Advertencia: Decidí re-subir este capítulo para mejorar algunos pequeños defectos en cuanto a ortografía y redacción.

Quiero aclarar que este no es un fic meramente romántico: es una serie de aventuras que en mi cabeza xD , sería el final alternativo que yo le daría a esta serie

Estos personajes no me pertenecen, sino a Butchi (Butch Hartman)


LUGAR DE INVITACIÓN

1

Tan negro como el petróleo, detectó Remy, posó sus manos sobre el sable de luz que prendía de su cinturón. Todo lo que rodeaba a esa extraña aparición tenía un sabor agrio, un sabor a muerte.

Aquel nuevo universo conocido como la dimensión del tiempo y del cual tan solo veía una fracción de él, era inusualmente extraño.

Un nudo estrangulaba la boca de su estomago mientras sus pies trataban de mantener el equilibrio sobre el piso de relojes dorados. Nada era igual y todo parecía variar a su alrededor, desde los árboles hasta los animales, siempre había un pequeño detalle que cambiaba todos sus esquemas.

La madera no era madera, o por lo menos sus características físicas, el roble era frágil como la gelatina y negra como la noche.

Sus piernas repiqueteaban y su corazón latía al ritmo de un tambor desenfrenado, enloquecido, más su semblante era impenetrable y gélido.

Juanísimo solo estaba a dos pasos delante de él con la varita empuñada.

No tenía ojos solo unas agujas que marcaban las horas y al borde de lo que podría ser su rostro una campanilla, su semejanza al cuerpo de un hombre era tan cercana y próxima salvo a aquella cabeza de reloj similar a la de los animales; y carne negra, desnuda y sin sexo.

El mundo se contuvo un instante, frío y tétrico

Impenetrable con esas manecillas que daban lugar a todas sus expresiones, inclinó su cabeza hacia la derecha y siguió observándolos en silencio por cinco minutos, sin moverse un ápice.

-Aun no es la hora, mi pequeño tick tack-dijo al fin con un leve tintineo, dirigió el centro donde se unen las agujas a su sable y luego a la nada.-Cuando la manecilla de cada reloj marque la misma hora, el tiempo decidirá-, dio un paso atrás y se esfumo como la niebla

Un grito lejano asolaba su mente.- ¡Señorito Cajallena, por favor, despierte!-, pero prefería no hacerlo, quería seguir en la comodidad de su cama y no abandonar sus ensueños.- ¡Señorito!-, no deseaba afrontar la realidad.

-Lárguese José, no me voy a levantar. Deje de perturbarme y váyase

-Pero señorito, hay que evacuar. Las noticias… El noticiero, hay Santa Virgen, Santo Jesucristo, Santo Padre, Santo Ángel…

-¡Cálmese José, me va a bendecir el cuarto-gritó a su mayordomo, un joven nervioso de treinta años.-¡Siéntese!-, lo guio con su mano al borde de su lecho.-¿Qué ha sucedido en las noticias? Espero que no sean las del canal 24, siempre exageran

-No, mi señorito, discúlpeme es que me angustio tanto-, dijo, serenándose sacó un pañuelo de su gabardina y se secó las perlas de sudor, hizo una breve pausa y suspiro- Me imagino que se habrá percatado del extraño fenómeno de estos últimos días: las auroras boreales y septentrionales, se han presentado por todo el globo terráqueo. Hasta en los lugares donde no debería. Fue raro al principio sin embargo lucían tan hermosas que pensé que era un milagro, yo nunca he visto una antes que recuerde…

-¡José!

-Lo siento, hablo mucho, mucho, estoy seguro que se cansará de tanto oírme

-No se preocupe, solo continúe

-Bueno, fue bello pero resulta que después de cada aparición algo malo, no, extremadamente malo, malísimo sucede. Una catástrofe, mi señorito-, saltó de la cama y caminó en círculos alrededor de la habitación-. Maremotos, huracanes, terremotos, erupciones y plagas. ¡Desastres!-gritó.-Nadie sabe, nadie habla señorito Remy.

-No se vuelva a alterar José, se conseguirá alguna solución

-Parece el fin, el final de los finales

-¡José!

-Vístase mi señorito, tenemos que irnos. Sus padres ya se nos adelantaron y ninguna ama de llaves quiere irse sin usted, yo tampoco quiero hacerlo. Después los buscaremos, a sus padres, Dios nos ampare y venga señorito, nosotros cuidaremos de usted mientras. Dentro de diez minutos subiré a buscarlo.

-¡Espere!

-No se tarde, por favor-pidió antes de dar un portazo y dejarlo en la oscuridad de su cuarto, no había lámparas prendidas, la única luz provenía de un microscópico rayo de sol que se colaba por las persianas de tela del ricachón.

José siempre era afable y con un don de paciencia para con él, muchos empleados lo halagaban por tener el estómago para aguantar cada insulto que le podría brindar un guijarro de diez años.

Fue hijo único criado por sus abuelos en uno de esos pueblos recónditos del que solo sus habitantes conocen, un hombre de campo y vida sana. Sí, así era José, viajó kilómetros de kilómetros a la ciudad más próxima para darle un apoyo sostenible a su familia.

Un hombre de manos anchas y callosas, cabello negro rulado, espalda gruesa, panza cervecera, nariz de patata y ojos claros como el agua

La cabeza de Cajallena daba vueltas a mil por segundo, la paz había desaparecido desde aquel 3 de diciembre, fecha maldita en la que se robó aquel reloj con iniciales T.T. de la dimensión del tiempo.

Relojes capaces de viajar a través del espacio y modificar la historia a propia conveniencia, inmunes a la magia.

Era su plan, una osadía, Turner perdería a Cosmo y Wanda sin siquiera tenerlos. Aquel dentón ingrato le hervía la sangre hasta sentir quemarse desde adentro. Ya era más que la envidia por una vida feliz, más que la rabia a causa de sus derrotas pasadas, lo odiaba.

Le dieron padrinos sin merecerlos, nadie le sacaría esa idea de la mente, moriría pensando eso.

-Remy tenemos que encontrarlo. El Mundo Mágico debe estar colapsando al igual que la Tierra. Acuérdate del periódico que te mostré ayer "The Fairies Now". Ya te dije que no quiero terminar en la prisión Ferres. ¡Tú sabes lo que le hace la cárcel a los hermosos rostros como el mío!-, dijo su hurón-hada-mascota.

"The Fairies Now" el diario más popular entre todas las hadas, la primera señal de que la profecía de lucha dada por aquel reloj humanoide, protagonista de sus pesadillas, se cumpliría.

"Presencias recientes de fallas en el espacio tiempo afectan a City Magic, Plaza Houdinni, El Trimegistro y la Nueva Avenida Fulcanelli" evocó, lo que leyó ayer, 28 de diciembre

-Hay que ir por ella y que nos diga donde tiene guardado el reloj. Necesitaremos escabullirnos, Juanísimo deseo…

-No Remy, mi magia se agota

-¿Cómo que se agota?-zarandeó a su hurón de colores extravagantes

-Cada varita alberga 100% de poder mágico, cuando disminuye significa que algo está afectando al centro de poder

-¿Cuántos deseos puedo pedir?

-Depende del deseo, mi varita tan solo está al 87%

-¿Significa que no hay forma de solucionar esto?-bufó exasperado.- Y…y, ¿la gente?

Su hado calló, posó ambas manos sobre sus hombros y Remy las apartó de un golpe; gritó en silencio hasta casi caerse de rodillas y estrelló de una a una los objetos más cercanos: su despertador fue el primero en caer, le siguieron las fotos y los juguetes.

-¡Detente!-gritó su hado preocupado

-¡No quiero!-dijo frustrado y aunque detuvo sus movimientos, las imágenes de lo que sucedía en la Tierra y posiblemente el Mundo Mágico, recorrían su cabeza y la llenaba de preocupaciones. Intentaba luchar contra toda señal de debilidad que pudiera demostrar sin embargo no importaba su esfuerzo porque la situación lo asfixiaba, no podía mantenerse relajado. La sensación de pérdida de control hizo que pequeñas lagrimas salieran sin pedir permiso

Juanísimo lo abrazó, estrecho sus brazos alrededor de su cabeza como se supone debía hacerlo un padre o como así recordaba hacía el de él.

-¿No podemos ayudar a la gente herida?

-Sí la magia de mi varita estuviera a su 100% lo haría, Remy.

-¡Rayos!- gritó el blondo- ¡Demonios! Yo, nunca pensé que pasaría todo esto Juanísimo

-Lo sé Remy, pero mientras estemos juntos podremos solucionarlo. Pero antes…,-dijo y secó los escasas huellas de llanto de su ahijado con su pañoleta carmesí de la suerte, especial para casos como estos-Tendremos que huir de José y su tripulación de jovencillas que quieran adoptarte si es necesario

Cajallena rio entre dientes

-¿Cómo hacemos eso?

-No sé, es muy difícil planear algo "sin magia"

-¿No tienes algún fantástico juguete que yo te haya dado?- aquella pregunta activó algo en su memoria. Su capacidad de razonamiento estaba bloqueada por los nervios

Y vino a él como un rayo, un deseo de hace tres años.

Se dirigió al escaparate que se encontraba arriba de la encimera de su cama: una edición coleccionable de Barbilla Roja y su fiel némesis Rodilla de Bronce, su pajarilla de repuesto, libros del colegio y, ah… Lo que necesitaba, su silbato de Remy Manda. La regla era simple, cada vez que pitara el silbato la persona que lo escuchará caería en un estado de trance haciendo todo lo que él quisiera.

-El silbato, ¿no era más fácil decirme eso desde el principio? –regañó cerrando la puerta de un solo trancazo dejando al hada con la boca cerrada


Una flor era suficiente para calmar sus preocupaciones, o no era así Timmy Turner. Aquello que para Trixie había sucedido tan rápido, de ser solo un simple cero a la izquierda a algo más que la estremecía, como una víbora venenosa aprisionando a su víctima

-Mi angelito-dijo detrás de la puerta que se encontraba cerrada, su abuela materna Claros con un tono melódico, entonando siempre la última sílaba al igual que en una canción. Esa era una clara aclaratoria que indicaba que empezaba a molestarse-, sé que es complicado para ti guardar todas tus cosas en la mochila pero… Apúrate, me van a salir raíces esperando

-¿Mi amorcito, pero tú me habías dicho que yo era tu único ángel?-dijo un anciano de voz carrasposa, que Trixie pudo identificar como su abuelo

-Tú serás un ángel de las tinieblas

-¿Mi amor, cómo puedes decir esas palabras delante de nuestra princesa, nuestra nieta más querida?

-¡Es nuestra única nieta!

Una risilla se escabulló por entre sus labios, su abuelo siempre conseguía la forma de hacerla reír, su nombre era Ángel pero como todo hombre que le dan un nombre tan bonito era un loco fiestero

-Con más razón Claros, que falta de educación. Trixie puedes tardarte cinco minutos más. ¡Lo he dicho, cinco minutos más!

-Pero Ángel... ¡Mira diablillo!- escuchó la azabache la disputa mientras sus abuelos bajaban por las escaleras hasta que sus voces se desvanecieron.

Guardó su pijama, su celular, el álbum de fotos, una pulsera que le regalo Tad y la carta romántico amenazante que conservó de aquella noche en la que Timmy quería dársela.

Hace poco tiempo que había empezado a salir con el dentón más impopular de todo el grado, específicamente desde su cumpleaños a mediados de noviembre. Aquella noche, que para ella había sido horrible él la transformó, sin darse cuenta, en algo inolvidable.

Al principio lo rechazo como cada año frente a sus amigos, había que mantener las apariencias, y cuando nadie andaba cerca lo buscó.

Un chico del cual no quería hablar, la había herido o mejor dicho, roto el corazón. Salió al jardín de su hogar: un huerto repleto de manzanos, naranjales, viñedos, calabazas, margaritas y claveles; en el centro de todo el sembradío una fuente de agua con un Cupido y un arco de flechas apuntando al poniente, una inscripción en piedra tallada decía-In nomine Dei dilectione-. "En nombre del amor" en español.

Como por arte de magia vio un desfile de obsequios que rememoraban cada año desde que se conocían, cada regalo de cada fiesta de cumpleaños a la que el dentón no fue invitado dispuesto delante suyo.

-Feliz cumpleaños, Trixie

Lo recordaba bien, aquella noche el cielo parecía un arsenal de estrellas e impulsada por un deseo nacido del despecho y un amargo sabor a ternura, dejó una ventana abierta

-Espero que la próxima cita sea mejor

-¿Cita?

-Sh, no lo digas tan alto-no había peligro de ningún intruso, el huerto estaba desértico, solo quiso coquetearle. Posó sus dedos en sus labios, acarició su barbilla y lo dejó.

Desde esa fecha muchas cosas habían pasado

-¿Cómo que tus padres no pueden darles trabajo, Tad?-recordó la discusióncon el rubio

-Trixie, no hay vacantes y no entiendo por qué te preocupas tanto por ese perdedor de Turner y lo que sea que le pase

-Por nada en especial, ya sabes, mis padres tienen un carácter samaritario

-Bueno, dile a ellos que no se preocupen, siempre hay empleos para gente obrera como los Turners…Ah, mira, tú sabes que haría muchas cosas…Bueno, cualquier cosa para complacerte

-¿Por qué somos mejores amigos?

-Sí, claro-dijo, en lo que quizás fuera sarcasmo puro

Los Turner perdieron su trabajo en diciembre, el padre fue despedido y la madre se había retirado hace un año del negocio de bienes raíces para ser una ama de casa

Timmy la llamó aquella noche y la invitó a una hamburguesada en frente de la casa de su vecino, el dinero serviría para darle un rebusque a Papa Turner mientras conseguía algo mejor

-Con toda esa comida grasosa. ¡No! Avísame cuando las cosas mejoren… Chao Timmy

-Ok, Trixie-respondió decepcionado, al inicio le cayó de sorpresa el dejo de tristeza que se filtraba en la voz de Turner. Para esos momentos, la noticia del despido no había llegado a sus oídos. Fue su tía Rosmarí quien le llegó con el chisme en una comilona familiar de un sábado por la noche. La mesa estaba dispuesta en el patio junto a un estéreo nuevo, tan solo habían cuatro integrantes de la familia sentados en el comedor, los otros preparaban la cena y hacían las últimas compras.

-Así que, ¿cómo va tú trabajo con el mundo de la prensa? Esta mañana me llegaron a la oficina con la foto de un niño que se quedó atrapado en una mesa de masajes, se hizo muy viral-preguntó el Señor Tang a su hermana entre rizas, sus comentarios se caracterizaban por ser pocos serios

-Pues obviando tu comentario, que más: lo mismo; muertes, enfrentamientos, disputas políticas, etc, etc, ect…

-Tú sabes que no soy bueno debatiendo temas de actualidad

-Sí, obviamente que lo sé, y otra cosa que sé es que estoy muy agotada y si me das un buen trago con mucho alcohol, te daría un trofeo por ser el mejor hermano del universo.

-Las maravillas que puede causar un trago en Rosmarí-dijo Matilde, la menor de los tres hermanos

-O lo que puede causar horas de redacción a tu vista

-Entonces tendré que darte un trago muy fuerte

-Aun no sé cómo soportas el vaivén de ese mundo, Ros

-Y me lo dices tú, Mat, abogada en derecho penal. Dime, ¿qué tal el último crimen?

-Ros, acuérdate que esos temas no se hablan frente a nuestra sobrinita

-Aunque te encantaría, Mat

Trixie se hallaba al lado de su padre y frente a sus tías, en una mesa circular de vidrio y acero iluminados por una vela

-¿Acaso no hay algo interesante de que te hayas enterado, Marí?-dijo el señor Tang a su hermana

-Ah, casi me lo dejas pasar, hubo un despido masivo en la fábrica de lápices. La doña que vive a una calle de la mía, la señora Flor, no sé si se recordarán de ella; me contó que botaron a su hijo

La azabache no pudo evitar atragantarse con su saliva-Cariño, toma aire-dijo su padre mientras depositaba unas palmaditas en la espalda de su hija

-¿Pero él no la mantiene a ella?

-Exacto y dicen que la fábrica está al borde de la quiebra

"Estúpida" se dijo mentalmente, participar de la hamburguesada no era el problema; en realidad adoraba las grasas, lo que odiaba era la idea de que todo el mundo se enterará de su relación con Turner o bueno, lo profunda que se estaba volviendo. Nunca habían aclarado entre ellos si solo eran "amigos" en citas o novios, así que Trixie lo tomaba de la manera fácil, la primera opción sin responsabilidades y decepciones. Aunque cierta partecilla de ella se moría de la culpa por lo que estaba segura, causarle un momento triste al dentón. Quién sabe cuánto hubiera ayudado su compañía aquella noche pero aunque sea hubiera hecho algo.

Y de cierta manera, deseaba que todos los días fueran como aquella víspera navideña en la que acompañó a Timmy al parque Dimsdale, rodeados por desconocidos y con sus mejores amigos de viaje.

Aun se repetía los villancicos en su cabeza, las luces de colores, la luna brillante y el perfume de Turner con una fragancia rústica de bosque; repleto de gente alegre con chalecos navideños, árboles decorados con bambalinas y listones, música y puestos de comida.

Bailaron bajo las constelaciones y frente a las copas champaigne.

Por eso supo que aquel día en qué Timmy la invitó a ir de viaje a la casa de la abuela de Tootie para ver juntos el pesebre después de la víspera de navidad, no podía negarse. Aquella propuesta había surgido seguidamente de la hamburguesada y cómo "1+1=2", Trixie intuía (confiaba) que la morena estuvo ayudándolo aquella noche y compró varias hamburguesas. También creyó que Turner buscaba de darle celos por venganza sin embargo no caería, sería inteligente y "amable" con la cuatro ojos aquel 28 de diciembre.

Tootie o la apodada por Tad como: "coletas mal amarradas", "ratón de biblioteca", "Betty la fea" o "dientes chuecos", era para Trixie simplemente como "la loca fan de Turner" con la que compartiría un mismo espacio-tiempo.

Su sorpresa fue mayor cuando la vio al lado del rubio con la cuenta bancaria más grande de Dimsdale, Cajallena.

Las campanadas de la Iglesia Central repercutían en las calles de la ciudad y marcaban el inicio de cualquier aventura inesperada.

Era la una en punto cuando el bus pasó frente a la banca del parque Dimsdale, el sitio de encuentro.

Timmy llevaba en sus flacuchos y enclenques brazos las tres valijas del viaje (una de su familia y dos de ella), sudaba como puerco y su espalda se encorvaba hasta el suelo

Mamá y Papá Turner, los acompañaban, fueron los primeros en saludar. Su ropa delataba más el pensamiento de unas vacaciones en Hawai que la ida a un pesebre

-Hola amigos de Timmy, mucho gusto. Soy el señor Turner y ella es mi esposa, la señora Turner

- Estamos muy agradecidos por su invitación. Espero que no les moleste que hayamos traído a la novia de mi hijo

Condenada, al parecer cierto chico de gorra rosa había exagerado las cosas más allá de simples citas, así que lo que pudo tomar por asombro en el rostro de Tootie al escuchar que eran novios era tan igual para ella. Aunque eso sí, agradecía que la morena no fuera nada chismosa y que el rubio no le interesará la vida de nadie en el colegio excepto, por lo visto, el ratón de biblioteca.

-Pero no me imaginé que Remy Cajallena vendría-dijo, aquella vez cuando lo vio. Su semblante siempre era el mismo y aquel día lucía hasta peor, se notaba que odiaba estar ahí. Todo el colegio conocía su rivalidad con Turner

-Él tampoco se lo imagino, Trixie-respondió, Timmy con cierta desconfianza

-Nosotros también somos novios- declaró la morena

Su cerebro demoró en procesar la noticia-¿cómo logró salir con Cajallena, un chico popular?-bueno, ella no tenía mucho que decir pero algo en aquellas palabras no le agradaban.

-La juventud de hoy en día cariño

-Todo es más rápido con ellos, mi amor. No pierden el tiempo

La limosina de Remy, medio de transporte para el viaje, seguía vacía a pesar de cargar con siete personas y cinco maletas. El señor y la señora Turner resolvieron sentarse adelante con el chofer.

Por otro lado, ellos se encontraban sentados junto al frente de Remy y Tootie quienes estaban cogidos de la mano, ambos muy abochornados. Trixie no veía en Remy lo que estaba segura, era en realidad él, el ser reservado y algo pedante tan igual como ella; era raro, sumamente extraño, verlo sonrojado desde las mejillas hasta la puntilla de la oreja.

-Así que Tootie… ¿Cajallena? Nunca me lo espere

-No hacen una mala pareja, Timmy-dijo, alentando al dentón quien sonaba preocupado-. Se parecen a nosotros. ¿Hace cuánto que están juntos?-exageró, pero en realidad eran opuestos y eso siempre gusta. Sin embargo aún no lo consideraba convincente, seguía siendo inusual para ella, aunque se moría de las ganas de saber cómo fue todo.

Timmy se quedó observando en silencio por un rato hasta que al final rompió el silencio al ver que ninguno de los dos chicos se ponían de acuerdo para hablar

-Remy no se parece a mí

-¡Gracias a Dios!

-¡Cajallena!-dijo el dentón escupiendo el nombre que tanta rabia le causaba

-¿Qué quieres Turner?-preguntó con sarna

Aquella actitud pedante le causaba un gran dolor de cabeza, si con su mirada pudiera desaparecerlo lo habría hecho desde que lo vio

-¿Entonces Turner?-prosiguió el rubio recibiendo un codazo de Tootie sin lograr aplacar el mal humor del muchacho

Timmy lo miró por unos segundos más intentando guardarse las ganas de pelearse con Remy sin embargo cuando aquella sonrisa torva de victoria cubrió su rostro toda su paciencia se disipó -Tú sabes bien Cajallena- respondió relamiéndose los labios-. Tú siempre estas listo para tramar algo

-¿Cómo qué Turner?

-...Tan solo espero que no le hagas daño-respondió el dentón señalando a Tootie con la mirada

-¿Yo?-preguntó la chica incrédula

-Eres un idiota Turner. No te metas donde no te llaman

-Tú nuca te fijarías en alguien como ella-dijo explotando de la rabia

-Hey, soy un gran partido

-No eres tú, Tootie. Es él

-Pues para mí, él es un gran chico

-Él es un embustero

-¡Timmy!-le regañó a su "novio", sabía que se había perdido una parte de la película (o lo que fuera que sea que esa escena significase).- ¿Acaso Timmy estaba celoso de Remy?-le molestaba esa idea pero no podía demostrarlo a menos que quisiera que todo se fuera al caño-¿Desde cuándo le prestaba tanta atención a Tootie, o prestaban? Hellow, la chica más bella y popular del colegio.

-Tootie, tú has sido una buena amiga. Me has ayudado bastante… Quizás como amigos no te haga daño pero como novio te va a destruir…

Se sentía como en una telenovela-¿A qué demonios venía ese discurso? No le debería importar

-Cállate Turner, ¿con qué moral te quejas de mí? Yo nunca le haría daño y menos la haría sentir tan mal como….

"Como tú" terminó la frase en su cabeza- Tan mal por salir conmigo

-Ya cállense los dos. Los invité para pasar un rato ameno. No para pelearnos… Timmy, quizás Remy sea un idiota…

-¿Cómo?

-Pero no lo es conmigo, no tienes de que preocuparte. Él nunca me engañaría. ¿No es así, Remy?-dijo la morena con absoluta sinceridad

-No, nunca-respondió el rubio

El ambiente fue tortuoso por cuestión de segundos. Timmy estaba sumamente enfurecido así que se fue con sus padres, según él "necesitaba enfriar su mente"

Remy también se fue, al fondo de la limo "a tomar aire"

Al final quedaron Tootie y ella.

Nunca pensó tener algo en común con la morena pero los comics hacen milagros. Ella tuvo que iniciar la conversación, definitivamente no quería estar callada durante todo el viaje. Al principio parecía una charla que no lleva a nigún lado pero al final dio un grato resultado que las hizo soltar pequeñas risas

El vecindario en el que vivía la abuela de Tootie era un ambiente sencillo, montañoso, de casas campestres. El paisaje era por demás, un espectáculo: árboles enormes de pináculos hasta las alturas, flores de los más vivos colores bañadas por las gotas del rocío matutino, brisa fría, los distintos matices y tonos de verde que se mezclaban y fundían en las praderas, las nubes de apariencia algodón, cielo azul despejado, pajaritos, gallos, gallinas y vacas.

Mas la noche, se llevaban la medalla de oro por excelencia pues, las estrellas eran tantas que podías perder la cuenta y nunca acabar. Guiñaban con dulzura y tranquilizaba cualquier mal augurio que se sintiera. Llenaban de paz y esperanza. Bellas, hermosas, infinitas y perdurables

La limosina frenó en la calle dos y se estacionó frente a la casa Nº37. El chofer iría a recogerlo a los doce de la noche como La Cenicienta.

-Buenos días, buenos días… ¿Qué hacen ahí? Pasen, pasen-dijo una ancianita fuera de la entrada de su hogar. Su piel era arrugada como una ciruela, su cabello rojizo canoso estaba envuelto en una maraña de enredos, en su espalda se detectaba una gran joroba, vestía una bata blanca remendada y unas chancletas gastadas.

A las 7 de la noche, los platos fueron servidos: chancho asado, papas sancochadas, arroz, chorizo, un pedazo de pan de orégano y de postre una torta tres leches con chocolate caliente. Y aun así, Trixie se sentía vacía.

Al principio, el hogar le pareció una choza pero el amor que transmitía la nana de Vicky y la morena, armonizó el ambiente, lo endulzó y terminó siendo algo que Trixie definiría como agradable.

A las 9 de la noche faltaba el toque que daría finalizada la salida: el pesebre.

El nacimiento era pequeño pero lleno de figuras que iban de burros y vaquitas hasta los reyes magos.

-Hay que esperar a que lleguen los demás-dijo Tootie

No pasaron muchos minutos de soledad cuando los vecinos empezaron a aparecer con sus chanclas desgastadas o sus botas de montaña bien enlodadas

-Buenas noches, vecinos. Es una placer verlos un año más, es una alegría para aquellos que organizamos esta humilde reunión cada año que sigan asistiendo y colaborando. Como sabrán estas fechas son motivo de unión y cercanía…-comenzó el discurso una señora divorciada de tez morena, su edad no oscilaba más allá de los cuarenta años. Estaba rodeada por una decena de niños de la comunidad y con una ramita de madera daba mayor énfasis a sus palabras-…Por eso, no hay mejor manera de elevar el espíritu que con la música y la compañía. Una tradición que a pesar de los años y los problemas no hemos perdido. En cada parte del mundo encontraremos bondad y consuelo, eso es lo que debemos celebrar. Estos niños, los niños cantautores de la comunidad, han preparado una canción dando gracias a nuestra madre celestial, que sin ella sería imposible todo esto. Espero que les maraville tanto como a mí me encanto oírlos en sus prácticas

Trixie aun recordaba como sonaba, una sensación tan gratificante como las cosquillas o tan dulce como un mouse de chocolate.

Salve reina y madre, salve dulce amor,
Del jardín del cielo la más bella flor
Salve reina y madre, salve dulce amor,
Del jardín del cielo la más bella flor
Del jardín del cielo la más bella flor.

En una colina, con la nieve fría
Reposa la noche, la Virgen María

Después de eso, Trixie lo recordaba bien, auroras boreales surcaron el cielo nocturno.

Alistó su mochila y bajó al bunker de los Tang no sin antes ver la misma aurora, imponente y bella, coronando todos los males de la Tierra.


Muy bien, decidí acortar el capítulo para no hacerlo tan largo xD Espero les haya gustado mucho ;)