Capítulo I
"La sonrisa del sol"
En la época feudal un extraño grupo acampaba cerca de un lago, el grupo estaba compuesto de un medio youkai, un monje con una mano marcada en su mejilla, una sacerdotisa, un youkai y la dueña de la mano en la mejilla del monje la cual era una exterminadora.
-Eso te pasa por libidinoso- dijo el medio demonio.
-Querido amigo ya les he dicho que mi mano esta maldita-
El monje horas antes había tocado el trasero de la exterminadora después de que resultara herido por una de las marionetas de Naraku, la exterminadora estaba muy preocupada mas, al sentir la mano del pervertido, no dudo en darle la cachetada.
-Miroku no aprendes- esta vez era Shippo el que lo decía.
Mientras el sol se guía con su curso normal, el grupo seguía sin tener noticias de los fragmentos que con tanta desesperación buscaban. Caminaban por un camino que atravesaba el bosque cercano a la aldea de Kaede, luego de pasar a esta para curar las heridas del monje como también las de la joven sacerdotisa.
-Kagome no crees que Naraku a estado atacándote especialmente a ti últimamente? - le pregunto su querida amiga Sango.
Todo el grupo paro su andar pues lo que decía la exterminadora era correcto, en los últimos tres meses Naraku cada vez que tenia una oportunidad atacaba a la chica futurista.
-Eso es muy cierto Sango, cada vez que nos descuidamos ataca a Kagome- dijo el monje mientras volteaba a ver a Inuyasha.
-Ese maldito de Naraku-
Inuyasha en esos últimos meses se la pasaba las noches en vela a consecuencia de los ataques nocturnos de el hanyou Naraku, su humor se volvió irritante por la falta de sueño, pero no lo culpaban por ello, todos se sentían cansados.
-¡Aaa!-Un grito rompió la concentración de todo el grupo, una niña apareció en su campo de visión mientras que de las marionetas de Naraku atravesó el sendero del bosque con la pequeña atravesada con uno de los tentáculos. Ellos la conocían y no dudaron en ir tras aquella marioneta.
-Ella está muy herida- grito Inuyasha -puedo oler su sangre, está perdiéndola muy rápido-
Todos se alarmaron al escucharlo, Kagome se concentro en ver con mayor detenimiento cuan herida estaba y noto como uno de los tentáculos la atravesaba su pequeño pecho para sujetarla, el color de su kimono era blanco con flores rosas, pero se confundía con rojo debido a la sangre que salía de su pecho.
-Donde estará el inútil de Sesshomaru- Inuyasha lo decía con un poco de preocupación, sabia que Rin era importante para el y si llegaba a pasarle algo a la pequeña… sería una situación difícil de manejar.
La marioneta llego a un risco, se disponía a arrojar a la niña cuando el grupo del medio demonio llego para salvar a Rin.
-¡Déjala ir! - grito Kagome.
-¿A quién? ¿Al cadáver? - pregunto burlón la marioneta.
Inuyasha se impacientaba cada vez más, el tiempo a premiaba ya que si Sesshomaru aparecía en ese preciso momento las cosas se complicarían al igual que todos sus compañeros estarían en peligro. Todo el grupo se concentro en buscar una solución, Rin continuaba desangrándose.
-Una de mis flechas puede desconcentrarlo- sugirió la miko.
El grupo al no tener más estrategias asintieron.
La sacerdotisa disparo su arco sin vacilaciones, al hacerlo la flecha impacto en el tentáculo que tenia presa a la protegida de Sesshomaru, purificándolo hasta la unión de su cuerpo.
-¡Ahora!- grito el monje Miroku.
Inuyasha con la Tessaiga lanzo un viento cortante pero la marioneta lo esquivo dándole a si a Kagome el tiempo de acercarse al cuerpo ensangrentado de Rin.
-Rin puedes oírme? – le pregunto la chica azabache.
-¡Kagome ¿Cómo esta?! - le pregunto Sango antes de ser golpeada por un tentáculo de la creatura.
-¡Sango!-grito Kagome y Shippo.
Todo era desastroso conforme avanzaba la lucha, pero cuando ya iban a acabar con la marioneta, cuatro mas llegaron a aquel risco.
Miroku y Sango luchaban contra una marioneta mientras que Inuyasha intentaba mantener alejadas a las otras tres de Kagome, Shippo y Rin.
El grupo con mucho esfuerzo había podido contra una marioneta, tenían a una inconsciente Rin la cual estaba al borde de la muerte, la miko estaba tanto atendiéndola como protegiéndola de los tentáculos.
-¡Señorita Kagome, cuidado!-
Era la voz de Miroku la que hizo que la joven futurista lograra esquivar uno de los tentáculos que se había ocultado bajo la tierra, pero no fue lo suficiente mente ágil para salir completamente libre de aquel ataque. Kagome purifico el tentáculo que la lastimo, reunió su Reiki y puso una barrera de protección alrededor de Shippo, Rin y ella. La pequeña se quejo un poco, la sacerdotisa se dispuso a parar el sangrado de la niña para así poder sanarla mientras que su propia herida se empeoraba.
"ella necesitara más reiki" pensó la joven azabache.
La azabache toco ligeramente su herida y de ese toque salió una delgada corriente de sangre.
-Sangre sagrada, cura y sana.
Bondadosa como el cielo, limpia y purifica
Viaja en la distancia y cumple mi anhelo
Cura a la niña que tiene sueños-
La sangre que sale de la miko se convierte en reiki apenas sale de su cuerpo, toda la energía se dirige a la herida de la pequeña la cual poco a poco va sanado y cerrando aquel hueco en su pequeño pecho.
- ¿Rin?-
Intento llamarla para ver si el tratamiento estaba haciendo su prometido, pero la pequeña azabache no respondió.
-No responde, voy a tener que usar más Reiki-
-pero Kagome tu herida…-La preocupación de Shippo era muy grande, ver como la sangre de la azabache mayor era convertida en Reiki y se introducía en el cuerpo inconsciente de la niña e iba tomando color su tersa piel, pero en cambio la piel de la miko adquiriendo un tono pálido y apagado.
-¡Miroku!-
Sango grito con fuerza cuando dos tentáculos atacaron a el monje y lo dejaron aturdido por unos segundos mientras que un Inuyasha al borde de perder el control por proteger a los que se encontraban en el campo de reiki.
-Protege cielos a los que quiero y recibe la energía sagrada
Tras recitar aquella cita la herida de Kagome se expandió para liberar más sangre que al convertirse en Reiki hizo que el campo de protección se expandiera y purificara a las tres marionetas que se encontraban cerca además de entrar una parte al cuerpo de la pequeña Rin acelerando su curación.
Fue en ese instante cuando el gran Lord del Oeste apareció en el campo de batalla, vio como su protegida era curada por aquella mujer que acompañaba a su odioso medio hermano, pero al notar la cantidad de sangre que manchaba su kimono, sus ojos se volvieron sangre y aniquilo a la última marioneta pero en su ser se sentía intranquilo, escaneo todo el risco por posibles amenazas, encontró solo tres humanos heridos y una miko curando a su protegida, dando su propia sangre a ella.
-Se-Señorita Kagome- digo en un susurro Rin mientras abría lentamente sus ojos.
La niña no estaba completamente curada, su herida todavía no estaba cerrada mas ya no sangraba.
-Me alegra que despertaras- susurro la futurista, sin embargo, el único que logro escuchar aquello fueron los dos peliplatas. Con una sonrisa tan cálida como los rayos del sol, Kagome se desplomo hacia el suelo pues la cantidad de sangre que había cambiado para poder manejar mejor sus poderes era exorbitante, todos corrieron para intentar su caída, pero estaban tan heridos que el solo dar un paso ya era lo suficiente para no dejarlos mover en minutos. Ese simple impulso de parte de los humanos al intentar acercarse a su protegida y a la débil chica lo altero, con su velocidad se acercó a la mujer sagrada para detener su caída, no deseaba que por la mujer inútil los otros se acercaran a su pequeña protegida.
-Como el sol- dijo Sesshomaru antes de acercarse a máxima velocidad y tomar a la miko en brazos antes de llegar al suelo.
El Inu al tenerla en sus brazos pudo notar como su herida era mas grave de lo que todos creían, la sangre perdida solo era la punta del iceberg, aquella mujer era imprudente. Dejo a la azabache en el suelo y tomo a la menor como lo había hecho con la sacerdotisa para poder retirarse.
Después de aquel incidente paso una semana cuando Kagome despertó de la herida que sufrio durante la batalla, ella se encontraba ligeramente mareada y no lograba distinguir en donde se encontraba.
-Al fin te despiertas niña-
La voz de Kaede la ubico y se tranquilizó un poco.
-Cuanto dormí? -
-Una semana completa, tu poder espiritual sano la mayor parte de tus heridas-
En ese momento un Inuyasha apresurado entro a la cabaña, tenía una mirada de alivio cuando vio a Kagome despierta, pero como no supo cómo expresarlo…
-Hee, si no fueras tan descuidada no te pasaría eso-
La miko sintió como sus palabras fueran la demostración de alivio, pero…
-Si fueras Kikyo no pasaría esto, ella habría sanado y peleado mejor que tu además de que no tendría ninguna herida-
Aquel comentario hirió más a la joven futurista que el tentáculo que la atravesó en el costado. Después de descansar cuatro horas comenzaron nuevamente su viaje, Kagome iba sobre Kirara junto con Sango, mientras que Miroku e Inuyasha iban a pie.
-Shippo deja un poco de agua para más tarde- le dijo Kagome.
Shippo, que estaba sentado sobre su regazo asintió y guardo el agua.
-Si no nos hubiéramos atrasado no tendría que hacerlo-
Comento en voz baja el hanyou, pero fue escuchado por todos. Siguieron su camino hasta llegar a la orilla de un lago, Miroku y Sango comenzaron a preparar la comida, Shippo fue junto con Inuyasha a pescar mientras que Kagome prendía y preparaba la fogata.
Cuando todos habían acabado de cenar se prepararon para dormir…
-Si no te hubieras lastimado no abríamos regresado a la aldea y ya estaríamos en el pueblo al que íbamos, si solo fueras Kikyo- este comentario fue la gota que derramo la paciencia y la flecha que termino por desangrar el corazón de la joven azabache. El grupo estaba completamente en silencio después de eso, pero esto no duro mucho pues el medio youkai fue estampado contra el suelo después de que la joven dijera ¡ABAJO!
-¡Siempre es lo mismo contigo!- le grito la miko.
-Kagomeeee- le contesto un peli plata enterrado en el suelo.
-No se puede hablar seriamente con Inuyasha siempre es infantil-se rio de él un zorrito.
La miko tomo su mochila la cual estaba al lado de la fogata, sus compañeros veían como la cara que podía iluminar una noche oscura con su sonrisa se iba desmoronando mientras que ella guardaba en su mochila su saco de dormir, el rostro de la joven se endurecía para contener su llanto.
-Sango me prestas a Kirara? -
-Sí, pero Kagome ten cuidado-
Todo esto se volvía cada vez más normal en el grupo, pues las constantes comparaciones que Inuyasha hacia a Kagome con respecto a Kikyo se volvían más frecuentes, a pesar de que él no tenía intensión ni deseo de lastimarla era cada vez más evidente el enorme lugar que la anterior vida de la miko futurista tenía en ese corazón indeciso.
Kagome sabía que él no se daba cuenta de ello, además que sabía que aquel amor imposible era así, pero eso era lo que hacía y ella no tenía más que aguantarlo, ella había decidido estar a su lado, ella se lo prometió, ella lo amaba…
Kagome al subir a Kirara vio como el hanyou hacia su típica rabieta, no sabía hasta cuándo podría aguantar aquella rutina.
La sacerdotisa elevo el vuelo mientras que pensaba adonde debería ir…
Ya pasadas dos horas de la pelea que tuvieron Inuyasha y Kagome, el hanyou sintió la presencia de las serpientes cazadoras de almas y corrió sin dar explicaciones al encuentro de su amada, sin percatarse del débil aroma a sangre de Kagome que se empezaba a llegar hacia el lago.
En el otro extremo del lago otro grupo se encontraba acampando, este era igual de raro que el primero pues estaba conformado por tres youkais y una pequeña humana.
-Señor Jaken ¿a donde se va el sol cuando esta la luna? -
La pequeña se encontraba recostada en unas raíces de un frondoso árbol contemplando la luna. La niña tenía vendada parte de su pecho con vendas esterilizadas con ciertas manchas de sangre en ellas.
-Niña moletas, ¡la luna y el sol son dos seres que se odian y por eso no aparecen juntos! -
El pequeño youkai con aspecto a sapo estaba completamente irritado cuando le contesto pues en esa misma mañana antes de que el tentáculo atrapara a la protegida de Sesshomaru, Jaken le encomendó quedarse en la cueva donde estaban acampando, pero la azabache se fue siguiendo a una mariposa, así se encontró con la marioneta.
-En serio!-
La pequeña le había creído al sapo y se puso a llorar por la luna y el sol pues no podían ser amigos, gracias a esto el pequeño youkai recibió una patada de su amo y señor.
-Cuéntale una leyenda-
Con solo decir aquella frase, el youkai de cabellos plateados y mirada dorada desapareció entre los inmensos árboles que escondían aquel lago.
-Porque yo- suspiro Jaken -Rin, te voy a contar una leyenda, así que escucha bien…
Hace mucho tiempo, existió una deidad que se enamoró de la hija de Amaterasu, la diosa solar. Ellos eran seres que por naturaleza debían odiarse ya que la deidad era un hijo de la luna, pero entre ellos existía un sentimiento que no era aquel odio sino un sentimiento de amor que no podían dejar.
El hijo de la luna no quería reconocer cuanto interés tenía por la hija del sol que había conocido, aquella mujer que demostró tener una bondad inmensa que iluminaba a todos los que ella iba conociendo con una sonrisa, por su parte ella con el tiempo comenzó a descubrir que aquel hijo de luna poseía más en su interior que la crueldad y maldad que todos conocían de él.
La hija del sol tenía una hermana gemela que también estaba enamorada del descendiente de la luna, les tendió una trampa para que ambos padres los castigaran, estos al escuchar las mentiras de lo que ocurría con ellos, decidieron separarlos volviéndolos los nuevos seres eternos que alumbran el mundo sin poder encontrarse…
Pero como la hija del sol no quería ver a su amor sufrir, decidió pedir a su madre que solo la convirtiera a ella, pero no sabía que el hijo de luna le había pedido lo mismo a su padre.
Él se volvió la luna y la ella el sol, seres eternos que no podían verse, sin embargo, al recordar los pedidos de los dos amantes Tsukuyomi, el dios de la luna, pensó en una condición más…
Asu hijo le permitió regresar como un youkai después de pasar quince milenios como prisionero de la luna y en su frente una luna menguante fue colocada como símbolo de quien era (N/T en este caso, él es la luna incompleta al ser una deidad caída). Mientras que Amaterasu al compadecerse de los pedidos de su hija decidido que sería liberada después de la muerte de las primeras dos generaciones de descendientes de aquel descendiente de luna, ella regresaría a la tierra como una mortal.
Ambos dioses les predijeron que ellos reencarnarían así hasta que, en una de estas, ellos pudieran estar juntos.
Al terminar de contar la leyenda "Tsuki no Ai" Jaken vio que Rin ya se había dormido y comenzó a maldecir pues siempre que contaba una leyenda esta se quedaba dormida.
Sesshomaru quien veía a sus acompañantes desde la rama de una de las copas de los arboles comenzó a tener recuerdos de su infancia, cuando su madre todavía conservaba calor maternal y le contaba la leyenda de la creación de la raza Inuyoukai "Tsuki no Ai"
Comienza Flashback
En una gran habitación una mujer de cabellos sedosos y plateados como la luna y resplandecientes por la luna de esta tenia a un pequeño de un año, este al igual que la bella mujer poseía un cabello plateado, tenía una mirada hermosa de color dorada como el ámbar o el oro.
-Mama, mama, ¿porque tenemos una luna en nuestra frente? - pregunto el pequeño
-Eso es porque… hace mucho tiempo Tsukuyomi, el dios de la luna, se apiado del amor de su hijo y le permitió descender como un youkai para esperar a que su amor volviera a nacer en el mundo humano, ella era una descendiente de la diosa del sol-
-Entonces ¿se reencontraron? -
La mirada de la mujer se volvió triste pues ella conocía el verdadero significado en el final de la leyenda…
El final donde el youkai espero a su compañera, pero esta jamás apareció y fue forzado a tomar como compañera a otra youkai, pero como su amada era otra este jamás marco a su esposa como su compañera de vida, pues el vínculo era algo único que podía hacer con su amada.
La luna en sus frentes era para los portadores oportunidades de tener dos finales, uno era el amor eterno y otro la traición.
-Algún día lo harán-
Con una cálida mirada la Inu beso la frente de su cachorro, aquel cachorro que nació del amor que tenía a su compañero de vida.
-Yo ¿encontrare a mi sol? -
Aquella pregunta sorprendió a la Inu pues esa era la expresión que todos los Inuyoukais tenían, ellos desde su nacimiento desarrollan una atracción natural hacia la luna, pero con cierta curiosidad por el sol, una extraña inclinación de desear encontrar a su sol (compañeros o compañeras de vida) y cuando los encontraban estos formaban un vínculo que ni ellos mismos podían romper.
-Sí, la encontraras, pero recuerda al marcar a tu pareja esta se volverá tu todo, tienes que tener cuidado en elegirla porque esta marca es la bendición que Tsukuyomi nos dio para encontrar a nuestros soles-
-¿Mi papa es tu sol? -el inocente Inu pregunto.
-Si, para mi tu padre es mi sol, pero… "no sé si para el yo lo sea"-pensó lo ultimo la Inu.
Fin del Flashback
Hacía mucho que no recordaba aquel momento, después de aquella vez su madre que estaba llena de calidez y amor hacia su esposo e hijo se fue apagando, su creencia en los vínculos fue remplazada con la completa frialdad e indiferencia a todo y todos.
Ella camino el ultimo camino.
-Hmn-
Sesshomaru sabía que aquel recuerdo debía seguir en donde hasta ahora había estado, pues el después de ver a su padre en la playa a punto de partir hacia los brazos de otra mujer y una mujer que estaba esperando a su hijo desecho aquella creencia en los vínculos y todo lo que tuviera que ver con el destino y mucho menos lo que había dicho su madre de que eran una bendición… ya que debido a aquel vinculo significo para su madre la maldición que la volvió como era en el presente.
Con sus grandes sentidos de olfato y audición Sesshomaru tenía conocimiento que del otro lado del lago se encontraba su odioso medio hermano, el retrato vivo de la deshonra que sufrió su madre y también su grupo, escucho desde principio a fin la pelea de la miko y el inútil Inu, pero había algo que no encajaba, algo en ese grupo faltaba aparte del idiota de su hermano.
Como no podía sacar de su cabeza que algo faltaba decidió dar una vuelta para verificar que ningún youkai estuviera en el área, si algo le había pasado a la acompañante de el Idiota de Inuyasha eso significaba que posiblemente podía poner a Rin en peligro o eso se decía.
Mientras iba a una velocidad inhumana comenzó a olfatear el aire y un olor salino lo comenzó a guiar hasta la pequeña miko que pendía de uno de los tentáculos de un youkai.
Cuando llego vio como la miko no parecía consiente y los tentáculos de aquel demonio comenzaban a encerrarla como en un capullo.
-Inu… yasha, porque… que-date-conmigo
Las lágrimas de la miko salían de una en una y no paraban mientras que los tentáculos de ese youkai la mantenían prisionera en aquel capullo que lo único que hacía era mostrarle sus mayores temores e inseguridades, los recuerdos más dolorosos y sufridos.
Sesshomaru al ver como el capullo entre más pequeño se hacía, un color rosa brillante se hacía cada vez más presente en el interior… y cuando ya estaba por estrangular a su pobre victima esta purifico a la marioneta de un solo estallido de reiki, pero al hacer lo su caída también era evidente.
La conciencia de la miko poco a poco se fue esclareciendo, lo último que recordaba era unos relucientes y sedosos cabellos plateados habían aparecido para salvarla.
-Tsuki…-
Y con esta última frase volvió a caer desmallada dándole así más problemas a la persona que la había rescatado.
"Intolerablemente débiles" pensó Sesshomaru.
El la contemplaba mientras la miko se acurrucaba más en sus brazos, los cabellos de la joven se iban combinando con algunos de los mechones que caían a los lados de la cara del youkai dando así un contraste curioso para el Taiyoukai.
"Ella no mide el peligro" pensó Sesshomaru al ver como la miko cómodamente permanecía dormida en sus brazos como si estos fueran el lugar más seguro del mundo, donde ella pertenecía, donde nadie podría encontrarla, donde nunca seria lastimada.
Después de observarla con detenimiento pudo darse cuenta de que ella estuvo cautiva de aquella marioneta por más tiempo del que pensaba, la herida que recibió al salvar a Rin se abrió nuevamente, la sangre sagrada era como miel para las abejas, los youkais de bajo nivel comenzaban a acercarse.
-Solo traes problemas-
Dijo Sesshomaru mientras aumentaba su youki para alejarlos.
Mientras tanto en el grupo de la miko…
El medio youkai regresaba de su encuentro con la miko de barro con una sonrisa de oreja a oreja dando a entender que había sucedido en esas horas que había desaparecido pues ya habían pasado tres horas desde que se había ido.
-Inuyasha hace mucho que se fue Kagome ve por ella- le dijo Sango.
-Esa mocosa sabe cuidarse-
Inuyasha se encontraba demasiado feliz como para interrumpirla por los caprichos de Kagome como el los llamaba.
-No se llevó su arco, ¿cómo quieres que se defienda? - sango quería mucho a la miko tanto como una hermana y se preocupaba cada vez que ella se iba sola después de discutir con el medio youkai, temía que fuera a ser atacada cuando se sentía vulnerable.
-Ella decidió irse ella debe volver por si misma-
Inuyasha sabía que estaba cometiendo un error, pero no podía evitarlo, Kikyo era su más grande amor y Kagome al ser su reencarnación debía ser como ella.
De pronto una esfera atravesó sus campos de visión, ellos conocían aquella esfera, sabían que el ser que iba en ella era el medio hermano de Inuyasha.
-¿Que estará haciendo el Sesshomaru en estas tierras? - dijo un pensativo monje.
Todos vieron como la esfera descendía a la otra orilla de aquel lago, pero debido a que era muy tarde no pudieron verlo.
-A quien le importa- dijo Inuyasha, él sabía que en ese momento no debía enfrentarlo pues en la mañana había luchado contra él antes de encontrar se con Rin herida que de no ser por Kagome hubiera muerto y esta vez Sesshomaru no podría traerla devuelta.
-Hasta Inuyasha sabe que no puede jugar con su hermanito en este momento-
El monje Miroku solo se burlaba del medio demonio pues tanto el cómo Sango y Inuyasha sabían que en ese momento Sesshomaru era el youkai más peligroso, si tan solo se encontraran con Rin en ese momento, solo por el hecho de acercársele se podía decir que estaba muerto.
-Por qué? -pregunto inocentemente Shippo.
-Cuando un youkai se encuentra herido este no distingue si el que este cerca es un aliado o es un enemigo- le explico la exterminadora.
-Pero Sesshomaru no está herido era Rin- le pregunto Shippo a Inuyasha.
-Cuando un Inuyoukai posee un compañero, un protegido o un hijo herido y más si son cachorros o hembras estos se vuelven sobreprotectores con ellos y solo dejan que su compañera o su más leal sirviente se acerquen a ellos, el que Kagome la salvara fue lo que lo tranquilizo de atacarnos-dijo Inuyasha.
En el otro lado del lago Sesshomaru veía como sus acompañantes ya se habían acomodado y se encontraban durmiendo, la pequeña Rin que estaba recostada junto a las raíces de un árbol comenzó a temblar por el frio que en ese lugar había, el Inuyoukai se acercó y deposito a la joven miko que tenía aun en brazos con delicadeza para no despertar a su protegida.
Los cabellos de la miko fueron tocando lentamente las raíces del árbol, mientras se acomodaban de manera tan natural como si ella fuera una extensión de esas rices. Al dejarla por completo en aquel árbol la miko se voltio abrazando a la pequeña Rin y esta al sentir el calor de la azabache se acurruco en sus brazos.
Sesshomaru contemplaba la escena con cierta tranquilidad y paz sin demostrarlo en el rostro, el aún no comprendía porque había llevado a la miko con Rin, pero su intención original era dejarla cerca de su grupo para que su estúpido medio hermano la percibiera y la llevara de regreso, pero mientras estaba allí escucho las conversaciones de estos, él sabía dónde había estado su medio hermano, podría oler el aroma de cadáver que tenía impregnado en todo el cuerpo.
"Cómo puede soportarlo" se preguntaba Sesshomaru.
Mientras veía a la pequeña ser rodeada por los brazos de la miko este comenzó a comparar las con el sol pues a pesar de que habían sufrido ellas siempre se mostraban alegres sin dejar que el dolor y el sufrimiento les quitara su luz.
Ambas azabaches se removieron entre las raíces del tronco del árbol por el frio y el youkai sintió la necesidad de acostarse junto a ambas para proporcionarles el calor que les faltaba y cuidar su seguridad pues ambas se encontraban heridas. Sus instintos lo guiaron a hacerlo, pero él no lo comprendía del todo, "Porque el Lord del Oeste tienen que hacer esto". Una suave y tierna sonrisa apareció en el bello rostro de la humana que tantos problemas le causaba.
Un recuerdo vino a su mente…
Comienzo de Flashback
Una luna brillaba en lo alto del firmamento, un meteoro pasaba dividiendo aquel cielo con una hermosa vista que solo podía ser contemplada cada mil años.
Mientras que, en la tierra, una pareja de Inus se encontraban recostados en medio de las raíces de un enorme árbol a las orillas de un risco, en brazos de hembra se encontraba un cachorro de tres años. La familia se encontraba mirando como el espectáculo efímero pasaba.
-Es un hermoso regresar ¿no crees? - pregunto la Inu.
-Sí, mama-
El cachorro veía como la Inu se recostó tiernamente sobre el Inu mayor… y una sonrisa salió tan cálida como el sol…
-Mi sol-
Fin del Flashback
Desde que había conocido a la sacerdotisa futurista esos recuerdos se presentaban cada vez con mayor frecuencia.
Mientras se recostaba junto a la miko pudo sentir en mucho tiempo aquella calidez que no tenía, tomo su estola y la extendió para poder cubrir en su totalidad a la pequeña y a la mujer que tantos recuerdos de pasado le traía, después de sentir al Lord sonrió de manera cálida nuevamente como si la persona que estaba a su lado fuera la más importante de su mundo. El youkai la miro curioso pues esas sonrisas que ella le proporciono en ese momento eran las mismas que en su recuerdo su madre le dedicaba a su padre antes de su traición.
-¿Que tienes miko? - su voz fría y calculadora mostraba cierta calidez que solo mostraba con la pequeña Rin, aunque su rostro seguía inexpresivo.
La joven futurista se removió en su lugar para después esbozar una sonrisa mayor que dejo con demasiada curiosidad al youkai que la contemplaba, sus facciones, gestos, aroma todo en ella le dejaba una inmensa curiosidad, pero este jamás lo admitiría y más cuando su aroma siempre estaba mesclado con el de su idiota hermano, pero ahora que la tenía cerca, después de lavar la herida que uno de los tentáculos le había causado se percató del dulce y delicado aroma que esta poseía.
"Solo la salve para pagar la deuda de Rin"
El youkai, desde que la miko salvo a su protegida sentía que tenía que pagar su deuda pues el gran Lord de las tierras del Oeste no debía deberle nada a una insignificante humana y menos una miko.
