Cap. 1
Asgard, Noroeste de Europa.
El había visto morir a su padre a manos de ese hombre -ni siquiera un hombre propiamente, nada mas que un mocoso con una enorme espada y mucha suerte. Había mirado desde su escondite; había escuchado el grito lastimero de su padre al caer y luego el corte de la espada que le había cortado la cabeza; y tanta sangre; demasiada. Pero se había quedado inmóvil, y sin hacer un solo ruido. Solo hasta que ése se fuera llevándose la cabeza de su padre como un vil trofeo es que se animó a salir. Su padre también lo había lastimado. Encontró la sangre del infeliz en unas rocas, las cuales guardó como si fueran algo valioso.
Habían pasado años ya de aquello; había crecido y se había hecho fuerte. Había aprendido magia; magia poderosa y ahora tendría su venganza, sobre él y sobre todos los que lo rodeaban; todos sufrirían y él ni siquiera se ensuciaría las manos. Ese maldito hombre sería quien lo hiciera todo por él. Tenía todo preparado, le había tomado meses hacerse de todo lo necesario, moviéndose con sigilo para no ser visto. Ahora solo necesitaba agregar una de esas piedras con la sangre del asesino, y esperar.
Gladsheim
Syd suspiró con alivio al ver a lo lejos la negra silueta del palacio. Había estado fuera visitando a sus padres en la provincia y el camino había sido algo tedioso, le daba gusto volver. Apresuró a su caballo por las propiedades nobles que estaban antes de llegar a la villa, con suerte llegara a tiempo para el desayuno. En una de ellas, algo llamó su atención. ¿De quién era esa propiedad? le resultaba familiar de alguna forma pero no lo podía recordar. Había mucha actividad en ella, parecía que se estaban preparando para algo
Era una finca vieja y grande, una de las más renombradas en el lugar, decidió acercarse a ver, le hizo una señal a su hermano que vigilaba sus espaldas en algún lugar entre las sombras. Vería el escudo de armas, y le comentaría a Siegfried, nunca estaba de más compartir ese tipo de información, era algo en grande, pues parecía que una caravana entera había llegado durante la noche.
Había carros que estaban siendo descargados en el almacén y en las cuadras había revuelo acomodando caballos nuevos, limpiándolos y atendiéndolos. Claro que cuando miró de reojo el emblema de la familia sintió una gran incomodidad "Ingelheim" musitó espoleando el caballo y obligándolo a retomar el camino al palacio, las cosas iban a ponerse difíciles en el palacio, y mas valía ir a dar la noticia lo antes posible para prepararse. En el fondo Mizhar deseaba que se tratara de alguien más, pero muy dentro de si, su instinto le decia que no se equivocaba.
El resto del camino lo hizo a todo galope; y apenas alcanzó a frenarse en el patio, haciendo brincar a mas de uno de los que estaba ahi preparándose para sus actividades diarias.
"¿Estas loco? ¡Casi me arrollas! ¿porqué la prisa?" Hagen gruñó aun adormilado, tener ronda a esa hora de la mañana era un fastidio. Faltaba realmente poco para que sonara el ultimo cuerno que indicaba el inicio de actividades en el palacio, Siegfried ya estaría despierto para esas alturas. Ignoró el comentario de Hagen, y saltó con elegancia del caballo, sin esperar a que alguno de los caballerangos llegara a tomar las bridas del animal. Cubrió en segundos las escaleras que daban a las almenas. y finalmente se topó con el dios guerrero de Alfa quien estaba revisando que las guardias estuvieran ya en su sitio. "Siegfried" le llamó mientras retomaba la compostura y se acomodaba la capa. "Tengo algo que decirte", agregó cuando el aludido se giró a verlo con algo de curiosidad; éste asintió levemente y siguió intrigado al tigre vikingo hacia una de las salas del palacio, al parecer quería algo de privacidad, lo cuál era bastante extraño.
Solo esperaba que no fuera algo grave, para regresar al palacio debía haber pasado al menos por dos provincias y lo que menos quería en esos momentos era una rebelión o algo parecido, no eran los celtas, pues no venía del sur. Se sentó en uno de los sillones con el rostro adusto mientras esperaba el reporte. Últimamente estaba muy irascible; hacía unos días que tenía pesadillas por la noche. Se despertaba cansado y aunque el trabajo del palacio le parecía cada vez mas monótono, también odiaba cuando surgía algo extra en su ya cargado horario. Pero lo que escuchó lo sacudió.
"Hay mucha actividad en las tierras de los Ingelheim" dijo Syd apenas recuperando el aliento. Sintió que la sangre le bajaba hasta los pies, y eran realmente pocas cosas las que podían sobresaltar al dios guerrero de Alfa Dubhe, sin embargo su rostro permaneció imperturbable, quizás con excepción de un pequeño e involuntario parpadeo en uno de sus ojos. "Llegaron varias caravanas en la noche, asi que no me extrañaría que haya regresado" añadió Mizhar.
Syd miraba a Siegfried esperando su reacción; a él tampoco le agradaba la noticia, aun recordaba aquel incidente y lo mal que lo había tomado su compañero. Los segundos en los que Siegfried estuvo en completo silencio a Syd le parecieron eternos, pero al fin de un rato Alfa termino ordenándole que Bud se asegurara que efectivamente ese sujeto había regresado, no sin antes recordarle que fuera extremadamente precavido, no quería un incidente y menos con esa familia que tenia mucha influencia en el territorio a pesar de todo.
Ninguno de los dos dioses guerreros vieron nada, solo sintieron una ligera brisa de la ventana como respuesta a la orden dada a la nada. De menos Siegfried sabía que la discreción no era problema para el enviado.
"¿Tu crees que se atrevería a volver?" le preguntó Syd, agradeciendo que la sombra de Siegfried aun estuviera dormida; podía hablar libremente.
"Es un desgraciado, no me extrañaría que tuviera el cinismo de presentarse en el palacio como si nada hubiera pasado" Siegfried suspiro cansinamente. Syd solo se cruzó de brazos; se vendrían problemas, si estaban en lo cierto, aun recordaba parte del incidente muy vividamente. "No le comentes nada a nadie hasta que se confirme" añadió Alfa.
"No te preocupes. Sabes que puedes contar con mi discreción y mi apoyo" Syd se levantó y le dió una palmada a su amigo. Ese otro podía ser noble y haber crecido prácticamente en palacio, pero Siegfried era recto e incapaz de cometer las canalladas que Einhart había hecho.
"Gracias Syd" murmuro Siegfried mientras se levantaba del sillón apesadumbradamente; "regresemos a nuestras actividades, quizás y nos estamos preocupando por nada" dijo con poca convicción "Además no queremos que los demás noten que algo pasa".
"Tienes razón, ni siquiera él podría ser tan descarado" Syd sonrió. "Estoy muriendo de hambre, ¿vamos al comedor? la comida del palacio es insuperable" Con un gesto ambos se salieron de la pequeña sala y se dirigieron con paso rapado al comedor, todos debían estar ya reunidos.
Notas de Vega 2019: Esta historia la escribimos Marce y yo en el 2011. Es bastaante larga, así que si están en busca de una historia corta, ésta no es la adecuada XD Esta basada en un fanfic de Marce, El crepúsculo de los Dioses. Así que para quienes no lo hayan leído, les dejo un pequeño resumen. Tras las peleas en Asgard, Hilda, ya liberada de la influencia del anillo nibelungo encuentra una forma de traer de regreso a sus guerreros. Aun no es su tiempo, deben pelear en el ragnarök. No solo eso, sino que todas las armaduras de los dioses guerreros tienen también una sombra y los guerreros tienen que encontrar guerreros para que las ocupen y entrenarlos. Hay varios OCs que aparecerán debido a ésto. Trataré de poner un pequeño resumen de cada uno cuando aparezcan en los capítulos para que sepan quienes son. Si tengo suerte y consigo permiso de Marce, puede que publique su historia también :P
Marce si lees esto: no me mates XD
