¡Hooolaaa a todos! ¿Como están? Bien, espero que estén viendo el mundial porque eso es lo que estuve haciendo desde que empezó. Obviamente, los partidos de Argentina son los que más espero pero siempre es emocionante ver los demás porque- ¡esperen! ¿qué tiene eso que ver con la historia? nada, simplemente es una excusa para mi reciente forma de escribir. Ando distraído, y aparte de escribir más apurado muchas ideas vienen a mi mente. Por ejemplo, esta misma.

Esta historia es algo que maquiné mientras leía el manga de ayer, que se llama "las lágrimas de Kaguya". Gracias a eso, me puse a pensar como sería si Madara no hubiera muerto frente a Obito Uchiha y si lo hubiera engañado por un plan más importante que poner al mundo en un genjutsu eterno. No quiero dar más spoilers de esta historia, pero espero que les guste el prólogo.

Perdonen si saco historia tras historia, pero les aseguro que actualizaré las demás. ¡NO PONGO NADA EN HIATUS!

Parejas: Naruto x Natsuki (fem Naruko) x Fem Sasuke x ?. Sí, la última chica es alguien que voy a sacar de otra serie. No la he visto en muchos fics, más que nada dos en inglés, y me parece que haría buena pareja con Naruto. El capítulo que viene, quizás, sea el que revele quien es.

No se preocupen por mis otras historias, puesto que planeo actualizarlas pronto. ¡Disfruten el capítulo!

Disclaimer: Naruto no me pertenece, pero la idea innovadora (como diría mi profesor) es producto de mi mente alocada.


"Mi hijo... ha nacido"

Madara Uchiha.


Prólogo : Jutsu de Reencarnación Divina

La aldea estaba sumida en un caos total, los pocos ninjas restantes trataban de salvar su hogar y, al mismo tiempo, permanecer con vida. Eso se había convertido en un esfuerzo sobrehumano, el chakra de todos era bajo y el Kyuubi no presentaba ningún signo de agotamiento. Tomaban medidas más desesperadas a cada minuto que pasaba, mientras esperaban a que el Yondaime Hokage apareciera en el campo de batalla finalmente.

Sin embargo, los ocupados shinobis fallaron en notar la sombra que observaba desde lejos la batalla encarnizada. Era un anciano, de cabello canoso largo y postura encorvada. Vestía una capa negra, lisa, que no poseía ningún rastro que pudiera delatarlo. Apoyaba su cuerpo en un bastón de roble, sus ojos brillaban con curiosidad tras la oscuridad que cubría su rostro.

—Pobres idiotas... están tan pendientes del Kyuubi que ni siquiera notaron nuestra presencia... ¿no es así, Zetsu? —la voz del misterioso hombre no hizo ningún eco en el vacío solitario que yacía a su espalda. En cambio, cualquiera que lo hubiera oído habría creído que estaba loco por hablar solo.

Pero el caso era que el anciano estaba lejos de tener demencia. De hecho, casi un segundo después de que hablara, un hombre con apariencia de planta blanca y negra emergió del suelo. Tenía dos extensiones que partían del cuello, y parecía una planta carnívora.

Zetsu decidió mantener oculta la mitad inferior de su cuerpo, su torso y rostro eran las dos únicas cosas visibles. La mitad blanca de su rostro parecía estar... sonriendo, mientras que la zona oscura no reflejaba emoción alguna.

—Eso parece —respondió el hombre, deleitándose brevemente en la masiva destrucción que causaba el Kyuubi—. Madara-sama, aún no me quedan claras las razones de sus planes. Si me lo permite, creo que es una idiotez.

El anciano, ahora conocido como Madara, captó la imagen del Yondaime peleando contra su propio estudiante. Obito Uchiha era poderoso, pero ni él cumplía los requisitos que su plan demandaba. No, era por eso que había arriesgado su vida para acudir en busca del elegido. Tenía chakra de reserva para dos horas más, todo gracias al suministro artificial del Gedo Mazo y la ayuda de Zetsu quien le brindaba chakra para continuar alargando su vida.

Sin embargo, el comentario de su sirviente pronto fue interpretado por su mente; y, en vez de enfadarse, su garganta expulsó una risa amarga y senil.

—Así que eso es lo que piensas... —susurró Madara, tosiendo por un momento. Se calmó rápidamente, sabía que aún tenía tiempo y quería utilizarlo con sabiduría. Pronto, sus ojos miraban nuevamente la aldea de la hoja—. Oh, si tan solo supieras la razón de mis planes...

Zetsu se mantuvo estoico, su mitad oscura decidió tomar la iniciativa para quejarse.

—Quizás podría cambiar de parecer si le contaras todo. El aire misterioso es algo bastante estúpido.

No hubo respuesta por parte del anciano, quien se contentó con acumular chakra en sus ojos viejos. Tenía que usar el sharingan, aún si eso acortara sus posibilidades de supervivencia.

—Vamos, ya casi es tiempo.

Fue un leve parpadeo, en el que el dojutsu de Madara resplandeció bajo la luz de la luna. Con su Mangekyo, el anciano se vio capaz de crear el legendario Kamui a pocos metros delante de él.

Asintiéndole brevemente a Zetsu, ambos caminaron lentamente por el portal y desaparecieron en la oscuridad de la noche. Nada quedó atrás, salvo un silencio que parecía inquebrantable.


~The Reincarnation of Indra~


Minato elevó la mirada nuevamente, sus ojos se fijaron con los de Sarutobi quien permanecía inmóvil detrás de la barrera del Shinigami. Su mirada pedía, no, suplicaba protección y cuidado para sus dos hijos gemelos que —desde ese mismo momento— serían huérfanos.

—Hiruzen... te lo ruego... ¡Cuida a Naruto y a Natsuki!

Sarutobi sintió como su corazón palpitaba cada vez más lentamente, la voz triste y débil de Minato Namikaze le indicaba que pronto moriría. Kushina Uzumaki tenía los ojos cerrados, su cuerpo inerte estaba rodeado por los fríos brazos del Yondaime. Era el último acto de amor entre ellos, y al hombre rubio no le importó el estado de su esposa. La amaba, y muerta o no la seguiría amando por toda la eternidad.

Desgraciadamente para el Sandaime su garganta tenía un nudo bastante fuerte, que oprimió todos sus esfuerzos por contestarle a su sucesor. No pudo hacerlo a tiempo, y cuando por fin el susurro escapó de sus labios Minato había exhalado su último aliento.

—Sandaime-sama, ¿acaso ha...?

El anciano asintió sombríamente con la cabeza, la tristeza se acumulaba en sus ojos al punto de querer romper en llanto en ese mismo instante. No lo hizo, y en cambio sus ojos notaron como la figura del Shinigami desaparecía en el aire. Él fue el único que pudo verlo, puesto que conocía el jutsu secreto.

—Cuando el domo se desvanezca, entraremos. Es imperativo que respetemos el legado de Minato y salvemos a sus dos hijos —ordenó Hiruzen, recibiendo respuestas afirmativas de todos los ninjas que actuaban de soporte.

Sin embargo, la historia estaba lejos de terminar. Curiosamente, el domo permaneció intacto y ni un poco de su brillo se vio atenuado por la falta del Shinigami. Al contrario, su poder continuó estable.

El grupo esperó por unos momentos, las respiraciones agitadas de algunos era el único sonido audible en todo el páramo. Sarutobi comenzó a sentir impaciencia, había pasado mucho tiempo y el domo no daba señales de desvanecerse.

—...¿Se supone que deba pasar al-? —el mismo shinobi que había comenzado a hablar pronto cerró la boca en sorpresa.

De repente, a un costado de donde yacían ambos bebés, se abrió un vórtice transparente. Un sonido sordo rugió en el lugar, despertando inmediatamente a los gemelos.

Naruto y su hermana, Natsuki, comenzaron a llorar con fuerza. Sus llantos desconsolados crecieron más y más al verse ignorados de la atención que debía prestarles su difunta madre. Lo que ignoraban, sin embargo, era que pronto llamaron la atención de un extraño que los miraba con atención.

Los demás shinobis exhalaron un jadeo de sorpresa ante la visión de un anciano encapuchado, su bastón y sus manos arrugadas eran las únicas cosas visibles desde su túnica oscura.

Hiruzen miró anonadado desde detrás del domo, sus manos temblaban con terror ante la posibilidad de que el intruso fuera a asesinar a ambos hermanos.

—Así que... Naruto Namikaze, ¿eh? —la voz calma de Madara resonó desde la oscuridad de su túnica. Detrás de su cobertura, se podía ver como su Mangekyo Sharingan brillaba con interés absoluto—. Tengo grandes planes para ti muchacho... planes que ninguno de estos patéticos ninjas podrá frustrar.

Madara mantuvo silencio por un minuto, mirando con algo de sorpresa la forma en que ambos hermanos habían dejado de llorar. Una reacción extraña, puesto que cualquier bebé lloraría ante la menor amenaza.

El anciano no pudo evitar sonreír ante lo que veía, los ojos celestes de Naruto eran apenas visibles bajo sus pestañas inmaduras. "Pronto corregiremos el color", pensó tomando al bebé con ambos brazos. No hubo queja por parte del muchacho, pero su hermana pareció captar la amenaza y comenzó a llorar nuevamente. Esta vez, su intensidad fue mayor. "Sí, será un digno Uchiha. Mi único hijo..."

Se sentía orgulloso de sí mismo y de sus planes asombrosos. Todo estaba saliendo perfectamente bien, y ahora que Obito se había retirado nunca sospecharía de sus planes ocultos. Había fingido su muerte anteriormente para evitar tener que darle alguna explicación al joven.

Con una ligera carcajada, el anciano acomodó torpemente al bebé en sus brazos cansados y se giró hacia el grupo de shinobis. Pronto, su sharingan captó perfectamente el miedo y la frustración de Hiruzen Sarutobi.

—¡Escuchen bien! —exclamó, revelando su poderoso sharingan a los asombrados ninjas. Todos dieron un paso hacia atrás ante la imagen, pero Hiruzen estiró los párpados en sorpresa. ¿De verdad era un Uchiha? ¿Pero qué demonios estaba haciendo ahí? ¿Por qué se llevaba a Naruto?—. ¡Este será el día que revivirá la leyenda de mi antepasado! ¡Vivan sus patéticos días en paz, y aprovechen el poco tiempo que les queda de vida!

No quiso dar detalles, pero su amenaza tuvo la reacción que él estaba esperando. La recibieron con confusión, los rostros de todos adoptaban distintas expresiones pero ninguna de ellas reflejaba una sonrisa. Era obvio que, aunque algunos no creyeran en sus palabras, no era para tomárselo en broma. Si el anciano tenía alguna conexión con los Uchihas, entonces debía ser poderoso. No tenía aspecto de locura, y su apariencia era extrañamente familiar.

Sin embargo, el primero en darse cuenta de su verdadera identidad fue Hiruzen Sarutobi. Aún si solo lo vio en contables ocasiones, no cabía ninguna duda. Su apariencia y su voz tenía un deje del único y legendario...

—¡U-Uchiha... Madara!

El grito del Sandaime causó inmediato pánico en las filas de shinobis, quienes —temblorosos— adoptaron instancias de combate. Sus posturas eran torpes, e incluso el mismo Sarutobi sentía incredulidad. Pero Minato se lo había pedido, no podía fallarle.

Madara soltó una carcajada añeja, su propio cuerpo comenzaba a distorsionarse en un vórtice cercano. No tenía casi nada de chakra restante del Gedo Mazo, y no podía —bajo ningún motivo— utilizar su poder. Se vio obligado a desaparecer, permitiendo que el domo de energía se desvaneciera casi inmediatamente.

Su anterior presencia se desvaneció con el vórtice, y lo único que quedó atrás fue el llanto inmensurable de Natsuki. No pudieron hacer nada por rescatar a Naruto, e incluso Sarutobi se vio obligado a reaccionar y consolar a la bebé solitaria.

—Minato... te he fallado.


~The Reincarnation of Indra~


El ritual estaba listo, no había nadie en las cercanías y su vida no corría peligro. El Gedo Mazo le brindaba el chakra suficiente como para sobrevivir, además, le permitiría llevar a cabo la primera parte de sus planes.

Madara se paró enfrente del bebé, mirando con ojos entusiasmados al pequeño. Naruto lloraba silenciosamente, sus gritos no eran tan fuertes como al principio. Algo en su inmaduro cerebro le decía que debía tener miedo, que no le convenía enfurecer al Uchiha. Quizás eso fue lo que le salvó.

—Zetsu, prepara la muestra de adn.

—Hai, Madara-sama —respondió la forma blanca-negra de su subordinado. Todo su cuerpo era ahora visible, puesto que no tenía nada que ocultar de algún shinobi enemigo.

Formando el sello del carnero, Zetsu hizo aparecer un trozo de piel raído y viejo. Era de un color blanquecino, pero tenía tonos de vejez y podredumbre. Aún así, eso no importaba para el Uchiha; lo único que necesitaba, era la milésima parte de chakra que ella contenía.

El anciano sonrió brevemente ante lo que veía, su entusiasmo se convirtió en éxtasis al reconocer qué era lo que yacía en la mesa delante de él. Aparte de Naruto, el trozo de piel era la única y extremadamente rara muestra de su legendario ancestro. El primer Uchiha, el más poderoso entre los shinobis, el hijo mayor del Rikudo Sennin: Indra Otsutsuki.

Madara tomó un bocanada de aire repentina, forzando a su antigua mente a que alejara esos pensamientos que ya pertenecían al pasado. Tenía que concentrarse en lo importante, en los hechos que prometían asegurar ser los primeros pasos en su increíble plan. Crearía a la reencarnación de Indra, optando por brindarle el poder legendario a Naruto Namikaze. Sería el futuro Kami entre los shinobis, su poder de Rikudo combinado con el Kyuubi lo haría imparable.

—Comencemos —finalmente, sus labios dieron la orden para que todo comenzara. Zetsu asintió rápidamente y se ocultó en las sombras del escondite, una carcajada abominable fue la única señal que tuvo Madara como indicación. Sonriente, el anciano comenzó a formar sello tras otro; comenzando con el de la serpiente y terminando en el sello del dragón—. ¡FUUINJUTSU: REENCARNACIÓN DIVINA!

Apenas pronunció las palabras, un potente brillo cubrió la habitación. Madara, aún sin poder ver claramente, podía sentir que estaba funcionando. Su chakra estaba siendo drenado por la técnica, y la energía del trozo de piel raído comenzaba a ingresar al cuerpo del bebé. Esbozó una sonrisa malvada, su garganta expulsó casi inmediatamente una larga carcajada que duró durante todo el proceso.

Sin embargo, luego de un minuto el ritual estaba completo. La luz pronto menguó, el escondite fue visible otra vez y parecía que nada había cambiado. Madara apoyó las manos en su bastón, sus ojos buscaban con avidez si había alguna diferencia en el muchacho.

Las encontró, y su propio entusiasmo creció hasta niveles insospechados. El chico ya no era el mismo; sus ojos, aunque permanecían cerrados, seguramente habían adaptado el mismo cambio que su cabello. Su pelo había adquirido un color tan oscuro como la noche misma, las ojeras y rincones inferiores de sus ojos se habían teñido de negro puro y parecía que incluso su rostro comenzó a mostrar diferencia. Aún presentaba las marcas de nacimiento, pero pronto se irían.

Madara lo miró en puro regocijo, su plan había sido todo un éxito. El legendario poder de Indra ahora residía en el muchacho, quien —desde aquel momento— sería su primogénito.

—¿Oh? ¿ha funcionado? —preguntó Zetsu blanco con cierta decepción en su tono. Realmente no le agradaba la idea de servir al futuro guerrero, y había esperado que todo hubiese fallado para evitar aquello—. Me sorprende... entonces su resistencia como Uzumaki le ayudó a resistir no solo al chakra de Indra... sino también al suyo, Madara-sama.

El Uchiha miró de reojo a su sirviente, quien ahora observaba al bebé pelinegro desde un rincón del cuarto. La llama de las antorchas iluminaba brevemente a la extraña figura, y su rostro oscuro era casi imperceptible para el anciano.

—Sí, mi teoría probó ser cierta —afirmó Madara, regresando débilmente a su lugar de reposo. Estaba agotado, y necesitaba el descanso—. El chico resultó ser mi descendiente ideal y eso me alegra bastante... —tomó una pausa, contemplando las opciones que tenía por el momento—. Necesito descansar, por lo pronto aliméntalo cada ciertos períodos y cuídalo bien. Después de todo, el es Indra Uchiha: Mi hijo.

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Acá termina el primer cap de mi nueva historia. Realmente quería sacarme esta idea de la cabeza, y solo escribiendo iba a poder. Ahora bien, ¿qué les pareció? El capítulo es algo apresurado pero descuiden que la trama vale la pena. ¡Tengo mucho planeado para Naru- perdón, Indra Uchiha!

Bien, ahora viene la parte que me interesa. ¿Qué les pareció? ¿Supe describir bien la trama? ¿Le faltó algo?

Si les gustó, por favor, dejen un review comentando que sus opiniones. Como siempre digo en mis historias en inglés, insultos y críticas NO constructivas serán ignoradas. Siempre acepto críticas coherentes y que me ayuden a mejorar.

Con eso los dejo. Yin Protector fuera.