Prefacio
Recuerdo que la primera vez que me enamore, fue la última también. Porque la primera vez, fue mi amor de la infancia, mi madre, cuando crecí, comprendí que no era amor como tal.
Mi segundo amor, fue una bonita compañera de kínder, y cuando entendí que tampoco era eso; estar enamorado, lo deseche.
Pensé entonces que estar enamorado, era como de verdad, un estado, así como los de facebook, que pones, "es complicado", y nadie más que los curiosos los leen. Nadie tiene que saber qué tipo de complicaciones viene con ese estado, y parece que tampoco se entiende que viene con ella, palabras mayores como "te amo".
El meollo del asunto, es que en sí:
Relación + te amo + complicado= mentiras.
De por sí, las relaciones son complicadas, el solo hecho de una relación con tu madre lo es, ¿por qué? porque establece límites a medida que esta crece, y hay veces en que los "te amo", sinónimo de "sentimientos", "complican" todo esto.
Porque el amor viene cargado de venenos. Venenos que a veces ni las verdades pueden desaparecer. Es así como, el amor, inocente o no, se envuelve en marañas de mentiras desde el principio, así uno no lo desee, todo se convierte en situaciones que se salen de las manos.
¿Por qué razón? Porque amar es un veneno, es ponzoñoso, dañino. Pero aun sabiendo eso, no podemos evitar hacerlo, porque de la misma manera que nos destruye, nos cura. Nos hace felices, nos hace tener un sentimiento, una relación, una complicación y nos hace creer que las mentiras no siempre son para mal. Que también hay venenos positivos, de esos que curan el alma.
De los que hacen estar enamorados, de verdad.
Pero increíblemente, de los segundos a los años que duro este amor, la pasión y la felicidad que me hizo sentir, en los que no me arrepentí de la traición que hacía; fue cuando fui feliz, cuando me sentí protegido y completo, y con la capacidad de amar y de ser amado. Me sentí entendido, me sentí querido, acompañado. Sentí que por esos momentos valía la pena todo el daño que estaba haciendo, porque yo estaba tranquilo. La tenía a ella, y podía amarla tanto y demostrárselo, podía ser sincero conmigo mismo por fin. Aun cuando fuera oculto. Podía amarla y que ella lo aceptara.
No esperaba algo reciproco, porque fue demasiado repentino, pero el solo hecho de hacerlo, de poder demostrarlo, me hizo sentir vivo, que había alcanzado fronteras que siempre había querido conocer y no había podido, ya que siempre había algo, a causa de que siempre estaba alguien que podía salir lastimado.
-Inuyasha.- Me llamó bajito.
Estábamos tan cerca que no era necesario hablar en vos alta.
La mire directo a los ojos y sonreí, allí estaba la razón de mi felicidad.
-Dime…
-No te enamores de mí, yo... No puedo amarte como lo amo a él.
Pude ver en sus ojos la culpa, y la tristeza. Y también el confort y la calma, ella se sentía segura conmigo. Pero la culpa…
Yo sabía que tenía razón, y aun así, en el fondo de mi inocente corazón, tenia esperanza de cambiar eso. Porque estar enamorado de ella, me hacia feliz. Me hacía sentir completo. Y para mi egoísmo, eso era lo único que me hacía sentir vivo en mucho tiempo.
Amarla a ella.
