Capitulo 1
Momento de truenos,
momento de pesadillas.
Llovía.
En su sueño llovía como en todos los pasados; él estaba mirando por la ventana de su cuarto, jugaba con las pequeñas gotas de agua que se estrellaban contra el cristal, era una carrera entre cada gota cada vez que un comenzaba a descender por el cristal, primero una de la esquina, luego alguna del centro y comenzaba la carrera incluso si alguna llevaba la delantera por mas de tres centímetros, extrañamente a él no le importaba si era injusto su juego para las pequeñas gotas de agua.
Su cuarto se encontraba a oscuras por donde se mirara, lo único que provocara algo de luz en el lugar fueran los relámpagos que se azotaban fuera de su hogar y claro, la luz que se colaba por la rendija de su puerta que a veces es interrumpida por las sombras que caminaban de un lado a otro, a veces se escuchaban voces pero nunca lograba escuchar claramente de que era lo que hablaban gracias a la lluvia de afuera y el sueño que le terminaba por vencer para hacerle caer dormido de un momento a otro.
Tiene a Donny, su conejo de peluche entre sus brazos, y lo aprieta cada vez que cae un rayo fuera, esconde la cabeza entre las cobijas y espera a que el trueno no rompa la casa de un momento a otro, espera unos minutos para escuchar el estruendo pero nada, solo se ha visto el rayo pero no el trueno; saca su cabeza de las cobijas y vuelve la mirada a la ventana para seguir su juego de carreras. O pero mala suerte, tiene ganas de hacer lo que él llama "pis", estruja aún más su conejo de peluche contra sus cuerpo, cierra los ojos para tratar de dormir y no levantarse a su baño de a lado porque el coco le puede llevar hasta su ropero si lo ve despierto, ese le dijo mamá.
Suspira un poquito, lo que le dan los pulmones y suelta un quejido de dolor, realmente tiene que ir a hacer pis.
Sus piecitos tocan el suelo frío buscando las pantuflas de conejo que tanto le gustan, lleva a su amigo conejo en un costado del brazo y no aparta vista del ropero por si en algún momento este se llega a abrir y dejar salir a la bestia de pelos morados y afilados dientes que le comento su madre mientras trataba de dormirlo, pero no pasa nada más que la interrupción de una sombra al otro lado de la puerta de su cuarto haciéndole soltar un pequeño quejido de miedo.
Seguro papá debe de seguir despierto, piensa por un momento.
Antes de que algo salga del ropero hecha a correr con su conejo al baño cierra la puerta lo más rápido que puede para ponerle en seguro y suspirar de alivio de que el coco no se diera cuenta de su travesura de no querer dormir. Deja a Donny en el piso mientras hace pis en su pequeño baño, es algo de lo que se siente orgulloso, es el primero de su clase que va al baño por su propia cuenta.
Al terminar de hacer sus necesidades se sube al banquito de madera para alcanzar el lavamanos y quitarse lo sucio de ellas, no le gusta tener las manos sucias por mucho tiempo pese a su corta edad.
Vuelve a tomar a su amigo del piso y lo pone bajo su brazo listo para volver a enfrentar al coco que asecha con llevárselo si lo descubre despierto. Asoma su cabeza por la puerta del baño y avienta a su pequeño conejo por el escaso espacio de la puerta esperando que le informe de que no hay peligro en el área, saca uno de sus pies con sus pantuflas y después medio cuerpo sin quitar la vista del closet enfrente de su baño; estira su pequeño brazo para tratar de alcanzar a su conejo antes de volver a su cama de un brinco, no olvidaría a un compatriota por nada del mundo.
Mientras su mano toma una oreja de su amigo, él ya ha sacado más de medio cuerpo para brincar de un solo salto a la cama, pero claro, olvido que fuera sigue lloviendo a cantaros y que el cielo quiere soltar relámpagos cuando quiere. La luz de un rayo alumbra su cuarto, ahora le preocupa más lo que sigue que el coco de su closet. Toma a su amigo de un solo golpea y corre lo más rápido que sus pies le ofrecen hasta su cama. Justo cuando comienza a quitarse las pantuflas para resguardarse debajo de sus cobijas de bolitas el trueno le salta de golpe.
Los ojos se le cristalizan y piensa que la casa se le caerá encima en algún punto, lo único que se le ocurre es gritar por ayuda a las primeras personas que le viene a la mente.
‒ ¡MAMA! ¡PAPÁ! ‒. Abraza a su conejo a su pecho y llora por miedo a que el esta vez si haya molestado al coco y este se lo lleve en cualquier momento.
La luz de la puerta es interrumpida por los pasos de las personas al otro lado que entrar lo más rápido por miedo a que le haya pasado algo malo a su hijo durante la noche. Pero solo suspiran aliviados al verlo hecho ovillo sobre su cama refugiándose con su compatriota en brazos y esperando a que sus padres entren y lo abracen como todas la noches.
‒ Eren querido, no tendrías porque estar despierta estas horas de la noche‒. Su madre es la primera en pasar por el marco de la puerta y tomar a su pequeño en brazos reprimiendo una pequeña risa‒. ¿Por qué sigues despierto?
‒ Carla, déjalo por un momento, por estos motivos sigue teniéndole miedo a los truenos, lo consientes demasiado.
‒ Como si tú no lo hicieras al traerle peluches por montones cada día‒. La madre hace un puchero a su marido en defensa, este solo se deja vencer ante su esposa y le hace compañía a su hijo que ahora se refugia en los brazos de su madre. Por un momento se tranquiliza de tener a sus padres a su lado hasta que recuerda cierta cosa que le asechara las noches siguientes.
‒ ¿El coco me va a llevara… me meterá en su costal y me co-comerá como todos los niños que no duermen temprano? ‒. Abraza a Donny a su pecho cada vez más fuerte mientras la madre mira al padre para que al final ambos liberen una sonrisa de amor y ternura por su pequeño hijo.
‒ No mi niño, él coco no te llevara ningún lado mientras estemos nosotros aquí. ¿Verdad Grisha?
‒ Tu madre tiene razón Eren, el no te llevara a ningún lado, y si lo hace, yo me encargo de sacarlo de la casa a patas por querer comerte.
‒ ¿Lo… prometen? ‒. Su voz entrecortada por las lágrimas no le deja mencionar más palabras.
‒Lo prometemos mi vida‒. Su madre acaricia su cabeza y lo arrulla en sus brazos para dormirlo de una vez, sabe que mañana su niño tiene escuela temprano y tiene que descansar lo suficiente o no aguantara el día.
Su padre por su parte quiere descansar de todo lo que tuvo que hacer en el día, los trabajos, papeleos y demás lo tiene agotado hasta los huesos, los tres necesitan dormir antes de que el mañana legue.
‒Duele .
‒ ¿Qué te duele mi cielo?
‒Mi pie mami‒. Estira su pie lastimado hace momentos, recuerda que cuando trato de correr a su cama se ha golpeado con la pata de su cama sin cuidado, ahora un pequeño moretón amenaza con salir a luz al siguiente día‒. Aquí… aquí duele…‒. Señala con su deditos el lugar lastimado, la madre vuelve a reír de ternura y toca el lugar lastimado.
‒ Tengo un hechizo mágico para tu dolor, pero solo te lo daré si prometes dormir temprano de ahora adelante.
‒ ¡Lo prometo! ¡Lo prometo! ‒. Habla más con las ganas de saber como es que su madre puede hacer hechizos, la idea de la magia a estado rondando su mente desde hace tiempo.
‒ Bien Eren‒. Sonríe de nueva cuenta y toca el lugar lastimado de su hijo, comienza a sobar con gentileza y pronuncia su hechizo mágico‒. "Dolor, dolor, vete lejos "‒. Deposita un pequeño beso en el pie de su pequeño y vuelve la mirada a los ojos de este‒. ¿Esta mejor?
‒ ¡Mucho mejor mami! ‒. Ríe con pocas ganas gracias al sueño, no fue lo que reamente esperaba, fue más de lo que hubiera esperado, por esa razón siempre quiso a su madre con toda su alma. Se mueve en los brazos de su madre para liberarse de ellos, depositar un beso en la mejilla de su madre y después en la de su padre, agradeciéndoles de que siempre estén ahí para él por si el coco quiere venir por el o para desaparecer dolores con un hechizo mágico‒. Los quiero papis.
‒Descansa mi niño ‒. Su madre le da un beso cariñoso en la frete para alborotarle el cabello al mismo tiempo‒. Dulces sueños.
‒Buenas noches Eren‒. Su padre por su parte le da un beso en la mejilla y acompaña a su esposa a la puerta.
Lo ultimo que alcanza a ver los pequeños ojos de Eren es la sonrisa de sus padres y la puerta cerrándose para dejar todo oscuro de nuevo.
Se abre las puertas al sueño, sus ojos terminan por cerrarse aun sintiendo el dulce beso de sus padres y recordando el hechizo mágico que desapareció el dolor…
¿Quién diría que su felicidad ante un hechizo y el miedo por cosas inexistentes durarían tan poco como la carrera de sus cotas de agua?
Que ese sueño solo es eso, un simple sueño, la realidad es una completamente diferente…
Le despertó el movimiento de su cuerpo por la mujer de cabellos castaño a las ocho de la mañana, hora exacta para alistarse e ir a su escuela, a su seis años actualmente tenía la mente suficiente para entender que debía levantarse antes de que la mujer de cabello castaño le dijera que tenía que hacerlo, se sentiría culpable por hacerla levantarse temprano por su culpa, si tan solo hubiera escuchado su despertado de gato que le dieron en su cumpleaños hubiera sido diferente la situación.
ꟷEren, cariño, tienes que levantarte, hoy tienes que ir a la escuela.
ꟷLo se señorita Hanji,en unos momentos me levanto.
ꟷTe esperamos a desayunar, no tardes o se te ara tarde.
ꟷMuchas gracias.
Hanji sale de su cuarto sin decir alguna palabra, más que solo darle una sonrisa sincera, alborotarle los cabellos y salir para seguir preparando la comida.
Eren por su parte se levanta apenas la ve cruzar la puerta de su espacio personal, suspira pesado y ve su ropa arreglada desde un día antes al borde de su cama, el mismo se a encargado de dejarla ordenada y alistar las cosas para su comienzo de semana en la escuela, lo que menos quiere es causarle problemas a las personas que le acogieron en su casa y ahora cuidan como si fueran sus padres, es sorprendente como puede pensar y procesar las cosas a su edad, porque sabe que sus padres ya no están; sabe que antes era conocido como un huérfano y que fue adoptado por dos personas que hace dos años eran unas completas desconocidas a sus ojos; sabe que la señorita Hanji le da todo el cariño y amor que puede dar una madre, pero también sabe que ella no es la verdadera, por que su madre le dejaba jugar con las sabanas mientras la lavaba, porque su madre le cantaba la única canción que lo hacia dormir cuando tenia pesadillas y era la única que hacia hechizos mágicos. Eren quiere mucho a la señorita Hanji y al señor Erwin, pero aun no puede ser capaz de llamarlos padres y sospecha que tal vez nunca lo haga.
Mientras piensa en que puede hacer por lo que resta del día termina por ponerse el uniforme escolar, pantalones grises y un suéter de color azul, no es como si le agradara tanto su vestimenta pero soporta el color azul aunque prefiere el violeta.
‒ ¡Eren, baja a comer! ‒. Desde a bajo se escucha la voz de quien el llama señor Erwin, seguramente a ayudado a Hanji con el desayuno.
‒ ¡Ya voy! ‒. Toma su mochila de una esquina de su cuarto y con ella también se lleva el libro sobre su mesa, "las mil y una noches" hace una semana que lo comenzó y ya piensa acabarlo para seguir con los nuevos que le han regalado la señorita Hanji y el señor Erwin.
Baja por las escaleras y gira por el pasillo derecho que da directo a la cocina, se detiene en seco cuando ve a ambas personas riéndose porque el señor Erwin tiro los huevos estrellados al piso, la señorita Hanji le reprende con la espátula en la mano y él solo la trata de calmarla diciendo que se encargara de hacer los siguientes.
‒ Pues más vale que te apresures Erwin, quedan veinte minutos y Eren no ha comido.
‒Si sí
‒Sigues tratando de hacerle de chef y seré yo la que te tire, pero de la ventana del segundo piso. ¿Me escuchaste?
‒Ya te escuche.
Eren entra despacito a la cocina y toma asiento esperando a que el plato de comida llegue a sus manos, realmente tiene hambre, anoche se acostó adormir sin comer, es normal que el estomago le gruña de manera agresiva.
‒ Buenos días‒. Les dedica una sonrisa sincera.
‒ Eren cariño, por fin bajas, no te había visto en que momento entraste. Buenos días para ti también ¿qué tal dormiste? ‒. Hanji toma asiento en la silla frente a la Eren y recarga sus brazos de manera juguetona formando una V invertida esperando la contestación de la persona que a comenzado a considerar de su familia desde su primer año en esa casa.
‒Supongo que bien, los sueños malos dejaron de asustarme desde hace semanas.
‒ Eso me alegra. Hacia tiempo que no dormías bien por las pesadillas, que no te dejaban descansar. ¿Te sientes bien?
‒ Solo con mucha hambre señorita Hanji.
‒ Ahg, y ahí vamos de nuevo ¿Cuántas veces te tengo que repetir que dejes de llamarme señorita? Me hace sentir demasiado joven.
‒ Pues si te dice Señora te vas a sentir muy vieja‒. El señor Erwin rompe ambos huevos en el sartén y comienza los preparativos para la malteada de chocolate de cada mañana.
‒Guarda silencio Erwin, tu con la comida, yo con Eren‒. Erwin mueve la cabeza afirmativamente y continúa su trabajo con el desayuno. Mientras Eren trata de pensar en como hacer para resolver los problemas de matemáticas que no logro hacer el día pasado‒. Eren, ¿Qué te parece si solo me llamas Hanji? Suena menos formal y así estamos un poco más a gusto, a Erwin también le gustaría. ¿O no?
‒ Hanji tiene razón Eren, solo tienes seis años, no seas tan formal, llámanos por nuestro nombre.
El mencionado solo agacha la cabeza en señal de vergüenza, porque eso es lo que tiene, las mejillas se le han pintado de rojo por la sangre y las manos le tiemblan. Comenzó a ocupar los honoríficos por el hecho de que le ofrecieron su casa, eso para el significa mucho más de lo que ellos pensaban, por ese motivo les tenia tanto respeto que a veces les dedicaba algún momento para observarlos y les llamaba por "señor" y "señorita", no quería perderles el respeto, pero si ellos selo pedían para estar en un ambiente mejor era más que obvio que el aceptaría.
‒Lo voy a… intentar… Hanji y… Erwin.
A la castaña se le dibujo una sonrisa en el rosto de solo escuchar su nombre sin el tedioso "señorita", realmente el que Eren le dejara de llamar así alegraba demasiado, no le pediría que de un momento a otro le llamara "madre" o "mamá" porque sería imposible y muy egoísta, pero si deseaba escuchar esas palabras de su boca, le daría tiempo, el que fuera necesario para poder tener el gusto de que le nacía a Eren y no le obligaba.
Por su parte Erwin también deseaba lo mismo, escuchar un "papá" de los labios de Eren era un sueño que se estaba acercando, por que el "señor" también lo hacia sentir demasiado viejo.
Tanto Hanji con Erwin habían acordado en que le darían tiempo necesario a Eren para desenvolverse con ellos; y aunque el primer año no fue uno de los mejores, ayudo mucho a que Eren comenzara a hablar más con ambos. Ese primer año estuvo lleno de pesadillas, pocas eran las veces que Eren dormía con tranquilidad; estuvo lleno de silencio y de muchos insomnios por parte de las tres personas, tuvieron que recurrir a melatonina para hacer que Eren durmiera por la menos tres horas seguidas, para después pelear para conseguir supresores, porque a Eren se le había adelantado el celo por cuatro años gracias a la tortura del hospital. Todos esos días sirvieron para que al comienzo de año, después de desvelos, peleas con el hospital, discusiones con los abogados para la adopción de Eren y la gran pelea que se ocasiono entre los distritos por varios omegas desaparecidos dieran como resultados que Eren abrazara a Hanji por primera vez en desde que la vio, después de eso las pesadillas comenzaron a desaparecer hasta ser casi nulas, aun así no quitaba el hecho de que siguieran presente aun.
Ese segundo año mecho mejor de lo que pensaron, Eren comenzó a curiosear en los libros de Erwin hasta que este le regalo algunos para su lectura, tiempo después comenzó a llamar a Hanji como "señorita" y después "señorita Hanji", hablaba de sus días de escuela y un poco de los libros que leía, era un gran avance ese segundo año y ahora era aun mejor si se dejaba de llamar "señor" o "señorita" las personas que le ofrecieron hogar.
‒ ¡Muy bien Eren! A comer y a la escuela.
Hanji Zöe y Erwin Smith, dos betas que adoptaron a un omega después de la caída de la zona Rose, lugar experimental de omegas, se calculo que alrededor del 80% de los omegas barones y mujeres morían por no aguantar el "tratamiento" que les tenían planteado y solo el 20% resultaba vivo de tanto maltrato y estudios, de ese porcentaje solo el 5% salía positivo en la fertilidad después de tantos químicos en el cuerpo, el restante era sometido a mas tratamientos y más experimentos para la fertilización máxima. Eren Jeagar pertenecía a ese 5% que era fértil y que por suerte, lograron rescatar antes de que lograran someterlo a más maltrato.
Pero así como existía la zona Rose, existen aun dos más que no son encontradas, la zona Shina y la María una de las más poderosas. Después de dos años se sigue sin saber algún dato de estas además de que siguen desapareciendo Omegas y que seguramente son llevados a alguna de estas dos zonas de tortura.
Gracias por leer
-Leeren.-
