— I can't ask for help.
— ¿Why not?
— Because the last time I did no one showed up.

Mi nombre es Rachel Berry, tengo 27 años y a partir de este momento van a conocer cosas de mí que no muchas personas llegaron a conocer, la historia de mi vida, una de la cual no me encuentro del todo orgullosa, pero es la que tengo y no la puedo cambiar por mucho que lo desee (y vaya que lo deseo). Afortunadamente para el momento en que cualquier persona lea esto, Rachel Berry habrá muerto.

Nací en un pueblo pequeño llamado Lima ubicado en el estado de Ohio. Desde muy pequeña supe que era diferente, que mi mente funcionaba diferente, que mi cuerpo funcionaba diferente y más tarde me daría cuenta que incluso mis sentimientos funcionaban de manera diferente.

Crecí en una familia medianamente pobre, con esto quiero decir que "teníamos dinero" para comer, bueno, lo que en un pueblo de ese tamaño y tan en mitad de la nada se podría considerar tener dinero, en el resto del mundo se le llama ser pobre. Mi familia está conformada por un difunto padre, mi madre, un hermano quien al día de hoy tiene 40 años y dos hermanas de 46 y 47 años.

Recuerdo haber desarrollado un gran gusto por el aprendizaje desde muy temprana edad, me encantaba la escuela, me encantaba aprender e incluso recuerdo que, siendo muy pequeña, tanto que aún no entraba al primer grado de la escuela, entraba a algunas clases con mi hermano así no entendiera nada con tal de estar en ese entorno. Mi sueño era poder seguir estudiando, convertirme en alguien importante, en alguien que la gente quisiera conocer, cosa que conseguí después de todo, tal vez no por las razones correctas, pero qué más da.

Es sorprendente como el entorno en el que creces puede influenciar de una manera tan drástica en tu desarrollo como ser humano, como puede afectar tu moral, tus valores, lo que al final de cuentas determina tu definición del bien y del mal, términos que a pesar de ser algo ambiguos no suelen varias mucho entre las personas. Siempre he creído que la educación es el camino al éxito y aún en este momento lo sostengo, porque sin educación no habría podido lograr todo lo que logre, no habría podido cumplir lo que me propuse, ni haber llegado hasta donde llegué. Sé que muchas personas al leer esto juzgará mis hechos, tal vez por moral, por valores, por religión, no lo sé. Como ya lo dije la moral y los valores son ambiguos y en cuanto a la religión, esa es una cuestión que prefiero no discutir.

Nunca creí en el amor para toda la vida, de alguna manera siempre pensé que era ridículo, "para toda la vida" es demasiado tiempo pensaba. Pero cuando tu vida se acorta ese tiempo se convierte en nada, en minutos, en segundos que se te pasan entre los dedos y que no puedes detener. En este momento hubiera querido que mi "para toda la vida" hubiera sido para siempre.

Me arrepiento de muy pocas cosas. Siempre creí que el día de tu muerte te arrepentirás de las cosas que no hiciste mas no de las que hiciste, algo inmaduro ahora que lo pienso. Aun así, en este momento viendo en retrospectiva mi vida solo me arrepiento de 3 cosas. La primera: de no haber sabido perdonar a mi familia, la segunda: de no haber amado mi "para toda la vida" como ella lo merecía y la tercera: de no haber podido conocer a mi hija.

Les contaré mi historia, les daré un vistazo de lo que tengo en mi cabeza, y les contaré parte de lo que hice durante mi vida, les daré información que un periodista moriría por tener en sus manos y publicarlo, pero prefiero hacerlo yo, puede que no tenga la redacción ni palabras elegantes que un periodista sabría utilizar, pero al menos sé que les contaré todo como yo quiero que ustedes lo sepan, con toda la verdad, y que esta no se va a manipular ni se va a reducir a un simple artículo, uno sin alma.

Esta es mi historia, la historia de cómo yo, Rachel Barbra Berry, una niña de pueblo se convirtió en una de las más grandes empresarias de este país y una de las mayores asesinas seriales del mundo.