Nombre del one-shot: Cosas del Pasado.

Personajes: Leonardo Hamato y Miwa Hamato/Karai Oroku.

Pairing: Leonarai [Leo x Karai].

Línea de tiempo: Reverse-AU/Humanos. No-canon.

Advertencias: Disclaimer TMNT versión humana; los personajes no me pertenecen, créditos a Nick. OoC [Fuera de personaje]. Reverse-AU [Universo Contrario]. Situaciones dramáticas, poco vergonzosas, nada cómicas, algo románticas y dolorosas. Nada de lo ocurrido aquí tiene que ver con la serie original; todo es creado sin fines de lucro.

Puntos a tener en cuenta: Narración. —Diálogo. "Recuerdos".

Clasificación: T

Categoría: Drama, Familiar.

Total de palabras: 1335.

Summary: —Descuida —tranquiliza con una sonrisa que claramente es falsa al tiempo que sus ojos de zafiro desgastado y quebrado la observan con atisbos de dolor ocultos—. Sólo… son cosas del pasado.


Cosas del Pasado

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—Llegas tarde —anuncia secamente el pelinegro a la muchacha frente a él. Y antes de que ella pudiera protestar él comienza a caminar—. ¿Tanto te tardas en alistarte para una cita?

—Primero que nada, no es una cita —aclara llena de molestia ella, y le sigue el paso mientras le lanza miradas de odio—. Y segundo, no puedes avisarle a alguien que saldrán en ese instante y luego esperar que llegue en el menor momento posible. ¿Acaso estás loco?

Ante esa pregunta el niño rico le sonríe de lado y ella desvía la vista con una mueca de asco en los labios.

—No debí preguntar lo obvio —suelta en un murmullo y suspira con cansancio—. ¿Y bien? ¿Para qué me llamaste? ¿Qué quieres ahora?

—Ah-ah —niega divertido el chico moviendo el dedo índice—. Preciosa, ya te dije que no seas tan fría conmigo —alega falsamente dolido y la rodea con un brazo por los hombros—. Recuerda que soy yo quien te perdonó la vida.

Un fuerte y rudo codazo se estampa en el abdomen masculino, haciendo que finalmente la suelte y se aparte con temblores a causa del dolor.

—Para que te quede claro, me importa un pepino el hecho de que me hayas perdonado la vida —declara seria y todavía fastidiada limitándose únicamente a ver al adolorido chico de reojo—. Todo hubiera sido más sencillo se me hubieras asesinado en vez de tratar de convertirme en tu fingida y divertida compañía.

—Eso suena más cruel de lo que imaginaba —alega Leo, irguiéndose y dejando de lado el dolor. Vuelve a sonreírle a la fémina de chispeantes ojos, como si nada hubiese ocurrido—. Pero no puedo negar que es excitante saber que odies mi compañía.

—¿Cómo no odiarlo? Me das asco en todos los sentidos.

—Ya, ya, lastimas mi corazoncito. —Se queja con total falsedad y continúa su marcha.

Karai queda un segundo en silencio y luego frunce el ceño y chasquea la lengua, casi llegando a hacerse daño debido a sus nervios. Mira hacia el muchacho y firmemente sigue sus pasos.

—Tú no tienes corazón. —Aclara la joven, rebasándole y alejándose rápidamente.

Leonardo se detiene de la nada y queda mirándole, a ella alejándose con cada segundo en el que su mente comienza a divagar en un sinfín de recuerdos, de imágenes que odia tenerlas dentro suyo. Esas palabras ya las había oído. Muchas, muchas veces.

Pronto la fémina nota la lejanía de su acompañante, que es gracias al hecho de que no lo oye burlarse o simplemente reír con ese asqueroso tono que tanto detesta. Le pareció extraño y dándose vuelta lo ve allá, casi aún en el comienzo de la manzana, totalmente quieto con la mirada azulina perdida en algún punto que desconoce. Empero no siente nada más que curiosidad por unos efímeros instantes y luego siente asco por sí misma al sentir algo como eso hacia alguien como él. Finalmente bufa y va a verlo de cerca.

—Oye, ¿te sientes bien? —pregunta secamente, y quiere golpearse la frente por lo formal y a la vez educada que sonó esa pregunta. Lo que menos quería era que el idiota pensara que le tenía algo de simpatía. Llena de nervios y confusión por culpa propia, se rasca la nuca y busca alguna excusa factible para salir de ese embrollo.

Pero él sigue sin responder, solamente y quedando aun viendo la nada. Comienza a preocuparse por la salud mental —la verdadera, tiene miedo de que el pobre sufra algún trastorno mental o algo parecido (aunque en parte no le sorprendía si se trataba de un asesino)— del chico.

—Deja de jugar y continu…

—¿Qué no tengo corazón, dices? —La interrumpe. Su voz suena apagada, fría y hasta nota ese ligero rastro de tristeza. Lo ve esbozar una pequeñísima sonrisa amarga apenas visible, y sus ojos siguen varados en algún lugar que no es ella—. No tengo corazón. Eso siempre me lo dicen todos.

La muchacha traga pesado. Ya estaba comenzando a asustarla, ese no era un comportamiento normal en él —si es que podría decirse que él era normal—.

—Oye, deja de jugar, ¿quieres? Démonos prisa y…

—Eso me dijeron mis compañeros en primaria, sabes —comenta de la nada, finalmente alzando la vista y conectándola con la de ella. Su sonrisa flaquea y luego se pierde, empero vuelve pero más lastimera—. Me lo decían siempre, cuando era yo el que terminaba asesinando a la mascota de la clase.

Silencio. Completo silencio entre ambos. La muchacha especialmente no sabía qué decir, solamente hacer el acto de abrir los ojos desmesuradamente y retroceder un paso por pura inercia. Su corazón bombardeaba y su piel se tensaba.

—No tenía fin —continúa calmadamente—. Además, no es como si a mi padre le importara. Siempre podía donar un nuevo conejo a la clase. No era problema —declara como si nada haciendo un ligero ademán con la mano—. Ellos siempre me repetían que no tenía corazón.

¿Qué…?

—Mi padre también llegó a decírmelo una vez… o quizás dos. Ya no recuerdo, porque… siempre que mataba a un niño que no me agradaba me lo decía… y con una sonrisa. ¿No es algo triste? —pregunta, ocultando el deje de dolor infinito y desesperación abrumadora que comenzó a instalarse en su pecho al darse cuenta finalmente de que su progenitor siempre se lo decía con esa mueca de casi orgullo mezclado con asco. A un niño, que no sabía distinguir entre cosas tan grotescas.

"No tienes corazón.
No tienes corazón.
No tienes corazón."

—Tienes razón. No tengo corazón. —Suelta al acabar, y se yergue y la mira, dando a entender que le da la razón a lo que ella le recordó con enojo.

—Esto… yo… —y Karai intenta decirle algo, alguna cosa, cualquier estupidez con tal de dejar de sentirse la culpable del momento. Porque sabe que fue ella la que sacó tontamente un tema tan delicado a flote sin esperar nada. Se muerde el labio y busca las palabras, no halla sino las únicas que le quedan—. Dis…

—Descuida —tranquiliza con una sonrisa que claramente es falsa al tiempo que sus ojos de zafiro desgastado y quebrado la observan con atisbos de dolor ocultos—. Sólo… son cosas del pasado.

Y a castaña queda de piedra, observándolo. Y siente lástima y asco también, pero no puede hacer nada.

—Continuemos. No hay tiempo para recordar cosas como esas.

—¿Qué?

—Como ya dije, son cosas del pasado —repite una vez más sonriendo todavía con falsedad y continúa su camino, pero se detiene a un lado de la joven y sus ojos se vuelven a oscurecer mientras su mueca lentamente se borra—. Cosas de un pasado terrible que no querrás escuchar.

Y sigue, y pronto ella va detrás en silencio porque no sabe qué decir y tampoco quiere hacerlo. Solo quiere olvidar el fragmento de recuerdo de una niñez rota que terminó por descubrir de la manera más dolorosa y casual posible.


¿Fin?


N/A:Ah, caray. Bueno... No escribiré más cosa a como estas *miente* Yo no soy tan deprimente en realidad *miente* Y no me gusta totalmente el Leonardo de esta versión *miente otra vez(?*

Los quiero, chicas y chicos (si es que hay alguno). ¡Besos y abrazos a todos! 3

Melody.