Ninguno sabía para donde iría la situación, todo había salido... mal.
-¿Como se encuentra?- interrogo el profesor Aizawa al entrar a la enfermería.
Recovery girl dejo los documentos que revisaba con anterioridad sobre su escritorio y se dirigió tranquilamente hacia la ultima cama de la habitación, la única que era utilizada por un estudiante.
-Estable- respondió la heroína -pero, no esta inconsciente-
Aizawa miro a la mujer más baja luego de escucharla, ¿a que se refería con eso? Una vez delante del estudiante, Chiyo verifico su temperatura colocando su mano sobre su frente, no tenía fiebre eso fue un alivio.
-No quiero precipitarme pero su estado se asemeja bastante al de un coma y la particularidad que puede provocar eso es demasiado peligrosa, en manos equivocadas así que... ahora pueden ver el resultado- dijo la anciana dirigiendo su mirada al azabache.
-¿Despertara?- pregunto Eraserhead con una expresión intranquila, porque así se sentía y no podía evitar temer por la respuesta. Aun no podía entender como los había descuidado, como había permitido que delante de sus ojos uno de sus alumnos fuera atacado y ahora... estuviera así.
Chiyo lo notó, notó la preocupación en el rostro del heroe y no pudo evitar mirar nuevamente al estudiante, se veía tranquilo... bastante tranquilo.
-No lo se- fue su única respuesta.
La mandíbula de Aizawa se tensó.
[...]
Los estudiantes de 1A fueron puestos al tanto de la situación de Aoyama, tan solo excluyeron el detalle del posible coma al que había sido puesto por aquella particularidad y tan solo se dijo que estaría inconsciente por algunos días. Pero... los profesores estaban al tanto de la situación en verdad.
Aoyama había sido dejado en la habitación del hospital, misma que sus compañeros comenzaron a frecuentar. Lo observaron con una intravenosa que no fue para nada del agrado de varios de sestos, pero si serían por días indefinidos debía mantenerse bien alimentado aun si no podía comer algo en verdad.
La iluminación de su habitación fue disminuida considerablemente aunque Mina y Hagakure se encargaron de que hubiese más luz, Aoyama adoraba la luz y si se despertaba en un lugar tan oscuro estaban seguras que no le gustaría.
-Creí que sonreía aun cuando estaba dormido- comento Mineta sin dejar de ver a su compañero extranjero.
-Eso sería raro- inquirió Kaminari mirando al más bajo antes de volver la vista al rubio -el profesor Aizawa solo dijo que estaría dormido por algunos días, ¿cuanto creen que sea eso?-
Ninguno respondió, porque en verdad ninguno sabía que respuesta dar, no sabían la condición exacta de su compañero solo... que estaba dormido.
-Bueno, tan solo esperemos que despierte pronto- esta vez fue Mina quien hablo, acercandose al cuerpo inmovil del frances tan solo para revolver sus cabellos en una caricia -más te vale despertar pronto, bello durmiente- agrego en broma
-¿Un beso podría deapertarlo?- pregunto Hagakure en general y sus compañeros no hicieron más que soltar algunas ligeras risas, después volvieron a quedarse en silencio, sus miradas se centraron en Aoyama.
Recordaron la forma en la que salió de la nada para impedir que fuesen atacados por aquella villana. El fugaz momento en que mando a volar con su laser a aquella mujer pero también como esta antes había logrado posar sus manos en el frances.
Todos observaron el cuerpo de Aoyama desplomarse en el frio suelo del lugar que había sido testigo de un nuevo ataque de la liga de villanos contra los estudiantes de UA.
Ninguno pudo evitar sentir sorpresa al ver al frances ponerse en peligro de esa manera, lo conocían. Sabían que Aoyama no era de arriesgar su vida por otros, pero tal parece... que eso había cambiado.
Guardaron silencio, pidiendo cada uno a su manera, que Aoyama despertara pronto y agradeciendo lo que había hecho.
[...]
En verdad no era como si su presencia no hubiera sido ignorada antes, si bien Mina siempre lo interrumpía o los demás lo ignoraban cuando hablaba, no era como si su presencia fuese en verdad algo que alguien notara siempre.
Pero de alguna forma...
Siempre fue costumbre de Iida llegar puntual a clases, siempre ser el primer y la segunda persona que acostumbraba llegar temprano tambien era Aoyama. Pero el comienzo de la semana no fue así, aunque el espero verlo y escuchar su peculiar saludo, pero no fue así.
Uraraka y Hagakure disfrutaban el hablar de cosas bastante triviales con Aoyama. Así que fue normal que au presencia faltara cuando ambas estaban hablando.
Midoriya estaba empezando acostumbrarse al frances, cuando le regalaba esos extraños bocadillos o cuando hablaban mediante mensajes aun cuando se tenían al lado, no pudo evitar sentir que algo faltaba cuando se iba a dormir.
Sin duda para Tokoyami se le había hecho una costumbre tanto saludar por la mañanas como despedir al rubio en las nochoes cuando estraban a sus respectivas habitaciones, pero no hubo eso durante esas semanas.
Shoji, Ojiro, Sero, Momo, Satou, Kirishima, Kaminari, Jirou, Mineta, Koda, Todoroki y hasta Bakugou, cada uno de los alumnos de 1A... comenzaron a sentir la falta de presencia de Aoyama.
Cada uno... comenzo a extrañarlo.
[...]
El tiempo parecía no pasar para Aoyama que aun seguía dormido, luciendo como si no hubiese pasado ni siquiera un día. Pero para los demás, habían pasado 2 semanas.
Durante ese tiempo sus compañeros decidieron algo luego de ver a Recovery Girl ir a la habitación del rubio tanto para verificar sus signos vitales como para cambiar su suero, era un trabajo en el que los alumnos decidieron ayudar, a su manera claro.
Ayudarían a que Aoyama despertara pronto.
[...]
La estudiante con particularidad de creación entro con pasirmonía a la habitación del rubio, se encontró con lo mismo de hace dos semanas. Aoyama luciendo tan tranquilo, durmiendo como se esperaba. Una sonrisa triste se dibujo en los labios de la fémina, una vez que se coloco a su lado, Aoyama ahora no lucía tan resplandeciente como otras veces, pero... aun era él.
-Buen días, Aoyama-san- pronunció bajo antes de ponerse hacer lo que comúnmente realizaba cuando era su turno de estar con Aoyama, limpio un poco, acomodo las almohadas del rubio así como también cambio sabanas sucias por unas limpias, se había pasado una noche estudiando todos los cuidados de personas en estado de... coma.
Con esos pensamientos en su cabeza preparo algo de té en la pequeña estufilla que se había instalado en el cuarto, hecho esto tomo asiento al lado del rubio, en una silla que se había puesto para la persona que decidiera pasar un rato con él. Algunos podían considerarlo aburrido o tedioso pero para Yaoyorozu no era nada de eso, sin duda las horas con Aoyama se pasaban volando.
Durante esas horas pensaba en un sin fin de cosas, algo que la hacía recordar algo en especial. Ese algo se trataba de la ocasión en la que habían sido emparejados durante el campamento de verano.
Fue de esas pocas veces en las que hablo con Aoyama.
"¿Ha visitado alguna vez Francia, mademoiselle Yaoyorozu?"
"Solo una vez cuando era pequeña"
Aoyama le regalo una sonrisa a Yaomomo.
"Cuando quiera, puedo mostrarle la Francia de ahora" ofreció el rubio y la chica de ojos onix quiso responder pero justamente en ese momento la liga de villanos ataco.
Yaoyorozu salió de sus recuerdos para mirar al rubio, le sonrió aun cuando sabía que este no podía verla.
-En verdad... me gustaría que me mostrara Francia, Aoyama-san- espeto Yaoyorozu sin poder decir algo más gracias al nudo que se formo en au garganta y las lagrimas que se colaron por sus mejillas, cayendo una por una a su regazo y solo una cayó y se disolvió en el té que bebía en ese momento.
Una lagrima que llevaba el anhelo de verlo despertar.
[...]
Ninguno mentía si decía que no extrañaban la presencia del rubio, Aoyama había cambiado desde hace ya un tiempo y cada uno lo reconocía a su manera.
-Aoyama-chan- llamo Tsuyu antes de entrar a la habitación del francés, no hubo respuesta eso no pudo evitar hacer sentir un poco triste a la azabache, se adentro junto a Shoji, el turno de ambos era alrededor de las 6 de la tarde, los días martes y jueves.
Durante esas horas se dedicaban a conversar donde incluían al rubio, intentaban mantenerlo al tanto de lo que había sucedido durante esas dos semanas, sabían que lo escuchaba algo les decía que si.
-Debe ser cansado estar en esa posición todo el tiempo- comentó Tsuyu sin dejar de ver el cuerpo inmóvil de su compañero de clases.
Shoji no respondió, hizo lo mismo que la más baja, observo al francés sin decir palabra alguna en su lugar se acerco y retiro la sabana que cubría al rubio y con verdadero cuidado tomo el cuerpo de Aoyama y lo cubrió primero con los brazos de su lado izquierdo y después con los derechos. Siguió al pie de la letra lo que había leído en aquel libro que pidió a Yaomomo, el contacto físico ayudaba a la persona en estado de coma a salir más rápido de ese estado.
Al menos... así decía aquel libro.
Tsuyu lo observo sin decir palabra alguna, con cuidado llevo una de sus manos a la frente del francés, retiro los cabellos que se colaban por su rostro y le sonrió.
-Ojala despiertes pronto, Aoyama...
[...]
Jirou no podía decir que era bastante unida al rubio o algo por el estilo, pero... más de una vez habían estado juntos en un equipo y claro, era su compañero así que durante dos horas, después de clases los días miércoles y viernes, ella se encargaría de tocar algo suave para el rubio.
-Aprendí esta canción hace algunos días, ojala te guste- aunque no recibiría una respuesta Jirou comenzó a tocar suavemente las cuerdas de su guitarra, las yemas de sus dedos deslizando y entonando el sonido agradable.
Al mismo tiempo que cantaba algo suave.
-Vamos al jardín, encontrarás algo esperado justo donde lo dejaste pero al revés y cuando finalmente lo encuentres verás como se a descolorado...- conforme cantaba una sonrisa se formo en su boca, era la primera vez que daba un "concierto" para una sola persona, se sentía nerviosa pero... continuo. -todo se queda... donde lo dejaste, todo se queda... pero sigue cambiando muy ligeramente, de día y de noche en pequeñas formas, cuando todo se queda-
El sonido de la melodía continuo, pero ya no hubo letra, tan solo una suave canción que conforme terminaba se hacía más y más lenta... hasta terminar completamente.
Una vez que termino se quedo en silencio, observando a su compañero sin decir palabra alguna estaba segura que le había escuchado o al menos, quería creer eso.
-Cuando despiertes, puede que vuelva a cantarla... pero solo si queda entre los dos- dijo Jirou sin dejar de ver al rubio y por supuesto, regalandole una sonrisa.
En verdad esperaba que despertara para escuchar su canción.
[...]
Sin lugar a duda cada uno ponía su grano de arena para ayudar al rubio, en lo más que podían ya fueran horas a su lado o ayudándolo con algo de terapia en sus piernas y brazos, tal como les había explicado Recovery girl, para una persona en el estado de Aoyama era bastante duro estar en su situación actual y sabían que las enfermeras hacían su trabajo, pero ellos querían ayudar también.
Sus músculos debían estar entumidos por tanto tiempo recostado sin movimiento alguno.
-Hoy comenzamos a perfeccionar nuevos ataques, muchos hemos tenido problemas con ello pero estamos dando lo mejor de nosotros- conforme hablaba Midoriya bajaba lentamente el brazo derecho de Aoyama, intentaba que hiciera el mayor movimiento posible aunque claro, sin intentar lastimarlo -dentro de unos días iremos a un entrenamiento especial en un nuevo campo, todavía no nos dan detalles sobre ello pero... sería bueno que despertaras y nos acompañaras, somos un grupo después de todo-
Midoriya se detuvo cuando comenzó a mover con cuidado los dedos de la mano derecha del rubio.
-Y tú... formas parte de él- agrego ahora tan solo acarició con cuidado cada dedo de la mano de Aoyama, sin decir palabra, tan solo miro y toco sus dedos percatándose a la perfección que Mina y Hagakure se habían encargado de los cuidados de Aoyama lo mejor posible, cortando y pintando sus uñas porque podía darse cuenta del brillo en las uñas de este.
No pudo evitar sonreír ante esto, cada uno... estaba poniendo de su parte para cuidar al rubio, cada uno... esperaba ansioso el despertar del rubio.
-Despierta pronto, Aoyama-kun- espeto regalandole una pequeña caricia en la mano -en verdad extraño nuestras conversaciones- confeso con sinceridad.
[...]
Para la desilusión de cada uno, Aoyama no despertó para aquel entrenamiento especial y eso fue algo estuvo en la cabeza de algunos, pero intentaron no distraerse, debían hacer lo mejor en su entrenamiento, perfeccionar sus nuevas técnicas y trabajo en equipo.
Aunque su grupo no estaba completo.
Sin duda fue un entrenamiento duro, para algunos fue una buena idea ir primero al hospital para visitar a Aoyama, antes de ir a los dormitorios puesto que una vez ahí seguramente caerían rendidos a sus camas y bueno... querían ver como estaba el rubio.
-Fue buena idea traer esto, seguro le gustará mucho- Mina en sus manos sostenía una lampará que hacía figuras de estrellas cuando la encendías y al francés le gustaban las estrellas.
-Estoy segura que si- dijo Yaoyorozu con una sonrisa, continuaron caminando por el pasillo hasta llegar a a habitación del francés, no se detuvieron en la recepción puesto que la enfermera encargada ya les conocía y en cierta forma, tenían un trasto especial por ella así que ya no era necesario papeleo y cosas así.
-¡Aoyama!- exclamo Hagakure antes de entrar a la habitación, estaba ansiosa por contarle todo lo que había avanzado en su entrenamiento pero al entrar a la habitación se encontró con una cama completamente vacía así como una habitación.
Sus compañeros se adentraron al cuarto sin pensarlo dos veces.
-¿Que hacen aquí?- preguntó una enfermera desde el maro de la puerta, que ninguno había visto antes.
Iida se acerco hasta la mujer.
-El paciente de esta habitación, Aoyama Yuuga, ¿sabe donde se encuentra?
La fémina miro con confusión al estudiante pero decidió dar una mirada a los documentos que recientemente le habían entregado de ese piso, una vez que encontró ese nombre volvió la vista a los jóvenes.
-Lo siento, su compañero...
[...]
Llegaron a los dormitorios en apenas 10 minutos, aunque muchas veces Iida les repitió que no corrieran tanto en los pasillos de la escuela como en el dormitorio, el corrió rápido para ser el primero en abrir la puerta de la habitación de Aoyama.
Pero Mina... ella fue la primera en ver dentro y la primera, en sentir como su corazón se estrujaba en su pecho.
Una habitación desolada, sin brillo alguno como Aoyama anteriormente la había adornado, ahora no tenía nada, tan solo la cama tendida pero no tenía esos espejos en todas partes ni la bola de disco en el techo.
Nada.
Era como si Aoyama nunca hubiese estado en esa habitación.
-Aoya...ma- musito Mina en un hilo de voz, sin poder decir más, una lagrima cayó por su ojos derecho para finalmente dar paso a un llanto que termino en el suelo de aquella desolada habitación.
Lloró de tal forma en la que sus compañeros no pudieron evitar dejarla sola, porque su llanto sin duda hizo que lo recordaran, cada uno recordó al rubio, recordaron sus peculiares poses, esa sonrisa que siempre lucía cada segundo del día o... esas ocasiones cuando lo ignoraban.
Lo aceptaban, lo habían ignorado en muchas ocasiones o simplemente no le prestaban atención alguna y ahora... no podían remediarlo ya.
Tal vez, habría sido necesario que les enseñaran que tarde o temprano, se pierden amigos y compañeros, pero ninguno pensaba que sería tan pronto y de una forma tan abrupta y en la que ninguno pudiera despedirse antes.
Pero ahora... era tarde.
Se sumieron en lo que sentían en ese momento que apenas uno pudo percatarse del sonido del ascensor y las voces que salían de el.
-Pronto te sentirás mejor querido, ¿quieres una menta?- ofreció Recovery girl al joven francés que solo negó con una pequeña sonrisa.
-Aun siento un poco entumidos los brazos pero no mis piernas, ¿no es raro?- pregunto Aoyama a la heroína y esta quiso responder pero no pudo cuando notaron las presencias de todos los alumnos de 1A fuera de la habitación a la que se dirigían.
Aoyama miro entre confundido y preocupado a sus compañeros, estaban llorando y no sabía para nada el porque. Aunque quedo mucho más que esas dos cosas primeras cuando sintió la avalancha de varios de sus compañeros encima de él. Lo único que escucho antes de esto fue su nombre ser gritado por más de uno de sus compañeros.
Sin duda tenía demasiadas preguntas.
Tan solo se había ido unos días, ¿no?
[...]
El hermano de una amiga duro casi dos meses en coma por un accidente y cuando despertó sintió que solo habían pasado dos días, me dio sentimiento verla llorar cuando despertó.
Habrá un extra~ esperenlo~
