N/A: Este es mi primer Ectofeature, así que se aceptan toda clase de comentarios.
Aquí mi imaginación voló hacia los celos de Billy de ¿Qué sucedería si a la vida de Spencer llegara otro fantasma? ¿Sera capaz de dejar en claro lo que le pertenece o le dejara el camino libre hacia Spencer?
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Capitulo Único:
Todo había comenzado normal durante la mañana de sábado, obviamente en donde cabían los parámetros de normalidad cuando se tenía a Billy Joe Cobra como compañero de cuarto. Spencer había desayunado junto a sus padres mientras que el fantasmal Billy había optado por comer mantequilla de maní solo en la habitación, ya que el ex cantante estaba ofendido con el cineasta.
Durante todo el día, la familia Wright estaría de visita en casa de un pariente y Spencer había decidido, que tan solo por esta ocasión, Billy no iría con ellos. Temía que el fantasma arruinara la visita y, que por demás, asustara a su pobre tía, que ya no estaba en edad como para pasar sustos. Esto no fue muy bien recibido por Billy, y decidió no hablarle a Spencer lo que quedaba hasta que estos se fueran a casa de la tía.
Una vez en casa de la hermana de su padre, los adultos decidieron hablar en el jardín mientras ellos husmeaban por el hogar. Fue allí, cuando accidentalmente, Spencer encontró un reloj antiguo de muñeca, tétrico y que muy bien podría usarse en alguno de sus filmes de terror. Poniendo su mejor carita de cachorro herido y abandonado, Spencer le pidió amablemente a su tía si le dejaba conservar el dichoso reloj de muñeca. La tía Karen accedió a regalárselo, no sin antes contar la historia de aquel artefacto.
Spencer poco había oído de la aburrida historia, solo llego a comprender que aquel reloj le había pertenecido a Tony Downey, hermano del abuelo de Hugh, que había muerto en la temprana edad a causa de una enfermedad terminal. Y que pertenecía al primer matrimonio de su bisa-abuela, por eso el cambio de apellido. Tal parece que en aquella época, estaba mal visto que una mujer educara sola a un niño. Luego, se caso con Edward Wright, abuelo de Hugh y Karen.
El joven cineasta volvió al salón y se colocó su nuevo reloj, saco su celular y comenzó a navegar por internet. De pronto, el aire cálido de la sala desaparece, volviéndose frio y denso. Spencer no se asusta, pero siente que algo no anda bien. Así que decide guardar su teléfono y guardar la calma, hasta que lo vio.
Spencer Wright se quedó mudo y atónito al ver como delante de él, poco a poco, aparecía la espectral figura de un fantasma joven. No se hubiese esperado jamás que encontraría a alguien como Billy allí, en casa de su tía.
El fantasma tenía corto cabello revuelto, era tan alto como Billy e inclusive un poco más, vestía una playera negra con pantalones militares, grandes botas negras y poseía una divertida mirada. Sus ojos eran negros y un pequeño lunar se posicionaba en su mejilla, cerca de sus labios.
—Yo… Tu… —murmuro Spencer, incrédulo.
—Oh, no… —se quejó el joven mientras metía las manos en sus pantalones militares y flotaba sobre él— Ya se volvió loco, sabía que tía Karen no era una buena influencia… —
— ¿Qué tiene que ver tía Karen en todo esto? —pregunto Spencer, no entendiendo el punto.
— ¿Cómo que tiene que ver? ¡Tiene millones de gatos en mi casa y…! —el fantasma se quedó callado e incrédulo, bajo a la altura del joven y le miro fijo— ¡¿Puedes verme?! —grito impresionado.
—Oh, tal parece que si… —contesto Spencer y miro a su muñeca, donde se haya el reloj— ¿Acaso tú eres Tony? —
— ¡Si, soy yo! ¡Woohoo! —festejo el joven mientras bailaba en el aire— Hace ya muchísimos años que no entablaba una conversación con otro ser humano… —Tony se sentó en el sillón rapidamente, obligando a Spencer a hacerlo— ¿De qué debemos hablar? ¿Qué hacen los muchachos de hoy en día? ¿Tienes algún color preferido? ¿Te gusta el futbol? Porque a mí me fascina, mi equipo favorito es el Barc… —
—Oye, tranquilo. Eres peor que Billy… —lo calmo Spencer.
—Lo siento, pequeño. Pero ya hace años que no hablo con alguien que pueda verme o siquiera escucharme… —Tony se llevó una mano al mentón y miro desconfiado a Spencer— ¿No eres un Caza-Fantasma, verdad? —le pregunto.
— ¿Qué? ¡No! Yo soy un cineasta y la simple razón de porque puedo verte es porque poseo un reloj antiguo tuyo, tía Karen acaba de regalármelo… —le contesto, tranquilizando así al joven fantasma.
— ¿Así de simple? De haberlo sabido lo hubiese hecho hace años… —se quejó Tony mientras hacía leve mohines— Y tuve que hablar con los gatos de tía Karen para no volverme loco… —expreso exageradamente triste.
—Claro, como si hablar con gatos te hace menos loco… —le dijo Spencer irónico.
— ¡Pues intenta no volverte loco al estar "solo" por casi sesenta años! —le arremato Tony— A puesto a que el niñito no duraría ni un día… —se burló.
— ¡Oye, yo fui un fantasma un día entero! Y te apuesto a que sería mejor fantasma de lo que lo son tú y Billy… —contesto rápidamente Spencer.
Así, rápidamente, una batalla de quien era mejor en tal cosa empezó. Jessica, desde la otra habitación, solo negaba al escuchar a su hermano hablar solo. Ni siquiera en casa ajena sabia comportarse su hermano, siempre actuando como un rarito.
Luego, la tarde transcurrió amenamente.
Spencer había escuchado parte de la vida de Tony, menos de su muerte, ya que al igual que Billy, Tony tampoco recordaba de cómo había muerto. Pero si había podido decirle que, durante que estuvo vivo, vivió en casa de su madre junto a su hermano menor, padre de Hugh y Karen, y su buen padrastro. Que asistió a la escuela militar, que recibió varias medallas a pesar de ser uno de los más jóvenes reclutas. Que le gustaban las parrilladas y las películas de terror.
Ante tal descubrimiento, Spencer supo que serían grandes amigos.
Tony, igualmente, también escucho algo respecto a Spencer. Al hacerlo, no pudo evitar recordar a su hermano menor. No dudaba en nada, Spencer se parecía mucho a su hermano.
La hora de volver a casa había llegado, debieron despedirse de tía Karen y, por lo tanto, del joven Tony.
—Bueno, fue un placer conocerte Tony. Prometo volver a visitarte… —le dijo Spencer mientras le daba su mano.
—Oh, claro que no pequeño. Yo iré contigo, ahora que tú tienes mi reloj… —dijo simplemente el fantasma mientras flotaba hacia el auto de sus padres.
Spencer se quedó callado y en shock ¿Acaso debía dejar que Tony viviera con él? Su mirada negra viajo hasta el fantasma, no pudo evitar sentir pena por él. Tony había permanecido muchos años solo, aproximadamente más de sesenta. Aquello era obvio de notar, Tony había hablado hasta por los codos respecto a él y su vida de fantasma, se notaba que había dejado de saber cómo sociabilizar con los demás. No sería justo el haber ilusionado al fantasma y ahora negarle su compañía, además ¿Qué malo podría suceder?
Seguramente hasta podría ser que Billy y Tony fueran los mejores amigos ¿Verdad?
