Durante su estadía en Grimmauld Place, Ginny y Sirius se hicieron buenos amigos . Muy buenos amigos. Era como si todo hiciera click entre ellos. Ambos disfrutaban hacer bromas, algunas veces se quedaban hasta tarde de la noche compartiendo anécdotas. Por supuesto, ellos tenían sus pequeñas "citas" a expensas de Molly Weasley, quien hacía todo lo posible por impedir que Ginny y Sirius convivieran más de lo debido.
A pesar de disfrutar reír uno junto al otro, su inesperada amistad pasó a tener más fuerza cuando, sin ser conscientes, empezaron a compartir sus demonios. Decir que Sirius se sorprendió ante la historia del primer año de Ginny en Hogwarts sería una gran subestimaciòn. A pesar de sus trágicas historias, descubrieron que algo más que las bromas los unía…
Entonces todo tomó un giro completo de 180°. Los roces empezaron a suceder, las largas miradas durante la cena, el espacio entre sus cuerpos cuando conversaban se reducía cada vez más. Hasta que una noche, mientras discutían sobre Hogwarts, la situación actual más el comportamiento de Harry, en alguna parte del relato de Sirius ambos quedaron lo suficientemente cerca donde el más leve movimiento podía hacer que su cuerpos se rozaran. Lo siguiente que Sirius supo fue como los tibios labios de Ginny se apretaron con firmeza a los suyos.
La rapidez con la que su rostro se sonrojó era algo que Sirius no olvidaría tan fácilmente. Tampoco el hecho de que ella no se disculpó por su audacia. De hecho, ella no dijo absolutamente nada por un buen tiempo. Sirius pensó que debía de estar aturdida; ¿Porqué no lo estaría? Acababa de besar a un "asesino" fugitivo de treinta y tantos años en la misma casa donde sus 4 hermanos y sus padres - su madre extremadamente sobreprotectora - dormían. Al menos ellos suponían que lo hacían.
Sin embargo, el susurro que fue expulsado de sus labios lo sacó de su ensoñación.
Buenas noches, Siri. - como si de un animal se tratara, se levantó con lentitud sin dejar de mirarlo. Había algo en sus ojos, algo que no pudo descifrar en ese entonces pero le resultaba familiar. No fue hasta que estuvo acostado en un cama que pudo nombrar esa mirada: deseo.
Llevaba 12 años sin ver el deseo en los ojos de una mujer, sin embargo esta joven - muy joven - chica lo miró brevemente como si fuera la última galleta con chispas de chocolate que Molly había horneado. A pesar de que la descripción del sentimiento no sonaba sexy para nada, era la que más se le acercaba.
Los siguientes días después del beso fueron normales, eran como si el beso no hubiera sucedido en absoluto. Sirius decidió seguir la corriente con la más joven Weasley. Aunque las cortas miradas que le daba Tonks no le habían pasado desapercibido. Sabía que Hermione y Ginny compartían habitación, algunas noches Tonks las acompañaba por lo que se podía decir que estaban creciendo cerca. Si Ginny le comentó sobre el beso a Tonks no podía asegurarlo, pero estaba seguro de que Hermione no sabía nada. De haberlo sabido, Molly lo estaría confrontando en ese momento.
Los días continuaron. La rutina en la casa de los Black - para el disgusto de todos - permanecía firmemente: desayuno, limpiar, más limpiar, almuerzo, de regreso a limpiar, limpiar más a fondo, hora del té, devuelta a limpiar… ¿ya se había mencionado la limpieza a fondo? … cenar, dormir. Definitivamente no era el mejor verano para nadie, pero no tenian más opciones. Con el ataque a la Madriguera - casa de los Weasley - no era seguro para ellos estar a la vista, tampoco tenían hacia donde ir.
Hey Siri. - la voz de Ginny lo devolvió a la realidad. Ella le sonreía mientras estaba recargada del marco de la puerta. Sirius levantó sus cejas interrogante.- Necesito ayuda para levantar unas cajas.
Esto era nuevo. Ginny jamás pedía ayuda por lo que decían sus hermanos. Era demasiado independiente y orgullosa para hacerlo. Debería de ser algo muy importante para que ella acudiera a él, considerando todos los objetos oscuros que residían en la casa se levantó para luego siguirla hasta la habitación más cerca a la de su difunto y mortifago hermano: Regulus Black.
Recordaba vagamente haberla escuchado decir que había limpiado la habitación a la que se dirigían, por lo que debieron de quedarle alguna cajas por limpiar. Sin embargo, una vez dentro de la habitación se dió cuenta de que todo estaba impecable. Frunciendo el ceño, giró hacia ella con preguntas en la boca; preguntas que nunca se formularon verbalmente por la obstrucción de un par de labios. De puntillas frente a él, Ginny unió sus labios con los de él mientras se aferraba a su cuello.
Dió un paso atrás interrumpiendo el beso para mirar su rostro. Ahí estaba otra vez; esa mirada cargada de emociones donde sólo predominaba uno: deseo. Arrastrando su cabeza hacia la de él, Sirius estampó sus labios contra los de ella.
Ya llevaba un tiempo desde que inició su cuarto año en Hogwarts. Trató de ser más aplicada para realizar sus tareas antes del fin de semana, lo que conllevó a pasar más tiempo de lo normal en la biblioteca. Su novio, Michael, estaba siendo un pesado por el hecho de que no pasaban mucho tiempo juntos, pero Ginny decidió ignorar su diatriba. Se esforzó en su clases, obteniendo así las mejores calificación en casi todas sus clases excepto por Historia de la magia - no era posible mantenerse despierta -. En Pocione fue cooperativa con la teoría de cada poción que realizaban, a pesar de ser una basura para las practicas. Sin embargo, no importaba cuan aplicado seas, ante los ojos del Profesor Snape los Gryffindors no eran más que incompetentes en su clase, tomando como ejemplo a Hermione.
Luego estaba el Quidditch. Debido a la suspensión de Harry para realizar el deporte, ella tuvo que ocupar su lugar dado que era quien tenía más destreza para ser Buscadora, aunque su verdadera posición era Cazadora. Por otro lado, eso no le impidió obtener la Snitch debajo de las narices de Cho Chang - el interés amoroso de Harry.
Un novio normal estaría feliz por su victoria a pesar de haber competido contra su equipo, sin embargo para Michael no lo fue. En lugar de felicitarla, le gritó por haber hecho avergonzado a su equipo robando la Snitch. Ginny estuvo estupefacta durante todo su discurso hasta que, enojada por la desfachatez de Michael, lanzó su famoso Bat-bogey llenando así el rostro de su "novio " de molestos murciélagos.
¡Por si no te ha quedado claro, hemos terminado! - le gritó Ginny al Ravenclaw que gritaba mientras trataba, inútilmente, de alejar a los murciélagos.
A partir de ahí las cosas fueron más tranquilas para Ginny; estudió, pasó más tiempo conociendo a su compañeras del dormitorio, hizo que Neville conociera a Luna… luego vino El Ejército de Dumbledore (DA). El hecho de que Harry fuera un gran maestro no la sorprendió mucho, sin embargo el hecho de que decidiera hacerlo fue algo impactante para ella. Todo aquel que conocía verdaderamente a Harry sabría que nunca le gustaba ser el centro de atención, pero aquí estaba, frente a casi 50 estudiante de todas las casas,menos Slytherins, enseñando hechizos de defensa.
Debía admitir que las miradas de orgullo que recibió por parte de Harry provocaron un sentimiento cálido en su pecho, pero al notar cómo se acercaba cada vez más a Cho le demostró lo que hace meses ya sabía: Harry nunca la miraría con otros ojos.
Por otro lado, había un par de ojos oscuros que no dejaban de verla. Dean Thomas, compañero de habitación de su hermano Ron, Harry y Neville, le dió una pequeña sonrisa al verse atrapado mirándola. Ella le envió otra sonrisa en consideración.
Con el destierro del Profesor Dumbledore, la situación en Hogwarts era fría y alarmante. Razón por la cual Harry, con la ayuda de Hermione, programó más reuniones del DA. Los viajes a Hogsmeade fueron cancelados, las festividades fueron pausadas, las clases se habían vuelto un tanto pesadas. Literalmente eran prisioneros. Aquello la hizo pensar en Sirius; más que nunca entendía su desesperación al estar encerrado en la casa que tanto odiaba.
Decidió cenar en la cocina de Hogwarts esa noche, no deseaba ver la cara de sapo de Umbridge. Era difícil verla y no tratar de hechizarla. A pesar del entusiasmo de los elfos domésticos por su presencia, lograron convencerla de llevarse más comida con ella. Aún faltaban unas horas para el toque de queda, por lo que decidió dar un paseo por la cancha de Quidditch - estaba prohibido jugarlo a nivel general.
Cuando sintió que su cuerpo ya estaba lo suficientemente frío decidió regresar al castillo. Sin embargo, el destello de un movimiento la hizo girar rápidamente con su varita en la mano. Miró a su alrededor en busca de cualquier amenaza hasta que sus ojos quedaron atrapados en un perro cerca del Bosque Prohibido. El animal le resultaba familiar pero no podía recordar por qué, hasta que dicho perro le guiñó el ojo.
Sirius.
¿Qué hacía él aquí? ¿Por qué estaba aquí? ¿Habrá pasado algo? ¿Papá sufrió otro ataque?
Preocupada, lo siguió hasta el Sauce Boxeador, el cual era un gran árbol con múltiples y largas ramas que se movían cuando alguien se acercaba a él. Sin embargo algo sorprendente había pasado; el árbol detuvo sus ramas después de que Sirius había mordido una raíz. Confundida siguió al perro hacia un agujero en el árbol por el cual Sirius de deslizó. Ella lo siguió algo temerosa.
Una puerta apareció frente a ella, la cual abrió para revelar una habitación algo polvorienta. Reconoció la habitación como la Casa de los gritos, la cual muchos afirman que está embrujada. Recordó la historia de cómo se reunió por primera vez, de frente a frente, con Harry en ese lugar.
Se giró para encontrar que Sirius se había dejado de ser el perro. Estuvo a punto de cuestionar su presencia cuando la sorprendió con un beso arrebatador. No pudo evitar gemir en su boca al sentir sus labios contra los suyos, los cuales estaban un fríos debido a su exposición al campo.
Rodeando el cuello de Sirius, se puso de puntillas a la vez que profundizó el beso. Pronto, la túnica que llevaba encima de su uniforme desapareció. Sirius la tomó de la cintura para levantarla, ella rodeó su cadera con sus piernas. Por muy satisfactorio que fuera el beso, ella quería saber el motivo de su presencia.
Si..Sirius… - lo llamó entre besos - ¿Que… ha..haces aquí?
Te necesitaba. No podía soportar un minutos más en esa casa. - dijo Sirius mordisqueando su cuello. Ginny gimió suavemente al sentir las tibias manos de Sirius en su fría espalda.
Es peligroso, Sirius. ¡Los Dementores podrían encontrarte !
Correré el riesgo…
A los lejos, en la torre Gryffindor, se encontraba un somnoliento Harry Potter. Voldemort no dejaba de atormentarlo en sus sueños con sus visiones. Quitó las sábanas de su cuerpo, tomó su varita más un libro mientras se dirigía hacia la sala común.
Después de acomodarse frente al escaso fuego de la chimenea, Harry se dispuso a leer el libro de Defensa Contra Las Artes Oscuras. Sin embargo, le era imposible concentrarse en el libro. Con un suspiro resignado cerró el libro, pero le llamó la atención un pedazo de pergamino que cayó cuando colocó el libro a su lado.
Era el Mapa de los Merodeadores.
¿Qué hacía ahí?
Encogiéndose de hombros lo tomó. Con un ligero golpe de su varita, pronunció la contraseña: Juro solemnemente que no estoy haciendo nada bueno. El mapa se abrió mostrando a todas las personas y/o animales que residían en Hogwarts. Con un rápido chequeo, revisó la ubicación de Umbridge quien aparentemente estaba en su dormitorio. El único punto que aún se mantenía andando fue el de Hagrid, lo cual no debería de ser extraño considerando la cantidad de animales que estaban bajo su cuidado.
Ya dispuesto a cerrar el mapa, otro punto llamó su atención: Ginny Weasley. Según el mapa ella se movía por el campo de Quidditch. Eran las 4:30 am, ¿qué se supone que haría ella levantada a esta hora?. Los vuelos estaban prohibidos también, por supuesto ella era la hermana de Fred y George, tenía un instinto nato para romper las reglas. Aunque él no era quien para hablar.
Miró como su punto se acercaba hacia las puertas de Hogwarts. No muy lejos del punto de Ginny había otro, era…
Padfoot.
¿Qué hacía Sirius en Hogwarts? ¿por qué no le avisó? ¿había ocurrido algo en la Orden? Pero si es así ¿por qué enviaron a Sirius? Dumbledore no lo…
La puerta de la Dama Gorda se abrió ligeramente, una figura se deslizó entre la oscuridad de la sala común. Harry apretó su varita, bajó sus ojos hacia el mapa para ver el punto de Ginny junto al suyo. Padfoot ya no estaba.
Ginny. - la llamó Harry en voz baja. Escuchó un leve jadeo por parte de la chica en cuestión.
¿Harry? - susurró Ginny girando en busca del dueño de la voz. - ¿Eres tú?
Sí. - dijo Harry levantándose del sofá. Ginny fijó su mirada en el chico junto a la chimenea. - ¿Qué hacías afuera tan tarde?
Podría preguntarte lo mismo.
Nunca duermo en la noches, las pesadillas no me lo permiten - admitió Harry. - ¿Qué hacías en las gradas?
¿Cómo sabes que... ? - Ginny se interrumpió a sí misma cuando la realización la golpeó. - ¿El mapa de los Merodeadores?
Ahora Harry se sorprendió: ¿Sabes del mapa?
Eso le ganó un bufido por parte de Ginny.
Por supuesto que lo sé Harry. Los gemelos me lo mostraron después de haberlo encontrado. Lo tuve por un tiempo en mi segundo año aquí. - dijo Ginny encogiéndose de hombros.
Harry estaba aturdido con esa revelación. ¿Ginny había tenido el mapa? ¿por qué no se lo dijo antes?
¿Cuando seria eso idiota? ¿después de que la ignoras te el verano pasado? ¿después de lo sucedido en la Cámara de los secretos? - una voz en su cabeza le recriminó.
Durante su debate interno, Ginny hizo su camino hacia las escaleras del dormitorio de las chicas, pero se detuvo después de subir el primer escalón.
Además… - dijo atrayendo la atención de Harry. - Dos de sus creadores me hablaron sobre él.
Todo era un desastre.
Voldemort irrumpió en el Departamento de Misterios en busca de una especie de… profecía. Torturó a Harry frente a mis ojos mientras un mortifago tenía su varita en mi garganta.
Mi pie se dobló.
Hermione, Ron, Neville, Luna tenían heridas leves, sin embargo fue Harry quien llevó el mayor golpe; Sirius murió. Cayó a través del Velo frente a Harry. Sabía que Sirius y Bellatrix se batieron a duelo, la irritable risa de la mortifaga no era un sonido al que pudieras ignorar.
Todos, incluido Harry, estábamos en la enfermería de Hogwarts. Por alguna razón, Madam Pomfrey me colocó en la camilla más alejada del grupo. A pesar de la extraña mirada que le dirigía la sanadora, Ginny agradeció la soledad que la rodeaba para pensar.
Sirius estaba muerto.
Su mejor amigo murió; ella no pudo ayudarlo.
Suponía que ahora estaba en un mejor lugar junto al Sr y la Sra Potter. Volvió a reunirse con su mejor amigo. Ahora podía cuidar a Harry junto a ellos.
La sanadora los dejó volver a la torre Gryffindor a la mañana siguiente, sin embargo le pidió que se quedara un momento más. Ginny frunció el ceño al ver las pociones que Madam Pomfrey estaba colocando frente a ella.
Disculpe Madam Pomfrey pero ¿para qué son todas esas pociones? - le preguntó Ginny confundida.
Son para usted, señorita Weasley. - contestó la sanadora deteniendo el suministro de pociones. - Detecté rastros de la maldición Cruciatus en su sistema. Dada su actual situación debe ingerir todas estas pociones.
¿Por un tobillo lastimado? - cuestionó Ginny levantando las cejas.
La sanadora la miró fijamente por un largo momento antes de soltar un largo suspiro. Ginny estaba confundida con la actitud de la sanadora. - ¿Sucede algo malo?
Señorita Weasley, ¿ha tenido su periodo, recientemente?
Ginny se detuvo un momento a pensar. Con la víspera de los exámenes acercándose, los profesores habían estado dejando más trabajos y tarea a los alumnos. No había estado pendiente de su ciclo menstrual, por irónico que sea pues ¿cómo dejas pasar por alto el hecho de que sangras y los cólicos que le persisten?
¿Señorita Weasley?
La voz de la sanadora la trajo al presente. Miró a la sanadora antes de negar con la cabeza. - ¿Tiene novio, no es así Señorita Weasley?
Ginny volvió a negar con la cabeza. Madam Pomfrey frunció ligeramente el ceño ante su respuesta.
¿Qué está mal en mi?
No diría que algo está mal con usted, Señorita Weasley, al menos no en la forma que se imagina. - dijo vagamente la sanadora. Ginny la miró interrogante. - Está embarazada.
Estaba embarazada.
… Y el padre de su hijo acababa de morir.
Este es un final interesante para su 4to año en Hogwarts.
