Disclaimer: ninguno de los personajes de ´Naruto´ me pertenecen, pero la historia es completamente mía.

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NOTA: "Pecadores" es mi primer fic largo, les pido paciencia ya que nunca he escrito una historia de capítulos.


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""Moviéndose por la habitación con su habitual elegancia y sensualidad se acerca al estéreo, y de repente una erótica y decadente melodía envuelve toda la suite. Abre una botella de champagne, llena las copas de sus dos acompañantes, una rubia y una pelirroja, y después la de él. Los tres se sonríen con complicidad, sabiendo que esta noche la pasaran muy bien ya que a todos les gusta jugar.

¿Están preparadas para jugar?—pregunta mientras las dos chicas beben de las copas. Ambas asienten con una mirada traviesa y una sensual sonrisa.

Esta noche promete estar llena de diversión, perversión y placer

»Siendo así, síganme. —los tres se dirigen hacia la habitación. Cuando entran, las dos chicas se quedan maravilladas por la opulencia con la cual la habitación está decorada. Una hermosa alfombra persa cubre el suelo. Las paredes de un suave color gris, decoradas con hermosas obras de arte. La pared del fondo es de cristal con una magnifica vista a la ciudad. Hay una chimenea en uno de los lados. Pero lo que más resalta es aquella enorme cama California King, de grandes y gruesos postes tallados, madera de un profundo color oscuro que se complementa con las sabanas de seda negra. Todo tan varonil, tan sexy… todo grita sexo desde la decoración, la fina iluminación, la música que inunda todo y especialmente la mirada de él, aumentando así el aire de perversión.

Se sienta y apoya la mano en la cama. Con la otra sujeta la copa y le da un trago, mientras observa a las chicas que tiene al frente, sonríe al ver cómo estas al sentir su mirada se ruborizan y se retuercen excitadas, fáciles como le gustan.

Empecemos —dice mientras vuelve a darle un trago al champagne.

Las partes bajas del abdomen de las chicas se contraen y las bragas de ellas se humedecen por la anticipación.

Él se levanta y abre el cajón de una cómoda que está cerca. Saca una larga pañoleta y un pañuelo de seda negra, un consolador metálico y una videocámara. Se acerca a las chicas y las besa en la boca. —Esta noche quiero que juguemos con los sentidos —dice cautivadoramente— Por eso pondré la cámara sobre la chimenea y gravare todo lo que suceda para que después...

Lo interrumpe una de las chicas, la pelirroja: —No me gustan que me graben… — No deja que termine. Pone un dedo sobre sus labios.

Shh. ¿No crees que yo soy el principal interesado en que esta grabación no salga del cuarto y que no se vea por ahí lo que tú, ella y yo vamos hacer aquí? Yo tengo más que perder que tú, ¿no? —le susurra en los labios. La chica abrumada por la cercanía simplemente puede asentir—Bien, buena niña —le da un azote en el trasero y esboza una perversa media sonrisa—Continuemos —dice mientras enciende y deposita la cámara encima de la chimenea, pulsa el botón de grabar, la luz roja se enciende indicando que ya comenzó. Se acerca de nuevo a ellas con las piezas de seda en la mano.

Como veo que estas tan inquieta por estar siendo gravada, voy a vendarte los ojos con este pañuelo para que no veas nada de lo que te va a suceder. Así que tócalo —le dice a la chica que lo había interrumpido—Tócalo. — le ordena al ver que esta no se mueve. Ella le obedece de inmediato. Gime al sentir la suavidad de la seda.

¿Te gusta?—le pregunta.

Sí. —ella le responde susurrando la respuesta.

Bien, porque eso mismo es lo que vas a sentir cuando estés desnuda en la cama y nosotros juguemos con tu cuerpo —le susurra al oído mirando a la rubia, la cual simplemente le sonríe traviesamente como respuesta— Ah, se me olvidaba, además te voy a atar a la cabecera de la cama para que no te puedas mover, ni tocarnos. —cuando la chica va a protestar, él rápidamente le vuelve a poner un dedo en la boca y añade—Ese va a ser tu castigo por desconfiar de mí… y tratar de arruinar mi diversión. —a ella le brillan los ojos y le da una sonrisa muy sexual.

Las rodea y toma asiento en un gran sillón de cuero negro que está al frente de la cama, deja a un lado las dos piezas de seda y vuelve a servirse otra copa de champagne, da pequeños tragos—Desnúdense. Lentamente. —les ordena lascivamente entre tragos. Ellas rápidamente obedecen y lo complacen. Moviéndose al son de la música ambas comienzan a desnudasen. Primero sueltan sus sedosos y largos cabellos, luego se quitan sus vestidos cortos quedando solo en bragas y en sus altos tacones— Ahora quiero que las dos bailen al ritmo de la música y que jueguen entre ustedes.

Las dos bellezas comienzan a moverse torpemente al principio, pero luego de unos segundos, mientras más se relajan y se desinhiben, empiezan a bailar más fluidamente, ambas moviendo las caderas muy lenta y sugestivamente. Al irse excitando comienzan a tocarse, acariciasen y frotarse entre ellas. Ya entregadas al calor del momento se dan sensuales y calientes besos.

Desde su privilegiada vista en el sillón él ve como las dos mujeres se excitan mutuamente, ambas están ruborizadas, sus respiraciones agitadas y superficiales, tienen el pulso a mil, y lo que más las delata, sus pequeñas bragas de color rojo cada vez más mojadas. Puede ver muy bien como sus pequeños coños comienzan a humedecerse entre más se tocan, se acarician y se besan.

Chúpaselas —le pide a la rubia que comience a chuparle los pechos a la otra. Esta gustosa empieza a besarle el cuello a la pelirroja, mientras baja más y más, dejando un camino de besos húmedos, hasta que llega a su objetivo. Primero se los masajea con las manos, luego cuando la otra chica esta entregada al placer de sus caricias le aprieta y le tira de los pezones con el pulgar y el dedo índice, logrando que la pelirroja grite de placer y que estos se pongan duros como ella quiere. Repite estas acciones una y otra vez, después de haber atormentado suficiente los pezones, se lleva uno a la boca, lo acaricia con la lengua en círculos, luego lo lambe, lo succiona y finalmente lo muerde suavemente, para volver hacerle caricias con la lengua. Comienza de nuevo, acaricia el pezón con la lengua formando círculos, chupa, jala y muerde; mientras que masajea el otro seno, primero suave y después fuerte. Este ritmo y toques enloquecedores hace que la otra chica eche la cabeza hacia tras y comience a gemir y mojarse más. La rubia cambia de pecho y le hace lo mismo que al otro. Finalmente se detiene y jala duro los dos pezones esto hace que, para placer de él y de ella, la pelirroja se venga.

Toda esta escena lo ha calentado, sentado placenteramente en aquel sillón, con una evidente erección tratando de escapar del ajustado jean negro. Aun bebiendo champagne mientras disfruta del show que sus dos compañeras de turno le están brindando. Ver como la chica rubia explora el cuerpo de su mejor amiga y como está disfruta, solo porque él se lo ha pedido, es lo que más le gusta, le encanta tener ese poder, y eso se le antoja de lo más excitante.

Ahora quiero que tú, —dice señalando a la rubia—te abras de piernas para que ella te pueda comer el coño hasta que te vengas en su boca. —añade mientras mira a la otra chica.

Cuando la pelirroja se va a arrodillar él la detiene. —No. Primero bésala y comienza a bajar hasta que estés de rodillas. —le explica y añade— Quiero que le des un buen beso francés arriba y luego se lo des abajo. —al ver que la chica duda le dice— Para que me entiendas. Quiero que le des placer a tu amiguita para complacerme a mí.

Y así lo hace, la pelirroja besa a su amiga, al principio tímidamente pero después hace el beso más intenso, profundo y apasionado. Cuando termina de comerle la boca, sigue hacia el cuello, sigue bajando, besa la piel que hay entre los grandes senos de la rubia, continua por el abdomen besando y acariciando, hasta que finalmente esta sobre sus rodillas besándole el sexo a su amiga por encima de las bragas. Besa, muerde y le estimula el clítoris ávidamente.

Quítale las bragas —le ordena a la pelirroja. Esta lo hace, primero acaricia el vientre y las caderas de la rubia, para después deslizarle las bragas por las largas piernas y acariciándolas al mismo tiempo. Ahora se puede ver lo húmedo y mojado que la rubia tiene el sexo, casi gotea. Él sonríe torcidamente ante ello—Ahora siéntate en el suelo —le indica a la pelirroja, y esta lo hace— Y tú ofrécele tu sexo a ella —le indica a la otra chica. Mientras las dos toman sus posiciones, él se termina la copa de champagne y la deja en una pequeña mesa que hay al lado del sillón.

La pelirroja se encuentra sentada en el suelo con las piernas cruzadas en posición de loto, mientras que la rubia se alza sobre ella, de modo que su sexo se ubica sobre la boca de su amiga.

La chica sentada en suelo reanuda lo que ya había empezado, pero solo son cuestión de minutos para que la rubia de pie marque el ritmo, de forma que su amiga se la coma como ella quiere al mismo tiempo que se masajea los senos, aprieta y tira de sus pezones. Muy pronto la rubia comienza a gemir intensamente, al ir aumentando el ritmo y su amiga al profundizar los besos y caricias agarrándole las caderas y el culo.

Mientras todo esto ocurre, él en el sillón ya sin su fina camisa negra, dejando a la vista su fuerte pecho, sus marcados abdominales y su inmaculada piel blanca, artísticamente adornada por unos increíbles y hermosos tatuajes. Cierra sus profundos y negros ojos cuando siente que una de las chicas comienza a gemir, cada vez más cerca de llegar al orgasmo. Lentamente comienza a desabrocharse los pantalones, liberando su dura erección y comienza a acariciarla al ritmo de los gemidos de ambas mujeres. Deja se masturbarse cuando siente que se va a correr. Abre los ojos en el momento en que la chica se viene en la boca de su amiga. La imagen con la que se encuentra le parece muy erótica, ambas mujeres cubiertas de una fina capa de sudor que hace brillar sus pieles, con los rostros ruborizados, el de la rubia con una enorme sonrisa de satisfacción y el de la pelirroja brillante y mojado por los jugos de su amiga también con una sonrisa. Ambas lo miran a los ojos llenos de lujuria y con hambre de más.

Vuelve a acomodar su erección dentro del jean. Toma la mascada y el pañuelo, se levanta del sillón y se dirige hacia las dos mujeres con una sonrisa pervertida que promete más placeres prohibidos.

Levántate—le dice a la que está en el suelo, ofreciéndole su mano. Cuando esta la toma, la levanta, la atrae hacia él y la besa. —Mmm… sabes bien — dice mirando a la rubia —Bésala, así sabrás a lo que sabes —ambas chicas se besan sin inhibiciones. Acaricia a las dos chicas mientras estas se besan lujuriosamente, las nalguea y se une al beso.

Termina el beso, las mira y les sonríe enigmáticamente. Se acerca a la cama y sube a ella.

¡Juguemos! —dice y sonríe perversamente." "

ooo

Después de unas horas de una buen sexo y juegos pervertidos, de unas necesarias horas de sueño y una relajante ducha. Me encuentro recuperado, viendo lo que había grabado la noche anterior cómodamente en la cama, hasta que mi teléfono móvil suena, interrumpiendo mi momento de descanso.

—Si —contesto de mala gana. Es del estudio de grabación, hay problemas con algunas canciones y me necesitan urgentemente—De acuerdo, dile que voy en camino. —termino la llamada, detengo el video, me pongo el jean y la camisa que llevaba la otra noche, busco mis botas de cuero, tomo mi móvil, mi laptop, las llaves de mi auto y mis lentes para el sol. Salgo de la suite. Dejando en la pantalla del tv, que cuelga en la pared encima de la chimenea, la imagen congelada de las dos chicas y yo besándonos, después de unos momentos la tv se apaga.

Cuando las puertas del ascensor se abren, corro por el parqueadero del hotel, localizo mi auto, subo a este, lo enciendo y salgo velozmente del hotel por la parte de atrás. De repente me veo forzado a frenar bruscamente, para no atropellar a una joven que estaba cruzando la calle, aunque no sirve de mucho, el susto hace que ella pierda el equilibrio y caiga sobre su trasero. Voy a salir para ayudarla y ver si se encuentra bien, cuando mi móvil suena indicándome un nuevo mensaje en el que me apuran. Una señal de que lo que sea que está pasando en el estudio es más grave de lo que pensaba. Decido ignorar a la chica y sigo mi camino, dejándola atrás.

ooo

Estaba cruzando la calle cuando de la nada aparece un coche. Se detiene antes de atropellarme, pero como siempre mi mala suerte hace presencia y caigo sobre mi culo, dándome un duro golpe. Estaba esperando que el conductor de aquel coche saliera, me pidiera disculpas y me ayudara. Pero no, este sigue su camino como si nada hubiera pasado.

— ¡IDIOTA! —le grito, pero es en vano, no me escucha. Me levanto del suelo, acariciándome el trasero, tratando de aliviar el dolor—De seguro me va a salir un moretón y me va a doler durante varios días. —me arreglo la ropa y recojo mi bolso que esta aun tirado en la calle y entro al hotel por la puerta de atrás, la del personal. Cuando llego a los vestuarios me cambio la ropa, una falda de jean, una camisilla blanca y converse negros, por el tradicional uniforme negro de mucama, el pequeño delantal blanco y unos zapatos negros bajos. Miro en la pizarra mi lista de tareas.

Con mis implementos listos, me encamino hacia los ascensores. En el pasillo me encuentro con la única amiga que he hecho aquí, quien también trabaja en el hotel como mucama.

—Hola, Hinata —la saludo con una gran sonrisa. Se estaba dirigiendo hacia los vestidores.

Ella me recuerda a una de esas muñecas de porcelana, no sólo por su piel pálida y suave carácter, sino también por su femenina forma de vestir, creo que nunca la he visto con un par de jeans, pantalones o shorts. Nunca. Siempre faldas o vestidos. Y el día de hoy viste un lindo vestido camisero de estampado floral con un lindo y delgado cinturón marrón, unas preciosas alpargatas azul marinas de cuña y su mochila café clara. Su brillante cabello negro muy bien peinado. Se ven tan suave y lustroso que muchas veces me he tenido que retener de tocarlo.

—Buenas tardes, Sakura —responde devolviéndome la sonrisa—Veo que llegaste más temprano de lo habitual —dice al verme ya lista y preparada.

—Si —le respondo—Hoy me toca encargarme de las suites. Según tengo entendido, en una de ellas se aloja un huésped súper importante, algo así como un súper VIP —le comento—Espero con no sea un remilgado. —añado y ambas reímos

—En ese caso, te deseo suerte.

—Lo mismo te deseo. —le contesto—Espero verte después.

—Claro. Nos vemos después. —se despide con una sonrisa. Y ambas retomamos nuestros rumbos.

Siempre es bueno tener amigas como Hinata en el trabajo. Pienso recorriendo el pasillo. Llego al ascensor y lo abordo, mientras espero llegar al último piso, el correspondiente a las dos suites tipo pent-house que hay aquí en el emblemático ´Hotel Rose´.

Me toco el trasero y noto que ya no duele tanto —Tal vez después de todo no me salga un moretón. —me animo.

Organizo y limpio rápidamente la primera suite ya que esta no está siendo usada por el momento, así que no necesita mayor cosa. Pero no es el caso de la otra. Esta sí que necesita arreglo, parece que un tornado hubiera pasado por allí.

—Bueno, al parecer la fiesta estuvo buena — digo al ver el caos en la sala.

Recojo las botellas de champagne y las copas de cristal, paso la aspiradora por la alfombra, acomodo los cojines de los sillones y limpio todas las superficies. Todo queda inmaculado, como si nada hubiera sucedido allí. Y si creí que la sala era mala, esta habitación es el infierno del desorden.

—Increíble, aquí hay incluso más botellas de champagne. —digo sorprendida.

Tomo las botellas a medio terminar y las copas. Recojo todo el desorden y pongo todo en su lugar. Me encargo del baño. Cuando aspiro debajo del sillón de cuero negro, me encuentro dos bragas.

—No quiero ni pensar que sucedió aquí —digo traumada. Voy al carrito y busco un par de guantes. Con ellos ya puestos recojo el par de bragas con cara de asco.

Sigo aspirando, ahora la paso por debajo de la cama y encuentro, esta vez, un pañuelo de seda negra. Lo tomo, lo doblo y lo dejo encima de una de las cómodas. Continúo, y para mí no sorpresa, hallo varios empaques de condones regados por debajo y alrededor de la cama.

—Bueno, al menos tomo precauciones —digo tirándolos a la basura—Ahora sigue la cama —pongo cara de circunstancia. Quito y cambio las sabanas y las almohadas por otro juego, sin tocarlas más de lo necesario. En medio de eso encuentro una mascada de seda negra—Wow, que suave —expreso al pasarme el trozo de seda por la mejilla, luego lo doblo y dejo junto al pañuelo—Parece que alguien tiene una obsesión con la seda negra. —sigo haciendo la cama hasta que queda lista.

Limpiando el polvo de la chimenea accidentalmente dejo caer la videocámara que se encontraba allí. Al levantarla oprimo un botón, la tv que hay encima de la chimenea se enciende y comienza a reproducir un video.

Para mi alivio a la cámara no le paso nada malo. La vuelvo a dejar en su lugar. Subo la vista hacia la pantalla cuando oigo la voz más sexy que he escuchado en mi vida.

Para mi asombro veo que lo que se reproduce no es un video cualquiera. Oh, no.

—Ay, Dios santo…

¡Es un video sexual!

Gimo en shock al ver lo que sucede en la pantalla.

ooo

Después de tres horas por fin fuimos capaces de solucionar el maldito problema que había con las grabaciones. Casi se pierde un año de trabajo. Menos mal no sucedió nada lamentable. Lo único bueno de esa situación fue ver la cara de sufrimiento de mi mejor amigo y guitarrista de la banda. Ese tonto siempre me hace reír de alguna u otra forma.

Aparco mi Bentley negro en el parqueadero del hotel, subo al ascensor rumbo a mi suite, realmente necesito descansar un poco para recuperarme de la tensión acumulada en el estudio.

Llego a mi suite, lo primero que noto es que ya han ordenado y limpiado el desastre que había en la sala. Me sirvo una copa ´Jeam Beam Devil´s Cut´ con hielo del mini bar. Cuando voy a tomar asiento escucho ruidos provenientes de mi habitación. Me acerco más y me percato que no son ruidos cualquiera, son…— ¿Gemidos?— pregunto confundido — Tal vez es el video. — Pongo mi oído en la puerta para escuchar mejor — Si, definitivamente son gemidos de dos muj… no de tres mujeres — ¿Tres? —Pero si anoche sólo estuvieron dos — digo aún más consternado — A menos que…

Abro la puerta de la habitación suavemente, sin hacer ruido. Y lo que encuentro allí me deja gratamente sorprendido. Es la chica que casi atropelle esta tarde y se está…

—Mmm… — Sonrío perversamente.

ooo

Hace un par de minutos me encontraba limpiando esta habitación, cuando de repente… ¡BOOM! Me encuentro con ese video. Y vaya sorpresa que me lleve.

Es una grabación que fue filmada aquí mismo. Y está protagonizada por el hombre más atractivo que he visto y por dos chicas… ¡Wow!

No puedo dejar de mirar lo que sucede en la pantalla, me encuentro absorta por las imágenes. Después de que los tres se besaran, él se acerca a la cama y sube a ella, le dice a la chica pelirroja que se acerque.

""—Túmbate sobre la cama —le ordena. La chica le obedece—Abre las piernas… más. —ella lo hace—Eso… así pequeña, enséñanoslo. —sin más se sienta a horcajadas sobre la chica y saca la mascada de seda negra que tiene en el bolsillo trasero del jean—Tus manos —se las da. Las une y las ata por las muñecas, después ata la pañoleta al cabezal de la cama, con una sorprendente habilidad que lo hace lucir aún más sexy. Revisa que este bien atada y luego le da un rápido beso. Toma el pañuelo, lo pone sobre sus ojos y lo ata a la cabeza.

Perfecto —dice con una sonrisa descarada.

Con ella desnuda y dispuesta totalmente para él, comienza a besarla, baja por su barbilla y por el cuello. La chica trata de moverse, pero no puede. Él ríe ante ello. Sigue bajando hasta llegar a los pechos, allí se entretiene jugando con los pezones hasta endurecerlos. Después de haberlos torturado con pequeños mordiscos y con los dedos. Prosigue su camino, se detiene antes de llegar a la vagina. Le abre aún más las piernas. Con dos dedos empieza a juguetear en su hendidura. Primero la penetra con un dedo y después de un rato introduce otro. Entra y sale, una y otra vez, mientras que con la palma de la mano masajea el clítoris. Luego de un rato tira suavemente de aquel botoncito. La chica enloquece de placer.

Te sientes… bien —tras decir esto la acaricia entre los muslos. La chica se abre totalmente de piernas incitándolo a que continúe. En vez de ello comienza acariciarle las piernas bajando hasta los tobillos. Baja de la cama, dejado a la chica desorientada y excitada. Se aleja y toma el consolador metálico que había encima de la cómoda. Se acerca a la otra chica, la rubia, le dice algo al oído y ella asiente en respuesta.

Ambos suben a la cama, comienza a toquetear el cuerpo de la chica que está atada. La rubia le besa el abdomen y va descendiendo hasta que posa la boca en el sexo de su amiga. Lo besa y le pasa la lengua por los hinchados labios vaginales, después comienza a simular que la penetra con la lengua, mete y saca, una y otra vez. Cuando siente como la pelirroja se tensa va por el hinchado botón. Con masajes circulares acaricia el clítoris, lo envuelve con la lengua, lo toma entre los dientes y le da un suave mordisco para recomenzar con los toques de nuevo. Mientras tanto él se entretiene con los senos, los acaricia, los masajea y los aprieta, después procede a chupar y mordisquear los pezones. Entre los dos hacen que la chica se acerca al clímax, pero siempre se detienen evitando que ella se corra, cuando se calma retoman. Unos minutos después aquel pelinegro le pasa a la rubia el consolador que dejo a un lado en la cama. Esta se lo lleva a la boca. Lo chupa y luego lo mete en la vagina de la chica a maniatada. Esta comienza a jadear. Al ver que le gusta, la rubia lo vuelve a sacar y a meter lentamente, repite esto varias veces. La pelirroja comienza a mover las caderas al compás de las penetraciones. Luego de unos instantes, él toca a la rubia para llamar su atención, le pide que pare y le indica algo en vos baja. Ella deja el consolador a un lado, le abre las piernas a la otra chica y pone su ardiente boca sobre el sexo de esta. La chica comienza jadear y a gemir aún más duro, eleva las caderas en busca de más, la rubia la agarra por los muslos y la inmoviliza contra la cama para comenzar a devorarla más fogosamente. Entre tanto él se quita el jean y su bóxer negro, acomoda a la rubia de forma que quede apoyada sobre sus rodillas, ella en ningún momento deja de comerle el coño a su amiga, el moreno se baja de la cama, coge un cubo de hielo, vuelve a la cama. Le separa las piernas a la rubia y con el hielo comienza a juguetear con el sexo de ella. Esta comienza a gemir. Deja de hacer esto, se coloca un condón, toma a la rubia por las caderas y la penetra de una sola vez. Se la folla desde atrás con gran avidez.

Y todos comienzan a jadear. " "

¡También yo! Y no sé por qué. Está bien, si lo sé. Ver todo esto me excita de sobre manera. Y me acuerda que nunca he tenido un orgasmo. A mi antiguo y único no le interesaba mucho mi placer.

Me retuerzo en el sillón de cuero, como si este estuviera en llamas. Tengo mucho calor y mi pulso esta tan acelerado que siento como mi clítoris palpita. Ya hace rato que he mojado mis bragas. Y aunque no quiera hacerlo, no puedo evitar tocarme y acariciarme a mí misma.

Me excito aún más al ver como aquel hombre lo disfruta.

Mientras ellos jadean y las chicas se retuercen y gimen, yo comienzo a subirme la faldita negra de mi uniforme y toqueteo mi sexo por encima de las bragas. Sin poder evitarlo más, las hago a un lado. Todo esto es muy lascivo y yo me siento, increíblemente, más excitada por esta desnudez prohibida. Haciendo que quiera tocarme el cuerpo con más urgencia.

—Ay, Cielos… —susurro al pasarme los dedos por mi sexo tenso, tengo los labios y el clítoris muy hinchados, habidos por atención. Masajeo circularmente mi botoncito, luego lo golpeo suavemente, esto hace que tiemble de anticipación. Lentamente me meto un dedo y comienzo a penetrarme. Cierro los ojos, dejándome llevar por los gemidos y jadeos. Me imagino que es él quien me está tocando. Me siento cada vez más cerca de llegar al clímax. De repente deseo que aquel hombre y todo esto se haga realidad.

—Mmm… —gimo.

Me retuerzo y separo más las piernas, me refregó el clítoris y vuelvo a penetrarme. En mi fantasía es él quien me está penetrando.

—Oh… Sigue… sigue —digo loca de deseo—Ay… Ojala fuera él —gimo entre jadeos.

—¿Por qué? Si lo estás haciendo muy bien sin mi ayuda.

—¿Qué…? —logro decir, al oír aquella profunda voz.

Y de golpe vuelvo a la realidad. Abro los ojos y allí esta él.

¡El hombre del video está aquí!