Advertencias: La historia se desarrolla tras Avengers End Game. Emociones varias.


I.

—¿Quién mierda se ha comido el sandwish con mi nombre? ¡Era con salsa extra de edición limitada de las costas de Xandar! — chilló Quill con la evidencia en sus manos en dirección a una sola persona.

Mantis y Groot como fieles espectadores se acomodaron uno al lado del otro animados por la enésima pelea del día entre su nuevo compañero y Quill. Pese a llevar ya casi seis meses de continuos viajes y un insistente trabajo físico para mejorar la apariencia del dios asgardiano robándole casi todo su tiempo libre era sorprendente lo fácil que les resultaba iniciar un nuevo pleito de la nada.

—¿Qué? A mí no me mires— contestó Thor rascando su tupida y poco aseada barba —Recuerda que esos tres me mantienen a dieta— señaló en dirección a su audiencia y a Drax regresando de la cabina principal.

—Es necesario, Thor. Tú te escondes en ese cuerpo similar al de Quill.

—¿Cómo que similar al mío?— atajó el otro, repasando su cuerpo de arriba abajo en busca de los kilos de más que aún eran tenuemente visibles en Thor.

—…pero no es así como debería ser— continuó Drax —Tú eres un Dios, hijo de un ángel y un pirata. Es tu destino ser un hombre apuesto y musculoso, no "esto"—señalándolo completo.

—Ambos están gordos, es un hecho— murmuró Nebula seguida de Rocket casi inmediatamente. La actitud de la mujer resultaba mucho más amable para su estándar anterior basada en el sarcasmo y la crueldad —pero si preguntas por ese sandwish fui yo quien se lo comió. Era eso o la repugnante cosa con tentáculos que intentaste cocinar.

Quill abrió la boca denotando lo traicionado que se sentía.

—Lo mejor será ir por provisiones. Estamos cerca de tus dominios Thor, podríamos detenernos en Vanaheim o en Muspelheim, aunque no sé qué tan bien recibidos podremos ser en este último. No, lo mejor será Vanaheim, tengo unos amigos por allí— cerró Rocket, recibiendo abucheos de parte de los más jóvenes y un asentimiento de cabeza de los demás.

Thor se retiró de vuelta a su cabina compartida, desde allí una diminuta y circular ventanita permitía observar el infinito cosmos por el que viajaban, aún faltaban tres saltos para llegar a Vanaheim y ya sentía el mareo estelar como repercusión. Tal vez su mareo tenía más relación con el recordatorio de que aquel planeta fue el hogar de su fallecido amigo Hogun.

Se llevó una palma a la frente sintiéndola sudorosa, siempre le sucedía cada que pensaba en ellos: sus tres guerreros y Lady Sif. Cuánto sentía el no haber podido siquiera darles un funeral digno. Todo lo que había podido hacer tras su hermana y Thanos fue abrir la boca y beber cerveza hasta olvidarse de su propia existencia.

Aún no se sentía capaz de hacer otra cosa.

Rocket apareció desde una esquina, tocando por mera cortesía y sentándose a su lado.

—No te lo tomes personal— le alentó —Quill está desquitando su frustración contigo. Esta mañana tampoco pudimos dar con Gamora. Creí que estábamos cerca, Nébula nos dijo que no nos entusiasmáramos— suspiró descarnadamente muy similar a un sollozo —pero… creí que esta vez quizás…

—Lo comprendo, mi amigo.

Y así era, si tan sólo el tuviera al menos una fracción de las esperanzas de hallar a sus seres queridos con vida no la soltaría. Lucharía con uñas y dientes por hacer esa esperanza una realidad. Lamentaba ni siquiera tener eso.

—Y deberías tomarte en serio lo de la dieta, tu madre lo dijo: deberías comer más ensalada— le recordó —Nébula no te cubrirá las espaldas por siempre, Thor.

—¿Cómo…?

—Las migajas en la barba, por favor límpiate ¿quieres?

El rubio sintió sus mejillas arder.

II.

En cuánto llegaron a su destino, evitó bajarse de la nave argumentando que era necesario que alguien se quedara cuidando de ella aun cuando allí solo viviera un pueblo pacífico de comerciantes y agricultores. Thor no habría podido presentarse ante la tribu de su amigo con ese aspecto. Ya suficiente remordimiento sentía con que su propia madre lo hubiera pillado en tal estado.

Ninguno puso pegas, inclusive Quill siempre a su contraria. En ese ámbito todo el grupo era bastante comprensivo.

En la ausencia de la tripulación, Thor se dio una larga ducha y se permitió echar una ojeada a todo el daño que se había echo en esos cincos años de insoportable culpa.

—No luzco tan mal— masculló frente al espejo, refregando la mugre de la barba que no había podido quitar con el agua.

"Por supuesto que no, te ves casi tan bien como un vagabundo" masculló su mente en un sonido venenoso, elegante e inconfundible. Era la voz de su hermano, muy apropiada para su conciencia o falta de ella "¿Es este el rey asgardiano Thor? ¿O su redondo tío borracho? Creo que lo último"

—Ya no estoy tan gordo— respondió recordando que hacía seis meses atrás era incapaz de ver sus propios pies. Esa maquina de ejercicios empolvada de Quill había servido para algo.

"Si hubiese sabido que le regalarías nuestro reino a la Valkiria pudiste dármelo antes a mí" gruñó la vocecilla, casi se sentía capaz de verlo: la sonrisa coqueta, los ojos profundos y dolidos, esa palidez espectral tan suya. A ese grado de locura lo estaba llevando la abstinencia. Rocket se había encargado de limpiar toda la nave de cualquier tentación que pudiera ayudar a callar sus demonios y cada vez los sentía más reales y poderosos. Daría lo que fuera por tener en ese instante un barril de cerveza a mano "Creí que estabas listo, pero mírate. Mírate, hijo de Odín" ordenó la voz retumbando en su interior "¿qué queda de ti? ¿Quién eres?"

—Loki, por favor— rogó dolido.

"Nada. No eres nada. El hombre que deberías ser. Já. Ni siquiera lo intentas"

—¡¿Qué sabes tú?!— gritó a la nada —¡Todo lo que he hecho! ¡Todo lo que soy! ¡Ya no queda nada! ¡Nada! ¿Qué se supone que haga?— sollozó.

"Pues de partida podrías… empezar".

Fue como si lo hubiera abofeteado en la cara.

Eso había sonado como Loki, Su Loki.

Todos se percataron del cambio, apenas llegando y viéndolo más o menos peinado y con la barba recortada.

—Te propongo un trato— le dijo tomando por los hombros a Quill —Una especia de tregua, para evitar conflictos que no nos llevarán a nada.

—¿Al fin lo retarás a un duelo?— preguntó Drax con entusiasmo.

—¡Sí, cuchillos!— esbozó Mantis con la misma animosidad de su compañero.

—Similar— corrigió el asgardiano con una sonrisa —Necesito un compañero de entrenamiento y dado que últimamente tu frustración y tus kilos aumentan creo que eres el indicado para tal labor.

—¿Disculpa?

—Sí, amigo. Es una buena idea— apoyó Rocket —A menos que temas quedar en ridículo.

—¡Por supuesto que no!

—No hay nada de malo en sentirse inferior frente a Thor…— continuaba el mapache dando justo en el orgullo de su amigo.

—Rocket tiene razón, Quill. No hay nada de malo en ser el más débil del grupo— asestó Drax con su honestidad habitual —¿Y qué importa si Gamora no se vuelve a enamorar de ti porque eres un debilucho? Aún así lo lograste antes.

Como si hubiese accionado los botones adecuados en el hombre, Peter aceptó de inmediato sin pensárselo mucho y decidido a poner a Thor en su lugar. A este último no podría importarle menos tal cosa, pero poder ocupar sus energías en algo productivo y no en sus lacerantes pensamientos era un comienzo.

Los entrenamientos se dieron entre misiones, largos enfrentamientos que podían durar horas o días enteros hasta que alguno de los dos (por lo general el humano) caía desmayado producto del agotamiento. Nebula o Drax se unían de vez en cuando, la mayoría de las veces actuando más como árbitros o para separarlos de una inminente pelea. El resto disfrutaba de verlos medio matarse y apostar cuánto tiempo resistiría su pobre Líder ante los músculos de acero de su rival.

Thor se había dedicado a instruirlo en el fino arte de las luchas asgardianas donde el honor y el deber dirigían cada movimiento como si fueran uno. Quill a su vez a las luchas callejeras con las que se educó a manos de Yondu y los devastadores, en donde regía el principio universal del todo vale.

—Nada te asegura que tu enemigo tenga honor y no te de un golpe bajo, por eso debes estar preparado para dárselo tú— Le había dicho StarLord después de fingirse herido para luego atacarlo con todas sus fuerzas —Eso fue lo primero que un chiquillo flacucho y sin oportunidades de sobrevivir aprende.

Cada vez que se enfrentaban sentía estar haciéndolo contra su hermano, en la forma tan descarada y poco honesta que tenía Quill para atacar cuando ya no tenía oportunidades, había en su actuar terco y decidido un espíritu que sólo había podido reconocer en Loki.

Había veces que la nostalgia y la pena eran demasiado como para continuar peleando. Todas esas veces se detenía de forma abrupta, se agachaba y apretaba la palma de sus manos contra sus ojos negándose a liberar más lágrimas de las que ya había llorado. Ya no se sentía con derecho a ello.

Quill jamás se quejó por eso.

Resultaba que, pese a sus diferencias tenían mucho más en común de lo que creían. La pérdida, por ejemplo.

—¿Has encontrado algo nuevo sobre ella?— le preguntó un día, ya a casi un año desde su inclusión a los guardianes.

—Hay rumores, ha estado trabajando para Yon-Rogg. Sigue confundida— la excusó Peter —Si pudiera conocernos… conocerme, tal vez podría volver. Regresar a nosotros, a su hogar.

—¿Incluso si no es la misma Gamora que amaste?

—Sigue siendo Gamora.

Thor había asentido y palmeado su espalda, era justo la respuesta que él habría dado tratándose de los suyos.

—Lucen mejor— mencionó Drax más tarde, cuando todos comían unos bicharracos con sabor muy dulce desde la provincia de los Kree. En la expresión perezosa de Quill se podía leer el letargo del trabajo duro, pero también cierta satisfacción que no estaba allí desde hace mucho, la misma que se reflejaba en la vibra bonachona de Thor.

—Yo soy groot— afirmó el árbol parlante devolviendo su atención a la gameboy.

De la nada, una señal de alerta comenzó a sonar con estridencia, robándoles al instante el agradable ambiente familiar entre ellos. Thor llevaba el tiempo suficiente para saber que tal alarma no se trataba de alguna emergencia o un peligro inminente.

—Gamora— resonó desde la garganta de Quill como un llamado desesperado.

Nebula fue quien se levantó primero, leyendo con rapidez el mensaje encriptado enviado por alguno de los devastadores, sus principales informantes sobre el paradero de la mujer.

—La han visto cerca de la frontera con Vormir— masculló Nebula tan tensa que su voz parecía cortar. Rocket releyó el mensaje negando con la cabeza varias veces, hasta convencerlos a todos de que aquello no parecía una broma de mal gusto.

Un instante más tarde se hallaban en sus posiciones y seguros de que los trece saltos que tendrían que realizar acabarían con todo el interior de su estómago dado vuelta y que no podría importarles menos.

Vormir seguía siendo la actual residencia de la gema del alma.

Thor se sintió terrible y no sólo porque sintiera sus órganos en la garganta, no. Había algo, un mal presentimiento que punzaba en el interior de su cabeza muy similar a cuando el Ragnarok se acercaba.

"Si fuera tú no me arriesgaría" susurró Loki en una brisa gélida que le petrificó por segundos "Sería sabio que tomes el control, des media vuelta y los saques a todos de aquí" continuó el ánima en un tono monótono y calculado. Cada día le resultaba más difícil reconocer a su hermano de la proyección de su mente. "¿Sabes? Si yo fuera ella y supiera que hay algo que me confunde y me impide avanzar, lo tomaría con mis propias manos y lo destruiría. Sobre todo, si es algo que pueda alejarme de la oscuridad" Rio Loki en su cabeza. Sus compañeros apenas y estaban logrando recuperarse de los extremos saltos por el universo para llegar hasta allí "Oh, espera. Eso ya lo hice"

Thor se sintió palidecer.

—Es una trampa.

II.

Para cuando despertó sintiendo su cara húmeda y sus costillas rotas, un tenue brillo dorado le enceguecía y la voz de urgencia de Rocket lo despabiló del todo.

—Por supuesto que era una trampa ¡Qué tontos hemos sido! ¡Era evidente! ¡Por tu sagrada madre Thor reacciona!— rogó el mapache a su lado —Tenemos que salir de aquí.

—¿Aquí dónde? ¿Qué pasó?— preguntó sintiendo su voz ronca, casi perdiendo el aliento de tan sólo proferir tal frase.

—Gamora nos traicionó— contestó en un puchero —Vamos, tenemos que sacarte, Mantis y Drax intentan liberar a Quill de los escombros.

—¿Liberar a Quill?— repitió como un tonto.

—Vamos Dios del trueno tienes que ayudarme.

Cuando logró enfocar por completo se percato de la varilla de acero que cruzaba justo entre sus costillas y pulmones empalándolo de una dolorosa manera.

—Bien, a la cuenta de tres— anunció Rocket tomando entre sus patas el objeto, Thor desde su posición hizo lo mismo —¡Tres!

Sintió como se desgarraba por dentro y comparó tal dolor con el lacerante de su vida actual quedando opacado por completo. Casi sin aliento y desangrándose se arrastró como pudo en la dirección que el mapache señalaba, Rocket sollozaba y lanzaba quejidos en cuantos su pata fracturada tocaba el suelo, Thor lo ayudó acomodándolo en su espalda a medida que se arrastraba hacia la salida.

Sólo hasta que se vio libre, sobre lodo y hierba húmeda pudo percatarse que la nave se había reducido a varios fragmentos y que en la otra dirección Drax y Mantis tiraban de un desmayado Quill.

—¿Dónde está Groot? ¿Y Nebula?— chilló Rocket desde el suelo, en su expresión compungida se leía todo el daño que su antigua compañera había causado en él. La traición siempre resultaba devastadora, Thor lo sabía por experiencia propia.

Observó a su alrededor negándose a lamentarse, sabía que era el único del equipo capaz de mantenerse fuerte y pensar con sensatez. Habían caído en la profundidad de un inmenso bosque, donde la copa de los árboles parecía llegar hasta el cielo, su corteza era lo único que podía distinguir y aún así se sentía totalmente confundido.

—No puede ser— murmuró para sí mismo, quitándose su sudadera favorita y rompiéndola en una franja larga a modo de taponar su herida y de paso con ayuda de un fierro metálico entablillar la pierna rota de Rocket que continuaba lamentándose en el fango.

Cerca podía oír el sonido de agua, fuerte, rápida e incesante y temió que sus demás amigos hubiesen acabado por allí.

"Huele a…" pensó levantándose y dejando al mapache con los demás, que habían iniciado un largo y desolador llanto. Drax lloraba y Mantis que mantenía ambas manos sobre Quill y él emulaba su dolor "No, no puede ser, es imposible".

Ácido, húmedo, fresco, pero paradójicamente cálido.

"Es Asgard" contestó Loki en su mente, en su sonido había una melancolía insoportable "Es nuestro hogar. Nada huele igual como el bosque de los hijos del Yggdrasil".

—No— negó retrocediendo un paso ante su propia incredulidad.

Observó el cielo, ese cielo rodeado de dorado, tenía que ser una mala broma del destino.

"Lo sabes, estamos en casa, hermano".

—¿Qué pasa, Thor?— preguntó Rocket al verlo alzar su mano derecha y que a su encuentro llegara la Stormbreaker. Sintió la energía de Asgard regresar a él en electricidad azulina que recorría desde su cuerpo hasta su arma. No había mentira en tal energía.

—Drax, Mantis— clamó girándose en su dirección, buscando algún indicio de incapacidad física a la vista —tomen a Quill y a la liebre y corran con todas sus fuerzas, cruzando el río se encuentra una cueva, ocúltense allí.

—¡¿Qué pasa, Thor?!— Preguntó Rocket alarmado, siendo sostenido por la joven mujer.

—Sé donde estamos y la única forma para que estemos aquí es que hayamos muerto o muy lejos de casa.

—¿De qué hablas?

—Es Asgard.

Drax presintiendo que esa era su señal comenzó a correr hacia donde Thor apuntaba, a los segundos pudo percibir el inevitable acercamiento de un ejército. En ese escaso momento Thor intentó hacer memoria del accidente, todo lo que podía recordar era el ataque organizado y cómo su nave recibía cada impacto, tenía grabada la desesperación en los ojos de Quill y cómo lo único que había venido a su mente fue empuñar su hacha e imaginar huir a algún lugar seguro.

Un destello verde y el sonido del metal a su espalda, le hizo espabilar, en especial cuando la percepción de estar rodeado se volvió una certeza.

Observó la tela sobre su herida empapada de negro y destilando sangre sobre el lodo. Si los asgardianos lo tomaban como enemigo, no sabía cuanto podría darles pelea, mucho menos si se trataba de uno gobernado por algún otro Thor.

Se giró decidido a proteger a sus amigos, encontrándose de frente con una espada que apenas y pudo sortear, se vio obligado a atacar con verdadera desesperación, rompiendo la espada de su rival por la mitad en un corte contundente con la Stormbreaker, esquivó las navajas que aparecieron de la nada con una velocidad impresionante y decidido a dominarlo jugó sucio tal como le había enseñado Quill y pateado la pierna de su enemigo desequilibrándolo en el acto.

Se agachó dispuesto a darle una descarga eléctrica para continuar con el ejercito que parecía petrificado a su alrededor cuando vio el rostro de su enemigo.

—¿Loki?— preguntó boquiabierto, observando su anguloso rostro, traía su largo cabello negro semi trenzando y facciones duras que le daban más severidad. No era su hermano, pero estaba muy cerca de serlo. Éste parecía un tanto mayor.

Sintió su mano temblar dejando caer pesadamente su hacha a un lado de ellos.

No, su hermano había fallecido. Aún cuando seguía sin aceptarlo lo sabía en el fondo de su corazón. Esa era una certeza que ningún barril de cerveza podría borrar.

—¿Cómo…?

—¡Majestad!— chilló uno de los soldados, abriendo paso a un tropel que traía custodiado a cada uno de sus amigos, una parte suya se sintió aliviada de ver que entre ellos se encontraba Nebula y Groot (muy malheridos, pero vivos).

—Heimdall— masculló Loki poniéndose de pie, inmediatamente el dios que todo lo ve se acercó hasta ellos. Thor apenas pudo reprimir un quejido, no era así como esperaba reencontrárselos —Explícate, has permitido que unos intrusos cruzaran las fronteras de mi reino y no sólo eso, han traspasado las barreras de mi magia sin daño en absoluto e intentado atacarme.

—No he sido yo— contestó el vigía dedicándole una larga mirada a Thor —Él los condujo a Asgard, he visto como han saltado hasta aquí desde el interior de un agujero de gusano.

—Oh, mierda— gruñó Rocket desde su posición, apuntado por la firme espada de la que alguna vez fue su amiga de infancia, Lady Sif —Realmente estamos en Asgard.

—Si busco puedo encontrar a todos sus gemelos de nuestro cosmos, exceptuándolo a él.

—No puede ser— Thor se descubrió diciendo, incapaz de apartar sus ojos del imperturbable rostro de su hermano —¿Qué he hecho? ¡Ay, no! ¡No, no, no! ¡Esto está muy mal!

—Thor…— comenzó Rocket.

—Pero la Stormbreaker sólo puede cruzar dentro de nuestro universo, es imposible que…

—Thor, cálmate— pero el rubio era incapaz, sintiendo como el aire ya no le entraba a los pulmones —¿Majestad?— intentó el mapache en dirección a Loki —¿Es acaso usted el rey o algún príncipe de por aquí?

—¡Pero qué descaro! — gruñó Fandral —¡Es el rey de Asgard, Loki Odinson! ¡Todo mundo lo sabe! El protector de los mundos, el hechicero más poderoso ¡Oh, vamos! ¿El rey que detuvo a Thanos? ¿No?

—Fandral, silencio— ordenó Loki recorriendo con la mirada a su hermano, había real desconcierto en sus ojos —Si esta criatura es incapaz de reconocer a su rey sólo puede haber un motivo para ello y es porque no me conoce ni ha escuchado jamás de mí.

—En efecto— contestó Rocket —como verá majestad, no estamos aquí por gusto, fuimos atacados en Vormir y tal parece que hemos caído aquí por casualidad. Si nos permiten medicinas y alguna nave, nos retiraremos de inmediato. A nuestro rubio compañero no le hace bien estar en estas tierras.

—Curioso— murmuró Loki arrodillándose con la intención de ponerse a la altura de Thor —¿Puedo saber la razón?

Pero el rubio apenas logró sostenerle la mirada antes de desviarla hasta el suelo.

Loki hizo una señal con su mano y al siguiente segundo todos se hallaban con un cuchillo en la garganta.

—Es asgardiano— contestó Nebula, con un retintín de dolor en su voz, parecía que la fuerza bruta de Volstagg terminaría por desencajarle la cabeza de no hablar —De dónde venimos apenas queda un puñado, Thanos acabó con ellos.

Eso fue suficiente como para que Loki se convenciera por completo de darles asilo.


Nota de la autora:

Sé que tengo historias que aún no concluyo pero necesitaba escribir ésta (no es que no vaya a concluir las otras, es sólo que a veces se me va la inspiración). Creí que después de infinity war ya estaba preparada para no llorar como una magdalena durante End Game pero no fue así y me sentí tan decepcionada de que no nos dieran ese reencuentro entre Thor y Loki o por último una miradita... como sea, esta historia es mi manera de sanar mi corazón roto y espero que el de aquello que quedaron con mi misma sensación.

Estaré publicando la última parte este lunes.