EL DESPERTAR DEL TIGRE

Chap. 1: El Gatito

"Si logras vencer las barreras de tu timidez, despertará el tigre que habita en ti"

Si claro, las palabras de una galleta de la fortuna pueden ser muy ambiguas y muy abiertas, además una persona razonable y lógica como yo no podía creer en ellas como en una ley, pero el hecho es que en mi caso esas palabras salidas en la galleta de la fortuna que nos obsequiaron en el restaurante luego de la cena, no son casualidad, y en lugar de arrugar el condenado papel y tirarlo a la calle, lo había guardado en el bolso de mi pantalón de mezclilla. Tuve otra oportunidad de tirarlo cuando por la noche iba a mandar el pantalón al cesto de la ropa sucia pero antes de eso, como si ese pedazo de celulosa con mala caligrafía tuviera una especie de magia propia, parecía estar pegado a mi mano y tampoco lo tiré sino que lo guardé en el bolso negro que llevo al trabajo.

Y es así como ahora, en medio de esta dura jornada en que se supone debía estar concentrada en mi trabajo, al meter la mano al bolso para tomar el móvil este pedazo desagradable de papel con letras se había enredado con el cable de mi "manos libres" y había salido de nuevo logrando desconcentrarme de las luces rojas del conmutador que reclamaban mi atención, del informe de la computadora y de las tres personas que esperaban en la pequeña sala del recibidor para pasar con mi jefa.

-¡Aino ¿Está allí o enterrada cien metros bajo tierra? ¡Hace un minuto con veintisiete segundos que estoy llamándole! ¡Si no está aquí más rápido que inmediatamente dese por despedida!- Maldita sea, la voz ronca de la bruja de mi jefa era lo único que me había hecho salir de mi abstracción y guardar apresurada el papel de nuevo en la bolsa mientras tomaba mi "Palm", me excusaba con las personas diciéndoles que "Yamada san las atendería el día siguiente" y a toda prisa corría a tender las demandas de mi jefa quien efectivamente parecía león enjaulado y no paró de hacerme recriminaciones por el terrible pecado de haberme tomado un minuto y veintisiete segundos de calma.

Aunque ninguna de mis amigas entiende cómo puedo aguantar a una bestia del trabajo insensible y peor que un dictador como Chikane Yamada, lo cierto es que con el tiempo he aprendido como domar a la fiera. Tengo solo un año y medio de trabajar en el museo y aunque ciertamente cuando llegué de Kobe a Tokio a estudiar Administración a la Universidad Todai, jamás pensé que trabajaría en el área administrativa del Museo Nacional de Tokio, no me desagradaba del todo. Mientras escucho el cúmulo de pendientes para la semana que me dicta mi jefa y ordeno todo en la agenda electrónica no puedo evitar recordar cómo fue que acabé aquí, más como terapia ocupacional de mi mente para ignorar las groserías de Yamada que por otra cosa… ¡Ventajas de poder hacer varias cosas a la vez!

Mientras mi jefa habla y habla, quejándose el poco avance de los pabellones en la exposición de kimonos Furisode, recuerdo por distraerme cuando Ami chan y yo entramos al concurso de oposición para formar parte del equipo de la famosísima Chikane Yamada, prestigiosa investigadora y antropóloga ganadora de muchos premios que, según decían los diarios, tomaría la dirección del museo por orden directa del primer ministro y elegiría un equipo totalmente nuevo para conseguir sus metas. Mi mejor amiga y yo, recién egresadas de nuestras carreras y algo urgidas de dinero metimos nuestros papeles para los empleos, yo en el área administrativa y Ami en el departamento de traducción y visitas guiadas, ya que su especialidad en lenguas extranjeras le ofrecía más oportunidades en esa área.

Al ver a tantos aspirantes en las oficinas del departamento de personal del museo tanto mi amiga como yo pensamos que no tendríamos oportunidad, muchos de ellos parecían personas mucho mayores que nosotras y seguro con currículos impresionantes y experiencia laboral anterior. Yo al menos me decepcioné y estaba a punto de regresar sin dejar mis papeles pero Ami insistía, decía que había ido a llevar una oración al templo shintoista que está cerca de Shinjuku y que el gran Kami nos ayudaría. Realmente de no ser por la fe y optimismo de Ami yo habría desistido. Soy algo pesimista a veces, además el ver salir llorando a algunas chicas de la oficina de la mismísima Chikane Yamada tampoco ayudaba…¿Qué les estaría preguntando?...

Finalmente ambas hicimos la entrevista. Chikane Yamada era mucho peor en persona que en los diarios y en internet. Una odiosa mujer prepotente y amargada; entendía por qué las otras chicas habían salido llorando, la supuesta entrevista consistía en una serie de descaradas evaluaciones a tu persona, tu vestido y tu formación académica de una forma tan grosera que la tipa merecía una bofetada. Si yo hubiera tenido el valor se la habría dado…pero no…finalmente me preguntó solo dos cosas, si sabía hacer buen café y si era susceptible.

-Sí y No a ambas cosas en el orden que las preguntó, Yamada san-respondí yo sacando valor de no sé dónde. Entonces la mujer de ojos rojos me miró de una forma tan atemorizante que me dio miedo.

-Excelente Aino. Retírese. Le llamaremos si es elegida-acabó ella. Cuando Ami y yo salimos de las entrevistas coincidimos en que la tipa era una bruja inflada por la fama y que estaríamos muy felices si nos mandaban al demonio porque tener por jefa a alguien como ella no era muy reconfortante. Curiosamente al salir de allí Ami se dio cuenta de que había perdido su móvil, lo cual era literalmente un cataclismo en su vida, así que usando el mío marqué a su número y me respondió una voz femenina muy grave.

-¿Moshi moshi?...

-Hola… sabes… este es el número de móvil de mi amiga, perdió su celular… -respondí yo con Ami pegada a mi oreja escuchando todo.

-O sí, sí… sabes… nosotras lo encontramos en la sala del departamento de personal del museo, estuvimos allí esta mañana. ¿Dónde quieres que nos veamos para devolverlo?-cuestionó la voz.

-Pues… donde tú digas-respondí yo mirando a Ami que asintió.

-Vale ¿Conoces el restaurante "WU XING" en Shinjuku? La dirección es Minato-ku 4444.

-Perfecto, te vemos allí en media hora-colgué yo. Ami bendijo al Gran Kami por la fortuna de que le devolvieran su celular y fuimos directo al lugar de la reunión el cual le encantó a Ami por el simple hecho de llamarse "Wu Xing" mi amiga cree mucho en eso del flujo de energías y la teoría asiática de los cinco elementos y sus ciclos.

El lugar no era desagradable, se respiraba un extraño aroma a flores, hierbas e incienso que relajaba, mucho más después del estrés de la entrevista en el museo, además el sonido del agua corriendo de una fuente con forma de tortuga ayudaba mucho. Llegamos y buscamos con la vista tratando de encontrar a la chica que tenía el móvil. Comencé a marcar el número de Ami y escuchamos como sonaba con su tradicional tono de Tchaikovski. Nos detuvimos las dos al lado de una estatua de un dragón de piedra buscando el sonido hasta que algo extraño pasó en medio de Ami y de mí como un bólido y vimos algo asustadas como un dardo se clavaba en el juego de tiro al blanco de la pared.

-Apuesto a que la de cabello azul es la tortuguita que perdió el móvil-habló la voz que conocí como la de la chica que tenía el teléfono, tanto Ami como yo miramos atrás y descubrimos a dos chicas que son las que lanzaban descaradamente los dardos que pasaban en medio de nosotras como si fuese lo más normal del mundo. Otro dardo más pasó cerca de mí y me hizo dar un salto antes de clavarse en el juego de la pared.

-Seguramente, la otra no tiene facha de tortuga. Ahora… ¿Vienen a tomar una copa con nosotras o siguen paradas en medio del marcador?-cuestiona la otra joven sentada en un banco de la barra. La más alta de cabello castaño agita en sus manos el móvil azul de Ami, y su compañera de cabello negro nos sonríe. Caminamos junto a ellas ya entradas en confianza.

-Mucho gusto, Mizuno Ami, soy quien perdió el celular…una duda… ¿Cómo saben que uno de mis apodos es "tortuga"? –la chica más alta de cabello castaño le lanzó a mi amiga el móvil azul del que pendía una pequeña tortuga de adorno.

-Intuición querida. Vengan las dos, les invitamos un trago-responde la misma chica alta. Ami y yo nos acercamos y nos sentamos en los bancos a sus lados.

-¡Shotaro, bebidas para nuestras amigas!-aplaude la otra joven que lanzaba los dardos y el hombre anciano tras la barra asoma la cabeza y asiente.

-Trabaja ahora una jarra de sake, no te preocupes Suzaku san-añade el anciano.

-Agradezco eso pero nosotras no tomamos-respondo yo. Las dos chicas desconocidas se miraron una a otra y rieron de forma atronadora.

-¡No les hagas caso Shotaro venga el Sake! Y no pongan las dos esa cara que vamos a beber una buena copa por el gusto de habernos conocido-apoya la más alta- Kino Makoto, un gusto-se presenta ella.

-Hino Rei. También un gusto.

-Mizuno Ami, y mi amiga Aino Minako.

-¿Puedo preguntar qué hacían en el Museo las dos?-inquiere la de cabello negro y ojos amatista.

-Llevamos nuestros papeles para el empleo en el museo. Mi amiga es licenciada en lenguas extranjeras y yo en administración-les respondí yo. -¿Y Ustedes?

-Mako es licenciada en Historia del Arte y yo Antropóloga, pero si quieren mi opinión fue una verdadera pérdida de tiempo haber ido allí. Chikane Yamada es una bruja maldita salida del averno… ¡Y pensar que antes la admiraba! -se queja la de cabello negro.

-Seguramente no la han cogido en forma por años. Tiene una cara de frustración sexual que… -opina la más alta y todas reímos.

-Jarra de sake cortesía de la casa para el dragón y el fénix, con sus dos nuevas amigas-lleva el hombre de la barra. La joven más alta nos sirvió el licor en unos recipientes de porcelana, el de Ami con una tortuga grabada y el mío con un tigre blanco. Noté que toda la vajilla y decorado del lugar tenía a los cuatro animales míticos asiáticos, el tigre, la tortuga, el fénix y el dragón.

-Bien, Kanpai chicas, por el gusto de habernos conocido y por la dicha de insultar a la bruja de Yamada. -alza el recipiente de porcelana la joven de cabello negro. Ami y yo brindamos con las chicas y curiosamente nos quedamos bebiendo y charlando hasta casi las tres de la madrugada. Cuando llegamos en taxi a mi apartamento, donde Ami pasó la noche, madrugada o lo que sea, teníamos una borrachera de época y amanecimos con resaca horrible. A la mañana siguiente a medio día, Mako chan y Rei chan llegaron a mi casa bien provistas de cerveza alemana que quien sabe de dónde sacaron y de deliciosas hamburguesas. Allí empezó nuestra amistad. Aún me cuesta comprender como cuatro personas tan diferentes logramos conocernos y apreciarnos tanto en tan poco tiempo, pero fue instantáneo. Casi magia.

Cuando después de una semana nos dimos cuenta de que las cuatro habíamos obtenido los puestos en el Museo Nacional de Tokio, yo en el área administrativa-¡Y para mi sorpresa como secretaria personal de Chikane Yamada!- Ami en el área de visitas guiadas, Makoto en la galería de Tesoros Nacionales y Rei chan en la de Armamento Medieval, nuestra ya fuerte amistad aumentó, ahora nos veíamos en el trabajo, comíamos o almorzábamos juntas y el tiempo libre paseábamos por la ciudad o la pasábamos en grande en el Wu Xing. Fue allí que comenzamos a usar los apodos de las cuatro bestias míticas de la filosofía asiática. Mako y Rei al parecer eran llamadas "Seiryu" el dragón y "Suzaku" el Fénix respectivamente desde antes entre sí, así que Ami y yo nos agregamos, ella como la Tortuga "Genbu" y yo, aunque repito con frecuencia que también tengo mucho de tortuga, pero esta ya estaba ocupada, como el Tigre Blanco "Byakko".

Todavía me acuerdo cuando Makoto y Rei chan me pusieron ese apodo, que me reí como loca diciendo que de las cuatro era la que menos me precia a mi personaje.

-Más bien soy un gatito asustadizo y tímido que no sale de su rincón. -dije divertida.

-No seas así, Minako, yo digo que lo que te falta es algo de acción, si tu vida se hace más interesante entonces dejarás salir al tigre que llevas dentro, y para eso nada mejor que ser amiga de mi Gemela Malvada y mía… ¿No es así, Fénix? -cuestionó Mako a Rei que asintió.

-Claro querida, tú ponte en nuestras sabias manos y te volverás la bella y sexy tigresa que debes ser en este equipo-respondió la de cabello negro.

Luego de un mes de conocerlas tuve que aceptar que tenían razón. Ni Ami ni yo imaginamos que en treinta días podíamos romper tantas reglas como jamás en nuestras vidas. Pasear en Harley por el "Rainbow brigde", lanzarnos de paracaídas, huir de los guardias de la torre de Tokio, ir a un concierto de rock pesado, a campeonatos de artes marciales de "Se vale todo", espectáculos de "Monster truck" o apostar a ver quién besa más desconocidos en Shinjuku no estaban precisamente en nuestros planes de diversión hasta que Mako y Rei aparecieron en nuestras vidas y tenía que aceptar que conocerlas y ser su amiga había sido genial.

Aprendí a ser mucho más segura de mi misma y a darme cuenta de que la adrenalina de vez en cuando no era tan mala. Además de que tenerlas a ellas y a Ami junto a mí en este tiempo difícil lejos de mamá y de mi hermano me hacía sentir en familia. Cuando me enfermé y me tuvieron que operar del apéndice ellas estuvieron conmigo siempre, me cuidaron y me ayudaron a recuperarme de la convalecencia (aunque por culpa de Rei y Makoto me hice adicta a jugar "Need for Speed" y demás juegos de carreras de autos en X-BOX) y sabía que para cualquier cosa ellas estaban allí para mí y yo para ellas. Así es como luego de año y medio de trabajar en el Museo Nacional de Tokio, a tres días de mi cumpleaños número 26, podía decir que tenía un trabajo bueno, una jefa terrible, una vida semi aceptable de soltera aburrida, una familia que amaba aunque no veía mucho y las tres mejores amigas que el mundo puede pedir. ¿Me faltaba algo más?...Si…pero no me gustaba pensar en eso…

-… y eso es todo Aino, así que ni siquiera piense que se quedará el fin de semana en casa, la quiero ver aquí el Sábado y el Domingo a las diez de la mañana, trabajaremos medio día o si se necesita, el día completo.

-¿Medio día?...pero Yamada san… -justo cuando iba a decirle "El Domingo es mi cumpleaños" se me adelantó con su autoritaria voz.

-Pero nada Aino, tenemos encima la exposición de vestimentas tradicionales del periodo Edo y no podemos darnos el lujo de dejar a medias la organización, quiero que me presente el informe del coctel posterior que se dará a los secretarios de turismo de las prefecturas vecinas y además no he visto el balance de gastos de la pasada junta de… -Chikane Yamada siguió hablando mientras yo, como hacía siempre, me quedaba callada y no argumentaba nada, limitándome a dar un largo suspiro y dando por hecho que acabaría haciendo lo que demandaba mi horripilante jefa que continuó haciéndome encargos cinco minutos más y luego me dejó salir al fin para regresar a mi escritorio donde seguí trabajando.

¡Valiente Tigre que era! Seguro que Rei me regañaría por no defender mi derecho a faltar a trabajar el día de mi cumpleaños que además de todo era domingo. Makoto me propondría alguna solución fácil y casi asesina para hacer alguna trampa y faltar ese día. -Claro que jamás las tomaba en cuenta. -y Ami me diría que si no cuido más mi salud y me sigo estresando con tanto trabajo acabaré en el hospital.

Tanto las conocía que sabía exactamente qué me diría cada una, además hacía días que venían planeando qué hacer en mi cumpleaños y se les ocurría cada cosa extraña que yo tomaba a broma aunque conociendo a Rei y Mako quizá no era tan broma… Ami las calmó diciendo que me llevarían a comer a un delicioso restaurante italiano y después a un concierto de música clásica de la filarmónica de Tokio lo cual comparado con un hombre desnudo saliendo de un pastel o un juego extremo de Paint Ball -ideas de Mako y Rei respectivamente -me pareció lo más sensato.

De hecho no tenía muchos ánimos de festejo este año. Mamá me había hablado por teléfono desde Kobe y me dijo que tenía infección de garganta y no creía poder viajar a Tokio, mi hermano tampoco podría visitarme porque tenía una salida de trabajo a Hong-Kong y ambos quedaron en que festejaríamos "otro día como corresponde". Yo en mi papel de temeroso gatito les dije a ambos que no importaba, que entendía y que no se preocuparan -pero me sentí fatal en verdad- así que estaba mentalmente preparada para un cumpleaños terrible. Yo no pedía mucho, era una chica común y corriente que se contentaba con tener una linda fiesta sorpresa.

Si se lo decía a Rei y a Mako seguro se reirían como media hora por mi simpleza, pero era la verdad. Quería llegar a mi apartamento y que al encender la luz todos gritaran "Sorpresa", que hubiera globos, una tarta con velas, gorros y confeti. Eso quería, a mi familia, a mis amigos y una normal común y corriente fiesta de cumpleaños sorpresa donde al soplar las velas pudiera pedir como deseo tener un novio lindo, guapo, detallista y tierno que me hiciera feliz…

Pero claro, todo esto eran meditaciones mías, unas que jamás compartiría con nadie, incluso con Ami me daba algo de vergüenza decirlo, a pesar de que era con la que tenía más confianza.

-¿Minako? ¿Podemos pasar? -escucho la voz justo de la tortuga llamando a la oficina. Tras ella vienen Rei y Mako discutiendo con sus nada discretas voces. -veníamos por ti para ir a casa juntas.

-Claro pasen… todavía no termino el trabajo pero si quieren, esperen en la sala, no tardaré. -respondo yo.

-Tigresa, cariño, hace cuarenta y cinco minutos que terminamos el turno, oficialmente tu contrato de trabajo dice "hasta las siete de la tarde" -reclama Makoto.

-Deberías demandar a la bruja de tu jefa por obligarte a laborar en horas fuera de lo establecido en tu contrato. -la apoya Rei sentándose ambas en el sillón frente a mi escritorio.

-SHHHH… Rei, calla, que una puerta de madera no es suficiente para encubrir tu discreta voz y te puede oír. -la detiene Ami.

-¿Y crees que me importa? Por mí que me escuche y se entere de una vez que creo que es una …-pero la frase que adivino es cortada por Makoto que le tapa la boca justo en el momento que la puerta se abre y aparece en el recibidor la mismísima Chikane Yamada quien con sus ojos rojos terribles nos mira a todas y luego camina hacia mi escritorio en medio de una tos de Rei que casi se atraganta. Yo la miro llegar y me asusto mucho, seguro va a reñirme porque las chicas están allí.

-Aino, váyase a su casa. -me dice y me quedo con cara de tonta…seguro la tengo… ¿escuché bien? -No ponga esa cara y váyase a su casa. Hoy me iré temprano y el trabajo queda pendiente, pero quiero verla mañana a las diez y que me mande el documento con la propuesta de decorados para el coctel y el presupuesto a mi Blackberry a la hora que lo termine sea la hora que sea ¿Entendido?

-Entendido, Yamada san… como ordene… -Finalizo yo. Ella camina hacia la salida y se aleja cerrando la puerta con su típico portazo. Unos segundos tardamos todas en reaccionar hasta que Rei le da un golpe a Makoto en el hombro.

-¡OUCHH!... ¿Pero qué mierda te pasa? ¿Por qué me pegas? -se queja mi alta amiga.

-¡Porque casi me matas de asfixia!

-¿Asfixia?... ¡Casi le dices a Yamada malnacida bruja llena de cirugías!

-¿Y qué? Si lo es… y muchas cosas más.

-¡Sí, claro idiota, pero si se lo dices te corre y sabes que no queremos eso!-responde Makoto.

-No lo creo. Yamada dejándome ir a casa... ¿El mundo gira al revés o qué pasa?-pregunto yo. Ami sonríe.

-Lo que pasa es que la honorable Chikane Yamada dará una recepción a la que asistirá la crema y nata de la sociedad científica japonesa en su mansión, y claro, ella debe llegar temprano para preparase y estar despampanante. -responde Ami.

-Dos cosas, Ami chan… ¿Cómo sabes eso y por qué yo que soy su secretaria no lo sabía?-le pregunto a mi amiga.

-Tu jefa no te lo dijo porque es algo de orden estrictamente personal, y yo lo sé porque nosotras contamos con un informante privilegiado de la vida personal de Chikane Yamada, el mismísimo Nataku Yamada, el guapo hermano menor de nuestra jefa y flamante novio clandestino del Fénix. -me responde la duda. Yo miro a Rei que cruzada de brazos soporta mal las risas de Makoto mientras muerde su labio inferior como lo hacía siempre que algo andaba mal.

-¿Es verdad, Rei chan?-pregunto yo. Ella solo refunfuña sin responder.

-Si es verdad. Nataku va a ir a esa dichosa reunión que no tiene nada de científica, es una cena anual que organizan los Yamada y que no tiene otro objetivo que el de buscarle novia al príncipe heredero, léase Nataku. -asegura Makoto. -su hermana al parecer invita cada año a esa reunión a mujeres guapas y solteras dentro de sus estándares y con un alto "pedigrí" dentro del mundillo de la Cultura Japonesa. Hijas de ministros, arqueólogos, escritores y editores de revistas de historia entre las que pretende su hermano elija novia oficial.

Ahora entiendo muchas cosas, la molestia de Rei, que mi jefa se vaya temprano y no me haya avisado la razón y que Ami esté enterada de todo.

-Que obsesión de Yamada por casar a Nataku. Si supiera que él está coladito hasta los huesos por su jefa del ala de armamento medieval-explico yo por aliviar la tensión.

-Si lo supiera seguro te manda matar. Creo que es de las que contratan pistoleros para que te acribillen en la calle-opina Makoto.

-¡Que graciosas! Justo cuando más necesito de su apoyo es que les da por reírse de mi ridícula e incómoda situación. ¿Es que no se dan cuenta? ¡Mi novio… Mi Nataku… va a estar en esa fiesta rodeado de mujeres interesadas en él y yo no estaré allí para cuidar lo que es mío! -estalla Rei.

-Fénix, cariño, tu no quisiste que Nataku le hablara a su hermana de su relación contigo aunque él te lo pidió, y además, él te quiere y debes confiar en él. No podrá mirar a nadie más porque todas le parecerán poca cosa comparadas con su hermosa diosa de fuego, eso te lo apuesto.-la calma un poco Ami.

-Yo creo igual que la tortuga, Rei chan, tranquila. No debes pelear con Nataku por algo así, es un chico que vale oro, nada que ver con la bruja de su hermana, y si yo tuviera un novio así de lindo lo cuidaría mucho. Solo se comprensiva y no hagas locuras. -sermoneo yo.

-Vale, lo de comprensiva pasa, lo de las locuras… no respondo mucho. Anda Tigresa, recoge tus cosas y vamos a mi casa. Tengo ganas de charlar y cenar, de paso por el centro llegamos a comprar una pizza y tenemos una noche de amigas que buena falta me hace. -propone Rei.

-¿Pasamos por pizza? ¿Y en qué pasamos? -inquiero yo que sé que todas dependemos del transporte público.

-El sexy hermano de tu jefa le dejó al Fénix las llaves del McLaren. -presume Makoto mostrándome el llavero. -si quieres mi opinión, es para lavar su conciencia.

-¡Cállate! -le espeta Rei molesta arrebatándole las llaves.

-¡WOW! ¿Tienes el auto de Nataku? -cuestiono asombrada.

-Si lo tengo, al menos por esta noche. Así que… ¿Noche de amigas? -cuestiona Rei girando en sus dedos el llavero de su novio.

-No sé… yo trabajo mañana temprano, como oyeron perfectamente…

-Únete al club, mañana debo venir supervisar el traslado de materiales a la bodega por orden expresa de quién crees-responde Rei y yo adivino que su cuñada extraoficial la hará trabajar igual que a mi mañana.

-Solo por favor que no se nos pasen las copas. -pido encarecidamente, aunque casi me río de lo ridículo de mi petición. ¡Conociéndolas!

-No te preocupes, Mina querida, que yo me encargo de que todo acabe en orden. Solo ven a relájate porque también tengo algo que contar y no es muy agradable hacerlo aquí. En serio, necesito con urgencia reunión. -asegura Ami tomándome del brazo y salimos de la oficina caminando por los pasillos hasta salir, despidiéndonos del vigilante, hasta el estacionamiento del público, donde estaba estacionado el auto deportivo rojo al que Rei le quita la alarma.

Todas entramos en el auto y mi amiga lo conduce -demasiado alocadamente para mi gusto- hasta una pizzería del centro donde ordenamos una pizza y compramos algunas cervezas para después ir directo al apartamento de Rei.

Todo comienza normalmente. Cenamos y bromeamos, nos contamos las novedades que no son de trabajo. Ami comienza diciendo que el joven italiano que conoció en el museo y con el que tenía una cita el sábado regresó a su país sin despedirse más que con un lacónico mail de muy mal gusto y sin darle la cara; Lo cual era una pena porque era lindo… pero al parecer no iba en serio, aunque ella estaba muy ilusionada.

Aprovecho el momento de confidencias para decirles a las chicas que trabajaré el día de mi cumpleaños y que se olviden de los planes anteriores, provocando una nueva ola de insultos a mi jefa a los que me uno felizmente (seguro se me están subiendo las cervezas con rapidez y eso que solo llevo dos) el problema real es cuando Rei saca una botella de vodka del armario y comenzamos a beber en serio. Makoto quiere una ronda del juego del "Yin y el Yang" en el que debemos decir una verdad o beber -aunque siempre acabamos bebiendo, de igual manera- usando las dos partes de un colgante de mi amiga en un vaso.

Luego de la primera copa realmente todo me da vueltas. Escucho como en sueños a Makoto quejarse de la "BITCH" de Reika Nishimura, la jefa del área de restauración, porque según ella la tipa le coquetea descaradamente a su novio y usa cualquier pretexto para pasar tiempo a solas con él fuera de trabajo. Cierto que eso ya todas lo sabíamos pero no teníamos idea de la reciente pelea de Mako con su novio por un viaje a un museo regional de Tsukuba que harían el fin de semana Reika y Motoki.

-Y para decir esto no necesito jugar al Yin y al Yang… ¡Odio a la maldita ramera de Nishimura! -escupe mi alta amiga tomando la botella de vodka y bebiendo directo de ella.

-Mako, Mako, calma… no es para que te pongas así. -se la quita Ami que no sé de donde se mantiene sobria. -Bueno, no tan sobria, pero al menos mejor parada.

-Tortuga, vamos, déjala. Hace falta ahogar los sentidos para no pensar en los malditos hombres que nos hacen sufrir y coquetean con estúpidas como si fuesen libres. -se queja Rei. -Yo te apoyo, Gemela Malvada… ¿Te parece si nos robamos la katana de Tokugawa Ieyazu de la galería y con ella le rebanamos el cuello a Nishimura y a Yamada?-propone Rei.

-Vaya que son bromistas las dos… -aseguro yo riendo.

-¿Broma?... no lo dije en broma… es verdad… -me responde Rei con una seriedad que me espanta.

-¡Malditos mortales! creen que pueden hacer de su vida lo que quieran sin rendirle pleitesía a las diosas como nosotras. -sigue Makoto bebiendo otro trago.

-¡Bien dicho! -apoya Rei, luego se levanta y camina hacia la puerta. Ami y yo nos miramos preocupadas.

-¿Fénix? ¿Qué vas a hacer? -cuestiona mi amiga.

-Bajar a aparcar bien el maldito McLaren… porque desde aquí se ve mal aparcado… ya vengo… -sale dando un portazo. Tanto Ami como yo saltamos como resorte tras Rei y corremos por las escaleras llamándola y tratando de disuadirla. Lo cual claro que no logramos, aunque no está del todo ebria si está algo envalentonada por el alcohol y se le ha metido entre ceja y ceja la idea de que el auto está mal aparcado -lo cual es falso- así que a pesar de nuestros ruegos y forcejeos no podemos evitar que ella se suba y lo encienda.

-¡Hay que detenerla antes de que sea tarde y arranque el auto para presentarse en la fiesta de los Yamada! -opina Ami.

-¿Crees que sería capaz? -cuestiono yo, pero al oír el motor del auto no me queda duda, así que sigo a Ami y ambas entramos en el carro. Ami adelante y yo atrás. Makoto que también ha bajado y lleva en su mano la botella de vodka se sube atrás conmigo insultado a su novio y a Reika y se arma el jaleo horrible. Ami y yo tratamos de detener a Rei pero esta no cede. Hunde el acelerador y el carro da un jalón horrible. Ami trata de quitarle las llaves y comienza una pelea extraña mientras el auto sigue dando jalones y jalones cuando Rei intenta acelerar. Esto no me gusta nada, no sé cómo diablos me dejé arrastrar en esta vorágine de locura y no tengo idea de cómo va a acabar este problema…pensaba que no podía ser peor cuando el sonido terrible e inequívoco de haber chocado con algo metálico interrumpe la gritería que teníamos dentro del auto de Nataku.

Todas nos quedamos calladas al sentir el choque y más petrificadas al darnos cuenta de que chocamos contra una boca de incendios de la calle y que de este escapa un chorro de agua que moja el auto como fuente.

-¡Mierda!-no puedo evitar decir yo imaginando las horribles consecuencias de aquello. Iba a decir algo más cuando la sirena de la policía resuena en mis oídos. Este sonido parece cortar de golpe la borrachera que se estaban poniendo Rei y Makoto porque nos miramos todas totalmente aterradas de las consecuencias que adivinamos y yo solo puedo pensar en que mañana sábado tengo que llegar a la oficina a las diez de la mañana, lo cual parecía un imposible cada vez más lejano…

Definitivamente ese no era mi día. Debí haberme levantado con el pié izquierdo, pasado debajo de una escalera y haberme cruzado con un gato negro, todo junto, porque de otra manera no podía explicarme como estaba esta noche a la una de la madrugada en una horrible estación de policía en algún lugar de Tokio, mojada, muerta de frío, sentada en una horrible cama con una cobija maloliente y escuchando el alboroto que estaban haciendo Rei y Makoto subidas en los barrotes de la celda y cantando bastante desafinadas "ITS MY LIFE" mientras hacían señas obscenas a las cámaras que nos vigilaban.

A mí en lo personal aquello me parecía un mal sueño, me pellizcaba varias veces el brazo tratando de despertar, porque no lograba entender por qué yo, Minako Aino, una chica normal, común y corriente, que solo quería tener un lindo cumpleaños y ser feliz, estaba en…¡La cárcel!...

Me dolía la cabeza, tenía un frío terrible, puesto que tengo el termostato de un lagarto, siempre me afecta mucho más el frio que el calor, tanto que estaba castañeando los dientes por efecto de la mojada y ahora lo helado de la celda de la prisión, además temblaba como una gelatina, mucho más que por el frio, porque me angustiaba mucho el hecho innegable de que seguramente me iban a despedir cuando mañana a las diez Chikane Yamada llegara y se diera cuenta de que su secretaria no solo no había llegado ni le había enviado el documento sino que estaba…¡En prisión!

En ese momento la puerta de la celda se abrió y apareció Ami llevada del brazo por un agente gordo que la dejó allí y la encerró. Mis alocadas amigas se callaron y se acercaron a ella.

-¿Y? ¿Pudiste hacer la llamada? -cuestiono yo ansiosa.

-Sí, solo una, pero nos lo permitieron.

-¿Y a quién llamaste? -pregunta Makoto.

-A Nataku, obviamente. -confiesa ella.

-¡Ami! ¡Pero ¿Cómo pudiste! ¿¡Por qué a él justamente!-estalla Rei furiosa.

-Porque no conocemos a nadie más en Tokio que nos ayude. Makoto está peleada con Motoki y aunque no lo estuviera sabemos que su novio no nos sacaría de aquí. Mina y yo no tenemos a nadie y Nataku por otro lado, además de que es su auto el que chocaste, tiene dinero para prestarnos y pagar la multa. Se lo podemos pagar después, lo importante es salir de aquí. -explica Ami. Sus palabras son tan sensatas que tienen el don de dejar calladas a Rei y a Makoto. Ami se sienta en la horrible cama a mi lado y me toma de la mano. -no te preocupes, vamos a salir de esta y vas a llegar mañana a tu trabajo.

-Lo siento de verdad, Tigresa, fue todo mi culpa, mi maldito carácter que no se deja dominar-se excusa Rei.

-No hay problema, de verdad, Rei… tranquila. -la calmo yo con una sonrisa forzada aunque de verdad sí creo que ella tuvo mucha culpa.

-¿Qué aventura no?... jamás había estado en prisión-habla Makoto sentándose en el suelo, Rei se sienta a su lado mirándola con ironía.

-¿A no? ¿Y qué hay de…?

-Espera, nunca había estado en prisión "EN TOKIO"-aclara mi alta amiga, y todas acabamos riendo.

-¿No tienen hambre y frío? Hay que pedir comida. -propone Rei y se para frente a la cámara. -¡Hey! ¡Quien sea que esté tras esta cámara! ¡Tenemos hambre y frío! ¡Queremos mantas limpias, café caliente y algo comestible ahora mismo!

-¡Escucharon nuestras demandas, simples mortales! ¡Más les vale que nos traigan lo que pedimos porque conocemos nuestros derechos y podemos demandarlos por trato inhumano! -la apoya Makoto gritando. Ami y yo nos reímos como único recurso ante esas palabras.

-¡Si no nos traen lo que solicitamos, vamos a cantar hasta que salga el sol y vaya que tenemos buenas voces! -amenaza Rei con el puño a la cámara.

-La verdad, dudo mucho que les vayan a hacer caso así, chicas. -les dice Ami, pero ese instante escuchamos el sonido de los candados de la celda y una airada y molesta voz masculina que se acerca y las hace alejarse de los barrotes asustadas. Ami y yo nos levantamos al verlo.

-¡Quieren dejar de hacer tanto alboroto! ¡Jamás habíamos tenido en este lugar detenidas más molestas que Ustedes! ¡Si no se callan nos obligarán a…! -pero la voz del policía que habían mandado a callarnos muere en su garganta cuando se planta delante de la celda y nos mira con sus ojos verdes, curiosamente, es a mí a quien miran y es en mí en que se clavan.

No sé qué estaba pasando conmigo, pero de pronto, bajo la mirada esmeralda de aquel rubio y alto joven me siento petrificada. El frío inicial que sentía por tener la ropa mojada es sustituido por un calor que sale de mi pecho y recorre todo mi cuerpo. Debo estar sonrojada… pero es que esos ojos verdes me hacían perderme en ellos como en un abismo y poco a poco desaparecía la prisión, mis amigas y hasta el mundo entero para quedar solo él y yo… de repente me doy cuenta de que estoy mirándolo de una forma demasiado extraña e impertinente, quiero decir algo, pero las palabras simplemente mueren en mi boca, alcanzo a escuchar lejanamente como Rei y Makoto sujetas de los barrotes le reclaman al guapo policía. -Un momento… ¿guapo policía? -y este termina por irse tan de prisa como llegó.

Cuando se va yo regreso del lejano mundo donde estaba a mi realidad, y veo a Ami que me mira sonriendo de lado.

-¡COBARDE! ¡REGRESE AQUÍ! ¡EXIGIMOS NUESTROS DERECHOS! -sigue gritando Makoto.

-¡Si no nos traen lo que exigimos quemaremos esta estación de policía y hablo en serio!. -amenaza de nuevo Rei. Yo que me siento atontada por los ojos verdes del policía que me han dejado encandilada, como ciervo ante los faros de un auto en la carretera, necesito sentarme para no caer porque siento las piernas débiles. Ami se sienta a mi lado.

-Apuesto a que el policía regresa, pero no por los gritos y reclamos de las chicas. -comenta en un tono muy raro, pero antes de que pueda preguntarle algo más la puerta de la celda se abre y aparece el mismo policía de hace un momento que lleva en sus brazos unas mantas y una caja con donas.

-Señoritas, lamento de verdad el trato que hasta ahora se les había dado, una disculpa, permítanme enmendar nuestra falta de cortesía un poco, aquí tienen mantas secas y algo de comer. En cuanto consiga los cafés calientes se los traeré… -habla el joven rubio con una voz varonil que me cautiva. Sé que nos lo dice a todas, pero pareciera que solo se dirige a mí, por la forma como me mira y el tono de su voz.

-¡Vaya! Ya era hora, más les vale que el café sea bueno, porque no queremos solo donas-reclama Rei jalando la caja de donas que ataca junto con Makoto. El policía camina hacia la cama donde estamos Ami y yo y nos alarga las mantas.

-Gracias, oficial es usted muy amable, de verdad agradecemos sus atenciones.-es mi amiga la única que puede articular palabra.

-No agradezca, es nuestro deber, las celdas suelen ser frías. -responde el guapo policía y yo siento la garganta seca y cerrada, incapaz de articular palabra, así que opto por mi táctica conocida de pasar inadvertida bajando la vista para evitar mirarlo.

-¿Podemos saber el nombre de nuestro amable benefactor? -cuestiona Ami.

-Kaitou Ace. -responde él. Escuchar su nombre tiene casi magia sobre mi porque me obliga a mirarlo; de nuevo se encuentran nuestros ojos y me sonrojo, curiosamente ahora el sonrojo es compartido, porque el rubio tiene un encantador tono de rojo en sus mejillas. -¿Y Ustedes?

-Mizuno Ami, y mi amiga se llama Minako, Aino Minako. -me presenta Ami.

-Lindo nombre…Minako…-murmura el policía sonriéndome de una forma que lo hace parecer aún más guapo de lo que era y alarga la manta hacia mí que torpemente la tomo. Al tomarla nuestros dedos de rozan levemente y la descarga de electricidad que recorre mi cuerpo al sentir su piel cálida es asombrosa.

-Arigatou… Kaitou Ace… -respondo yo con un hilo de voz.

-De nada… Aino Minako. -me responde él.

-Todos encantados de conocernos. -habla Ami, quien me doy cuenta de que nos mira divertida. El joven policía tose un poco recuperando la compostura, pues nos hemos quedado como suspendidos, mirándonos.

-Iré a ver cómo va su asunto, no se preocupen, en cuanto paguen la multa saldrán libres. Con permiso-se aleja el joven y yo lo miro irse como boba…

-¡Mi café sin azúcar por favor! -le grita Rei al verlo irse como si fuera el mesero de un restaurante y no un policía.

-Ej ua pea que eje polijia jea tan juapo y yo tenja novio, y un novio ijiota. -habla con la boca llena de donas Makoto, sin que se le entienda la mitad. Al menos entendí "novio idiota".

-¡Hey! ¡No te las acabes! Tienes apetito de dragón. -le jala Rei la caja mientras las dos inician un pequeño y divertido forcejeo por la comida.

-Interesantes las atenciones del oficial Kaitou para nosotras… ¿No es así Minako? -reflexiona Ami mirándome con esa misma sonrisa inquisitiva en la cara que me deja claro que se había dado cuenta del pequeño coloquio entre el policía guapo y yo, solo me queda toser y ponerme más roja que un tomate. -¿Y? ¿Qué fue eso que vi entre tú y Kaitou Ace?. -me cuestiona la tortuga. En momentos como este odiaba que fuera tan perceptiva.

-No…no sé a qué te refieres con eso Ami chan…-evado yo. ¿Lo ven? Por algo digo que tengo más de tortuga que de tigre, ya me he metido otra vez al caparazón, y eso que no es mío-¿De verdad me crees capaz de pensar en cosas tan superficiales como esas en la situación horrible en la que estamos? Lo único que quiero es salir de aquí, ir a casa, darme un baño, dormir un poco y estar a tiempo en el trabajo mañana si es que deseo conservar la cabeza sobre los hombros.

-Señoritas, lamento no traer los cafés pero afuera está un joven de apellido Yamada que ha pagado sus fianzas y está encargándose del papeleo para que salgan-nos saca de nuestro pequeño altercado la misma voz del policía guapo que nos conduce amablemente afuera de los separos de detenidos hasta salir a la estación de policía donde podemos ver al novio de Rei, el mismísimo Nataku Yamada, vestido con frac y parado junto a un escritorio discutiendo con otro policía. Al momento los ojos dorados de Nataku nos miran a las tres y se clavan en Rei. A mí me da la impresión de que está sumamente preocupado, pero mi amiga le voltea la cara aun molesta.

-Esperen aquí, en cuanto esté listo el papeleo les avisaremos. -nos deja el guapo policía mirándome en especial a mí y sonriendo.

-Veamos… ¿Acaso son feromonas lo que huelo en el ambiente?... ¡Tigresa te gusta el policía!-exclama Makoto haciéndome subir miles de colores al rostro.

-¡Makoto, por favor!. -le reclamo yo. -no es momento de pensar en eso cuando está por decidirse nuestro futuro legal.

-Presiento, querida tigresa, que a ti no te importaría mucho quedarte tras las rejas o tener un careo con el policía guapo. -me pasa Makoto un brazo por los hombros en un tono tan travieso que hace reír a Ami y me saca el sonrojo número 700 desde que he conocido a Kaitou Ace hasta ahora. -no te sonrojes, verás que todo va bien, ahora mismo le pregunto si es casado, si tiene novia, si es gay o si tienes una posibilidad con él. Espera…

-¡NO! ¡MAKOTO, POR EL GRAN KAMI! ¡NO!. -le grito desesperada al darme cuenta de que es muy capaz de hacer lo que está diciendo, porque la conozco y sé que lo hará, por algo le tengo miedo, se me caería la cara de la vergüenza si hace eso. Comenzamos un discreto forcejeo hasta que Nataku se acerca a nosotras.

-Chicas… que tal… lamento encontrarlas así. ¿Están bien? ¿Ninguna está herida?. -cuestiona interesado el novio de Rei.

-Todas bien, Nataku, muchas gracias por venir a sacarnos de aquí. Prometo que te pagaremos la fianza. -habla mesurada Ami.

-No importa, Ami chan, lo importante es que todas estén bien. Podemos irnos a casa. Venga, las llevo. Al auto no le pasó nada grave, solo un faro roto y algunos tallones. -explica él. Al fin otro policía. -que agradezco no sea Kaitou. -abre la puerta y nos permite salir. Afuera una mujer policía nos entrega nuestras pertenencias, que son pocas.

-Nataku… ¿Viniste de la fiesta?. -pregunto yo reparando en la forma en que viene vestido.

-Estaba en la fiesta cuando recibí la llamada de Ami. De verdad fue providencial que me hablara porque de otra forma jamás me habría podido escabullir, que era lo que más deseaba… vamos, las llevo en el auto. -invita Nataku tomando del brazo a Rei.

-¡Gracias pero yo prefiero caminar!-le espeta furiosa mi amiga de cabello negro zafándose de su contacto.

-Rei, por favor, ¿A las dos de la madrugada? -cuestiona Nataku.

-¿Te importa de verdad lo que me pase? -inquiere ella caminando hacia afuera de la estación de policía. -¡En verdad no lo parece porque de ser así jampas habrías ido a esa estúpida fiesta! -Nataku corre hacia mi amiga y la toma con fuerza de la cintura atrayéndola hacia él, ella aunque forcejea acaba por ceder.

-Fénix… ¿De verdad crees que me interesa una maldita fiesta organizada por mi hermana más que tú?... no es así, te amo, tanto que no me importa cuántas veces choques mi auto o cuantas veces deba sacarte de prisión, ni cuantas veces deba gritarle al mundo que te quiero. ¿Entiendes? -y antes de que Rei pueda hablar o decir algo más, la besa allí, en medio de la estación de policía. Todos los policías que como Ami y yo habían guardado silencio ante esta escena aplauden emocionados a la feliz pareja que ahora se besa con intensidad. Ami sonríe y me toma de la mano, ambas salimos de la estación de policía.

-Creo amiga que nos corresponde irnos en taxi.

-¿Y con qué dinero? Yo no traje mi cartera, no tenemos ni un yen-respondo yo-¿Y a todo esto donde está Makoto?

-Ni idea donde se metió, pero es mejor pedir el taxi y que nos lleva a la casa de una de nosotras, allí bajamos, le pagamos y después vemos que hacer con lo demás, porque apuesto a que Rei y Nataku tiene mucho de que… hablar… si puede decírsele así. -asegura mi amiga de cabello azul.

-Curioso que ese par siempre empiecen discutiendo y terminen besándose. Pero aun con eso… -suspiro hondo. -me gustaría tener a alguien como Nataku en mi vida.

-Lo tendrás, querida, cuando sea el momento justo lo tendrás-casi profetiza Ami, y antes de que yo pueda contestar, como si el destino quisiera burlarse de mis palabras, se para frente a nosotros una patrulla de policía conducida por… ¡Kaitou Ace! Y si eso no fuera suficiente para desmayarme, en el lado del copiloto viene nada más y nada menos que ¡MAKOTO!.

-Buenas noches señoritas… ¿Necesitan transporte?-pregunta descaradamente mi alta amiga guiñándonos un ojo. ¡Gran Kami! ¿Cómo es que en diez minutos que la dejamos de ver haya conseguido esto? De verdad creo que es "La Reina Dragón" como la llamamos.

-Kaitou san… ¿de verdad va a llevarnos? -inquiere Ami. El policía guapo sonríe.

-No es llevarlas a casa, Mizuno san, es solo que inicia mi turno de patrullaje y Kino san me ha dicho que es muy cerca de la casa de Aino san, así que, hay que provechar. Vamos. Suban. -propone él, yo aun sin decir palabra dejo que Ami me jale y entramos las dos en los asientos de atrás. La patrulla arranca por las ahora desiertas calles de Tokio con nosotros arriba.

-¿De verdad no tendrá problemas por esto, Kaitou san? -inquiere Ami. Una carcajada de Makoto es la respuesta.

-Ami, no le digas "Kaitou san", dile Ace, le gusta más. Además ya somos amigos. ¿Verdad Ace? -le da Makoto un pequeño golpe con el puño cerrado en el hombro y él ríe de buena gana, ¡Por todos los kamis! no sé cómo mi amiga tiene tanto valor para ser así con los hombres, y para lograr todo lo que desea, si yo tuviera una décima de sus agallas…

-Claro que lo somos, es decir, si a ustedes no les importa. -responde él.

-Por mi encantada, Ace kun, de verdad te debemos mucho esta noche, no sé cómo habríamos llegado a casa si no nos traes, más a estas horas de la noche-asegura Ami.

-Me alegra que me consideren su amigo, solo que creo que a Aino san no le agrada mucho la idea-habla él, yo levanto los ojos que tenía hasta ese momento fijos en mis pies y miro por el retrovisor de la patrulla, de nuevo esos ojos verdes que parecen entrar tan dentro de mi alma y mirarme tal como soy, penetrantes y hermosos, se reflejan en el espejo.

-No… no es eso… solo que yo… es que yo… -estrujo sin piedad mis manos una contra otra tratando de encontrar las palabras pero estas no salen de mis labios, se atoran en mi garganta de forma desesperante.

-Disculpe a Mina, es solo que como entenderá esta no ha sido precisamente una buena noche para nosotros, además mañana tiene que presentarse a trabajar y yo creo que el frío y el susto están afectando algo su garganta. -me salva Ami.

-Ya veo. Deseo sinceramente que no se enferme… Aino san… -contesta él. Yo le sonrío por el espejo y él me devuelve la sonrisa.

-¡Alto! Llegamos, te estabas pasando de la dirección, Ace kun, seguramente por ir distraído mirando cosas más interesantes-se burla un poco Makoto logrando un nuevo sonrojo mío y de él. Por fortuna se detiene y aparca la patrulla frente a mi edificio, y bajamos del auto de policía.

-Domo Arigatou por la ayuda y por traernos, Ace kun, esperamos no sea la última vez que nos veamos-se despide Ami.

-También lo espero. Makoto san me pidió mi teléfono, lo que sea que se les ofrezca y pueda ayudar, no duden en llamarme. Además les debo unos buenos cafés-propone él sonriéndonos a todas.

-Los cuales esperamos cobrarte pronto, querido, así que…este es el número personal de Mina. Siento no haberte escrito el mío y el de Ami, pero una corazonada mía me dice que este es el que te interesa-asegura Makoto poniendo un pequeño papel en el bolso del pecho de Ace.

-Entonces el agradecido soy yo. Oyazumi Nasai chicas… Oyazumi Nasai, Minako… -pronuncia finalmente mi nombre alargándome la mano. Si seré tonta, otra vez paralizada. Miro en torno y descubro que Ami y Mako se han alejado estratégicamente hacia la entrada de mi edificio dejándome sola con el guapo policía. Al fin reacciono y estrecho su mano.

-Oyazumi Nasai… Ace kun… -le contesto yo, de nuevo nos quedamos mirándonos un largo rato, sintiendo el calor de nuestras manos unidas, y sin decir nada. Al fin él suspira y retira su mano de la mía.

-Espero que no te moleste si te llamo alguno de estos días-propone y yo de nuevo en shock… ¿De verdad este guapo chico policía estaba interesado en mí?.

-Cla… claro que no… cuando gustes… Ace kun… ahora… creo que es hora de irme… mañana trabajo y…

-Si… solo espero a que entres, no me gustaría que algo malo te pasara mientras llegas a tu edificio-caballeroso él, yo sonrío y encogiéndome de hombros camino los pocos pasos que nos separan de la puerta. Él camina conmigo. Al fin me detengo en la entrada.

-Bien… llegamos… ahora si Sayounara. -me inclino.

-Sayounara… -me responde. Yo no entro rápido, me quedo mirándolo, y él mirándome a mi camina de espaldas hacia su patrulla, como si ninguno de los días tuviera muchas ganas de que esta despedida fuera real. Suelto una leve risa cuando él choca con el auto, casi sin darse cuenta, y sube diciéndome adiós con su mano, a lo que yo respondo. Cuando el auto de policía se ha ido, suspiro y presiono el botón del ascensor en el que entro, curiosamente en lugar de mis mil preocupaciones de antes, solo pienso en lo curioso que fue todo, y en como conocí a Kaitou Ace. Cuando llego a mi piso y subo me encuentro a Ami y Makoto mirando por el ventanal hacia abajo. Lógico, estaban espiando.

-¡Hey, tortuga, dragón! -las llamo yo y ellas miran hacia atrás. -¿Puedo saber que miran tan interesadas?

-Nada. Y ese es el problema, tigresa… ¿Cómo dejaste ir a semejante espécimen? -me reclama Makoto. Otro sonrojo mío cuando saco las llaves y abro la puerta de mi habitación junto con mis amigas.

-Mako, por favor, respeta la forma de Mina de llevar las cosas con Ace. Si fuerzas la situación en lugar de ayudar vas a perjudicarla. -opina sensata Ami.

-Gracias, tortuga, de verdad Mako, esta noche me has avergonzado terrible ante el agente Kaitou y debería estar molesta contigo. -le digo seriamente mientras enciendo las luces y entro a mi habitación buscando toallas y pijamas.

-Pero no te enojarás porque me quieres mucho y sabes que todo es por tu bien. Créeme que de verdad quiero que tengas un novio lindo y guapo que te aprecie y te haga feliz, tigresa. -responde ella abrazándome de los hombros con tanto cariño que no puedo más que sonreír.

-Gracias por eso, ¡Oh poderosa reina dragón! Pero creo que este gatito prefiere hacer las cosas a su manera. Aún no estoy lista para ser "Tigresa"-respondo, dándole una pijama limpia y llevando otra para Ami, salimos de allí. Afuera mi amiga de cabello azul ya prepara unos cafés en mi cocina.-deja Ami, yo termino, y ve a cambiarte. Espero que no te importe dormir en la cama inflable mientras Mako y yo dormimos en la mía porque definitivo se quedan esta noche, mañana pueden ir a sus casas si desean.

-No hay problema, me las apaño en la cama inflable, menos mal que Rei no vino porque es muy angosta y la última vez que dormimos allí las dos amanecí en el suelo. -asegura ella tomando la pijama que le di y caminando hacia el baño. Makoto se cambia en medio de la sala desnudándose como si nada y poniéndose mi pijama de ranitas y yo termino de preparar la cafetera la cual enciendo buscando luego las tazas y la azucarera.

-Vaya noche… ni idea como iré mañana a trabajar. Espero que Yamada no me despida porque de otra manera no tendré trabajo toda mi vida, con antecedentes penales… -me quejo.

-Anda, no te molestes, tigresa, finalmente valieron la pena los antecedentes penales por conocer al lindo de Ace kun… ¿O no? -insiste Makoto.

-Apoyo a la Reina Dragón con eso-sale Ami ya con la pijama rosa que le presté. -déjame los cafés y vete a cambiar que conociéndote debes estar a punto de hipotermia. Yo termino nuestra magra cena. -me pide ella y yo asiento alejándome a mi habitación donde me quito la fría ropa mojada y me pongo mi pijama de ositos.

Al mirar la ropa mojada, me doy cuenta de que un papel sobresale de la bolsa de mi pantalón, lo tomo y miro la extraña tira de papel con mala caligrafía de la galleta de la fortuna. ¡Curioso que haya sobrevivido la odisea!... y más curioso que las palabras escritas sigan resonando en mi mente. Iba arrugar el papel mojado, pero en lugar de eso lo estiro y lo dejo sobre la televisión poniéndole encima una vela naranja de aroma que tenía allí. Después de todo quizá el consejo del papel no esté tan mal y sea momento de transformarme en la verdadera "Byakko, la tigresa blanca del oeste" como me decían Rei y Mako. Pero eso será otro día porque lo que es este ya me urge tomar algo caliente e ir a la cama. Suspirando salgo de la habitación y miro a Mako sacar del armario la cama inflable y la bomba eléctrica para inflarla mientras Ami pone las tres tazas con café caliente en la mesa de mi sala.

-Vamos a tomar el café y a dormir. Ha sido una larga, larga noche-llama Ami y mientras Makoto deja inflando el colchón las tres tomamos nuestro café, el cual nos cae de lujo luego de tamaña aventura. Nos vamos a dormir después, no sin antes poner mi despertador a las ocho de la mañana. Mako duerme a mi lado, Ami en el colchón inflable, y yo no puedo sacar de mi cabeza un par de ojos verdes y las dichosas palabras del papel que se seca sobre mi televisión:

"Si logras vencer las barreras de tu timidez, despertará el tigre que habita en ti"

NOTAS FINALES: ¡Feliz Cumpleaños Tigres! ¿Qué de verdad creíste que no tendrías regalo? ¡PUES NO! Teníamos guardada la sorpresa, y ahora si nos merecemos un zarpazo porque nadie te dijo nada pero estábamos indagando cosas interesantes cada quien por su lado y esto salió. No te preocupes que esperamos no torturarte mucho y pronto tendrás más de la historia, no decimos cuantos chaps porque ni nosotras lo sabemos pero algo es seguro, vamos a acabarlo…XD…¿Qué se siente estar del otro lado Martis?...no te creas, deseamos que te la pases súper bien este día, que comas tarta, festejes, estés contenta con tus amigos y que sepas que acá tienes a tres amigas locas que te adoran y que esperan en recompensa sacarte una gran sonrisa.

¡FELICIDADES TIGRESA!

ATTE: Genbu, Susaku y Seiryu.