Hola! Hace un tiempo publique historias aqui en facfiction y mucho antes de eso en el foro warner de harry potter (de esto hace siglos!) De eso no quedan huellas ya que borre definitivamente las historias porque no me terminaron de convencer.
Vengo con una historia nueva (Dramione), espero que os guste y dejéis muchos comentarios.
La historia está centrada en Draco aunque planeo hacer capítulos desde la perspectiva de Hermione. También dejar claro que tras la carcel, y mucho más Azkaban, una persona no es la misma y tendrá secuelas!
Disclaimer: Los personajes pertenecen a J.K:Rowling. La historia es invención mia
La sentencia
-El Wizengamont, aquí presente, revoca la pena privativa de libertad del acusado Draco Malfoy concediéndosele la libertad condicional sujeta a lo siguiente: El acusado deberá personarse una vez por semana ante el despacho de aurores del ministerio, no podrá salir del país bajo ningún concepto, en caso de incumplirlo volverá inmediatamente a cumplir el resto de su condena en pena privativa en la prisión de Azkaban; le será requisada la varita y no podrá hacer uso de ella excepto bajo supervisión de algún miembro del grupo de Aurores.
No levantó la vista, le era indiferente quien estaba allí. Se toco su muñeca derecha, las esposas mágicas habían sido apretadas con tanta fuerza que le habían echo un corte en la piel, otro de tantos.
-Señor Draco Malfoy, ¿ha escuchado usted la sentencia que se acaba de leer?
Levantó por primera vez la vista para fijarse en el portavoz del tribunal. Lo sabia, se le notaba demasiado bien que aquella sentencia no le había sentado especialmente bien. Su nombre era Rodolph Shackelbot, sí, había torturado a su hija en Hogwarts durante el último año; lo mas normal es que deseara que siguieran torturándole como hasta ese momento. Le había visitado un par de veces en prisión, igual que a muchos otros.
-Sí su señoría, he escuchado perfectamente - Su voz sonó rasposa y extraña hasta para él, no se le daba mucho la ocasión de poder hablar.
-Parte de la herencia Malfoy le fue requisada a su ingreso en prisión y muerte de sus padres como pago por el daño producido al mundo mágico - dijo el portavoz con socarronería - aún así es usted el único poseedor de Malfoy Mannor, así como una suma considerable de galeones procedente de la herencia familiar - notaba el deje de disgusto en su voz - espero que lo use responsablemente y trate de enmendar todo el daño que usted y su familia ha hecho en el pasado.
Le miro, tenia razón.
-Hace seis años este mismo tribunal juzgo condenarle a la pena privativa de libertad después de leer todos los cargos que se le imputaban. Creemos que ha pasado un tiempo prudencial y que ha tenido el tiempo suficiente como para madurar y pensar exactamente lo que hizo y lo que hará para enmendarlo.
Lo notaba, la gente estaba incomoda. Había un aire de molestia latente entre el publico que había acudido allí probablemente a ver otro tipo de sentencia, una que no revocara su pena de prisión. Había echo daño, lo sabia. La guerra no había sido fácil, lo sabia muy bien, había tenido tiempo suficiente para pensar durante los últimos cuatro añ mucho, mucho tiempo pensó que hubiera sido mejor haber recibido el beso del dementor antes que haber estado en esa fría celda durante 6 años. Se sentía hueco, estar en Azkaban le había vaciado completamente.
- Por favor Aurores, retiren las esposas del acusado
No pudo evitar el acto reflejo de tocarse las muñecas y mostrar una mueca de dolor.
- Señor Draco Malfoy, su varita se le será entregada una vez llegue a su hogar junto a los aurores encargados. Se le concederán 15 minutos y se le retirará nuevamente. - le miró inquisitivamente - Entiendo que irá usted a Malfoy Mannor ya que ningún familiar suyo se ha presentado ante éste tribunal para hacerse cargo de usted y ya que es mayor de edad no hay ningún impedimento para que pueda volver a su casa. Espero que nos veamos en un futuro y que este sea por una buena causa, no nos gustaría habernos equivocado con usted y volverle a condenar a Azkaban - quien hablo esta vez fue Amelia Bones jefa del departamento del cumplimiento de la ley mágica - Sepa que si incumple usted la ley seré la primera en enterarme y considero justo que sepa que no le daré ninguna segunda oportunidad. Así que aproveche esta que se le ha otorgado.
Apenas se había fijado en que todo el mundo se había puesto en pie y ya se disponía a salir de la sala. Se quedo sentado, pensativo frotándose las muñecas. Parecía una ironía pero en los últimos 6 años que paso en prisión no se paró a pensar en que pasaría cuando fuera liberado, ni siquiera concebía esa posibilidad. Sí, había pensado en el pasado, en la guerra, en Voldemort, Hogwarts, las muertes y desapariciones. Quizás, en lo que menos había pensado era en la posibilidad de ser libre y en la muerte de sus padres, ¿por que? aun no lo sabia, no se había parado a pensarlo.
Respecto a su libertad, ¿se la merecía?, ¿era justo?, no sabia como sentirse. Y por la muerte de sus padres, el vacío se había apoderado de todo . No sabia si sentir odio, rabia, paz..; si, sus padres habían motivado su caída, pero el decidió seguirlos y no podía ser injusto y culparlos únicamente de todo el mal. Giró su mirada a la sala, vaciándose lentamente.
Sintió una varita en su espalda, se giró para fijarse en el auror a su derecha:
-Muévete Malfoy, has tenido buena suerte. Twycross y yo te llevaremos a tu casa - Dawlish se dirigió con un malestar evidente a él - no tenemos todo el día.
Se levantó. Segundos después sintió el tirón de estomago de la aparición.
Seis años antes
Todos gritaban eufóricos, Voldemort estaba muerto. Sí, al fin. Sintió las manos de su madre sobre el segundos después que el caos se desatara, la había oído gritar su nombre con angustia tratando de encontrarle. Su padre se había quedado inmóvil, si saber reaccionar.
Agarró a su madre de las manos intentando calmar su angustia y que sintiera que todo por fin había terminado.
Vió a los mortífagos caer uno a uno no sin cierta satisfacción. Dolohov, Yaxley, Rossier. No mentiría al decir que le provocó placer verlos. Vió a los aurores acercarse a su padre y apuntarle con la varita en el cuello. Vio todo a cámara lenta. Sintió un dolor punzante en el cuello y calló pesadamente al suelo, su mejilla raspando contra las piedras. Le ajustaron unas esposas mágicas a las muñecas y un pie se apoyó en el centro de su espalda haciendo que le faltara el aire y trozos de roca se le clavaran.
-Kingsley, ¡Tenemos a los Malfoy!- sintió la voz detrás suya pronunciando esas palabras y tembló, llegaban las consecuencias y sabia que no seria nada bueno.
El dolor le atravesaba punzantemente pero no pudo evitar girarse para ver a su madre junto a él llorando silenciosamente.
- Lo siento Draco, lo siento - No la escucho, no hizo falta. Las palabras susurradas las sintió como si las hubiese gritado en su oido a pesar de que unicamente le había leído los labios. Cerro los ojos para no verla.
Tiempo después se preguntaría que sintió en ese momento, pero la verdad es que no sentía nada. Vacío. Quizás alivio, si, de que todo terminara aunque eso significara lo peor. ¿Se alegraba? No. Lo que sentía era algo diferente. Calma. Sabia perfectamente las decisiones que había tomado. ¿Se arrepentía? No. ¿Si tuviera la oportunidad cambiaria las decisiones que había tomado y que le habían hecho llegar a estar tirado en el suelo esposado bajo el pie de un auror? Si, probablemente. Se dio cuenta tarde, la vida no era blanco y negro como se lo habían dicho y enseñado sus padres. Era gris, muy gris. Ahora solo le quedaba asumir las consecuencias con la mayor entereza posible.
Pesadamente tiraron de ellos y los pusieron nuevamente de pie. Comprobaron que sus esposas estaban bien ajustadas y le empujaron fuertemente en la espalda para que comenzara a caminar dentro de lo que aún quedaba de Hogwarts. Los miraron pasar. Algunos con desprecio, otros con asco, indiferencia y los que menos con curiosidad.
-¡Cerdos! ¡Traidores!¡Mortífagos! - sintió el escupitajo en su cara. Giró para ver a un alumno de Griffindor gritándole con furia - ¡Ójala te mueras en Azkaban, mortífago!
Sintió un dolor lacerante en la rodilla y una risa mal disimulada. Calló al suelo y noto su pantalón empapándose. Oyó su nombre, seguramente era su madre. Sintió como todo el aire que guardaba en los pulmones salía bruscamente y en su lugar lleno su boca de polvo y sangre. El dolor le atravesó toda la pierna y el brazo, gimió y sin siquiera notarlo la humedad en su cara le hizo saber que había soltado lágrimas de dolor.
El Auror que le había echo levantar antes le cogió nuevamente del codo levantándole forzadamente, haciendo que sintiera aún mas dolor, clavándole fuertemente las uñas en el brazo.
-Levántante muchacho, no tenemos todo el día - Le empujo en el hombro para hacerle caminar - ¡Joder, estas lleno de sangre! ¡Dingle, ven aquí!
Un hombre con una fea cicatriz que surcaba su ojo izquierdo se acercó al Auror que había hablado
-Aleja a ese muchacho de aquí, no quiero que Kingsley me eche la bronca porque el mortífago éste llegue lleno de sangre. No dejes que se acerque por el amor de dios. ¡Joder!
No se fijó en quien había sido, solo podía pensar en el dolor que le atravesaba. Recordó por un momento las torturas a las que Dolohov le sometía en la mansión por puro placer, tenia cicatrices que lo demostraban. Le había tomado por sorpresa, seguro que había sido una maldición lacerante. Sentía ardor en su rodilla y codo probablemente tendría un corte profundo. Se le infectaría sin la menor duda y dejaría una fea cicatriz.
-¡Camina Malfoy!
Le pareció el camino al gran comedor una eternidad. Hogwarts estaba completamente destruido, piedras y polvo se amontonaban por doquier. Al menos no habían cuerpos, ya los habían retirado del lugar. Quedaba la sangre, negra y coagulada. Restos de lo que parecían cuerpos, muros destrozados. Golpearon manos, brazos, piernas. La podredumbre invadía el lugar. El olor provocaba arcadas. Algunos no pudieron aguantar y vomitaron. Sabia que sus padres no lo habían echo, hablan visto, olido y hecho cosas peores que el desmembramiento de personas. El asco le inundó por un momento pero se sobrepuso rápidamente. Se irguió todo lo que pudo y camino pasando por las puertas destrozadas del gran comedor.
Quizás esperaba que la gente se girara a su paso que le insultaran o le escupieran como habían echo pocos segundos antes pero nada de eso sucedió. Allí solo había tristeza, muertos y desolación. Los pocos que quedaban en pie rodeaban algunas camillas, velando a los caídos. Pudo ver un montón de cabelleras pelirrojas junto a una de ellas, sin duda eran los Weasley. No quería mirar, no quería ver con que se iba a encontrar. Vio a Potter y la Sangre sucia de Granger con ellos.
Habían estado sentados en los escalones del gran comedor por horas. Oyendo los chillidos y lamentos desolados de los que tenían que seguir viviendo tras la lucha y perdida de seres queridos. Miraba de una cara a otra y a otra mas, reconociéndolos. Alumnos, aurores, padres, hijos. La guerra había terminado pero ahora empezaba lo peor, continuar.
Apenas y se dio cuenta del paso del tiempo. Sintió al Auror cogerle del brazo fuertemente y levantarlo dandole un empujón.
- Os llevamos al Ministerio, vuestro juicio y el de los demás será inminente - escupir en el suelo junto a sus zapatos - os vais a pudrir en Azkaban, si es que no os morís antes. Sonó profético.
Caminó pesadamente, apenas y dio cuatro pasos cuando escucho a alguien gritar su voz. Se giró, Potter corría seguido por la sangre sucia Granger. Quizás no debería seguir llamándola así, ya daba igual.
-¡Malfoy! - ¿Para que había corrido tanto? Tenia un aspecto deplorable, sucio, lleno de sangre. Dios, incluso apestaba - Malfoy, tu varita. - Vió como le tendió su varita. Draco la miró con una mueca de curiosidad y se quedo quieto.
-Malfoy, es tu varita. Yo.. - Estaba balbuceando, como de costumbre - Te la robe en tu casa, lo lamento, quería devolvértela antes pero no pude.. ya sab..
- Si Potter, ya se. Estoy esposado por si no te has dado cuenta. - Su voz sonaba rasposa
Potter lo miró confundido.
- Si cierto disculpa - Potter giró su cabeza para mirar al Auror - MacDougal, ¿Te importaría quitarle las esposas para darle su varita?
MacDougal, recordaría su nombre. Maldito Auror.
-Potter no puedo hacer eso. Es un Mortífago y necesitamos llevarlos al ministerio para que sean juzgados y enviados a Azkaban - Hablaba atropelladamente, ¿Quizás se sentía abrumado de tener al salvador del mundo mágico frente a él? Tonterías.
- MacDougal, es Draco Malfoy - La voz de Potter sonaba algo ¿molesta?- Nos ayudo a Hermione, Ron y a mi cuando no tenia porque. Le robe su varita, por amor a circe, ¡únicamente quiero devolvérsela! Al menos que pueda sostenerla un par de segundos para reencontrarse con ella. ¿Es tanto pedir? Después del día de hoy..
- Esta bien, Potter. No le pienso quitar las esposas. Sigue siendo un mortífago y será juzgado como tal en menos de dos horas.
El Auror MacDougal giro a Malfoy para que su espalda estuviera frente a Potter. Draco sintió el poder antes incluso de que sostuviera la varita. Habían pasado meses desde que la sostuvo por ultima vez. Había tenido otra varita mientras tanto, una que le había conseguido su madre de un mango sangre sucia que había sido torturado en la mansión hasta que pudo fabricarse una para el mismo. Al principio había odiado tener que usarla pero luego había reconocido que la necesitaba. Sintió la magia "chispeante" en la punta de sus dedos y luego recorrer su mano, brazo y llegar hasta su corazón. La magia de su varita se sintió tan bien que estuvo apunto de caer de rodillas y llorar de alivio. La varita elige al mago. Esta hace que la magia fluya libremente y se proyecte mejor. Otra varita podría conseguir el mismo hechizo pero no se sentiría "bien" o "correcto".Noto el cambio en el ambiente, la tensión burbujeante. La varita se le callo de la mano segundos antes de que el caos se volviera a desatar. Se le seco la boca.
-¡Traidores!
Todo pasó demasiado rapido, un susurro. Cayó al suelo a suelo golpeado por algo o alguien.
-¡Avada Kedavra!
Vio un cuerpo caer junto a el. Pelo rubio platino y fino desparramarse por los restos de suelo del gran comedor. Vio las delicadas facciones de su madre en una mueca de horror. Vio sus ojos sin vida y un hilo de sangren en la comisura de su boca. Lo vio todo sin ver nada. No supo reaccionar, no entendía nada. Miedo alojándose en lo profundo de su corazón. Vacío. Su padre arrastrando y suplicando, intentando acercarse a ella.
-¡Bombarda!
Sus oídos pitaban. Su mandíbula se desencajó de horror. Todo sucedió a cámara lenta. La cabeza de su padre explotando en una nube roja de sangre. Potter gritando horrorizado. Gente manchada con los restos de lo que quedaba de su padre. La sangre sucia llorando. Weasel abrazándola. Su madre muerta. Su cara manchada de sangre, entremezclándose con la suya. No vio quien lo hizo, ni cuando cayó.
La mitad del cuerpo de su padre estaba grotescamente junto a su madre. La sangre y los pedazos de sesos y del resto de su cabeza estaban esparcidos en un radio de 2 metros. Vomitó, no por el asco, la sangre, o la muerte de sus padres. Vomitó por el shock. Convulsionando. Sintió una mano agarrando su brazo y obligándolo a salir de allí, de esa visión.
El amanecer había salido, giró su cabeza para mirar por ultima vez el castillo. Sintió el tirón de la aparición segundos después de ver a Potter y sus amigos mirarlo con pena.
Horas después escucho su sentencia, ausente. Le daba exactamente igual.
-… Señor Draco Malfoy, es usted acusado de tortura, utilizar maldiciones prohibidas .. - No siguió escuchando, se desconectó por completo del mundo. Estaba entumecido -… Por eso el Tribunal le declara culpable de todos los cargos y le condena a la prisión de Azkaban, privado de su magia y contacto con el mundo mágico. Deberá pagar una cantidad de galeones a las arcas del ministerio para la recuperación del mundo mágico tras la guerra y no podrá tener contacto con el exterior.
Vio a la gente en la sala. Potter, Weasley y Granger estaban allí. Habían testificado o al menos intentado. Tenían un aspecto deprimente y no pudo evitar ver la mirada que le daban.
-¿Piensan llevarle a Azkaban en ese estado? ¡Es inhumano! Acaba de ver a sus padres morir - Se estremeció al escuchar a Granger - Miren su estado, apenas y puede mantenerse en pie, esta sangrando, acaba de llegar de la batalla. Necesita un sanador.
- Señorita Granger, este tribunal ha considerado todo y ha cursado la sentencia que ha creído mas justa, si no lo considera así formule una queja formal ante el departamento de la ley magica.
- Pero… - Podía verla furiosa
- ¡Pero nada! Es un mortífago y será juzgado como tal. No agote mi paciencia Señorita Granger o no dejare que acuda a ningún otro juicio. ¿He sido lo suficientemente claro?
- Si su señoría
- Tenemos sanadores perfectamente cualificados en Azkaban para poder tratar a señor Malfoy si es necesario. Y no es culpa nuestra lo sucedido a sus padres. Es un mortífago y sera tratado como tal.
La gente empezó a levantarse lentamente. Potter cogió a Granger de los hombros y la guió a la salida.
- ¡Aurores, lleven al acusado a Azkaban y avísenme en cuanto este en su celda!
- Sí señor.
Sonrió, la sonrisa nunca llegó a sus ojos.
La aparición duró apenas unos segundos, segundos que se hicieron eternos. Calló de rodillas en la tierra seca. Sintió como la acidez se abría paso y comenzaba a vomitar convulsionandose. La ultima vez que le paso eso apenas y tenia 8 años, en una aparición conjunta con sus padres. Echo todo lo que tenia en el estomago que no era mucho, llevaba días sin comer mas que un trozo duro de pan. Sintió su fuerza flaquear. Convirtió sus manos en puños y se impulsó para volverse a poner en pie.
Lo que tenia delante de el era un fantasma de lo que había sido su casa. Malfoy Mannor se alzaba ante el como un fantasma del pasado. Oscura, sin vida. Las hierbas, ahora secas habían crecido por todos lados, las puertas rotas pero aun en pie guardaban la entrada. Los muros llenos de enredaderas con trozos de piedra caídos a sus pies. Malfoy Mannor era una sombra de lo que fue y ya no será.
Trago, con ello parte de la bilis que aun le quedaba en la boca. Un escalofrío le recorrió la espalda y sintió miedo, por un breve segundo, del que Él aun pudiera estar allí, entre sus muros, torturando y riéndose. Arrastrándose como una serpiente silenciosa. No había pensado en el durante su tiempo en Azkaban, había estado ocupado intentando no volverse loco y realmente no sabia si lo había conseguido.
Se quedo inmóvil mirando aquella casa a la que hacia muchísimos años atrás, alguna vez, había llamado hogar.
Sintió a su cuerpo rígido dirigirse a la mansión. Los aurores le habían dicho que se dirigía a su casa y ahora sabia lo que eso significaba.
¿Que os ha parecido? Ha sido intenso, sobretodo la parte de la muerte de los Malfoy pero necesario. Y lamentablemente Hermione no pudo hacer mucho para evitarle los 6 años en Azkaban.
