Salto de fe

Los personajes no me perteneces, sino a su autora Naoko Takeuchi. Yo escribo sobre ellos por diversión


Resumen: Seguir a Mina en sus ideas desquiciadas era tan emocionante


A veces Minako podía ser una chica muy centrada, tomar nota mental de todo lo que ocurría a su alrededor y tomar parte de las conversaciones más profundas y rebuscadas, cuando el tema le interesaba. Otras veces ella era como una niña mimada que necesitaba un fuerte abrazo para contener lo más delicado y vulnerable de su ser.

Y ocasionalmente era, en las propias palabras de su pareja: "un dolor en el trasero". Lo curioso era que él nunca parecía tan molesto como lo manifestaba y casi siempre seguía a la chica en sus alocadas ocurrencias. Cosa que siempre sorprendía a sus cercanos, puesto que, con el carácter de Yaten, uno pensaría que él sería incapaz de hacer cosas sin pensarlas o planificarlas mucho.

Así que, como todas las veces que se animaba a seguir a la enérgica joven, en ese momento estaba en el borde de su límite mental, pensado si regresaba por donde había venido o si se lanzaba con ella.

Literalmente

— Vamos, no seas gallina — vociferaba ella, unos metros más adelante.

— ¡¿De qué hablas?! No lo soy — apuntó con obviedad — Sólo me pregunto de dónde sacas estas ideas…

Aún no había terminado su idea cuando Minako, quitándose lo que le quedaba de ropa, se quedó de pie, al borde de esa pequeña quebrada, en el lago al que habían ido ese fin de semana a pasar unos días de relajación. Claro que, para ella, esa palabra era sinónimo de aventuras sin fin y muchas ideas que escapaban de la cordura simple que el muchacho podía llegar a pensar. Él caminó para llegar a su lado y vio una sonrisa en los labios rosa de la chica.

Ella estiró los brazos, sintiendo la brisa de esa noche de verano en aquel lago. Inspiró una gran bocanada de aire e iba a dar un salto cuando el chico la detuvo. La atrajo hacia él y con el impulso, ambos cayeron sentados en el suelo.

Mina se volteo para regañarlo por sorprenderla cuando vio su rostro serio, hasta un poco molesto.

— ¿Qué pasa? Me asustaste, Yaten.

— Ibas a saltar sin mí… — su voz sonó muy seria.

— Eh… yo, no lo pensé mucho, en realidad. No pensé que te atreverías, como acabas de decir que era una idea loca — lo vio hacer una mueca.

— Es tu problema, me subestimas. Pero contrario a lo que crees, yo puedo hacer cualquier cosa, si estoy contigo — el chico lo dijo tan natural como si hubiera dicho la hora y era lo que a ella le encantaba.

Lo miró un segundo, sorprendida de la revelación y luego, sólo lo abrazó, lo llenó de besos y apretujones. Nunca se esperó que él fuera un romántico después de todo.

— Entonces, señor gruñón ¿te animas? — estiró la mano, luego de levantarse del suelo.

— Me gustaría no estar desnudo en medio de la noche… — ella se rio, lo divertido era que fuera así.

— A la cuenta de tres. Uno, dos… — y Mina sintió su mano ser jalada al vacío.

Así era siempre, cuando hacia algo para sorprenderlo y la sorprendida terminaba siendo ella

Tal como le apasionaba

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Notas de la autora

A veces la tecnología puede ser muy cruel.

Les dejo este pequeño regalo para no perder la costumbre.

Cuando tenga un tiempo responderé los maravillosos reviews que se han tomado el tiempo de escribir, las personas que leen mis fics.

Los agradezco mucho y me emociona saber que aún hay personas que amen este pequeño universo Yaten-Minako

Saludos