Hola a todos, Soy yo… Zultanita, Hoy aquí les traigo el primer capítulo de mi Fanfic, me he esforzado mucho para hacer un buen trabajo, y espero que sea de su agrado, aquí les dejo.

Mi Único Deseo

Capitulo 1: La Familia

Era una mañana normal en el pequeño pueblo de Dodge City, un día cualquiera en donde la mayoría de los ponys que ahí vivían se levantaban de la comodidad de sus camas para arreglarse e ir a sus trabajos como es costumbre cada día.

Ser un poblado pequeño como Donde City no era cosa fácil. Pocos ponys vivían en ese lugar, pero aun así se lograba gozar de una buena calidad de vida u obtener lo más básico y esencial que se necesitara para subsistir día a día. Se pueden obtener los productos e ingredientes necesarios para preparar alimentos. Agua purificada y uno que otro lujo que, a pesar de ser un pueblo pequeño, no podía estar al alcance de todos.

A pesar de todo eso la mayoría de los ponys gozaban de una vida feliz y tranquila, trabajando en sus huertos, atendiendo sus negocios o trabajando para obtener algo de dinero. No todos podían gozar de una vida fácil como lo eran los ponys que trabajaban. Ponys que a menudo trabajaban en lo que fuese, en lo primero que encontraran por la necesidad no solo de alimentarse, sino también para alimentar a sus seres amados, su familia que dependía completamente del semental de la casa.

Ese día un semental pegaso color amarillo claro y melena color carmesí se había levantado muy temprano de su cama, estirando su cuerpo se fue despertando para poder salir a hacer su trabajo. Este pegaso de ojos color verde salió a paso muy lento de su cuarto para no despertar a su esposa, y a sus pequeños que ahí dormían. Salió por la puerta cerrándola con cuidado, tomo sus cosas las cuales eran un hacha bien afilada, dos juegos de cuerdas resistentes y unas alforjas equipadas con un recipiente con agua. Además de lo que ya llevaba consigo, este semental fue a un pequeño cuarto en especial, donde al abrirlo encontró estantes de madera, pero estos estaban algo vacíos, entre mucho espacio vacío solo había una lata de aceitunas verdes.

Este semental vio la lata unos segundos, pensativo, imaginando lo deliciosas que se sentirían las jugosas aceitunas en su boca saboreándolas cada segundo. Pero al final desvió la mirada resignado y procedió a abrir dos pequeñas puertas que estaban hasta abajo, donde dentro había un poco de heno.

Con mucha precaución, el pegaso uso un saco de pequeño tamaño para guardar un poco de ese heno que parecía estar algo seco y viejo, y guardarlo en su alforja. Un suspiro escapa de su boca, se ve a sí mismo para revisar todas sus cosas y asegurarse de que no le falte nada. Cuando al fin está seguro se dispone a retirarse de la casa. Se dirige a la puerta, usa sus cascos para quitar un madero que usaba para atrancar la misma, quitar una cadena y al último, usar una llave para abrir el candado que la mantenía bien asegurada.

Al salir, el pegaso vuelve a cerrar la puerta como estaba. Dispuesto a comenzar otro día más de trabajo, camina hacia el bosque a paso lento y tranquilo, mientras que al mismo tiempo admira el cielo y los pocos rayos de luz que se generan al ser levantado el sol por la princesa Celestia. Por un segundo, gira su cabeza y ve la pequeña casa de donde salió. Pequeña con solo un cuarto y un pequeño espacio de cocina y sala.

La miro extrañado, como si algo faltara, pero al no darse cuenta al principio retoma su camino dirigiéndose al bosque es donde todos los días va a trabajar. Completamente solo galopa por el camino que ha dejado marcado con lo largo de los años de caminar siempre por el mismo lugar. Memorizando cada parte del bosque que está a pocos pasos de la casa del pegaso, se adentra para buscar principalmente árboles secos y árboles caídos.

Este pegaso de plumaje amarillo y melena roja, poseedor de una Cutie Mark en forma de estrella plateada se adentra hasta la profundidad de un bosque completamente normal para los ponys. Lleno de árboles, pequeños animalitos y pajaritos volando.

No tarda mucho en encontrar un árbol con sus hojas marchitadas, de buen tamaño y con muchas ramas. El pegaso feliz de haber encontrado lo que buscaba, fue directamente a una roca y dejo sus cosas sobre una gran roca a excepción de su hacha.

-Está bien árbol…- Agarra con su hocico el mango del hacha y se acerca a la base -Hoy ha llegado tu día de ser cortado...- Murmura el pegaso preparándose para dar su primer golpea al tronco.

Tomando fuerza e impulso con sus patas y alas, lanza el primer golpe al tronco con fuerza, pero este en lugar de clavarse en la madera saca del árbol, reboto en el mismo regresando el golpe al pegaso dejándolo con sus ojos dando vueltas y cayendo al suelo de flancos con pesadez.

-Ahhhh... ¿pero qué?...- El pegaso veía incrédulo lo que paso, vio su hacha y a si mismo sentado –Con que te resiste, pues veremos de que cuero salen más correas…-

Starburst, alzo el vuelo armado con su hacha, comenzó con una serie de golpes al tronco, usando todas sus fuerzas y haciendo uso de sus alas para impulsarse. Tanto esfuerzo parecía dar resultados, el sudor bajaba por al frente del pegaso, y en el tronco, apenas y se dejaban ver pequeñas marcas.

-Este árbol es puro hueso, será una buena venta si logro hacer que caiga...- Pensaba Starburst con su hacha en su hocico, no estaba dispuesto a rendirse con la talada de ese día.

Después de más de una hora el pegaso llevaba la mitad de lo que necesitaba golpear con el hacha en la base para poder echar al suelo el árbol completo. Sus alas estaban a su milite y su cabeza daba constantes vueltas por los leves pero constantes golpes que se le regresan cada vez que el filo de la hoja cortaba una parte del tronco.

Starburst se tomó un memento para descansar, escupió su hacha a un lado y se sentó respirando agitadamente y dejándose caer en el suelo para descansar. Mientras respiraba y estiraba los músculos de su cuello y alas. Comenzó a escuchar un leve sonido muy similar a una ardilla, o más bien a las risas de una de ellas. El pegaso muy curioso y a la vez indignado levanto su cabeza y busco la fuerte de ese sonido en los árboles que lo rodeaban.

En cada árbol que veía encontraba pequeñas criaturas, como insectos, pajaritos, pero al llegar a uno que estaba considerablemente alto y retirado, logro ver a dos ardillas color café que al parecer se burlaban de su esfuerzo. Starburst gruñó con frustración al darse cuenta de esto último, pero se sentía tan cansado que no se permitiría perder el tiempo peleando con criaturas que no podrían comprender el valor de un esfuerzo como el que estaba haciendo por los que amaba.

-Yo… no necesito… agotarme más...- Pensaba para el mismo entre sus jadeos de agotamiento –Pero debo… terminar esto antes de que el sol sea más abrasador y… me queme hasta el alma caminar bajo él cargando todo…-

Con mucho esfuerzo el pegaso se levantó y volvió a agarrar su hacha con su hocico, esta vez dejando de lado sus alas se paró alado de árbol seco y comenzó de nuevo con su labor. Con cada golpe el tronco se debilitaba más, una gran muesca de madera costada se fue haciendo presente, en eso leves tronidos de la madera se escucharon en cierto punto, sacudiendo las ramas del árbol y generándose el característico ruido de un árbol cayendo.

Starburst sonrió victorioso, escupió lejos su hacha y giro todo su cuerpo en dirección al árbol donde estaban las rodillas

-¡En su cara roedoras! ¿Ahora quién es el tonto? - Decía muy orgulloso de su acto, pero en ese momento una gran sombra cubrió todo su cuerpo, el pegaos volteo y quedo con los ojos como platos al ver el árbol que caería justo sobre donde él estaba parado -….AHHHHHH AUXILIO-

Este pegaso no tardo ni dos segundos en reaccionar y abrir sus alas pala volar a gran velocidad muy lejos del rango de caída del enorme árbol, Llegando incluso a estrellarse a gran velocidad contra un arbusto por no ver hacia donde se dirigía. Starburst fue tragado por este follaje quedando con su melena llena de ramas y con pajaritos volando alrededor de su cabeza y para colmo quedar con sus ojos con espirales a causa del golpe.

-Si… a que le sabe nenas…- El pegaso salió de entre los arbustos todo sucio y lleno de hojas y ramas por toda su melena, caminaba algo raro por el golpe y además sus ojos bailaban de un lado a otro tratando de centrar su atención en el árbol en donde estaban las ardillas que se burlaron de el -¡PARA QUE VEAN QUE SI PUDE!-

Las ardillas en respuesta estallaron en carcajadas por la apariencia del pegaso, además de estar todo sucio también hablaba raro como si estuviera ebrio.

-Naaaa que van a saber de esto… Peludas- Fanfarroneo el pegaso, pero las ardillas se mostraban indiferentes a sus palabras sin parar de reír y retorcerse.

Sin darle más importancia el Starburst se sacudió de todo su cuerpo para sacarse la mayoría de las hojas y ramas que tenía pegadas por todo su pelaje. Tomo su hacha y comenzó con su siguiente trabajo que era de destazar y hacer más pequeñas las ramas que le servirían de madera seca para alimentar el fuego.

Starburst sabía que un árbol de ese tamaño y calidad podía sostenerlo a él y a su familia por a lo mucho 4 días, dejando una pequeña parte para su uso personal y el de su esposa e hijos, y el resto reservado para venderlo. Ese día se sentía con surte por la calidad de la madera, seca y dura. Lo único que necesitaba era llevarla a su casa para almacenarla y poder venderla a los diferentes negocios que necesitaban de este mismo recurso.

Las casas que la usaban para calentarse en las noches frías, las panaderías para prender su fuego y hacer su pan como es tradición en hornos de barro y a fuego y leña. Eran principalmente los lugares donde Starburst tenía encargos seguros.

Sin más que hacer Starburst continuo con su trabajo, cortando todas las ramas y destazando el tronco en pedazos pequeños y delgados. Tardando casi toda la mañana en terminar con todo el árbol y juntar un montón de leña que en total le triplicaba en tamaño.

-Ok, he terminado, pero tardare todo el día en llevar todo a casa- Starburst suspiro de nuevo, dejándose caer en sus flancos al suelo para descansar y tomar algo de aire, justo en ese momento sintió algo en su estómago, el pegaso vio hacia el cielo viendo el resplandor de sol cegándolo, dándose cuenta de lo alto que ye estaba –Ya es mediodía, con razón tengo hambre…-

A paso lento fue donde la enorme roca para sacar de su alforja la cantimplora que llevaba llena de agua y también el pequeño saco con heno. Fue directamente a la sombra de un frondoso árbol y se acomodó debajo para poder comer. Pero a pesar de eso, no estaba disfrutando ese descanso, tal vez el agua que llevaba le sabía muy deliciosa y refrescante, pero el heno que comía era viejo y seco, tanto que tenía que dar más sorbos al agua para poder tragarlo como se debía.

Ese momento le traía recuerdos algo lejanos al joven pegaso, que de por sí ya no era tan joven como hace años antes de que tuviera a su esposa y sus hijos. Ese día sentado debajo de un árbol y su comida seca le recordaba esos tiempos en que era solo un potrillo que solo le importaba jugar y volar cada vez más rápido. Aquellos tiempos en que su padre lo acompañaba y jugaba con él. Pero además recordaba, lo mucho que él trabajaba para poder llevar algo de comida a la mesa, él y sus 6 hermanos comían lo mismo que sus padres todos los días, heno, siendo en ocasiones de buena calidad, con un sabor fresco y agradable. Pero en otras ocasiones estaba seco y sin sabor, tal y como ese mismo momento en el que estaba.

El pegaso levanto su mirada al cielo y vio las copas de los arboles ser azotados por los rayos del sol. Los recuerdos agradables lo relajaban, hasta que un recuerdo en especial llego a su cabeza, uno que lo hizo cerrar sus ojos de golpe y ahogar un grito de terror. Starburst ahora respiraba agitadamente, pero sacudió su cabeza de un lado a otro para olvidarse de esa idea.

-No… ya no puedo seguir viviendo con eso, ya no más Padre- Se dijo a sí mismo el pegaso, bajando su mirada al saco de heno y continuando con su almuerzo.

Cuando termino con todo lo que llevaba, se levantó con algo de dificultad, el cansancio se podía notar en su cara y su caminar, al igual que el hambre que no fue erradicado del todo con ese pequeño saco de heno. Sin embargo, él sabía que no podía parar hasta no terminar su trabajo, así que dispuesto a terminar lo que empezó, cargo con una parte de la leña en su lomo, siendo cuidadoso de atar bien los maderos para que no se cayeran en ningún momento y cuidando igualmente, que no sobrepasara su límite llevándose así el primer viaje de leña de regreso a saca siguiendo el camino que el mismo se había hecho con el pasar de los años.

Mientras caminaba veía a su alrededor para guiarse y no perderse, reconocía cada árbol, cada arbusto, incluso cada animalito que veía lograba reconocerlo gracia a su increíble momería como pegaso. Podía ver cosas que le agradaban y cosas nuevas que le causaban curiosidad, como, un nuevo nido de pajaritos, un agujero en algún árbol, signo de que nuevas pequeñas y peludas ardillas nacerían. El pegaso podría presumir de haber memorizado todo el bosque desde ya hace 6 años de haber comenzado a talar árboles secos y aprovechar los que ya estaban caídos o que habían caído después de alguna tormenta programada. Usando eso a su favor para debilitar los troncos que estaban por secarse justo antes de la tormenta y al día siguiente haberse ahorrado el trabajo de talarlos, sin embargo, esto a veces le causaba más retrasos, ya que al estar la madera mojada tardaría más en venderla.

Al llegar a su casa después de casi media hora de caminata agotadora por el peso que cargaba, Straburst se acercó a la parte trasera de su vivienda y dejo la leña cerca de la ventaba, haciendo el ruido suficiente como para llamar la atención de toda una jauría. El pegaso suspiro de alivio, pero en eso escucho unos ruidos provenir desde dentro de la casa, haciendo que el semental tragara saliva

-Oh no, no recordaba que están de vacaciones…- Pensó el pegaso asomándose con algo de miedo por la esquina de la casa como esperando que una jauría de Timberwolf lo atacaran, pero en eso una estampida de pequeños cascos apareció galopando a toda velocidad directo hacia el pegaso –AHHHH ME ATACAN-

Starburst trato de correr y esconderse de vuelta al bosque, pero fue irremediablemente alcanzado y derribado por un total de 5 pequeños potrillos, dos ellos pegasos, una de ellas de raza unicornio y los otros dos ponys terrestres, todos con casi del mismo tamaño siendo la más pequeño del tamaño de una potranca de 5 años.

Todos reían y hacían uso de sus cascos, alas, cuerpo e incluso cuerno para derribar al semental adulto y treparse arriba de él.

-Ahhhhh por favor… piedad con su padre pequeñas plagas, me deben respettt… ahhhhhahahaha…- Trato de defenderse el pegaso, pero en él un ataque sorpresa fue efectuado interrumpiéndolo

-Papi, ríndete- Dijo un pequeño pegaso, usando sus alas para comenzar a hacer cosquillas a su padre, los demás imitaron la acción haciendo al pegaso tratar de soltarse, pero le fue imposible sin tener que lastimarlos

-Ahhh basta hijos basta, está bien hahaha…. Ahhh me rindo deténganse…- Suplicaba Starburst a sus hijos, pero estos solo reían sin detenerse en su atentado terrorista en grupo contra un desafortunado pony con alas –HAHAHA BASTAAAAAA-

A pesar de todas las suplicas y forcejeos la jauría de potrillos hambrientos de risas no se detenían, el pegaso amarillo estaba a punto de llegar a su límite cuando de pronto le llego a su cabeza una idea. ¿Cuál sería la idea? Muy simple, dejando caer su cabeza y soltando en su totalidad su cuerpo, sus ojos cerrados y su lengua de fuera.

Los pequeños al notar a su padre sin reaccionar se detuvieron en su ataque y vieron con curiosidad a su progenitor.

-¿Ehhh? ¿Creen que siga vivo? - Pregunto una de las tres pequeñas potrancas siendo esta una pegaso de color amarillo, la cual veía a su padre algo preocupada y con su casco moviendo su pata derecha

-Aun respira, pero… ¿por qué no se mueve? - Se preguntó un potrillo terrestre a si mismo viendo moviendo el ala de su padre, pero este callo como si fuera una pluma.

-¿Papi?- Murmuro la potranca más pequeña subiendo al pecho de su padre que estaba tumbado en el suelo boca abajo sin moverse, la más pequeña fue hasta donde su cara y lo toco de su nariz como un intento de despertarlo –Papi..-

-Sera que se nos pasó el casco…- Pregunto el pegaso mayor un poco más preocupado, preocupando a sus demás hermanos, los cuales se acercaron con una mirada de angustia

-¡Papa despierta!- Grito la más pequeña

-¿Papa?...- Al acercarse una de las potrancas terrestres, Straburst abrió de golpe los ojos sorprendiendo a todos y haciéndolos gritar y apartare con rapidez mientras gritaban y reían por el susto que les había dado su padre, sin embargo no todos había logrado huir ya que la pequeña potranca terrestre la más joven de los 5 fue sujetada por los cascos de su padre y fue elevado con él con sus alas abrasándola y regresándole el favor haciendole cosquillas. La pequeña reía y gritaba por que su padre se detuviera, pero este reía victorioso viendo como les había regresado la sorpresa a sus demás hijos.

-Esta vez yo gane pequeños Jajajaja y tengo a su hermanita de rehén Jajajaja- Reía como loco, pero de forma falsamente mientras hacía más cosquillas a su hija más joven

-Ahhh basta papi Jajaja, ayuda- Decia entre risas la pequeña, mientras su padre volaba y la molía a risa, pero en ese momento los demás 4 regresaron y vieron lo que pasaba

-¡La tiene ¿Qué hacemos?!- Pregunto el segundo hijo que era un pegaso, pero en eso la cuarta hija siendo la uncía unicornio vio a su padre con determinación

-¡Vamos a rescatarla! VAMOS- Dijo la unicornio color verde olvida claro como grito de guerra mientras corría hacia su padre con su cuerno emanando magia, misma que uso para atrapar el cuerpo del pegaso amarillo

-¿Ahora que pequeñas plagas?- En eso Starburst noto el aura de magia que lo cubría, abrió sus ojos al máximo cuando sintió sus alas ser cerradas a la fuerza y llevado de regreso al suelo al alcance de los demás –NOOOO NO DE NUEVO PEIDAD SOY SU PADREEE AHHHHAHAHAA-

Sin embargo, los hijos de este semental no tuvieron compasión, liberaron a su hermanita de los cascos de su padre y volvieron a atacarlo con cosquillas.

-Ahora ríndete estas rodeado- Dijo una de ellas

-Si, esta vez no pararemos hasta que rindas jaja-

-POR F… FAVOR… HAHAHA… AHHH AUXILIO CARIÑO- Termino por gritar el pegaso hacia la casa

-Ya se rindió- Murmuro el mayor que no era de más de 7 años, pero sus demás hermanos no se detuvieron

-No aun resiste Jajaja- Sin pensar en nada incluso la más pequeña se unió al ataque de cosquillas, el pegaso adulto estaba que se desmayaba de las risas, pero en eso sintió como sus hijos se detenían del ataque mas no de sus gritos y risas.

Al abrir los ojos, Starburst noto a sus hijos flotando por arriba de él, envueltos en un aura color azul celeste, los pequeños aun reían y también exigían que los bajaran a una figura de un unicornio que se acercaba a donde el semental pegaso derrumbado.

Este se levantó con algo de dificultades, poniéndose de pie debajo de sus pequeños esperando a que la madre de sus hijos llegara hasta donde estaban ellos.

-Je… jeje hola cariño- Saludo el semental a su esposa, esta era una unicornio de pelaje color verde limón, cabello color calipso y ojos azul celeste, su cuerno brillaba mientras caminaba hasta donde su amado pegaso para recibirlo con un beso en su mejilla.

-Me alegra que llegaras con bien Star- Dijo La yegua con cariño después de dar ese tierno al pegaso, Straburst no resistió en abrasarla y plantarle otro beso en su boca

-Nunca podría dejarte esperando mi vida- Los besos continuaron por unos segundos antes de que los pequeños flotantes volvieran a protestar para que los bajaran no sin antes hacer una mueca de arco por las muestras de amor de sus padres.

-Oigan aquí- Grito uno de ellos

-Mama bájanos…- Suplico la más pequeña, los dos pegasos agitaban sus alas, pero no podían liberarse del agarre de su madre, la segunda más pequeña no podía usar su magia y al parecer y por la mirada que les dio su madre no estaba muy feliz

-Contesten ¿Qué hicieron esta vez?- Pregunta la unicornio verde a sus hijos, casi todos desviaron la mirada e inflaron sus pequeñas mejillas en señal de inocencia, pero la más pequeña fue la excepción, viendo a su madre muy feliz.

-Llegamos con papi, y lo abrasamos y hicimos cosquillas y.. Jijiji fue muy divertido- Exclamo con inocencia la terrestre más pequeña del grupo, siendo esta de pelaje color amarillo brillante, haciendo que los demás se golpearan la frente con su casco.

-Nos volvió a delatar… Auch-

-Cállate lo arruinas más- Murmuraron los dos gemelos pegaso en voz baja, la unicornio adulta los veía con una pequeña sonrisa, en eso la yegua vio a su esposo, este estaba todos arañado y sucio con hojas y ramas en su melena

-¿Cómo te fue hoy querido? Encontraste algo bueno. -

-Así es mi vida, un gran roble seco, no te preocupes hoy terminare con el… eso espero- Murmuro viendo el camino de regreso al bosque, este no vio algo decaído, sabía que tenía que hacerlo ese día y eso costaría un día de trabajo sin nada de paga

-Si quieres nosotros podemos ayudarte Star, yo puedo cargar algo de leña, sé que no la podre cargar toda, pero quiero ayudarte- Decía la yegua unicornio, sacándole a su esposo suspiros de ternura al ver su mirada de suplica

-Está bien cariño, te dejare ayudarme, pero no quiero que te sobre esfuerces… recuerda que…-

-Si cariño, lo sé, pero tampoco me creas tan débil, puedo cargar a nuestras 5 retoños mira- Decía viendo a sus 5 hijos levitando rodeados de su propia aura, unos estaban aburridos y otros sonriendo y riendo como es el caso de la potrilla más pequeña -¿No te lastimaron cariño?- pregunto algo acusadora pero a la vez con una sonrisa en su cara

-No… solo me rompieron tres costillas, me torcieron mis alas y me sacaron… bueno me sacaron el aliento, me masacraron con ganas casi no podía respirar- Se quejaba el pegaso amarillo fingiendo un tono más dolido y dramático, más de uno de sus pequeños renegaron lo que decía con su cabeza

-Enserio cariño, creo que merecerán un castigo- La unicornio verde adulta vio a sus hijos con una sonrisa muy macabra

-No mami…-

-Por favor no…-

-Ya no lo haremos mami… por favor-

Suplicaban los pequeños aun en el aire, en es la madre sonríe tiernamente y ríe un poco

-Está bien, esta vez lo dejare pasar, pero solo su ayudan con la carga de hoy, y se portan bien en el camino-

-¡Siiii!- Gritaron los 5 con emoción, al saber lo que significaban esas palabras, mientras que el semental pegaso quedó con los ojos cuadrados al escucharla

-¿Q… qu… que dices… cariño?- Tartamudeo viendo a su esposa algo asustado y nervioso

-Lo que escuchaste cariño, no dejare a los niños solos en casa, vendrán con nosotros, pero no te preocupes- En eso la madre vio a sus hijos con uno ojos tan serios y penetrantes como los de Fluttershy –Ellos se portara bien ¿cierto? -

-Si mama- Respondieron todos al mismo tiempo algo intimidados, menos la más pequeña que al parecer era inmune a esa mirada

-¡Si mami! Jejeje- Contesto con energía

-Así me gusta mis angelitos- Dijo La unicornio verde con alegría y borrando su intimidante mirada

-Que miedo- Murmuro Starburst con su mirada un poco baja, en eso vio si esposa viéndolo algo seria

-¿Dijiste algo cariño?-

-AHHH NADA… Nada cariño- Contesto el semental con rapidez, pero su esposa quedo viéndolo serio un momento solo para después sonreír y apagar su cuerno, dejando que sus 5 hijos e hijas cayeran sobre el semental dejándolo como tortilla

-Eso pensé jeje- La yegua adulta troto hasta el interior de su casa dejando a su esposo debajo de sus hijos algo mareado

-Un terremoto… corran cariño corran…- Murmuro Starburst con pajaritos volando alrededor de su cabeza

-¿Terremoto?- Se preguntó una de sus hijas

-Seguro es tierra jiji- Dijo otro de ellos tomando algo de tierra con sus cascos y lanzándola al aire

-Aghhh no hagas eso- Se quejó la pequeña unicornio tallando sus ojitos de la tierra que le callo y los demás la que les había caído en su cabello

Después de unos momentos la unicornio verde regreso con una alforja en su lomo, esta tenía una Cutie Mark de dos diamantes, y respondía al nombre Green Jewel, esposa de Starburst y madre de 5 hermosos hijos.

Su primer hijo que fue un pony terrestre, seguido de gemelos pegasos, una niña y un niño, seguidos de su única hija unicornio y su más pequeña hija, una peny terrestre de los mismos colores de su padre, únicamente por su melena azul celeste.

-Niños dejen a su padre levantarse, tenemos que irnos ahora- Los pequeños hicieron caso a su madre, quitándose de arriba del semental con alas, el cual no mostraba señales de vida -¡ARIBA STAR!- Con ese leve grito el pegaso se levantó como resorte y quedo parado en sus cuatro patas viendo a todos lados

-Ahhh cariño… un terremoto…- Dijo algo preocupado, pero tanto su esposa como sus hijos rieron

-No lo fue, solo fueron ellos- La unicornio verde señalo a sus hijos que ahora estaban alineados y quietos

-Ja, Mira eso- Quedo viendo a la fila de 5 potros frente a ellos -Parece la pura verdad, míralos, quietos y con esa pequeña mirada de inocentes- Los pequeños solo sonrieron con inocencia, la yegua unicornio rio por la vista tan tierna –Pero la verdad son una pequeñas plagas esperando su presa…- Decía Starburst con un tono entre burlón y juguetón, haciendo reír más a su familia.

-Jejeje Es verdad querido, se parecen a ti cuando eran un potrillo- Dijo Green Jewel con un notorio tono de burla y avanzando hacia el bosque

-¿Que? Ppffff… eso no es cierto- Contesto confiado

-Yo te recuerdo cariño jeje, un pegaso de 6 años siempre es inquieto con energía de sobra todo el día, así como tú lo fuiste, ahora tus hijos también- Mientras la pareja caminaba al frente del grupo la fila de 5 pequeños potros seguía a sus padres con toda tranquilidad, tomando la oportunidad para ver a su alrededor –Aun recuerdo cuando te metiste en problemas con los vecinos-

-Está bien lo admito, mis hijos son igual de inquietos que yo cuando era un potrillo, y me metía en más líos… ¿contenta? - Presunto a su esposa con una sonrisa, que fue contestada de igual forma –Pero también han heredado lo inteligente de su madre, y mis hijas la belleza-

-No discutiré eso jeje-

La caminata familiar al parecer se extendió por largas horas. Pues la familia regresaba de su ya segundo viaje para ayudar al semental con alas. Starburst cargaba una gran cantidad de leña, mientras que su esposa un poco menos con su magia, notándose más cansada que el semental. Justo detrás de ellos los seguían sus hilos, los cuales, en su afán por ayudar, cada uno cargan en su lomo un pequeño leño.

La familia caminaba de regreso a su casa, aun con cargamento en sus lomos, pero notándose más cansados y con un paso moderadamente más lento. De todos, la unicornio verde parecía más cansada, viendo en su cara el esfuerzo que realizaba por cargan unos cuantos trozos de leña.

-Descansemos un poco cariño- Dice el pegaso dejando caer a un lado lo que cargaba, lleno con su esposa que igualmente dejo a un lado la leña y apagando su magia

-Gracias, cariño…- En eso los cuatro potrillos más jóvenes van con su madre a abrasarla, dejando lo que llevaban junto a los de ella, el pegaso al ver a su familia ahí reunida, se dio la oportunidad de sonreír orgulloso, hasta que vio a su hijo mayor detrás de todos, un terrestre color naranja descolorido y cabello café rojizo, viendo a su alrededor un poco curioso, pero el padre podía notar además un poco de preocupación en sus pequeños ojos verde oliva.

Straburst estaba por modulares palabras, cuando de pronto escucho pequeños ruidos provenido desde donde estaba su esposa con sus pequeños, el semental volteo encontrándose con la unicornio adulta riendo junto con sus pequeños.

-Jiji Mami mi pancita tiene hambre jiji- Murmuro la más pequeña, los demás asintieron con ella mientras reían

-Si…- Escucho Starburst a su hijo mayor, dejando toda su atención en el –Yo también tengo hambre- Murmuro bajando su cabeza, en su lomo aun cargaba más de dos maderos, pero sentía que sus cascos ya no daban para más -¿Ya casi llegamos papi?, no recuerdo por dónde regresar-

-Paciencia, casi llegamos, falta poco- Dijo el pegaso viendo a su alrededor, después con sus cascos quito los leños que llevaba su hijo y los puso a un lado, sentándose alado de el –Este lugar es grande y complejo, hijo tú al ser el mayor debes de memorizar bien estos caminos, si algún día me acompañas, no quiero que te pierdas- Dice Starburst rodeando al pequeño con su casco.

Starburst vio el cielo notando que el sol estaba menos intenso que antes, sabía que debían regresar antes de que fuese elevada la luna y la noche le imposibilitara ver su camino.

-Si papi… pero… Este bosque es muy grande, ¿Cómo lo haces? - El pequeño terrestre apenas unos milímetros más alto que los demás vio a su alrededor encontrando nada más que árboles y más arboles junto con vegetación, incapaz de ver una diferencia entre izquierda y derecha bufo frustrado –No puedo hacerlo… todo se ve exactamente igual papa-

-Jejeje- El pegaso rio divertido sin soltar a su pequeño

-Papa, tu eres un pegaso, puedes volar, no necesitas caminar y memorizar caminos- Exclamo el pequeño más energético

-Si, pero también es muy necesario e importante aprender el camino por tierra, tú no puedes volar, y algún día me acompañaras en mi trabajo- El pequeño bajo su cabeza pensativo y serio -Debes de aprender a orientarte, aprender en qué dirección vamos-

-¿Pero cómo?, todo se ve exactamente igual-

-Mira- El pegaso se levantó invitando a su pequeño que hiciera lo mismo –Si miras al cielo a lo lejos- Señalo la dirección de la que venían –Se ven unos pequeños montículo de piedra y vegetación -Efectivamente se lograban ver sobresalir de entre los arboles unas cuantas montañas de tamaño mediano, rodeadas de piedra y tierra donde había más de una cueva y mucha vegetación –Ese es el límite, más allá hay puro terreno imposible de caminar, pero todo este lugar es el bosque más grande y cercano, estos caminos yo los hice explorando poco a poco este lugar, desde más pequeño venía a jugar con mis amigos y recorríamos pequeños lugares de aquí-

-Entonces, ¿desde niño venias aquí, y recorrías todo el bosque? -

-No hijo, no todo, primero los limites, y después me adentraba más y más hasta memorizar el lugar, cuando cumplas 10 años vendrás conmigo a conseguir leña- Dijo el pegaso abrasando a su pequeño y elevándolo junto con el usando sus alas

-Jaja está bien, ya quiero tener 10 años, y poder venir contigo- Decía muy feliz el pequeño terrestre de 8 años, aferrándose a su padre para no caer

-Jejeje Vamos cariño, ya terminé- Menciono la unicornio verde levantándose de donde estaba echada y haciendo que sus pequeños cargaran con su parte de los leños –Hay que movernos ya, casi llega el atardecer-

-Si mi vida, vámonos- Dicho y hecho, el pegaso aterrizo y dejando a su hijo en el suelo se cargó su gran parte de la leña en su lomo y siguió a su esposa y sus hijos para poder llegar a casa después de un largo día de trabajo.

Pasada alrededor de media hora la familia al fin había llegado a casa, cada uno dejo la leña en su lugar, incluyendo a los pequeños, finalizando por Starburst, dejando la madera en su lugar. Con su casco seco el sudor de su frente, se dejó caer sentado frente al fruto de tan arduo trabajo, permitiéndose sonreír satisfecho.

-Ok, con esto podremos subsistir por unos días- Prenso el pegaso viendo el botín que tenía, al darse cuenta de algo, alzo su vista al cielo al darse cuenta de que la luna estaba a punto de ser totalmente levantada, fue en ese momento que su estómago volvió a hacer ruidos, recordando que sus hijos igualmente tenían hambre –Hoy será una noche larga… de nuevo-

A paso lento y resignado, el pegaso entro a su casa, donde a pocos pasos de la puerta estaba el comedor, con todos sus hijos sentados con sus platos vacíos frente a ellos. Cada uno ansioso de comer algo, veían a su madre abrir la puerta de la alacena, donde no había más que una lata de aceitunas verdes y un poco de heno en las puertas de al fondo.

Straburst bajo su cabeza muy deprimido, el más que nadie tenía hambre, pero como todo padre prefería morirse de hambre antes que dejar a sus pequeños sin comida. Green Jewel saco la lata con su magia y la abrió, se acercó a la mesa y repartió a cada uno tres aceitunas y una pequeña porción de heno igualmente seco y sin sabor.

Green también había bajado su mirada, hasta que noto la presencia del pegaso que tanto amaba. Forzando una sonrisa se acercó hasta él y lo llevó hasta la mesa, sirviéndole tres más de esas aceitunas y una Proción más grande de heno.

-¿Que?... pero mi vida yo…- No termino de hablar, pues fue interrumpido por el casco de su amada unicornio

-Hoy te esforzaste mucho por nosotros, te lo mereces...-

-Pero tú..-

-Shhh… Aún queda algo- La unicornio termino de silenciar a su esposo con un beso en su mejilla, Starburst sonrió con ternura a su esposa.

Green Jewel se sentó a lado de su esposo y dejo caer lo que quedaba de la lata, siendo exactamente tres de ellas, con un poco del heno que sobraba el pegaso lo dio a su amada unicornios para así comer juntos.

Por un momento la tranquilidad reino en la mesa, cada miembro de la familia comía con tranquilidad, y para el pegaso, eso era un tesoro, un momento que guardaría como valioso, hasta que uno de sus hijos lo saco de sus pensamientos.

-Papi… aún tengo hambre- Murmuro su hija más pequeña, Starburst vio el plato de su hija comprobando que estaba vacío, su alma parecía partirse en dos al ver la mirada que su hija le daba

-Papi yo también tengo hambre…-

-Y yo papi…-

Ambos padres vieron a sus hijos con angustia y pena, se vieron entre sí, muy pensativos, Green Jewel estaba por levantarse, pero un casco amarillo la detuvo, Straburst había extendido su plato al frente, vio a sus hijos con una cálida sonrisa, dejando que comieran lo que en un principio seria para él. Los pequeños comieron lo que alcanzaron. Su esposa la vio preocupada, pero no podía hacer nada.

-Come cariño, yo aún tengo algo en mis alforjas- Le dijo a su esposa con mucha seguridad, saliendo de la casa y sentándose afuera, con su alforja a un lado comiendo de las pocas sobras del heno que le habían sobrado esa mañana.

Straburts permaneció sentado fuera de su casa viendo el extenso y hermoso manto de estrellas que había en el cielo, brillando junto a la hermosa luna. El paisaje iluminado con la luz azulada del astro de la noche lo hacía verse mágico. Un momento de relajación para el pegaso, momento en el que incluso hacia más presentes algunos recuerdos de su pasado y de su infancia.

Recuerdos positivos que le hacían sacar una sonrisa eran los que más le gustaba revivir. En su mayoría, su infancia, se veía a si mismo de no menos de 5 años, volando con su padre y sus hermanos, sus días de estudiante donde conoció a su amada unicornio, y los momentos en que, en su propia cama, recibía por primera vez a sus hijos. Pequeños momentos que atesoraba.

Sin embargo, no todo parecía ser color de rosa para el pegaso, ya que momentos como el que acababa de pasar en la mesa, verse obligado a dar a su ración de comida a los demás para que no pasaran hambre, lo hacían recordar el tiempo en el que su vida parecía haberse terminado.

Aquel tiempo en el que su padre había fallecido, y habían quedado solos con su madre, solos, sin nadie que les ofreciera su ayuda, teniendo que racionar e incluso pasar días de hambre. Esos recuerdos corroían su cabeza a tal punto de tener ideas que incluso a el mismo, no le gustaban, ideas que nunca podría ser capaz de realizar.

-No puedo… no…- En eso sintió un casco tocar su hombro, giro su cabeza de golpe encontrando la mirada preocupada de su esposa, la cual se acercó hasta donde estaba sentándose a si lado –Lo siento mi vida por no ser más rápido-

-No te preocupes, mañana estaremos mejor, la leña ya está aquí, así será más fácil-

-Pero perdí todo un día, de haber sido más rápido hubiera podido vender algo… y no dejar con hambre a mis hijos…- La unicornio verde rodeo al pegaso con sus cascos con cariño, este la vio más relajado suspirando para calmarse

-Él hubiera no existe cariño… mañana será otro día, y será mucho mejor que hoy, ya que hoy, conseguiste un árbol… peor hubiera sido que no encontraras nada-

-Jeje por eso te amo tanto Green, siempre tan positiva, eso me hizo enamorarme tato de ti- Starburst estaba más tranquilo, su mente se apaciguo al sentir el contacto de esa unicornio que lo salvo de la locura en un momento de su vida, dándole el regalo que más atesoraba y apreciaba.

La noche seguía su curso, la pareja se había quedado un rato más afuera admirando y relajándose con su entornó natural, sintiendo que todo estaba bien. Llego el momento en que tuvieron que entrar de regreso a su casa, encontrando a sus 5 hijos dormidos en diferentes puntos de la casa. Encontrando incluso a la pequeña pegaso arriba del ropero del cuarto.

-Jejeje Son unos angelitos- Murmuro Green Jewel llevando a sus hijos a la cama haciendo uso de su magia para levitarlos hasta el cuarto, donde había dos camas y una hamaca colgando de una esquina a la otra de la cama atravesando el cuarto –A dormir hijas- puso con cuidado a sus tres hijas en una de las camas, dándoles a cada una un beso en su frente de las buenas noche –Buenas noches hijos- Repitió la acción con sus dos hijos, estos siendo colocados en la hamaca con cuidado y cobijados con mucho cariño por su madre

-No son argelitos Jewel, son salta montes- Dijo el pegaso cómicamente, sacándole unas risas a su esposa

-Lo sé, igual que tu- La unicornio verde fue directo a su cama y se acostó en ella, suspirando con mucho cansancio –Ven cariño, quiero dormir en tus brazos, sentir tu amor-

-Muy bien, sentiré tu amor también cariño- El pegaso fue a la cama y acompaño a su amada cobijándose juntos bien abrasados –Mañana será otro día, y será mejor que hoy-

-Así es- Ambos ponys quedaron dormidos juntos, sin querer soltarse como si no hubiera un mañana. O más bien, ansiosos del día de mañana esperando que sea más positivo.

Y aquí termina el primer capítulo, estaré actualizando muy pronto, o eso espero, ¿Qué les pareció?