ¡Ahora toma tus cosas y pon esas dos alas a trabajar!
-Está bien como tú digas.
Ambos ponies tomaron sus cosas y partieron lo más rápido posible a Canterlot. Fastflyer no podía dejar de pensar que plan se le había ocurrido a Firehorn. Pero nunca se imagino que ese plan cambiaria el destino de Ecuestria para siempre.
Pasaron seis días desde que partieron de Fillydelphia, finalmente llegaron a Canterlot. Los dos tomaron un merecido descanso.
-Y bien, ¿Cuál es el plan?- Pregunto Fastflyer.
-Tienes que esperar un poco más.
-¡¿Tengo que esperar más?!
-Sí. Recuerda que tenemos que ir con nuestras familias Fastflyer. Además no puedo contarte el plan aquí, hay muchos ponies que pueden arruinar el plan. Tengo que contártelo en un lugar secreto.
Los dos comenzaron su camino para ver a sus familias, después de unos minutos ambos ponies estaban con sus familias.
Fastflyer estaba hablando con su esposa sobre su viaje.
-¿Cómo te fue en Manehattan amor?
- No muy bien, solo conseguí lo suficiente para tres meses.
-Está bien querido, con eso es suficiente.
-Y no solo eso, Firehorn y yo tenemos que conseguir dinero para pagar algo.
-¿Qué tienen que pagar?
-Ahora no quiero hablar de eso. Estoy muy cansado, simplemente quiero cenar e irme a dormir.
-Está bien, pero dime, ¿Cómo conseguirán ese dinero?
-No lo sé, pero Firehorn me dijo que mañana lo viera en el bosque para hablar de eso. Ahora, ¿podrías darme mi cena por favor?
-Sí, claro.
Al día siguiente Fastflyer voló directamente al bosque para buscar a Firehorn.
No tardo mucho tiempo ya que el unicornio estaba esperando en la entrada
-Por fin llegaste.- dijo Firehorn.
-Sí, ahora ¿me podrías contar tu plan?
-No, tenemos que entrar al bosque.
-¿Por qué?
-Ya te lo dije, los otros ponies. Tenemos que estar en un lugar privado, para que nadie escuche o arruine el plan.
-Está bien, entremos…- Dijo el pegaso muerto de curiosidad por saber cuál era el plan de su amigo.
Ambos ponies entraron al bosque y des pues de casi una hora salieron. El pegaso blanco tenía una cara de sorpresa.
-¿E-en serio ese es tu plan Firehorn?- Pregunto desconcertado el pegaso.
-Así es, recuerda que si lo hacemos podemos conseguir el doble.
-Sí pero…
-…Pero si no lo hacemos,- se le adelanto el unicornio- esos grifos mataran a nuestras familias.
Fastflyer lo pensó por unos minutos. No sabía qué hacer, no quería correr un gran peligro. Pero tampoco quería que le hicieran daño a su familia, a su esposa y a sus dos hijos, un pequeño potro de seis años y un pequeño que apenas tenía tres días de cumplir su primer año de vida. Finalmente tomo una decisión.
-Está bien, hagámoslo.
-Perfecto, lo haremos esta noche.
-¡¿Esta noche?!- Pregunto indignado el pegaso.
-Sí, es nuestra única oportunidad.
-Bien.
Media hora después en la estación de trenes arribaba un tren seguido de varios escoltas. Las puertas se abrieron y comenzó a descender la Princesa Twilight Sparkle, todos los ponies presentes se inclinaron ante ella. Al salir de la estación un carruaje la estaba esperando a ella y a su equipaje. Twilight abordo el carruaje y en cuestión de cinco minutos llego al castillo.
Ahí la esperaban la Princesa Celestia y la Princesa Luna. Al bajar del carruaje Twilight corrió a abrazarlas.
-¡Princesa Celestia Princesa Luna!- Grito emocionada la alicornio purpura.
-Twilight Sparkle- Dijo calmada pero a la vez emocionada por ver a su ex-alumna la Princesa del Sol- debes estar cansada después de ese viaje.
-Sí, así es, el viaje fue muy largo y agotador.
-Me lo imagino, ¿Por qué no vas a tu habitación a desempacar y descansas un poco?
-Claro.
-Princesa Luna, ¿podrías llevar a la Princesa Twilight a su habitación?
Twilight se sonrojo con este último comentario, a lo que la Princesa de la noche contesto con un simple sí. Mientras recorrían los pasillos, Twilight recordaba todo lo que vivió antes de convertirse en princesa.
-Te trae recuerdos, ¿cierto?- Pregunto Luna.
-Si…- respondió nostálgica la nueva princesa.
-Bien, llegamos. Esta es tu nueva habitación, disfrútala.- Luna le dio un cariñoso abrazo y se despidió- Adiós.
-Adiós…- dijo Twilight con un tono muy parecido al de Fluttershy.
-Bien Twilight- Dijo para sí misma- aquí comienza tu nueva vida.- Dio un gran suspiro y abrió la puerta. Cuando vio su nueva habitación casi grita de la emoción, pero se pudo controlar. La habitación era el doble de grande que la biblioteca donde vivía en Ponyville, del techo colgaba un candelabro de plata con base de oro para las velas e incrustaciones de cristal. Tenía un tocador muy Amplio con un gran espejo. La cama era enorme y tenía grabada la leyenda: Princesa Twilight Sparkle. También tenía un baño y un vestidor privado. Además tenía una gran ventana que le permitía ver gran parte de Canterlot. Al lado había otra habitación para Spike muy parecida a la de Twilight pero más pequeña.
Twilight escucho un golpeteo en su puerta.
-Princesa Twilight, su equipaje.- Dijo un guardia.
Twilight abrió la puerta- Gracias.- Tomo el equipaje y dijo – Valla es mucho equipaje, debería irme a dormir y desempacar mañana.
Twilight se metió en la cama lista para dormir cuando escucho que la puerta de su habitación se abría, eran Celestia y Luna.
-Twilight- Dijo Celestia- lamento interrumpirte, pero olvide decirte algo muy importante.
-Mañana tenemos una reunión con la princesa Cadense a las nueve de la mañana- Termino Luna.
-Está bien, allí estaré- dijo Twilight un poco somnolienta.
-Buenas noches.- Dijeron las dos princesas y se retiraron.
Twilight estaba muy emocionada por la reunión de mañana, finalmente quedo dormida. Pero nunca pensó que esa sería la última vez que vería a la Princesa Celestia Y a la Princesa Luna.
