Hola. Este es el primer Fanfic que subo a la red, Debo de aclarar que no me pertenece, solo hago la traducción, le pertenece a Eriesalia, que es una autora de esta página. Pero este fanfic me gustó mucho y quiero que las personas de habla hispana tengan la oportunidad de leerlo.
OTRA OPORTUNIDAD. (ERIESALIA)
CAPITULO UNO.
La alta mujer se quedó quieta en el polvoroso camino, ignorando la multitud de personas que se movían impacientemente alrededor de ella, mientras iban y venían por las calles de Kyoto.
Ella frunció el ceño al observar el impresionante edificio que estaba enfrente de ella. Algunos cinco años atrás ella había estado allí, parada en ese mismo punto. Había estado en completo desarraigo entonces – destruido durante una batalla. Pero ahora estaba entero y reconstruido—aun más fuerte y más largo de lo que había sido antes. Y esto la hizo preguntarse si debería de estar allí.
Después de todo, difícilmente era amiga del hombre que servía como su maestro, ni solamente eran simples conocidos. ¿Cómo podría ella llamarlo después de todo lo que había pasado y la historia que los dos habían compartido?
Megumi Takani se mantenía afuera de la entrada del restaurante y hotel conocido como el Aoiya, y cautelosamente miró a través de la puerta abierta. Ella pudo observar claramente la corriente de clientes entrando y saliendo por las puertas. Aun cuando Tokio era ahora el corazón del gobierno Meiji, Kyoto atraía aun a muchos hombres del país y extranjeros con oportunidades de trabajo, enseñanzas y un tipo de vida próspera. Y el Aoiya ciertamente resultaba beneficiado.
Fue su trabajo como doctora lo que finalmente le dio una razón para regresar a Kyoto. La recientemente puerta abierta, políticamente en su país, había atraído muchos doctores extranjeros a Japón. Y algunos habían tomado cierto interés en su trabajo y le extendieron una invitación particular para discutir su trabajo. Aunque ella tenía sospechas acerca de sus motivos (una de las familias que viajaban con ellos le habían mencionado que los doctores más jóvenes habían oído un poco sobre su conocida belleza), no pudo menos que aceptar la invitación.
Pero después, este mismo día, luego de pasar varios días en lecturas y en algunas clínicas locales con varios de los doctores, vino una mucha más impresionante invitación. Todos fueron todo sonrisas cuando el Doctor Quent, el más maduro del grupo, de improviso le dio la oportunidad de su vida –la oferta de ir a América y estudiar en el colegio médico para mujeres.
Estaba en sus labios la respuesta "si". El honor en sí era tremendo. Pero dudó y después demudó su perecer por buenas razones. Serían cuatro años de duro trabajo en el otro lado del mundo, aun habían asuntos personales aquí en Japón que no había resuelto.
Ella esperaba que estuvieran decepcionados, aun quizás, insultados por su respuesta. En cambio, se sorprendió cuando los doctores y sus esposas se rieron. "Vea eso que usted está buscando y ate los cabos sueltos, doctora" Uno de los caballeros le habían guiñado un ojo entonces. "Piense sobre el asunto y dénos una mejor respuesta en dos semanas."
Ella sonrió levemente antes de encontrarse accediendo amablemente. Las esposas de los doctores habían tomado aprecio por la doctora japonesa y la habían invitado a una función en la embajada en Tokio para conocer al consulado americano. Ella prefería con mucho volver a Aizu, paro su insistencia y amabilidad la hicieron aceptar la invitación para el evento dentro de dos semanas.
"Atar los cabos sueltos." Era una de esas metáforas que los extranjeros usaban. Ella la encontró divertida a su manera –como si las cosas fueran así de simples y fáciles de cambiar. Ella había estado tratando de resolver las cosas por sí sola a través de los últimos cinco años, y difícilmente se podría decir que había dado resultado. Pero las palabras de sus colegas, la hicieron darse cuenta de que tal vez había otra posibilidad que ella no había explorado aun.
Miró hacia arriba de nuevo.
Dar un paso por a través de esas puertas, caminar de regreso al pasado, enfrentar la vida que creía haber dejado atrás.
Una mujer de repente le pasó rozando, recordándole de cuando y en donde se encontraba parada – y en ese momento, estaba parada en medio de la calle como una idiota. La mujer, inmediatamente se volteó para disculparse. Los ojos de la mujer se agrandaron, sin embargo, tan pronto reconoció a la joven doctora.
"¡Takani-san!", la cara de Omasu se iluminó. "¿Qué está haciendo aquí?"
Megumi miró la amistosa cara de la joven mujer y se inclinó. "Estoy aquí por negoci…" comenzó a responder, pero fue interrumpida por Omasu, que ignorando formalidades aprensó su mano y la arrastró al interior.
"¡Mi Dios!" Omasu comenzó a parlotear alegremente mientras guiaba a la doctora a través de varios clientes desconcertados y trabajadores del Aoiya en el restaurante y después dentro de un área que servía como sus aposentos. "Todos estarán tan sorprendidos". Omasu comenzó a llamarlos por sus nombres, buscando algunos de los cuales ella había conocido la última vez que había estado allí. "Okon, Jiya, Misao…"
Megumi corría levemente atrás cuando Omasu de repente paró y miró hacia nada en particular. "¿Dónde se metieron todos?".
"Están en el mercado"
Las dos se asustaron ante la inesperada respuesta.
Esa profunda y calmada voz, sin importar cuanto tiempo había pasado, Megumi la recordaba más que a ninguna otra.
Megumi no se sorprendió cuando Omasu soltó su mano y se volteó para inclinarse disculpadamente. "señor, perdón por ser tan ruidosa, si hubiera sabido que estabas trabajando en tu oficina…"
Megumi podía jurar que sentía los ojos del hombre puestos en su nuca. A diferencia de Omasu, se volteo lentamente y se inclino de manera amable hacia el alto e imponente hombre que era el maestro de ese lugar, y aun, mucho más que simplemente el dueño. "Shinomori. San."
Los dos se consideraron uno al otro cuidadosamente, antes de que Aoshi Shinomori se inclinara en respuesta. "Takani-san."
Omasu les dio una avergonzada mirada antes de retirarse con una sonrisa nerviosa en su cara. "Creo que los dejaré a los dos para que hablen, mientras voy a buscar a los otros." Se despidió con un ligero movimiento de la mano y se fue sin esperar respuesta.
"Mis disculpas…" Megumi se esforzó para mirar su cara y sus extraños ojos azul-grisáceos. Debajo de su kimono, sus piernas temblaban levemente. Aun después de todo ese tiempo, una mirada de él inspiraba una serie de emociones parecidas a un remolino, ninguna de las cuales ella pudiera explicar. "Estaba en el pueblo por negocios y pensé pasar a saludar."
"Misao y Okina está fuera", respondió. Después de una pequeña pausa, agregó de manera más amable: "Omasu preparará té, si quisieras esperar…"
"No quiero ser una molestia." Bajó sus ojos de nuevo, pero esta ves sin alguna semblanza de miedo. Después de todo, Shinomori había dejado algunas de sus viejas costumbres, o eso le habían dicho. Él era ahora un simple hombre de negocios, o eso era lo que todos decían. "Esta no es una visita social. Tengo algo de naturaleza privada que quiero pedirte, como jefe del clan. Es algo debería haber pedido mucho tiempo atrás."
"Ya veo" Camino algunos pasos hacia delante y abrió una puerta corrediza. "Quizás deberíamos discutirlo dentro de mi oficina."
Fue más una orden que una sugerencia. De cualquier manera, ella lo siguió obedientemente al silencioso salón y se sentó en una silla enfrente del escritorio. Él tomo posición junto a la ventana, mirando hacia fuera, tal vez hacia las actividades del Aoiya.
"¿Estás aquí en Kyoto conociendo a los médicos de América?"
"Si" Megumi respondió de alguna manera sorprendida. "¿Los has conocido?"
"Fui informado por contactos en Tokio de que estarían aquí y me pidieron que los mantuviera salvos." Se volteó para quedar detrás de ella. "Ellos vinieron temprano esta semana por varias comidas."
"Ya veo." Ella respondió. "¿Entonces te enteraste de que estaban reclutando estudiantes?"
"Si" y le dio una vaga sonrisa "Dieron mucha libertad ala información después de varias rondas de sake. No tuve la necesidad de espiarlos para saberlo"
"Oh," A este punto Megumi parecía un poco decepcionada.
Él alzó una ceja en respuesta.
"Esperaba encontrar algo del Onmitsu aun aquí, Shinomori-san," Megumi se paró. "Pero estaba siendo egoísta, mejor me voy"
Antes de que pudiera pasar por la puerta, la mano de él estaba en el brazo de ella y la volteó para quedar de frente. "¿Estás en problemas?"
Ella parpadeó hacia él sorprendida, después, cuando se dio cuenta de que su cara estaba a solo centímetros de la de él, ella se sonrojó y se hizo hacia atrás. "No," rió nerviosa, "Solo pensé que quizás las conexiones del Aoiya podrían ayudarme a encontrar a mi hermano Kenichi." Ella vio la confundida mirada en la cara de él y suspiró. "Lo sé¿Por qué tú y por qué ahora?" Ella sonrió, "La verdad es que todo este tiempo estaba esperando simplemente que mi familia se mostrara, pensando que tenía todo el tiempo del mundo. Pero esos amables doctores me hicieron una oferta esta tarde: llevarme con ellos a América."
"Y tú dijiste no." Aoshi remarcó. "Tu familia."
"Por supuesto". Ella sabía que él entendería inmediatamente. "Han pasado muchos años desde entonces, pero siempre pensé que ellos se mostrarían algún día. Si… si solo pudiera estar segura que ellos realmente se fueron, entonces…"
"Entonces tú te irías sin ninguna clase de arrepentimiento," él respondió. "Eso tiene sentido, pero después de todo este tiempo¿por qué viniste a mí?"
"Tú estás bien informado y eres probablemente uno de los pocos que podrían hacer esto en solo dos semanas. Pero," Ella miró hacia otro lado, "la verdad es que tú eres el único que creo podrá entender lo que voy a pedirte." Ella miró de nuevo hacia él, "si lo hayas, no debes de decirle nada sobre mi."
Él frunció el seño levemente. "Eso parece ilógico. Entonces ¿por qué gastar nuestro tiempo en ese esfuerzo?"
Ella movió la quijada. "Eso fue lo que dijo la policía."
Él pensó por un momento y volvió a decir con más delicadeza: "Takani-san¿por qué atravesar por todo ese esfuerzo y no tratar de hacerle saber, después de todos estos años, que tiene familia?"
"Si él está vivo," ella hablo despacio, "e indudablemente ha oído que yo lo estoy también¿por qué no ha regresado? He pensado bastante sobre eso. Quizás hay alguna razón para que el no quiera encarar a su hermana… un asunto de deshonor o vergüenza… o cautividad." Ella apretó sus dedos fuertemente. "no es tan raro después de todo"
El destello en los ojos de él, le dijo que él lo había entendido bien, Después de todo ambos habían trabajado una vez para Kanryuu Takeda y sabían de deshonor y vergüenza. Él fue el hombre que se mantuvo silencioso reforzando su cautividad, despreciándola por su debilidad. Él ignoró sus súplicas, hasta el día en que el Kenshin-gumi apareció para liberarla.
Mientras esperaba por su respuesta, reflexionó acerca de que Aoshi Shinomori, ciertamente ya no era el mismo hombre que era en aquellos días, pero hasta donde debía de esperanzarse en que él fuera compasivo, no lo sabía. Pero al final, ella se tuvo que tragar su orgullo y venir aquí. Si él dijera que no…
"Haré lo que pueda, Takani-san. Esta es algo que puedo hacer para recompensarte por el pasado."
Ella miró hacia arriba de repente, sorprendida por su respuesta. "Gracias, Shinomori-san."
Él asintió y miró hacia otro lado.
"Takani-san," la aparición de Omasu rompió el incómodo silencio que se había instalado entre los dos. "Estaremos muy complacidos si nos acompañaras en el té."
"Encantada de hacerlo," Megumi sonrió y se dirigió hacia la puerta. Se detuvo un momento para voltear y darle las gracias al hombre que ahora se había convertido en su ayuda. "Shinomori-san¿vendrás con nosotros?"
Él negó con un movimiento de cabeza para después voltearse y mirar hacia afuera de la ventana, para meditar en algo extraño.
Una repentina sonrisa sobre la cara de ella—Aoshi Shinomori había visto esa sonrisa solo una vez, hacía mucho tiempo atrás cuando por primera vez había tropezado con ella mientras vagaba por las tierras de la propiedad de Takeda. Fue antes de que supiera quien o que era ella, y antes de que ella lo conociera. Kanryuu resolvió esa situación rápidamente, con su voz alegre y maliciosa mientras le informaba a él que la hermosa chica era ramera de opio. En respuesta, ella debió haber dicho algo igual de insultante. La siguiente vez que ellos se encontraron, ella había advertido su mirada y rápidamente lo había pasado para llegar a su torre que servía como su prisión.
Ese tiempo en Tokio había sido uno de los más obscuros momentos de su vida. Y de la de ella también.
Pero en el presente momento, algo en la sonrisa de ella lo había desestabilizado de una nueva manera.
Y esto Lo dejo confundido.
Miles de kilómetros de allí, en un bote que se movía perezosamente sobre el mar, un hombre de apariencia salvaje con un esqueleto de pescado colgando de su boca miraba hacia el este. Mongolia se había vuelto más bien aburrida, él había derrotado bien a todo aquel al que había enfrentado.
Estaba cansado de andar rodando y cansado de estar corriendo. Como prometió en la carta a sus amigos, finalmente había decidido a tratar con cualquier motivo de arresto, después de todo, el los extrañaba, a todos. Y el pensamiento de la cárcel no podía apartarlo de su destino ahora.
Sanosuke Sagara estaba llegando a casa.
Notas de la traductora:
Bueno, este fic lo subo en español porque simplemente es genial, es un fic muuuuy largo. Estoy traduciéndolo lo más apegadamente posible a su versión en inglés. Aquellos que puedan leerlo y entenderlo en inglés léanlo y díganme que tal lo estoy haciendo. Otra de las razones por la que lo subo es porque no hay fic en español que hablen de la pareja de Aoshi y Megumi. Después escribiré fics propios sobre esta pareja, ya que me parece que encajan más que Misao y Aoshi o que Sanosuke y Megumi (lo siento pero así lo veo yo). Espero que no me maten las personas que son fan de Ao/Mi y Me/Sa.
Porfa, escríbanme sus reviews.
Hasta luego.
