Disclaimer:Los personajes de DMC no me pertenecen, su autoría es de Capcom
Nota: ¡Buenas! Este es mi primer fic sobre DMC y esta pareja que tanto me ha cautivado : D , Apenas he comenzado el anime y he jugado un poco a alguno de los videojuegos y sinceramente me ha encantado, bueno he de decir que todavía tengo que cogerle el truco a los personajes y sus personalidades, daré lo mejor de mí (L)
PD: Pensamientos en cursiva.
Advertencias: YAOI, Lemon,faltas de ortografía.
Capítulo 1: Señalar es de mala educación.
El día puede que estuviese soleado, pero como siempre estaba a oscuras en su casa y con las ventanas cerradas como si fuese un búnker anti guerra, hacían que no lo pareciera.
Serían entre las diez y once de la mañana y el ya estaba comiendo, pizza. Aunque quizás en ese momento le apetecía algo más dulce, algo como un helado de fresa ; su favorito sin duda alguna.
Patty había salido a dar una vuelta con Lady, quien se la llevaba casi todas las mañanas para no tener que quedarse en ese lúgubre y desordenado lugar con Dante, quien agradecía no tener que estar escuchando sus quejidos mañaneros como: ¡Limpia un poco tu escritorio! , abre las ventanas y saca el polvo. ¿Es que solo comes pizza o qué? , Pareces un ermitaño.
Aquella niñita tan solo tenía doce añitos y ya le sacaba de sus casillas, pero aún así no la quiso devolver a el orfanato y decidió cuidar de ella y dejarle un espacio en la agencia de Devil may cry desde que le salvó en aquella misión.
Dante se encontraba tirado en el sofá con una posición rara pero cómoda, tal y como solía dormir. Esperaba alguna que otra llamada de trabajo, donde le necesitasen para exterminar a algún demonio cuando la puerta fue abierta sin permiso.
-¡Ya hemos llegado! –anunció Patty alzando la voz-.
Dante se estremeció y tapó su rostro.
-Mis ojos… -se quejó por la luz- Cierra ya la puerta.
Lady entró junto a Patty y cerró la puerta suspirando.
-Siento anunciártelo Dante, pero ya es de día –dijo con sarcasmo la morena.
-Mi cuerpo no dice lo mismo.
El teléfono sonó haciendo que los presentes le tomaran atención.
-Bueno yo ya me voy, tengo cosas que hacer y parece que tú también Dante –dijo Lady besándole la frente a la pequeña rubia para despedirse, al de cabello albino tan solo le levantó la mano en forma de seña- Nos vemos mañana.
Patty se despidió y subió las escaleras con el propósito de darse una ducha mientras Dante luchaba para levantarse del sofá y dirigirse hacia el escritorio que estaba en medio de la sala. Cogió el teléfono sorprendiéndose por quien se encontraba en la otra línea.
-No tengo dinero y aún tengo cuentas que pagar –avisó el de ojos azules con antelación oyendo la risa de la otra persona.
-Hermanito, no vengo a pedirte dinero.
-¿Comida?
Vergil aguantó el aire por unos momentos inflando sus mofletes para no decirle unas cuantas burradas a su hermano gemelo.
-Necesito que… -El mayor de los hijos de Sparda se calló por un momento- Necesito que cuides de mi perro mientras estoy fuera.
¿Había oído bien? ¿Él, cuidar de un bichito peludo que ensucia más de lo que ya está su agencia? Dante se lo tomó un poco a chiste y entonces preguntó:
-¿Me ves cara de domador potencial?
-Ahora mismo no te veo la cara –troleó Vergil a Dante.
-Esa te la guardo.
-Ahora enserio Dante, esto es importante y mi trabajó también.
-El mío tampoco es despreciable –intentó decir el menor de los dos- ¿Por qué justamente yo? Sabes que no se me da bien cuidar de animales, a no ser que coman Pizza y sobrevivan a la oscuridad.
-Eres el único con el que puedo contar en estos momentos, además, sé que cuidaras bien de él, no da mucho trabajo.
Dante colocó su mano en la frente echándose hacia atrás.
-¿De cuánto tiempo hablamos?
-Uno o dos meses –respondió el mayor.
-Sí, jaja, hasta luego Vergil –colgó Dante en disposición de salir al bar a por un helado cuando volvió a sonar el teléfono- Agencia Devil may Cry ¿Dígame? –ironizó el albino sabiendo perfectamente de quien se trataba.
-¡Dante! Pedazo de pagafantas, cabeza coco rallao. Escúchame –gritó Vergil perdiendo la paciencia.
-¿Qué gano yo con esto?
-Pagaré todas tus cuentas pendientes hasta el día de hoy.
Dante sonrió revolviéndose el pelo y entonces cogió aire para aferrarse al teléfono.
-¿Cómo se llama esa cosita peludita tan bonita y adorable? –preguntó con voz juguetona.
Vergil sintió la victoria dentro de sí y no tardó en responderle. Todo había salido perfecto, a veces engatusar a su hermano era más fácil de lo que pensaba.
-Nero –respondió su hermano- Su nombre es Nero.
La niña saltaba emocionada aferrándose al brazo del albino estirándoselo de manera que parecía que en cualquier momento lo iba a desmontar como una pieza de Tetris.
-¡Vamos a tener un perrito! –gritaba emocionada Patty esperando a que llegara.
-Sí,pero solo por dos meses, así que no te encariñes mucho, luego habrá que devolverlo –mencionó Dante irritado por el comportamiento pesado de la rubia. Hasta que una bombilla se encendió en su cabeza, para ser exactos, solo media- Esto Patty… ¿Me ayudarás a cuidarlo?
-¡Por supuesto! Adoro a los perritos, son tan suaves y bonitos
-Bingo. Para una vez me servirás de algo –murmuró Dante revolviéndole el cabello rizado.
Problema zanjado, Patty haría todo el trabajo por él y encima su hermano le pagaría todas las deudas hasta el día de hoy ¿Qué más podía pedir?
-Un helado de fresa –dijo para sí mismo.
-¿Qué? –Preguntó la oji azul sin entender, arqueando una ceja.
-Nada.
El sonido de la puerta hizo eco en la oscura sala. Tanto Dante como Patty sonrieron y caminaron hacia la puerta, aunque esta segunda optó por correr.
-Ya va Patty, no seas tan ansiosa –proclamó Dante haciendo que la pequeña esperase con nerviosismo.
Con la misma pereza de siempre Dante abrió la puerta e intentó cambiar la expresión por una más amigable, aunque apenas se hacía notar.
-¡Vergil! Sí que has llegado rápido –dijo Dante despreocupadamente.
Al lado derecho de su hermano se encontraba un niño, posiblemente rondando los dieciséis, su piel era pálida y su cabello albino, no obstante lo que más destacaba eran sus ojos azulados y serios. Parecía un hermano más, se parecía bastante a ellos y eso le hizo dudar por un momento.
-¿Joder pero que has liado ya? –preguntó Dante señalándolo.
Vergil chasqueó los dientes y se cruzó de brazos.
-No es mi hijo Dante, si eso era lo que estabas pensando –aseguró el mayor negando con la cabeza.
-Hmmm… Ya veo –volvió a mirar al pequeño- ¿Quién eres tú?
-Preguntar antes de presentarse es de mala educación –esta vez habló el adolescente.
Dante alzó las cejas de manera exagerada.
-¿Disculpa? –a Dante se le borraron sus buenas ganas.
-Aunque bueno, ya noté tus modales en cuanto me señalaste –volvió a hablar con tono de asco.
Vergil No tardó en darle un codazo al pequeño para que bajaran sus humos.
Dante, como hombre maduro y bien formado optó por pasar del criajo y se volvió a dirigir a su hermano con voz peresoza, como solía ser.
-¿Te vas ya, Vergil?
-Sí, verás… Tengo que partir cuanto antes, bueno te dejo a cargo de Nero –mencionó dándole unas leves palmaditas en el hombro a Dante, quien seguía esperando la mascota sin entender.
-¿Dónde está? –Dante miró a su alrededor e incluso intentó silbando a ver si el perro daba señal de vida.
Aunque más impaciente estaba Patty, que se encontraba detrás de Dante pegada a su espalda y cogida de su chaqueta, con algo de vergüenza.
-Ah disculpa, este es Nero –dijo el mayor de todos señalando al muchacho.
Dante parpadeo tres veces exageradamente buscando una explicación y buena.
-Tienes menos vergüenza que un gato en una matanza –aseguró derritiendo a su hermano mayor con la mirada.
-Sí quieres que pague tus cuentas tu misión será llevártelo a tu trabajo y cuidar de él, su familia tiene dinero y te dará una buena propina… Él te contará los detalles ¡HASTA LUEGO! –Decía cada palabra alejándose cada vez más y más hasta que se metió en el coche y arrancó a fuerza propulsión barriendo el lugar.
-Esto tiene que ser una broma –susurró incapaz de entender la situación.
¿Cómo no se había dando cuenta antes de las maletas que estaban en los pies de Nero?
Sin duda, la había armado buena.
-Mi habitación –pidió el pequeño.
-¿Eing?
-Mi habitación dije, viejo sordo –volvió a pedir más bruscamente.
Dante miró al cielo esperando una luz divina que le calmara sus ansias de partir al mocoso por la mitad.
-Mira nene… -susurró Dante cerca suyo.
-¡Yo te llevaré! –interrumpió Patty cogiendo una de las maletas de Nero en forma de educación.
-Vaya, al menos hay alguien honrado en esta pocilga –mencionó siguiendo a la rubia- Gracias guapa.
Patty se sonrojó y siguió caminando mientras se presentaba.
-Será golfo… -murmuró Dante maldiciendo hasta el último pelo que poseía el renacuajo.
N/A: Muchas gracias por leerme, espero que os haya gustadoooo! (L) a ver si actualizo pronto : )
