Disclaimer: Los personajes de esta historia no me pertenecen, son de sus creadores, animadores y así Xp.
La familia de mi mejor amiga
Hoy es el día, el día en que conoceré a los padres de mi mejor amiga.
A pesar de que Mizu Tachibana es una chica de dieciséis años alegre y habladora nunca habla de su familia, inclusive nadie sabe acerca de la ubicación de su hogar, a pesar de eso, junto con una tercera integrante de nombre Sakurako, algo bajita y de cabello largo rojizo, somos amigas desde hace dos años.
Estábamos de camino hacia su casa, yo por mi parte hablaba con Sakurako y hacíamos bromas entre nosotras mientras Mizu parecía despedirse de su madre por celular, al parecer solo faltaba poco para llegar a su casa en este pueblo costero, la calle pavimentada de un momento a otro se perdió hasta llegar a un camino rocoso y plano lleno de arena, prácticamente era una vereda que resultaba al bajar unas escaleras que se acercaban a la playa, la vereda rodeaba y separaba la arena del mar de las casas grandes que quedaban al frente al océano, probablemente la vista seria maravillosa al anochecer desde aquellas casas.
De repente Mizu giro su cuerpo entero hacia su derecha para dirigirse a una de las grandes casas que se encontraban a nuestra percepción. La casa de dos pisos era muy bonita, de color coral llena de hermosas plantas llenas de flores de color turquesa.
Mizu abrió una pequeña cerca de madera que rodeaba su casa y fuimos recibidas por dos gatos regordetes aparentemente muy viejos, uno era de color negro con ojos del mismo color, mientras que el otro era de color marrón claro y ojos blancos, los dos portaban un collar color rojo que resplandecía por un cascabel dorado en el mismo que tintineaba escandalosamente mientras se frotaba contra las piernas de Mizu.
Instantes después Mizu se deshizo cuidadosamente de sus mascotas para proceder a abrir la puerta de su casa, giro la perilla con ayuda de una llave con colgantes muy curiosos, uno tenía forma de delfín mientras que el otro tenia forma de una gran orca.
La puerta se abrió y Mizu procedió a entrar mientras la seguíamos ignorantes de nuestro entorno.
Al entrar lo primero que note fue el piso de madera y el bonito estilo entre moderno y japonés que tenía su casa por dentro, al igual que un pasillo largo con unas escaleras y al parecer puertas corredizas. Al adentrarnos más por el pasillo un olor delicioso golpeo mi nariz, un aroma a comida, seguramente caballa, el alimento esencial para la sobrevivencia de Mizu, el aroma provenía desde una de las puertas corredizas, probablemente desde la cocina.
-Vengan, les presentare a mi papá, creo que está cocinando- volteo Mizu de repente con una sonrisa de oreja a oreja hacia nosotras que estábamos detrás suyo, solo mire al rostro de Sakurako para intercambiar una risa pequeña.
Al entrar a la cocina el delicioso aroma se hizo más fuerte, Mizu entro de completo a la cocina donde se alcanzaba a ver algo que estaba hirviendo. Sakurako y yo solo nos mantuvimos fuera de la estancia esperando alguna especie de invitación. Casi en seguida Mizu volvió de la mano de su papá.
Sakurako y yo, especialmente yo, nos impactamos al ver a su progenitor.
La persona que se presentaba ante nosotros era un hombre que no parecía pasar de los veinticinco, era realmente atractivo y atlético, tenía piel blanca como porcelana, cabello oscuro un poco largo muy lacio, ojos profundamente azules con una mirada enigmática, parecía un príncipe de los mejores cuentos de hadas. Tuve que salir de mi ensoñación rápidamente para devolver el saludo de respeto correspondiente.
Probablemente Mizu se parecería más a su madre, mientras que lo único que había sacado a mi parecer, de su padre, era el color de piel pero nada más, puesto que Mizu era una niña algo alta para su edad, delgada y de cabello rubio ondulado con ojos color miel, no se parecía nada al hombre que ahora amablemente nos invitaba a sentarnos en un comedor occidental mientras volvía a la cocina para al parecer terminar la comida.
El comedor tenía cuatro sillas estilo moderno, Sakurako y yo nos sentamos del lado derecho, mientras que Mizu acercaba otra silla, probablemente para visitas, para completar cinco asientos sentándose en una de las sillas que estaban frente a nosotras.
-Esto… Mizu- soltó de repente Sakurako –No te pareces en nada a tu papá, quizá… ¿Te pareces a tu mamá?- pregunto Sakurako mientras rápidamente yo voltee la vista para escuchar la contestación de mi amiga.
-Lo verán… cuando la conozcan-contesto Mizu mientras ponía sus codos en la mesa para sostener su rostro con sus manos y regalarnos una de sus acostumbradas sonrisas.
Suspire -¿Porque tanto misterio Mizu?- a veces las sorpresas lograban sacarme de quicio.
-Porque así es más divertido ya me conocen- comento Mizu dando fin a las preguntas para después voltear al ver a su papá acercándose.
Su papá entraba y salía de la cocina con varios platos de pescado preparado, al ver la necesidad todas nos paramos para ayudarle, en el ir y venir su padre se detuvo para agradecernos inexpresivamente, era tan lindo que tanto las mejillas de Sakurako como las mías se tornaron levemente rosas al voltear a verlo y que este nos regalara una pequeña sonrisa.
Al terminar Sakurako y yo nos sentamos nuevamente en la mesa con la misma posición.
-Mizu ve arriba a buscar a Makoto, dile que ya llegaste y que baje a comer por favor- dijo el padre de Mizu a mi amiga ojimiel, ella asintió para después salir casi disparada hacia las escaleras subiendo con precaución, mientras su padre volvió a la cocina dejándonos solas a Sakurako y a mí, baje mi vista a mi regazo y recordé que aún no me lavaba mis manos.
-Debo lavarme las manos, Sakurako voy al baño ¿vienes?-le dije a mi amiga recordando un baño que se encontraba por el pasillo en el que habíamos pasado.
-Claro, además yo también ocupo lavarme las manos- dijo Sakurako levantándose junto conmigo de la mesa.
Recorrimos nuevamente el pasillo hasta llegar a la puerta del baño del que anteriormente me había cerciorado, solamente que ahora se encontraba cerrado.
Levante la mano para poder tocar la puerta y verificar si alguien se encontraba dentro de aquel baño pero mi mano se quedó a medio camino en el aire puesto que la puerta simplemente se abrió para dejar a mi vista y a la vez impactarme una amplia espalda musculosa de piel bronceada con tatuajes hermosos de los nombres "Mizu" y "Haruka" en perfecto hiragana.
Antes de que pudiera hacer algo o formular alguna disculpa con mucha vergüenza, la persona dueña de la espalda se volteó para darse cuenta de nuestra presencia.
