Algo extraño pasaba con Victoria Vega.

Al principio eran pequeños gestos o cosas fuera de lugar, no acorde con su habitual forma de ser.

Al principio sólo Jade lo notó. No hizo nada acerca de ello, pero observaba de cerca.

Lo que llamó la atención del resto del grupo fue su falta de interés en lo que al día a día respectaba…

Ni siquiera era algo llamativo, no se dieron cuenta hasta que Tori dejó de sonreír.

Para entonces Jade ya había notado varios cambios en ella. Cómo su mirada parecía perdida en el vacío, cómo sonreía únicamente cuando parecía apropiado, cómo estaba más callada…

Hasta un día olvidó iluminar su taquilla con ese molesto "make it shine" suyo.

Cuando Jade la abordó al respecto esta simplemente la ignoró, pasó delate suyo y siguió su camino a clase. Decir que ese pequeño acto enfadó a Jade sería una redundancia. Planeó una venganza al respecto, algo para hacer reaccionar a la Latina.

Cuando llegó el almuerzo le hizo la clásica broma de aflojar la tapa del refresco, para que todo el contenido le cayera encima. Cuando esto pasó Jade sonrió maliciosamente, Tori simplemente la miró, sin reacción aparente en el rostro y se fue de la mesa para ir al baño a intentar lavar la camiseta.

Jade la siguió, nadie iba a ignorarla, nadie.

Cuando la alcanzó, Tori estaba lavando su camiseta en el lavabo, lo que la dejaba en sus pantalones vaqueros y sujetador. Jade se recreó en la vista pero no olvidó su propósito:

-¿Qué demonios ocurre contigo Vega? Todo ese acto de pasota no te pega…

-¿Y qué es lo que me pega Jade? ¿Ser la dócil chica a la que atemorices? ¿Estar siempre alegre y complaciente? Olvídalo.

- Woah… ¿desde cuándo tienes ese carácter Vega? ¿Qué intentas demostrar?

- Nada… estoy cansada es todo. Me voy a casa.

- Esto es nuevo, ¡Vega fumándose clases!

- Bueno Jade, alguna vez tiene que ser la primera.

Eso fue lo último que dijo antes de ponerse la camiseta aún húmeda y salir.

Jade la siguió recordando que la chica aún no tenía coche ni carnet, pensando que ofrecerse a llevarla la daría más tiempo a indagar.

Tori la miró inquisitivamente ante la oferta pero aceptó, al fin y al cabo era un día caluroso.

Una vez en el coche el ambiente era tenso, con Jade lanzando miradas de sospecha y Tori mirando hacia la calle por la ventana.

Esa actitud estaba poniendo de los nervios a Jade… hasta el punto de hacerlo notar cuando pararon en un semáforo en rojo:

¡Vega! Para ya de poner esa cara mustia y dime qué narices te pasa.

¿A ti qué te importa Jade? Incluso si hubiera algo que contar, ¿por qué debería contártelo a ti? Siempre dices que no te caigo bien o gusto, bien sigamos así.

Supongo que curiosidad, no es normal en ti estar… bueno así. Me gusta saber a qué atenerme con la gente y este cambio lleva ya semanas dándose…

Bueno Jade, gracias por todo este derroche de amabilidad, me bajo aquí. Gracias por traerme y no te preocupes tanto, estoy a 4 manzanas de casa ya, llegaré bien. Ya puedes decir que hiciste la buena obra del día, adiós.

Bien Vega, como gustes, pero esto no acaba aquí.

Después de ese incidente Vega volvió a ser su antiguo yo, el resto del grupo dejó de preguntarse la razón de su extraño comportamiento y las cosas volvieron a la normalidad.

Excepto para Jade, quien hizo de observar a Tori y descubrir qué era lo que fallaba, su objetivo. Y todos saben que cuando empieza algo es como un sabueso detrás de un rastro.

Era una noche cualquiera en casa de los Vega, todo estaba en silencio. La única señal de vida era una joven sentada en el tejado.

Tori se encontraba allá arriba observando el cielo nocturno y su escasez de estrellas debido a la contaminación lumínica de una ciudad como L.A. Extraña metáfora de su vida pensó.

Allí estaba, bebiendo cerveza tras cerveza, con dos nuevos agujeros en sus muslos hechos con su fiel aguja. Heridas insignificantes a simple vista, dos finos hilos de sangre. Escozor y alivio… Fáciles de ocultar o excusar.

Era un ritual bastante reciente, necesario para sentir y no sentir a la vez…

El grupo aún no lo sabía pero su vida estaba acabada. Al menos así lo veía ella.

Apenas hacía un mes de la gran noticia. Mason la había citado en su despacho para lo que Tori creía era hablar de los planes de un disco y una gira para ella.

Cuando llegó allí Mason la recibió con la misma sonrisa amplia de siempre, la entregó un taco de papeles y la pidió que firmara sin hacer un drama de ello.

Tori se extrañó y procedió a leer los documentos. Para su sorpresa se trataba de una carta de dimisión y cese de contrato. No la estaban dando una oportunidad de lanzarse al estrellato, la estaba enterrando a kilómetros de profundidad de un plumazo.

No recibió una buena razón, al menos eso le pareció. Sólo le dijo que no cumplía el perfil de imagen que estaban buscando en estos momentos y que tras el previo contrato la dejaban marchar para que buscara mejor suerte en el futuro.

Dejarla marchar… ¡Ella no quería irse!

La noticia había sacudido todos sus sueños, proyectos y ganas fuera de sí. Había quedado vacía, sin ilusión.

Sus padres y Trina sabían lo ocurrido y después de unos día de apoyo y buenas palabras se olvidaron del asunto, dejando a Tori superarlo por su cuenta.

"Encontrarás otra cosa que hacer, eres joven, no estés triste, sólo tienes que luchar con más entusiasmo…"

Gilipolleces…

Estaba cansada, tan cansada de oírlo…

Pronto no tendría que hacerlo, unos meses más y sería libre de desaparecer.