Rey del Hielo.
Había días en que Holiday creí que tenía una posibilidad… La posibilidad de deshacer el caparazón de hielo que el Agente Seis se construía alrededor. Otras veces, ni siquiera se permitía pensar en ello: Se escudaba detrás del montón de papeleo que tenía que llenar y de las muestras por analizar o prefería enfocarse en los nanites de Rex. Esa era la manera en que su mente comenzaba a sublimar. Algunas más, veía todo tan negativo, que la forma en cómo era rechazada por el hombre de lentes oscuros le hacía llorar por las noches.
Se inventaba maneras de acercarse al del traje verde, pero todo le resultaba inútil y su autoestima era llevada cada vez más a lo profundo. Le afectaba tanto y se llenaba de dudas e incertidumbre. ¿Por qué él no se fijaba en ella? ¿Qué había de malo en ella? ¿Por qué esto o por qué lo otro?
Pero ese día no era uno de esos, sino que ese día sentía la esperanza de que las cosas podrían cambiar. Le dio un sorbo al café y escuchó a lo lejos sonido de las turbinas metálicas de Rex. Volteó a su derecha y se dio cuenta de que el Rey de los Hielos la miraba atentamente, pero enseguida retiró la mirada cuando ella levantó la vista.
Definitivamente podría existir una posibilidad.
