Disclaimer: Inuyasha me pertenece... en mis sueños, lamentablemente. Todo sigue siendo propiedad de Rumiko Takahashi, de acuerdo con la última vez que me cercioré.

Advertencias: Ninguna, supongo. La historia se ubica durante el final (durante los tres años antes del reencuentro). No hay mucho spoiler, de todas formas.


Decolorado

Una nube solitaria cruza el cielo azul. El día en tan imposiblemente perfecto que no puedes creerlo. El sol brilla, el clima es espléndido y todo está floreciendo. Primavera.

La primavera de tus dieciocho años.

Deberías sentirte dichosa. Un día como éste bastaría para ponerte feliz, bajar a desayunar con una sonrisa y decirle con entusiasmo a todos "buenos días".

Pero no lo haces.

Te quedas en la ventana, aún con la pijama puesta, como todos los fines de semana.

Contemplas la perfección del soleado día primaveral. Intentas sentirlo, alguna energía u optimismo proveniente del bello día, pero no lo logras. Todo se siente lejano. Lejano, en tiempo. Lejano, como 500 años atrás.

Te preguntas, si allá también hace un día espléndido. Te preguntas si el sol brilla así, y el cielo es así de azul. Imaginas un prado de pasto verde brillante, mecido por el viento con pequeñas flores en un día maravilloso. Y eso se siente real. El viejo pozo, los árboles alrededor y un punto rojo en la copa de uno de ellos. Sientes que estás allí. Y te entran ganas de sonreír y desearle los buenos días. Y posar tus ojos en él y sentirte dichosa, compartiendo la alegría que trae consigo la primavera. Pero no estás ahí. Y no sonríes, y no le deseas los buenos días a nadie.

El cielo se torna gris.

Tan cerca.

Creíste que hoy sería diferente. Creíste que por fin lograrías ver algo de color. Creíste que una nueva primavera lo solucionaría todo. Ingenua.

Porque todo el color que tiene el mundo ha sido arrebatado. Se ha quedado 500 años atrás, estampado en un muchacho de mala actitud, de cabello blanco y traje carmesí.

Y te encuentras a ti misma pensando que esperas que su día tenga color. Deseas que él sienta la primavera, sonría y le desee los buenos días a alguien. Deseas que él sienta el color que tú has perdido.

Porque tus días se han vuelto grises, sin muchas sonrisas ni enfados. No son negros, ni rosas. No sientes ninguna emoción llegar a ti.

Miras al cielo y la nube solitaria se ha ido. El día ya no parece tan azul, ni el sol tan brillante. El aire fresco se siente molesto, como si ahora fuera árido.

Suspiras y deseas estar en otro lugar, en un prado verde, sentada en un pozo viejo mientras una mancha roja te vigila desde la copa de un árbol. Y te sonríe. Y le deseas los buenos días.

Y el hermoso día primaveral te llena de dicha y optimismo.

La primavera de tus dieciocho años comienza con una lágrima.


[516 palabras]

Nota de la autora:

No tengo mucho que agregar, sólo que espero que les haya gustado y los haya puesto al menos un poco nostálgicos (?

Cuídense mucho ;) ¡Nos leemos!