Bueno, primero que nada hola.

Estuve pensando en esta historia desde que un fan (me reservo su nombre por privacidad) me pidió por PM's que escribiera esto. Aquí tienes, por tu fidelidad y tu permanente apoyo, te lo agradezco.

Segundo, esta historia, para mi gusto, va a estar buenísima, pero eso no indica que la termine. En caso de que eso suceda, lo voy a avisar, y, después de eso, la historia será eliminada y nadie va a volver a verla (buuu T.T).

Tercero, no me jodan con las actualizaciones, ya que algunos (me reservo sus nombres), me han hecho explotar la bandeja de PM's implorando mi regreso. Creo que volví para que dejen de llorar :S.

Cuarto, había hablado por Skype con Dark Kazoo (alias "Kirk Kustein", malísimo nombre pero bue, es lo que tenemos xD) y le había informado de que en caso de que en el corriente año no regresara, regresaría para el año siguiente (2014), para deleitarles con nuevas, fantásticas, románticas, trágicas, dramáticas, terroríficas (ojojojoj) y magníficas historias con nuevos personajes, escenas y otras boludeces.

Quinto, para los que crean que esta historia la saque de "Assasin Creed", pues les digo que no, y les recalco que nunca jugué ni un solo juego de esa franquicia, puesto a que me parecen muy aburridos y muy repetitivos.

Bueno, vamos a ir de a poco con el primer capítulo de este cuentito.


Capítulo 1: Coronación - Filo Negro.

Era una hermosa noche en quién sabe donde. Un hermoso y voluminoso castillo se alzaba frente a todo el reino.

Las luces que se encendían provenían de unas hermosas farolas colocadas ordenadamente sobre las veredas. Las calles, hechas de unas hermosas piedras con dibujos cincelados a mano, se hallaban repletas de súbditos, quienes esperaban con ansias a que el momento llegue.

Aquél castillo tenía un gran balcón que permitía observar todo el reino hasta más allá de las tierras desconocidas, consideradas como hostiles. Desde la puerta en forma de arco que daba a aquél balcón, aparecieron varias aves.

"¡Prepárense, damas y caballeros, la coronación está por comenzar!" – bramó un halcón, que estaba protegido por una gran armadura – "He dicho, ¡SILENCIO!" – su voz aturdió a los miles de súbditos que estaban escuchando.

"Capitán Astor, no sea tan duro con los súbditos" – dijo otra ave, que tenía una hermosa corona repleta de diamantes y que presentaba signos de una avanzada vejez – "Recuerda que ellos nos aman"

"Sí, mi reina" – dijo Astor en respuesta – "Disculpe mi… dureza" – agregó, avergonzado.

La reina se rió con ganas.

"Oh, mi querido capitán Astor, esta noche es la última en la podrás llamarme tu reina"

"No olvidaré esta noche hasta el fin de mis tiempos" – dijo Astor, y le hizo una reverencia.

La reina sonrió.

"Ya es hora" – se susurró a sí misma.

La puerta del gran balcón volvió a abrirse, y luego de un destello blanco y una bella melodía emitida por el coro que se encontraba en la parte derecha del balcón, apareció otra ave de sexo femenino.

Ella estaba vestida de una forma muy elegante, con dos rosas colocadas cuidadosamente en su cabeza, que también estaba acompañada por una corona, que era más pequeña que la de la reina.

Los súbditos gritaron al verla, pues su hermosura enamoraría hasta al más duro macho.

"Hija mía, te ves espléndida" – dijo la reina, y abrazó a su hija.

"No es nada, agradece al jefe de vestuarios" – dijo ella con modestia.

Antes de que su madre pudiera decir algo en respuesta, apareció una lechuza bastante avanzada en edad, que también se veía muy elegante.

"Princesa Perla, pero que bella se ve esta noche" – dijo – "Permítame acompañarla hasta su lugar"

"Lo permitiré de buena gana, señor Febe" – dijo Perla en respuesta. El señor Febe tomó su ala y la condujo hacia su silla, que estaba ubicada junto a la majestuosa silla de la reina – "Muchas gracias"

"Fue un placer" – contestó Febe, y caminó hacia donde estaba la reina – "Reina Delia, será todo un honor coronar a su hija como reina de Alferus"

Delia sonrió, y, a continuación, tomó asiento en su majestuoso lugar.

"Puede dar inicio a la ceremonia" – dijo Delia, y, casi al instante, el capitán Astor se acercó al borde balcón, y antes de que exigiera silencio, los súbditos ya se habían callado.

"Vaya…" – murmuró Astor.

"Su método para disciplinar a los súbditos me enorgullece, capitán Astor" – lo halagó Delia.

Astor rió, mientras que Febe se acercaba al borde del balcón. Posó sus alas en la baranda, respiró hondo y comenzó la ceremonia.

"¡Buenas noches, damas y caballeros!" – exclamó Febe, pausando por unos segundos a la espera de que le respondan, pero al parecer la presencia de Astor seguía por ahí – "Emh… bueno, en esta preciosa noche nos hemos reunido aquí, en la plaza real, para celebrar el 'retiro' de la reina Delia, puesto a que necesita jubilarse de sus responsabilidades" – dicho esto los súbditos se rieron.

"Ah… el señor Febe y su permanente buen humor" – le dijo Delia a su hija - "Descuida, hija, verás que en un tiempo considerarás a Febe como un gran compañero y un gran amigo"

"Eso espero…" – murmuró Perla, mientras que Febe continuaba con la ceremonia.

"¡Esta noche, el Reino de Alferus conocerá a una nueva reina, que con su sensatez, valentía y bondad conducirá a nuestro reino a una era que nos hará evolucionar y prosperar a todos!" – dicho esto Febe se volvió y le ofreció su ala a la princesa – "Princesa mía, acompáñeme en esta bella ceremonia"

Perla se levantó, se acercó a Febe y tomó su ala.

"¡Esta jovencita hará que Alferus sea digna de gloria eterna, nos hemos reunido aquí hoy por ella, damas y caballeros, la princesa Perla!" – exclamó, y alzó el ala de la princesa en signo de liderazgo.

Los súbditos enloquecieron y no dejaban de aclamar el nombre de la princesa.

"Estoy seguro de que será una excelente reina" – le dijo Astor a Delia, quien casi lloraba de felicidad.

"Ojalá su padre estuviera aquí para verla…" – susurró ella, comenzando a lagrimear.

"Estoy seguro de que el rey Haakon la está viendo, mi señora, y estará orgulloso, esté donde esté"

La reina Delia secó sus lágrimas, se puso de pie, y, acompañada por el capitán Astor, se acercó al borde del balcón.

"Hija mía, hoy te alzarás como mi sucesora, te ganarás un lugar en el salón real y nuestro mundo conocerá y recordará tu nombre por siempre" – dijo Delia – "¿Te sientes preparada?"

"Estoy lista, madre. Estoy lista para cargar con esta responsabilidad" – respondió Perla – "Estoy lista para llevar a Alferus a la gloria eterna"

"No podría estar más orgullosa, eres la mejor hija que una madre podría desear"

Dicho aquello, Perla se arrodilló frente a Delia, quien le retiró su corona de princesa. El capitán Astor se acercó sosteniendo un cofre de oro, Delia lo abrió, descubriendo una nueva corona repleta de diamantes azules (¡el color de Perla, le quedará perfecto!). La reina tomó la hermosa corona y se la entregó a Febe, quien alzó la corona frente a los súbditos y luego la bajó lentamente hasta quedar perfectamente posicionada en la cabeza de Perla.

"Mis más grandes felicitaciones" – dijo Febe – "Que la gracia de nuestros antepasados te acompañe por el resto de tu vida, reina Perla"

Delia retiró la corona de su cabeza.

"Ya no puedo llevar esto" – se dijo a sí misma – "Capitán Astor, lleve mi corona a mi pedestal de la sala real"

"Sí, mi rei-" – Astor se detuvo en seco – "Sí, Delia" – se corrigió rápidamente, esperando no haber ofendido a la reina Perla, quien se puso de pie.

"Saluda a los súbditos, mi reina" – le dijo Delia a su hija. Perla se puso de pie y miró hacia la plaza real. Los súbditos enloquecieron aún más, y, en cuanto ella los saludó, comenzaron a aclamar su nombre.

Y así ascendió Perla al trono…

Apodada por sus aliados como Perla, la Poderosa y Bella Reina de Alferus.


Unos días después…

La noticia de que Perla, la Poderosa y Bella Reina de Alferus había ascendido al trono se esparció rápidamente por todas partes.

En los barrios bajos del Reino de Alferus la cosa no pintaba muy bien, pues la pobreza incrementaba día a día. Los robos, secuestros y asesinatos eran muy comunes en esas zonas, por lo que la reina Perla fijó su atención en esos lugares.

Había reforzado la seguridad tanto en los barrios altos, como en los barrios bajos. Pero las noticias de que día a día varios soldados eran misteriosamente asesinados en los barrios bajos comenzaban a preocuparla mucho. Decidió que su mejor capitán y el más confiable, el capitán Astor, fuera con su división de guardias de élite a poner un poco de orden por aquellas zonas.

El día era horrible, hacía frío y una suave pero mortal llovizna caía sobre el reino de Alferus.

En un bar bastante precario, se habían reunido, como todos los domingos, muchas aves a beber y a socializar de cómo iba el reino.

Muchos opinaban de que la nueva reina era una espléndida ave, dispuesta a hacer todo lo posible por ayudar a los barrios bajos, pero otros, no de acuerdo con esas opiniones, decían que la nueva reina simplemente se trataba de una zorra mentirosa. Ambas opiniones estaban en disputa.

"¡Escuchen, caballeros, sé que son tiempos difíciles, pero debemos acostumbrarnos a la basura real que nos somete!" – exclamó Gamal, un guacamayo verde, que tenía una pinta horrible – "¡Esa reina puta tiene sexo con esa lechuza estúpida llamada Febe mientras nosotros somos condenados a la miseria!"

Muchos estuvieron de acuerdo, y otros muchos, en contra.

Fuera del bar, estaban dos aves encapuchadas escuchando aquél insulto a la realeza.

"¿La nueva reina teniendo sexo con el señor Febe? Pf… por favor, tengo que verlo" – comentó uno de los encapuchados, de nombre Galen, mientras que se ponía una rara y compacta mochila.

"¿Esa jovencita teniendo sexo con esa lechuza vieja?" – preguntó el otro, que se llamaba Blu – "Por favor, seguramente la chica todavía es virgen" – se rieron.

"Blu, a veces me resultas gracioso" – le dijo Galen.

"Me simpatizas bastante, mi novato amigo" – dijo Blu en respuesta – "Mira, ahí va" – señaló a Gamal, que estaba saliendo del bar.

"Vamos a seguirlo" – dijo Galen, se pusieron las mochilas compactas y ambos comenzaron a caminar detrás de Gamal.

Pasó un rato, Gamal caminaba de un lado a otro dejando su opinión de la "reina puta" en todos lados. Los encapuchados lo seguían a todas partes, y aquél idiota de Gamal, ni cuenta estaba por darse.

Llegaron entonces a otro precario bar. Gamal entró, y los encapuchados lo siguieron adentro del edificio.

"¡Buen día, caballeros!" – exclamó Gamal, sacudiendo sus plumas mojadas por la llovizna y mojando a otras aves – "¿Qué opinan de la nueva reina?"

Y así comenzó de nuevo lo de la "reina puta".

"Este idiota me tiene cansado" – le dijo Galen a Blu - "Además es asqueroso, creo que se ha rajado tres pedos en los últimos dos minutos"

"Salgamos" – dijo Blu, y entonces salieron del bar.

"No podemos irnos sin cumplir lo que nos ordenaron" – dijo Galen, ya estando afuera.

"Cubre la entrada, yo me encargo de esto" – ordenó Blu, y entonces trepó hasta el techo y buscó algún agujero por el que pudiera entrar al bar sin ser visto.

Galen se apoyó la pared, disimulando que sólo era otro ciudadano pobre, cuando en realidad era miembro de una sociedad de justicieros sanguinarios junto a Blu.

Blu encontró un agujero en el techo, así que rápidamente se coló por ahí y, mirando a su alrededor, vio una pequeña saliente. Se paró ahí y buscó a Gamal. No podía tener más suerte, ya que Gamal estaba debajo de él.

"Gamal, acusado de violaciones, es hora de hacer justicia" – pensó Blu – "Si esta reina se queda en su cama teniendo sexo con el viejo Febe, es su problema, pero nosotros hacemos justicia, nos defendemos los unos a los otros"

Blu buscó en su mochila compacta y halló una pequeña botella de veneno.

"Gamal, tu necesidad enfermiza de violar a jóvenes indefensas acaba aquí" – se dijo a sí mismo. Destapó la botella, la inclinó un poco y vio como una gota roja caía hacia el vaso del que Gamal estaba bebiendo – "Tu obsesión al alcohol te ha matado"

No pasó mucho tiempo hasta que Gamal comenzara a sangrar por los ojos y a quedarse sin respiración. Una muerte terrible para un ave terrible.

Los guardias de la reina Perla llegaron rápidamente, pero Blu y Galen ya habían escapado sin dejar rastro alguno.

"Justicia aplicada, mi novato amigo" – dijo Blu.

"Y aplicada perfectamente" – señaló Galen – "Tu habilidad cada vez me impresiona más, Filo Negro de Alferus"

"Es todo por ahora, regresemos a donde pertenecemos" – dijo Blu, cuyo legendario apodo era Filo Negro.

Y así comienza la historia de dos personajes totalmente distintos…

Perla, la Poderosa y Bella Reina de Alferus y Blu, el Filo Negro de Alferus.


Bueno, ¿qué les pareció?

Para mí no estuvo tan mal, y para los que creen que dejé de lado "Mi corazón está latiendo", pues la respuesta es sí, pero tampoco la abandonaré.

No prometo nada rápido, simplemente actualizaré cuando esté demasiado al pedo.

Chausito.