Pareja: Lavlena, Yulena y Allena.
Título alternativo: Recapitulaciones.
Desclaimer: Ningún personaje me pertenece, todos son de Katsura Hoshino.
Línea temporal: Escenario no del todo establecido, pero que acontece antes de que Allen llegue a la Orden.
Eclipse Lunar
Ellos se miraron en el pasillo, se miraron por un corto periodo de tiempo, y parecieron paralizados por un momento, reticentes a ser el primero en dar el primer paso. Lavi al verlos así, simplemente sonrió. Qué tontos le parecían.
Si hubiera tenido más sagacidad y no estuviera realmente interesado en el primer contacto que tendrían, tras que Kanda viera de forma irrevocable que la virginidad de Lenalee ya no era más que un mito; tal vez hubiera mancillado el momento. Hubiera hablado con Lenalee, o hubiera hecho un intento absurdo de abrazar a Kanda, o… algo así, solo para molestar, para que la pequeña barrera se engrose un poco más, y de esa forma, los amantes que nunca se dignaron a llamarse así, por fin se vieran a los ojos, y se dieran cuenta de la suntuosa historia que venían creando desde hace tanto.
Porque era obvio, Lenalee se moría por estar con Lavi, pero él nunca significaría para ella lo que Kanda. Y en cuanto al japonés –el gran Segundo exorcista-, uno podía notar con facilidad el cariño que le profesaba a ella. Un sentimiento que iba fuera de lo amical y fraternal –pero… que con el tiempo, poco a poco se encasillaba más en el lugar-, y que si tan solo ambos dejaran crecer, podría ser nada más que su cura para todo.
Tal vez y hasta la infelicidad que los tenía presos, por fin se iría, y ya no habría más vistazos a la nada, o noches tormentosas, donde se despertarían agitados. Tal vez y hasta agradecerían ser exorcistas.
Y… si Lavi no estuviera más ocupado en su trabajo, y en sí mismo –en Lavi, el personaje empezaba a tener una vida más interesante que sus contrapartes-, puede que hasta los ayudaría. O… si tuviese la potestad de actuar como le placía, puede que igual no. Que él seguiría siendo el tercer individuo que se metió en medio. El que se quedó con la virginidad de Lenalee, y al encontrar la mirada escandalizada de Kanda al pillarlos, también sonreiría como un desgraciado.
Levantó un poco la cabeza –interesado-, cuando ellos dos por fin hablaron. Aunque no fue más que un pequeño intercambio de saludos, en voz baja. Cansado botó un suspiro, y fue al encuentro de ambos. Se puso cerca de Lenalee –aunque primero tuvo que ir: Lenalee, Yuu, buenos días ¿Cómo han dormido anoche?-, y los ojos de Kanda centellaron –se imaginó que tras verlo, Yuu, golpeó a la pared, pero… solo lo supuso, no había formas de sacar pruebas, en ese preciso momento-, y cuando ella le vio, notó un punto más… Kanda ya había perdido la partida.
Si él fuera una persona más amable se hubiera sentido culpable –porque en algún momento se iría, y le rompería el corazón-, y si hubiera sido alguien más consciente de sí mismo, hubiera notado el aliento sofocado en su garganta, que le indicaba que él estaba sufriendo en ese momento nada más que celos.
Bueno, tenía que hacerlo. Esta historia en sí es un complemente -ligero-, para mi serie de historias de diferentes parejas "Aquellos que son amados por Dios", "Las cuatro Estaciones del tren" y "Lunares en la piel"; pero al igual que en las otras historias es solo algo que viene sin conección verdadera y que puede ser entendible aun sin leer lo demás.
Además este es mi primer intento con el Yulena -pareja que me gusta, pero no uso para algo más que platónico, jajaja-, y... eso. Esto se podría decir que es un two-shot, pero ambos episodios tampoco tienen relación, y ah, para los fans Allena. A esa pareja le toca en el siguiente y último episodio.
