Recuerda cómo Bucky lo miró por primera vez en 70 años. Lo recuerda a la perfección, y le duele.
Detesta saber que HYDRA le ha lavado el cerebro al humano que más atesoraba en el mundo; detesta no haber podido salvarlo de la caída en el tren...Pero detesta aún más el no haber podido salvarlo de toda ésta mierda.
Y el pensarlo le deja un mal sabor.
Steve quiere echarse a llorar; está vivo. Bucky está vivo, y no se arriesgará en perderlo otra vez, porque sabe que no soportará esa soledad que lo carcomió por tantos años.Y ahora le destroza el corazón ver cómo lo apunta con esa puta pistola, y no se puede ni imaginar cuantas veces lo ha hecho.
Bucky siempre había sido preciado para él. Desde que era un pequeño, débil pero valiente joven, hasta ahora. Después de tantas décadas, el hielo, y la que nunca será lo mismo; en ese entonces todo calzaba bien, llevaban la vida que les correspondía. HYDRA no se entrometía en sus vidas, y por sobre todo...Bucky sabía quién era.
Pero el Bucky de la actualidad, el débil, confundido, dañado Bucky...
Cada vez que sus gélidos ojos azules lo miraban, algo dentro de Steve se rompía.
Nunca aceptaría que el Bucky antiguo se ha ido. Que no volverá, y que ha perdido su mejor amigo.
Nunca.
