Lo nunca dicho...
Moneereh Nut
Resumen: No hay adversario más difícil de vencer que aquel que vive dentro de uno mismo… y Sasuke lo sabe mejor que nadie. SasuNaruSasu.
Disclaimer: Todos los personajes y el universo en que se desarrollan pertenecen a Masashi Kishimoto, esta historia fue escrita únicamente con fines de entretenimiento.
Advertencia: Temática homosexual -y heterosexual- / Sociedad homofóbica. Cambios con respecto al anime/manga.
Temporalidad: Después de que Sasuke abandonara la aldea, tras la primera batalla en el Valle del Fin. Tienen alrededor de quince años en este capítulo.
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I. Lo nunca dicho... se niega.
Sasuke sabía que en cierta manera debía parte de su existencia a este idiota terriblemente molesto que es Naruto Uzumaki; sabía también que por mucho que quisiera escapar de aquel huracán que llevaba la firma de ojos azules y sonrisas deslumbrantes, ya había terminado por rendirse ante él… casi completamente.
Incluso si trataba de esconderlo todo con violencia, con falso odio y menosprecio. Era escalofriante que pareciera ser una certeza que Naruto podía ver a través de todo eso.
Sin importar cuán lejos estuviesen el uno del otro: aquel en Konoha y Sasuke en la aldea de nadie.
Sin importar la frialdad en sus movimientos o inclusive el sadismo en su mirada cuando la katana descendía rápidamente en medio del combate, cortando uno o dos cuerpos humanos en un sólo movimiento. Muchas veces sin haber contraste entre ninjas o civiles… ni siquiera entre hombres y niños.
¿Cuán diferente eso lo hacía de Itachi?
No quería saber.
...
¿Pero qué importa lo que él quiere?
A fin de cuentas, la respuesta le persigue siempre en pesadillas.
Gritando y reclamando, con el rostro vuelto una mueca de rabia: ahí aparecía Naruto. Soltando aquellos discursos acerca del bien y del mal que tanto acostumbraba a pronunciar, como si fuese alguna especie de mesías.
Un salvador que, pese a todo, Sasuke, el débil, escucha. A pesar de estar siempre al fondo de la mente del vengador Uchiha, esta parte de su subconsciente enfurecía, odiando al hombre de venganza y ambición que tomaba posesión de su cuerpo, maldiciendo a ese que no se detenía a pesar de los gritos de culpables e inocentes.
Al que reprimía todo.
Siempre actuando como si nada importara. Al borde de la locura con cada nuevo asesinato, con cada nueva suplica de vida de la que él poco hacia caso.
Aun si moverse a veces quemaba.
Sasuke, el fuerte, callaba cualquier reclamo recordando que había nacido con una única misión en la vida: matar a Itachi. Vengar a su madre, a su padre, a sus tíos y primos… a todos esos que aparecían en sus pesadillas, exigiendo la sangre del traidor.
No podía alejarse de ello… no podía permitirse hacer caso al camino del que hablaba Naruto.
…
Porque, además, todo lo que tuviera que ver con el rubio se tornaba enfermizo, asqueroso… e imperdonable. En algo quizá peor que haberse ganado tan fácilmente la reputación de asesino y traidor de Konoha.
Sin importar si se hablaba de héroes o villanos.
Significaba la mayor de las deshonras.
Aquello en lo que se convertía por Naruto era inconcebible… y lo era por culpa del mundo y, también, porque el rubio era un idiota.
Aunque quizá más idiota era él al dejarse dominar por aquella maraña de sensaciones que el otro le provocaba.
Estúpidas emociones que lo hacían perderse en recuerdos de la niñez. Allá, cuando ambos competían por nimiedades y le parecía asombrosa la capacidad de Naruto de caer, levantarse, volver a tropezar, poner el otro pie y seguir hasta que más nada podía hacer. E incluso así quizá mirar con natural fiereza a su enemigo, porque así de idiota era él.
Aun si aquella admiración fuese un secreto que deseaba nadie descubriera… como lo había hecho en su tiempo Kakashi: el primer genio que le advirtió que su comportamiento era, por lo menos, extraño.
Como si él no lo supiera ya.
Como si no se asustara él mismo de aquellas estúpidas ideas que tornaban en las más intensas de las sensaciones, despertando en su cuerpo instintos que nada tenían que ver con la batalla, aunque provocaran en él igual o incluso mayor cantidad de adrenalina que si estuviese en una.
Esas que hacían estremecer sus extremidades y que lo sofocaban hasta el punto de lo intolerable. Esas, que no podían ser satisfechas sin importar con cuántas mujeres estuvo dispuesto a tener intimidad con tal de deshacerse del sopor del deseo.
Sasuke -el que quería creerse fuerte- luchaba en contra de todo aquello.
Por ello se esfuerza tanto en no mirar a Naruto cuando se encuentran y él habla, a gritos, acerca de volver. Que no significa otra cosa que estar juntos. Como amigos, como fieles camaradas… tal y como el mundo demanda que sea.
Por ello descarga la rabia y el ansia que lo consume con amenazas. Con golpes. Que no son sino una excusa para tocar la piel bronceada… la única forma en que puede sentir al cuerpo ajeno que no será mal vista.
Por ello Sasuke se desespera, cuando en la oscuridad de la noche vuelve a soñar con Naruto.
Él no quiere.
No quiere sentirse tan bien cada que sucede. No quiere regresar a la aldea… porque tiene un objetivo. Porque no puede defraudar a su familia, a sus padres.
Porque no quiere enfrentarse con él.
Sin hablar de los golpes, ni de las técnicas poderosas que ambos han aprendido. Refiriéndose más bien a lo que Naruto espera del que sigue llamando mejor amigo sin importar nada.
No quiere verlo y verse a sí mismo matando a tantas personas… a tantas que a veces cientos pareciera poco.
No quiere.
No quiere ver su rechazo… peor aún: no quiere que lo acepte.
Porque si lo hiciera -y algo muy en el fondo de sí le dice que lo hace-, si lo aceptara sin importar nada más. Entonces Sasuke estaría vencido.
Entonces ya no podría más ser el hombre de odio que su venganza requiere.
Y no puede permitírselo.
Así que se obliga a creer que lo que no puede hacer no existe, sino que es más bien algo que él no quiere. Algo que no busca.
Algo que desprecia.
Incluso si en el sueño casi puede verse sonriendo cuando choca su puño con el de Naruto, en un acto que es mucho más que una expresión de amistad.
En un acto que es de aceptación… de cariño.
Se dice que no lo quiere.
Aunque sus malditos nervios son perturbados cuando Naruto lo mira. Suplicando, aun sin hablar, que no huya más.
Se dice que lo odia.
Aun si lo ama, con tanta intensidad que incluso lo consume por dentro.
Y no lo dirá nunca.
Nunca. Si así puede creer que lejos, algún día, se olvidará de todo aquello.
…
Es lo que cree.
Aun si en el sueño sus labios se mueven pronunciando las dos palabras que no debe.
Como siempre que duerme e imagina que no tiene que vengar a su familia, ni seguir órdenes de otro para obtener poder. Como siempre que la ilusión le permite vivir en un mundo en que ser lo que es por Naruto está bien. Sin importar si es héroe o villano.
Como siempre… aún después de tantos años.
...
Notas de la historia:
Tomando muy en cuenta que Japón es una sociedad conservadora, creo que, en realidad, Konoha lo sería mucho más, si pensamos en esta cuestión del guerrero varonil y demás... va a haber mucho conflicto al respecto.
La primera parte va a estar focalizada principalmente en Sasuke, posteriormente también en Naruto. Y sí, habrá partes -como esta- que podrán parecer muy fuera de las personalidades originales, pero, repito, lo que busco un poco es evidenciar la vulnerabilidad de los personajes. Va a ser una historia lenta, no sé de cuántos capítulos, ni de qué extensión. Ya dependerá de lo que esté tratando.
En fin, siempre se agradecen mucho sus comentarios.
¡Gracias por leer!
