Hola! Ha pasado tiempo, ¿verdad?. Mi libro me ha tenido terriblemente absorbido, literalmente, estresado. Como siempre solo os pido leer antes de juzgarme, o en su defecto dejar la historia de inmediato.
Extrañaba escribir algo de literatura ligera, si que empecé un one-shot pinecest para relajarme. Para cuando me di cuenta ya había escrito más de 5.000 palabras y más de un capítulo, si que, decidí subirlo para su disfrute.
¿Cuándo notas que te has excedido?
El latido de mi corazón era lo único que sobresalía en aquel infierno silencioso, de nauseas y piel fría. Las gotas de sudor congelaban mi cuerpo en fuertes espasmos, ¿Por qué había llegado a esto? ¿Por qué la consciencia se negaba a abandonarme? ¿Por qué aquella imagen sigue rondando mi cabeza? ¿POR QUÉ? ¡¿POR QUÉ TIENES QUE SER MI HERMANO?!
Oigo una voz de fondo, como un eco que se aproxima pronunciando mi nombre, revotando, como un grito en un profundo barranco- ¿Mabel-el-el-el? - Un par de brazos se posan sobre mi, todo es oscuridad, pero esta voz insiste como una soga que me arrastra hacia la consciencia, - !Mabel-el-el! ¡Despierta!- mis ojos se abren azotados por un infierno multicolor, un rostro familiar, una cuerda que se rompe, mi mente cae al vacio.
¿Alguna vez haz soñado que todo va a estar bien?
...
Mis mente se enciende en un sonido estático, sentía mis mejillas abochornadas, y un calor agradable sobre todo mi cuerpo, ¿Desde cuándo el infierno es tan confortable? abrí los ojos, estaba en mi habitación recostada cómodamente entre mis sábanas, hubiera creído que todo aquello había sido una pesadilla si no fuera por el dolor de estomago, y la fuerte sensación de envenenamiento.
Levanté la cabeza sintiendo una pequeña punzada en el proceso, dicen que la realidad es como un amante celoso, intenta despegarte de ella y sentirás las consecuencias, es por eso que existen las resacas. Junto a la cama, un pequeño bote de basura con una o dos bolsas de papel cuyo contenido no me arriesgaría a averiguar, y junto a este, una figura familiar, era Dipper, recostado sobre el pequeño sofá purpura en el cual suelo leer. Estaba durmiendo en una posición que se me tornó incomoda solo de mirar, con un pequeño cobertor sobre sus hombros y en sus manos un puñado de bolsas de papel.
-Dipper- susurré, el abrió los ojos de golpe como si hubiera escuchado un fantasma hablar.- Entra a la cama.- Dije lanzando las pesadas mantas hacia atrás, el no respondió, solo se acercó acurrucándose junto a mi cuerpo tibio en un suspiro. Sus ojos se veían cansados y cristalinos, me besó en la frente esforzándose por regalarme una sonrisa que como el cristal se quebró de inmediato, transformándose en un sollozo acongojado.
Hundió su rostro en mi hombro, entregándose al completo a sus lagrimas, intentando ligar palabras las cuales eran ahogadas por el agua salada que escapaba a raudales de sus ojos- Ya todo está bien.-Dije intentando consolarlo, sintiendo el calor amenazante de un llanto acumularse en mi interior y una culpa que como fría navaja cortaba en el fondo de mi pecho. El lloraba y era mi culpa.
-Ya todo está bien- Repetí antes de ser alcanzada por la sensación. Y ahí permanecimos, sin decirnos palabra alguna como viudas en un funeral de guerra, entregados solo a nuestro sollozar abandonando con lentitud las barreras de la vigilia en un sueño de oscuridad casi total.
Para entender esta historia, este final, quizás comienzo, debemos retroceder un par de días en el tiempo en esta misma habitación.
