Billy, Jane, Sam.
Recordaba cada momento con sus hermanos, tanto los felices como los tristes.
Desde la muerte de su madre, se las habían arreglado solos dividiéndose las tareas del hogar y la forma de mantener la casa. Sabía que sus hermanos habían estado deseosos de salir pero había tenido que mantenerse inflexible. No es que hubiese disfrutado de aquello, esa sensación de angustia por no hacerlos felices siendo el mayor no desaparecía, pero necesitaba protegerlos, mantener la promesa de permanecer unidos. Los cuatro. Sólo ellos cuatro y nadie más. No había sitio, no quería que hubiese sitio porque ellos eran una familia y quería que lo fueran mucho tiempo más, durante toda la eternidad. Tenía que ser posible.
Había salido al mundo y no habían más que prejuicios contra ellos, contra los rumores de su pasado que casi nadie sabía pero todos parecían querer inventarse. Allie era diferente, pero ni siquiera ella podía ser de la familia. Ella no era Billy, ni Jane, ni Sam. No sería nunca ninguno de ellos. No sería nunca parte de los Marrowbone. Quería haber protegido a sus hermanos de todo el mundo exterior, manteniéndolos en una burbuja donde eran felices y disfrutaban de la vida, sólo conociendo su lado bueno.
Por eso la odiaba tanto en el momento en que vino queriendo ayudarlo. Ella no podía estar aquí. ¡Los estaba espantando! ¿¡Por qué no podía entender que lo único que necesitaba era a sus hermanos!? ¡No a ella! ¡No la quería a ella, por doloroso que fuese!
- Sigue culpándose de lo que pasó. Intentó suicidarse, por eso tuvimos que volver.
Esa era su casa. No de ningún abogado, no de ningún fantasma. Era la casa de los Marrowbone y así seguiría siendo mientras él estuviera ahí. Lo prometía.
No había podido hacerlo. Todo aquello había sido una ilusión, pero era preferible mantener ese recuerdo dentro del refugio donde nadie nunca podría hacerles daño que enfrentarse a lo que había pasado.
Era preferible porque Billy, Jane y Sam cuidaban de él mientras dormía, porque sin nadie más cerca podía verlos y escuchar sus voces otra vez, porque la casa volvía a tener vida de nuevo. Jack podía respirar un ambiente familiar y mantenerse en paz, protegido.
Y haría lo que fuera por mantener esa paz. Pero seguía siendo humano y se equivocaba, aunque sus hermanos sabían que no escucharía a nadie más que no fuera a ellos. Como si de un mismo cuerpo se tratase, sintió los deseos de venganza de Billy contra su padre, contra aquel que se lo había arrebatado todo. Contra su madre, la que casi destruye la familia antes de que él los encontrase, pero había algo más.
El deseo de una segunda oportunidad para los que dejaban atrás. Para Allie.
- Déjame hacerlo, Jack.
Eran Marrowbone. Se protegían de una manera que nadie más podría entender. No quería contar su historia, se arrepentía de compartir el cuaderno con Allie. Ella no tenía que estar ahí, lo habían estropeado todo...
- Terminará, lo prometo.
Realmente escuchó a Billy y pronto su cuerpo sostenía el arma que apuntaba al primer causante de sus desgracias. Sin vacilar, sin arrepentimiento. Él no era Marrowbone, nunca lo sería. Nunca merecería serlo.
Entonces fue cuando se escuchó el disparo.
Era curioso que las armas quitaran vidas pero esa en específico le había devuelto la suya.
