Antes de empezar
Nota I: Hace poco leí, por n-sima vez, el libro El Señor de los Anillos, la verdad no sé que pasó esta vez pero traigo una especie de necesidad de escribir sobre la pareja Eowyn y Faramir, personajes que han sido mis favoritos desde la primera vez que leí su historia, y casi desde que inició este año me he dedicado a "garabatear" historias que van desde sus años de infancia hasta los años de la Cuarta Edad, algunas están conectadas y otras pareciera que no.
Esto de los fanfics no es tan nuevo para mi, pero tampoco es que lo haga muy seguido. De a poco iré compartiendo con ustedes estos relatos, espero que los disfruten. :).
Nota II: Ningún personaje, lugar o nombre son míos, todos pertenecen al maestro JRRTolkien y su obra. Esto solo es un fanfic cuya única finalidad satisfacer esa necesidad de escribir que a veces le da a uno.
Eowyn
3019 TE
Aquella mañana cálida la Dama Blanca de Rohan despertó con el rumor del trajín matutino en las Casas de Curación, abrió los ojos como quien despierta de un sueño largo y tranquilo y se quedó por unos instantes mirando la cómoda que estaba a un lado de la cama. Unos minutos después hundió un poco más la cabeza en la almohada y cerró los ojos nuevamente; el dolor en el brazo había cedido al igual que la oscuridad que se había instalado en su ser. Sonrió aún con los ojos cerrados y se dejó llevar por la tranquilidad del dormitorio.
-Buenos días, Señora Eowyn-escuchó entonces a Fíriel, la doncella que le acompañaba durante su convalecencia-He traído algunas ropas limpias.-dijo y sobre la cómoda de madera dejó algunas prendas dobladas.
-Gracias, Fíriel.-repuso la Dama de Rohan incorporándose lentamente y dirigió su vista hacia la ventana, desde donde alcanzaba a verse el hermoso jardín de las Casas de Curación.
Ayudada por la doncella se aseó y vistió, no quería hacer esperar al Senescal de la ciudad quien, seguramente, la vendría a buscar en cualquier momento.
-Hace un poco de frío allá afuera, Señora.-Fíriel entonces le puso sobre los hombros aquel manto azul que había pertenecido a Finduilas.-¡Se le ve hermoso!-exclamó la doncella tomando la ropas y toallas sucias.-El Señor Faramir es bastante afortunado.-y salió de la habitación dejándola sola.
Entonces Eowyn fue a sentarse a la orilla de la cama, recién hecha, y ahí, perdida en sus pensamientos, suspiró recordando el beso del joven Capitán de Gondor y sonrió al saberse enamorada de él. La verdad era que cuando se había sentido confundida y hasta asustada, no se creía que en apenas pocos días un hombre al que apenas conocía se convertiría en una de las personas más importantes de su vida; sus mejillas se colorearon un poco al recordar las palabras con las que él le había pedido matrimonio.
-Señora-la voz de Fíriel le hizo regresar a la realidad.-Ha llegado el Señor Faramir.
-Voy en seguida-repuso levantándose sin poder ocultar su felicidad.
Salió de sus aposentos y se encontró de frente con él. Ambos se sonrieron, el Senescal se acercó a ella y le dio beso tímido en la mejilla.
-Buen día, Eowyn.-la saludó tomando su mano con dulzura.
-Buenos días-repuso ella apretando la mano de Faramir.-Estoy feliz de verte.-le dijo en un susurro cuando empezaron a caminar por el pasillo que daba a los jardines.
Hacía varios días que estas caminatas matutinas se habían vuelto una costumbre para ambos, y solían almorzar antes de que Faramir iniciara su jornada y algunas veces, simplemente se quedaban contemplando el paisaje que se extendía más allá de las murallas. Aquel día los dos se detuvieron en las murallas que miraban al Sur.
-¿En qué dirección se encuentra el mar, mi Señor?-preguntó la Dama de Rohan.
-Siguiendo el curso del Anduin hacia el Oeste se encuentra la bahía de Belfalas.-dijo en un tono un tanto melancólico señalando hacia el horizonte en el que se dibujaban las nubes coloreadas de tonos rosados.
-¿Alguna vez has estado ahí?-se atrevió a preguntarle.
-La última vez que fui a Dol Amroth era un crío.-repuso el Senescal con una sonrisa triste y volviéndose hacia ella.-Lo único que recuerdo es su inmensidad, ese azul que se extiende hasta donde los ojos alcanzan a ver.
Eowyn se culpó por la tristeza que vio reflejada en los ojos de su prometido, tragó saliva y tímidamente lo sujetó de ambas manos. Entonces él suspiró, como dejando ir aquellos malos recuerdos y en su semblante se dejó ver la tranquilidad de quien acaba de encontrar la felicidad.
-¿Deseas ir a ese lugar, dama mía?-le preguntó Faramir mirándola a los ojos y esbozando una sonrisa.
Eowyn asintió en silencio antes de hablar.-Cuando era pequeña oí a mi padre hablar de aquel lugar, desde entonces he sentido inquietud en visitarlo, sin embargo, en estos tiempos de guerra…
-Iremos entonces, Eowyn-la interrumpió el Senescal animado.-He de confesarte que comparto la misma inquietud, cuando murió mi madre Belfalas quedó fuera de mis posibilidades, pero ahora que la sombra se ha ido-repuso antes de besarla con suavidad en los labios.-seré feliz yendo contigo.
Si llegaron hasta acá, les agradezco haberse tomarse su tiempo para leer.
¡Nos leemos pronto!
