El sopor del desierto desdibujaba la imagen de tres pilotos, tres figuras que caminaban, ¿hace cuánto? ¿Tres días? ¿Cinco días?, ni ellos lo sabían. El calor trastornaba su mente, el espacio – tiempo, los desdibujaba también a ellos, envolviéndolos en dulces sueños o terribles pesadillas. Atrás quedó el liderazgo de la capitana Shikinami, alentándolos (obligándolos) a caminar hasta que sean encontrados por Wunder; ahora solo eran cuerpos mecanizados en avanzar. Cansada y exhausta la piloto del Eva 2 se pregunta si deberían continuar, ya no sabía con certeza si estaban más cerca, lejos o en el mismo lugar. Tampoco ayudaba tener que cargar con una muñeca y un "baka" que solo había demostrado una habilidad especial para provocar impactos apocalípticos. Una sonrisa se dibujó al pensar en ello y al hacerlo sus labios resecos se lastiman, un tenue sabor salado le indica que está sangrando. "¿Acaso moriré aquí?" No sería la primera vez que siente a la muerte tan de cerca, ya hasta se ha acostumbrado. Su vista se nubla y escucha el sonido de un cuerpo cayendo sobre la arena: es Shinji quién ha caído, tal vez muerto; unos metros más atrás la muñeca está tirada también. "Debo seguir… debo seguir…" repite su mente… princesa… escucha su voz como un susurro, su mente la lleva a ver ese rostro de lentes con una sonrisa perpetua: Mari… pronuncia, cae de bruces y todo oscurece.