Harry Potter y la Frontera Final (1)

(2da. Edición) (2)

Por edwinguerrave

Copyright © J.K. Rowling, 1999-2008

El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como de todos los símbolos y elementos relacionados, para su adaptación cinematográfica, son propiedad de Warner Bros, 2000

Algunos capítulos incluyen extractos de los "fan fic" 'Harry Potter y la Orden del Fénix', © "Daniela Linx", y 'Harry Potter y el Círculo Secreto', © "jesterdead". (3)


Capítulo 1:

Bienvenido a Casa (4)

Luego de descansar, literalmente como un oso hibernando, Harry se despertó con el lejano alboroto de sus compañeros de casa del colegio, los que apenas había vuelto a ver la tarde anterior, antes de la gran batalla. Harry, ese muchacho delgado y taciturno, no sentía sino apenas un leve malestar en su cicatriz. Una cicatriz que lo había hecho famoso en "su" mundo. Su mundo, lleno de magia y hechicería.

Harry Potter, el "chico que vivió" y que había eliminado de una vez por todas la presencia del mago tenebroso más poderoso de su tiempo, se estiró cual largo era en su cama, la cual se desbalanceó, pues tenía algunos daños causados por la terrible batalla que había sumido en el caos al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería durante toda la noche anterior, cuando Harry, Ron Weasley y Hermione Granger habían retornado al castillo a buscar el último "horrocrux", la diadema de Rowena Ravenclaw, que contenía una de las tantas partes en las que Lord Voldemort, antes llamado Tom Ryddle, el mago tenebroso más temido de esta época, había dividido su alma, y el cual, consciente de lo que Harry buscaba hacer, que era destruirlas para poder matarlo, había atacado sin piedad ni misericordia al castillo.

Justo en el momento en que Harry buscaba sus lentes, que había dejado al lado de medio sandwich que Kreacher le había llevado, y que dejó a medio comer por el enorme cansancio acumulado; Ron, su entrañable amigo, entró al cuarto, asignado a los estudiantes de ese 7° año, el que hubieran cursado normalmente, y le dijo:

—¡Buenas noches, bello durmiente! ¿Lograste descansar?

—Sí, definitivamente, estaba totalmente agotado… ¿cuánto dormí? ¿Qué hora es?

—Casi catorce horas, te acostaste a las siete de la mañana, y son casi las nueve de la noche… De hecho, —continuó entre divertido y preocupado—, Ginny me pidió que te diera una vuelta a ver si todavía estabas vivo.

Ambos sonrieron, Harry volvió a estirarse y se dispuso a darse una ducha. Inmediatamente se dio cuenta que tenía una muda de ropa disponible, una túnica del colegio, quizás traída por los elfos domésticos del castillo, lo que le recordó el sonoro y extenso beso que en medio de la batalla Hermione le dio a Ron cuando éste mencionó "No queremos más Dobbys, ¿o sí?", por ello, se volteó a mirar a Ron, mientras preguntaba:

—¿Y Hermione? ¿Cómo está?

—Se está cambiando también, en cualquier momento llama…

Como si lo hubieran acordado, se escuchó el potente grito de la castaña:

—¡Muchachos! ¡¿Los tenemos que ir a buscar?!

—¿Ves lo que te digo? —sonrió a Harry, para luego gritarle a la puerta—. ¡Ya bajamos!

Cuando Harry bajó, se encontró una Sala Común sumida en el caos. Pero era el caos propio de una celebración que no se había detenido desde la mañana, aunque se desarrollaba con mucha tristeza, por todos aquellos que habían dado su vida en la batalla, como Fred Weasley, Tonks y Lupin, Colin Creevey, y muchos otros, quienes estaban en "capilla ardiente" en el Gran Comedor. Apenas fue visto por Hermione y Ginny, ambas corrieron a abrazarlo, aunque Hermione dejó que Ginny llegara primero, para ella ir a abrazar cansadamente a Ron, quien le revolvía el cabello, aún húmedo.

—¿Cómo te sientes? —le dijo Ginny a Harry, luego de separar sus labios—. Te estamos esperando, la profesora McGonagall quiere que bajemos todos a entregar los cuerpos, porque mañana regresamos… a… casa… —no pudo decir "a enterrar a Fred" porque comenzó a llorar, hundiendo el rostro en el hombro de Harry.

—Disculpen la tardanza —dijo Harry, y vio que todos asentían en silencio—. Bajemos, me imagino que esperan por nosotros.

Cuando llegaron al Gran Comedor, o a lo que quedaba de él, vieron muchos cuerpos amortajados en el suelo, los estudiantes con sus capas del colegio, la que lo identificaban con su casa correspondiente; los magos adultos, simplemente cubiertos con mantas blancas, y con sus respectivas varitas sobre sus cuerpos (aquellos que las conservaron cerca).

—Señor Potter, señor Weasley, señorita Granger, por favor, acérquense —pidió, con voz ronca, la profesora McGonagall, acompañada por los profesores Flitwick, Sprout, Slughorn, Madame Hooch, Madame Pomfrey, y de varios integrantes de la "Orden del Fénix", entre los cuales Harry reconoció a los señores Weasley, sumamente compungidos, y a Kingsley Shacklebolt. Cuando llegaron al frente de ese improvisado presidio, la profesora McGonagall habló a todos en el colegio—: El día de hoy quedará escrito en los anales de la historia mágica de todo el mundo como el día en que Harry Potter venció por segunda y definitiva vez a… —dio un largo suspiro antes de continuar— Lord Voldemort…

Inmediatamente comenzó una salva de aplausos, sentida, limpia, que duró unos minutos. La profesora McGonagall no pudo seguir hablando, por lo que Kingsley, con su profunda voz, tomó la palabra.

—Sabemos que fue un día muy largo, y por eso intentaré no alargarlo más de lo necesario… quiero pedir un aplauso por aquellos que dieron su vida por defender el colegio, mientras Harry Potter buscaba la manera de acabar con el Señor Tenebroso.

Nuevamente se escucharon aplausos, esta vez acompañados por gritos de "No los olvidaremos" o "La muerte no es el fin", lo que estremeció a Harry, haciéndole sacudir la cabeza para evitar llorar, lo que no pudieron evitar tanto Hermione como Ron, quien miraba fijamente el cadáver de su hermano Fred, custodiado por Bill, Percy y George, quien lloraba desconsoladamente, mientras aplaudían. Charlie, quien llegó en el transcurso del día desde Rumania, abrazaba a Ginny, quien lloraba oculta bajo su protector abrazo.

—Harry, Ron, Hermione —reinició Kingsley cuando los aplausos se apagaron, mirando al trío—, reciban la gratitud eterna del mundo mágico, representado en mi investidura de Ministro Interino de Magia, y —dirigiéndose al resto del improvisado auditorio—, reciban del Ministerio todas las garantías necesarias para que el retorno a los lugares de residencia de todos y cada uno de ustedes se lleve a cabo de manera ordenada y respetuosa, por quienes ofrendaron su vida por la paz en nuestro mundo. He dispuesto, en común acuerdo con la Directora Encargada del Colegio, que los funerales se desarrollen mañana a las 10 de la mañana, de manera de dar tiempo a quienes perdieron sus familiares para que puedan llegar a rendirle sus homenajes. Aquellos familiares que por decisión personal deban viajar con sus difuntos, para rendirles sus honores en privado, lo hagan mañana a primera hora de la tarde en el Expreso de Hogwarts. Coordinaré con el Primer Ministro Muggle para que los accesos al andén 9 y ¾ estén libres y puedan movilizarse sin ningún tipo de interferencias. Igualmente, unidades del Ministerio estarán disponibles para quienes no tengan como desplazarse desde King's Cross hacia sus residencias.

Una nueva salva de aplausos llenó el salón, que cesó cuando la profesora McGonagall, ya más calmada, anunció:

—Debido a los daños sufridos por el castillo, seguramente el inicio del próximo período de clases se retrasará, esperen las lechuzas con sus indicaciones. He acordado con los jefes de casas que quienes necesiten pernoctar en el castillo, lo hagan en las casas en las cuales estuvieron en su época estudiantil; finalmente, me gustaría que, en homenaje a todos nosotros, vivos, muertos, heridos, fantasmas y otras criaturas, entonemos el himno de nuestro colegio.'

Un canto sentido se elevó a los cielos, mientras las notas del himno de Hogwarts se dejaban escuchar.

A la mañana siguiente, Harry, junto a Ginny, Ron, Hermione, y el resto de los Weasleys, caminaban lentamente hacia un área dispuesta en los terrenos del colegio, cerca de la tumba donde reposaba Albus Dumbledore. Casi cuarenta urnas de distinto tamaño se encontraban dispuestas en hileras, sobre láminas de mármol de diversas tonalidades: rojizas para los Gryffindor, amarillas para los Hufflepuff, azuláceas para los Ravenclaw y una única de color verdoso. Harry se dio cuenta que era la tumba más cercana a la de Dumbledore, y así se los hizo saber a sus amigos:

—Miren, la tumba de Snape va a estar junto a la de Dumbledore.

—Vaya —exclamó Ron, sin mucho ánimo, viendo la explanada.

Tomaron asiento, esa vez sí en primera fila, junto a Kingsley y la profesora McGonagall, y asistieron a una ceremonia sencilla, llena de mucho sentimiento, en el cual, al igual que en el funeral de Dumbledore, la gente del agua y los centauros rindieron sus respectivos homenajes a los caídos. Ninguno de los cuatro pudo resistir las lágrimas cuando las urnas desaparecieron en nubes de humo para ser sustituidas por sus respectivas lápidas, identificando a cada caído con su nombe, casa, fecha de nacimiento y una única fecha de partida: 2-3 de mayo de 1.998.

Al terminar la ceremonia, Harry vió a Dennis Creevey junto con quienes supuso eran sus padres. Tomó la mano de Ginny y, tomando aire, se les acercó.

—Familia Creevey —saludó, intentando crear una especie de discurso. Dennis le ahorró el esfuerzo, cuando dijo:

—Papá, mamá, les presento a Harry Potter. Por él, podremos dormir tranquilos…

—Aunque lamento enormemente que Colin ya no esté con nosotros —interrumpió Harry—; ninguno de los dos debío quedarse a luchar y…

—Lo sabemos, Harry —respondió la señora Creevey, viendo con admiración a la pareja que formaban él y Ginny—, ellos tenían, y creo que Dennis aún lo tiene, una fe absoluta en ti y en lo que hacías —el pequeño asintió en silencio—. ¿Qué nos duele su muerte? Por supuesto. Una madre no tiene por qué sepultar a su hijo —Ginny suspiró violentamente, recordando que su propia madre tendría que pasar ese horrible trance en unas horas—, pero como lo dijo Dennis, si tú no hubieras luchado, y Colin no hubiera luchado, quizás hoy ya estuviéramos compartiendo su destino.

—Ambos nos contaron todo sobre ti, Harry —indicó el señor Creevey, con voz gruesa aunque gastada por la emoción—, y, aunque no entendemos completamente todo, comprendemos que fue muy duro. Imagino que Colin estaría orgulloso de luchar a tu lado, y estoy orgulloso que así haya sido.

Ofreció una mano firme a Harry, quien la estrechó sorprendido por la sinceridad de las palabras del señor Creevey. Luego de recibir un entrañable abrazo por parte de la señora Creevey y otro apretón de manos, de parte de Dennis; los chicos se acercaron a otro grupo, en el cual los Weasley y Hermione acompañaban a Andrómeda Tonks, quien estaba de pie frente a las tumbas de su hija y yerno. Harry la reconoció de la vez que estuvo refugiado por horas en su casa luego del escape de Privet Drive, aunque se encontraba rodeada por Arthur y Molly.

—Señora Tonks —saludó Harry, con dolor en la voz al verla llorando mientras cargaba un pequeño bulto. El muchacho supuso que era Teddy, el hijo de Remus y Tonks—; lamento mucho su pérdida, de verdad.

—Lo sé —respondió Andrómeda, intentando mantener la altivez propia de los Black, aunque su voz y su rostro, anegado de lágrimas, mostraban lo contrario—. Harry, ellos luchaban por la libertad y la luz en el mundo mágico, y por darle un mundo mejor a tu ahijado y a todos. Ven, toma, conoce a Teddy.

Le acercó la manta que envolvía al pequeñin, quien al ver a Harry cambió la mata de cabello turquesa a negro azabache y sus ojos, de color marrón chocolate a un verde esmeralda. Harry sonrió, y al mostrárselo a Ginny vió cómo volvía a cambiar el color de su cabello, ahora a un color zanahoria que podía hacerlo pasar por un Weasley. Todos sonrieron a pesar del dolor, porque sabían que ese día comenzaba un nuevo ciclo en la vida de la Inglaterra mágica.

Se despidieron de Andrómeda y Teddy, con el tiempo justo de abordar los carruajes para llegar a la estación del tren, que estaba siendo abordado por casi la tercera parte de estudiantes del colegio, sus familiares, los cadáveres de los caídos que serían enterrados en ceremonias privadas (unos cinco o seis, entre ellos Fred) y aquellos heridos que podían moverse.

—Falta gente, ¿no? –comentó en tono sombrío Ron.

—Recuerda que muchos de los estudiantes de primero a quinto fueron despachados vía Hogsmeade, incluyendo a muchos Slytherins; y los que no perdieron a nadie se fueron mediante polvos flú –respondió Hermione mientras tomaba la mano de su recién descubierto amor.

—Cierto, lo olvidaba…

—Señora Weasley… –comenzó a hablar Harry, pero ésta, en tono amable, lo interrumpió.

—No, Harry, llámame Molly.

—Bueno, señora Molly… de verdad, no sé decirle cuánto lamento que Fred haya muerto, cuanto lamento el dolor que les he causado…

—Harry –interrumpió esta vez el señor Weasley, quien guiaba el cuerpo de Fred mediante el hechizo levicorpus—, como te dijo Andrómeda, quienes murieron, incluyendo a Fred, sabían a qué se enfrentaban, a qué nos enfrentábamos. Él estará orgulloso de lo que ustedes lograron, te aseguro, así como lo están tus padres y tu padrino…

—Así es, Harry… –sonó detrás de ellos la ronca voz de Hagrid—. No creas que esta batalla ha sido dolorosa, muchos perdieron familiares, pero creo no equivocarme si ese sacrificio nos dará una paz duradera…

En ese momento atrajo a los cuatro muchachos (porque Ginny no había soltado a Harry) a un abrazo grupal que provocó lágrimas en todos.

—No vayan a dejar de escribirme, ¿eh? –les dijo al soltarlos, mientras secaba unos gruesos lagrimones que les resbalaban por las mejillas con el revés de su enorme mano—. Extrañaré sus ocurrencias, especialmente las tuyas, Harry. —dijo mientras revolvía el ya de por sí rebelde cabello de Harry, hasta que el silbato del tren anunció la salida—. Vamos, suban, ya el tren va a salir.

El viaje transcurrió en silencio, sólo interrumpido por algún sollozo de Molly, Ginny o Hermione, o por algún carraspeo de alguno de los hombres. Harry iba abrazando a Ginny, quien terminó durmiendo en el hombro de éste, mientras meditaba en lo que le depararía el futuro, al tiempo que pasaba el tiempo de viaje viendo a Ron abrazar a Hermione, entretenido en enredar sus dedos en la maraña castaña de su amiga.


Notas al pie:

(1) Iron Maiden: "The Final Frontier" (álbum editado en 2010) © Iron Maiden Holdings

(2) Nota del Autor/editor: Como se acostumbra en algunas obras literarias (especialmente en los "grandes clásicos", como Don Quijote de La Mancha"), luego de revisar (casi completamente) la saga, y darme cuenta de algunos errores temporales y argumentales, me decidí corregir y aumentar esta, mi primera experiencia long-fic, 6 años después de su publicación original, y asumir el reto de volver a publicar todos los capítulos viernes tras viernes… No voy a eliminar la "edición original", sino que la voy a dejar; no creo que Cervantes mandara a recoger la primera edición del Quijote después de publicar la segunda edición, ¿verdad?

(3) La idea de colocar el nombre del último (hasta el año 2012) disco de Iron Maiden para este "Fan fic", y diversos nombres de canciones como títulos de los capítulos surgió como una ocurrencia muy personal, relacionando ese título y el contenido general de la canción con el capítulo. Por supuesto, se reconoce a los respectivos autores/propietarios de los derechos de estas canciones, al igual que con los personajes y relacionados, de los cuales no se busca obtener beneficio económico ninguno, sino simplemente explorar ese increíble universo llamado "Harry Potter"…

(4) Metallica (James Hetfield, Lars Ulrich, Kirk Hammett): "Welcome Home (Sanitarium)", editado en el album "Master of Puppets", de 1986 © Metallica, Inc.


Buenas tardes desde San Diego, Venezuela! Volvemos a la carga, con la revisión de mi primer long-fic, el que se inspiró en una noche de locura y se terminó (inicialmente) en mi cuaternario, que luego de revisar la saga en pleno y releerlo, sentí la necesidad de publicarlo con esas correcciones. Como lo dije en la nota del autor, si Cervantes no recogió la primera edición del Quijote cuando publicó la segunda edición... Sí estoy pensando en publicar dos capítulos a la semana, todos los viernes; pero me gustaría que tú, mi estimado seguidor, me lo menciones: "Sí, publica dos capis semanales" o "no, deje así, un capítulo semanal"...

Y como lo dije al publicar la versión original de este relato (que seguirá acá en ffn): Este es el primer capítulo de una historia que espero les llene... Cuaqluier comentario, sugerencia o crítica será bien recibida (no se aceptan maldiciones o hechizos)...